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Amar los libros

 
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Autor Mensaje
juanrio



Registrado: 24 Oct 2007
Mensajes: 10812
Ubicación: Vicus Albus

MensajePublicado: Vie May 04, 2012 6:57 am    Tí­tulo del mensaje: Amar los libros Responder citando

Brujuleando por la red me he encontrado este texto en el blog del amigo Pepe Rodríguez El placer de la lectura Lo comparto con vosotros, tan amantes de los libros como yo.

ENAMORARSE DE LOS LIBROS O AFICIONARSE A LA LECTURA


Continuamente oigo hablar despectivamente o con menosprecio irónico de los que compran, regalan y coleccionan libros que después no leen o leen a medias y de forma descuidada. Es decir, aquellos que usan los libros de una manera heterodoxa. Me gustaría -sin despreciar, está claro, la línea ortodoxa de la buena lectura- defenderlos un poco, precisamente estos días que celebramos la festividad de San Jorge.

Pienso que el amor al libro, supera a veces la simple valoración de su contenido y de su posible mensaje, es decir, supera la afición a la lectura. La situación ideal sería aquella en la cual este amor fuera realmente una superación en lugar de una somera suplantación. Pero si, por cualquier razón, el contenido no llega a tiempo o llega perdido, no hay que olvidar la eficacia autónoma del amor, digamos superficial. El libro como objeto tiene un valor visual y táctil, e igualmente olfativo. Mirar y acariciar un libro puede ser un placer parecido al de mirar y acariciar cualquier obra de arte. LEER MÁS

No me refiero únicamente a la respuesta obtenida por la calidad de un diseño cuidado y atractivo, a la luz de una vistosa publicidad, y una, no menos, refulgente impresión; si no también, a toda la carga de historia cultural que contiene cualquier buen libro y que se manifiesta en sus propias cualidades físicas. En la mirada y en la caricia existen igualmente premoniciones de un contenido que algún día llegará oportunamente. El amor va más allá del simple atractivo visual y publicitario.

Tanto es esto, que además de la premonición de la solvencia y eficacia del contenido, existe a menudo, un proceso de mitomanía, de manera que cada libro puede ser un buen instrumento para restaurar conscientes y subconscientes.

Por eso pienso que comprar, regalar y coleccionar libros es una nobilísima actividad. Tener libros en casa, ordenarlos, dirigirlos hacia récords personales, respetarlos como mudos testimonios y promesas insinuadas es, a fin de cuentas, un acto intelectual y un espectáculo de cultura.

La presencia de los libros en nuestras casas -de los libros leídos, y sobre todo de los no leídos, que siempre son la mayoría- es como la infiltración casi subterránea del gusto por convivir con contenedores de cultura, con misteriosos estuches que algún día abriremos y que, mientras no los abramos, nos impulsan unos deseos y unas esperanzas a menudo superiores a su estricta realidad. Deseos y esperanzas que se multiplican con el recuerdo de cuando fueron adquiridos, con aquella persona que te lo regaló, o simplemente te transportan en el tiempo a través de percepciones muy sutiles.

Por otra parte, incluso en términos puramente productivos y comerciales -base organizativa indispensable para cualquier vehículo de cultura- hay que elogiar al comprador, no únicamente al esfuerzo que supone la lectura.

Aquel que nada más compra libros para leer, no vuelve a comprar hasta haber agotado la lectura. El que no lee, compra sin pasar por ésta experiencia. Es decir, compra muchos más libros y ayuda a soportar el “xup-xup” económico del sector.

Está claro que no hay que confundir a los enamorados de los libros, y aquellos que compran “libros a metros” para llenar paredes. Aunque participan en la buena navegación de la economía editorial, no producen ningún acontecimiento cultural: en lugar de estar enamorados de los libros, hacen de ellos una vulgar y deshonesta explotación. Se prostituyen porque, a módico precio, les obligan a disfrazar su amor que no sienten y al que nunca serán fieles, nada más por quedar bien ante un público, aparentando que los adinerados nada juiciosos, malean a los intelectuales de buena fe. O a los magníficos y apasionados mitómanos.

Me gustaría, el día de San Jorge, regalar a los amigos y amigas, un libro que fuera tan eficaz, en los tratos de la amistad, como lo es regalar unos zapatos, una corbata o unas medias -tres objetos famosos en la historia de los mitómanos- en los cuales, se encubre siempre una intimidad difusa pero intencionada.

O tan eficaz como la misma rosa que estos días suele acompañar al libro. Me gustaría que sin tenerlo que leer, el aspecto del color y hasta su olor fuera como una rosa, haciéndole vivir de alguna forma una sublimada relación e inclusive le perpetuaran algún récord.

No hay que leer de momento. Es suficiente con mirar y acariciar: ser un enamorado de los libros, al margen de ser o no un aficionado a la lectura.

(Traducción del editorial firmado por Oriol Bohigas en el número del mes de abril de 1990 del cuadernillo de Distribuciones Enlace, S.A.)


Enrique G. Jordá
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"Soy el hombre delgado que no flaqueará jamás"

Pedro Casariego

«Quien se arrodilla ante el hecho consumado, es incapaz de afrontar el porvenir» (León Trotsky).
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Rosalía de Bringas



Registrado: 16 Feb 2011
Mensajes: 3773

MensajePublicado: Vie May 04, 2012 1:06 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

¡Un hermoso artículo, sí señor!

Los libros, además tienen un poder específico que es solo de ellos: nos muestran ámbitos de la Vida antes de que nosotros los descubramos en carne propia.
Leyendo podemos conocer el amor antes de enamorarnos, y sabremos de la muerte antes de sufrir nuestras propias pérdidas.
Conoceremos la decepción, el miedo, las dudas, todo ese abigarrado universo de emociones que nos pertenecen, mucho antes de que las experimentemos.

Leyendo se viaja en el tiempo, hacia atrás y hacia el futuro. Y se camina en el mapa infinito del espacio porque muchos de ellos bendicen al lector con paisajes que nunca llegará a conocer.
Un libro te acerca a los demás; a los sueños ajenos, que no son sino espejitos de tus propios sueños.
De todos se aprende algo; y de algunos, mucho.

Pero, sobre todo, restañan la soledad y previenen el aburrimiento.

Siempre deberían acompañarnos y quedar como legado nuestro, porque cada ejemplar leído, con sus portadas amarillentas y los márgenes escritos son el mejor recuerdo que podemos dejar...

(Gracias, Juanrio, por abrir este hilo)
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chantos



Registrado: 19 Feb 2011
Mensajes: 323

MensajePublicado: Vie May 04, 2012 2:59 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

A mí me gusta más la lectura que los libros. Me explico: lo que disfruto es el contenido, la historia, lo que evoca en mí y lo que provoca en mi espíritu. No necesito tener la propiedad del soporte, del conjunto de hojas encuadernadas que almacenan los caracteres impresos. Me valen libros prestados, de biblioteca. Compro libros, los leo, pero no me cuesta desprenderme de ellos en favor de quien los pueda apreciar tanto o más que yo. Quizá por eso me aficioné al bookcrossing. Quizá fue por optimizar mis estanterías, porque una casa tiene sus limitaciones espaciales. Desde luego mi economía no me permite comprar tantos libros como leo. Algún día daré el salto al formato digital. Algunos lo consideran una herejía, los que veneran al papel por encima de todo. Incluso por encima del texto que le da sentido.
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Horus-chan



Registrado: 13 Dic 2010
Mensajes: 2028
Ubicación: A bordo de la Halbrane

MensajePublicado: Sab May 05, 2012 12:48 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un artículo buenísimo, Juanrio, gracias por recomendarlo. Además, me siento algo identificado con lo que cuenta, porque yo soy un poco así. Tengo muchos libros de consulta, de aquellos que no lees enteros nunca. Pongo un ejemplo:

"Guía para identificar aves terrestres". Lo compras porque te interesa el tema, lo usas cuando vas a observar pajarracos, etc. pero ni de coña lo lees entero. Quizás, con el paso de los años, y si lo usas mucho, pues tal vez. Pero no es lo habitual.

Yo, que no soy un lector pródigo de novelas (que son los libros que más facilmente se leen "de cabo a rabo"), colecciono muchos de este tipo. Diría, quizás, que son la parte más potente de mi biblioteca. Y los ensayos, a veces, los he comprado porque me interesa un capítulo o tema determinado. He leído lo que me ha interesado, y lo demás pues no, pa que engañarnos.

Pero la magia de los libros sigue ahí, intacta. Y cuando me interesa algo, un asunto, un tema, saco cinco o seis de golpe, los planto en la mesa y voy ojeando ahora aquí, ahora allá, releyendo...

Eso nunca podremos hacerlo con esos cacharros fríos (ebooks o como se llamen).
_________________
El que ha naufragado,
teme al mar aun calmado.
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