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El pequeño Pataxú, Tristan Derème

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Olethros



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MensajePublicado: Mar Sep 18, 2018 3:29 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 18 de septiembre de...

...96. En Germania, mientras trataba de detener la rebelión de cuados y marcómanos que amenazaba la paz en las fronteras de Roma, muere el emperador Domiciano.

...324. Último acto de los enfrentamientos entre Licinio y Constantino en la Batalla de Crisópolis, matanza de los hombres de Licinio que salvó su vida por la mediación de su esposa y hermana de Constantino, quien le perdonará la vida y quedará como gobernante absoluto de todo el Imperio Romano. Un año después, Licinio será estrangulado en su residencia de retiro en Grecia.

...795. Batalla de las Babias, en el seno de la Reconquista, entre una enorme fuerza árabe del emirato de Córdoba y fuerzas del Reino de Asturias que son derrotadas de forma clara pero no completa, por lo que los combates en el reino seguirán durante años sin que sea conquistado.

...1546. Batalla de Iñaquito, enfrentamiento civil entre las fuerzas del Imperio de España que controlaban Perú, con fuerzas rebeldes al mando de Gonzalo Pizarro por un lado y fuerzas del gobierno oficial con el Virrey Blasco Nuñez Vela a la cabeza que son derrotadas (perdiendo la vida el virrey, decapitado en el campo de batalla) y que permite el comienzo de una administración con intereses propios no siempre en concordancia con los de la propia España.

...1589. Finalización de la Batalla de Arques, tras tres días de combates, entre fuerzas de hugonotes y fuerzas católicas con victoria de las segundas, aunque con dificultad, que les permitirá mantener una plaza de importancia estratégica tanto para sus despliegues como para recibir ayuda de aliados del exterior.

...1691. Batalla de Leuze, en el seno de la Guerra de los Nueve Años, entre Francia y fuerzas aliadas inglesas y holandesas, con derrota de estas últimas por la decisiva intervención de la caballería gala que permitió continuar la política expansiva francesa en la zona.

...1915. En el seno de la Primera Guerra Mundial, los alemanes toman Vilna y hacen veintidós mil prisioneros rusos.

...1931. Japón invade Manchuria y comienza la Guerra del Pacífico (para algunos historiadores, y cada vez más, pudo empezar entonces la Segunda Guerra Mundial). Por lo tanto, Chiang Kai-shek vuelve su atención y la de su ejército hacia el invasor y debe dar la espalda a la caza y destrucción sistemática de su hasta ahora máximo enemigo, Mao, que se había quedado con el control de muy pocos kilómetros cuadrados en su base roja y el propio territorio comunista no eran no más que varios puntitos escarlata en el vasto mapa chino.

...1939. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, primera retransmisión de William Joyce, alias “Lord Haw Haw” (aunque varias personas se escondían detrás de ese alias), desde Berlín, con consignas nazis y para radioyentes británicos con la intención de llevar la guerra a la fase propagandística. Será acusado de alta traición pero pasará tiempo antes de que pueda ser detenido, al final de la guerra. Mientras, el periodista alemán y antiguo sindicalista Lothar Erdlor protesta por el trato a prisioneros en el campo de concentración de Sachsenhausen y morirá a consecuencia de la paliza recibida. Ese mismo día, en la Varsovia bombardeada, un grupo de civiles en busca de medicamentos encuentran en el sótano de un depósito médico a un espía alemán transmitiendo por radio al puesto de mando alemán. Según declaraciones del médico al frente del grupo, “tras algunas formalidades, lo despacharon”.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, Stalin confirma por fin la retirada de Kiev, pero demasiado tarde porque la gran columna militar es aniquilada en una embocada alemana, mientras que el cuerpo blindado de Guderian toma la capital de Ucrania, haciendo más de seiscientos mil prisioneros soviéticos en la maniobra de envolvimiento y captura que es considerada el mayor cerco de la historia militar. Sólo escaparon unos quince mil soldados soviéticos, pero las operaciones en dirección a Moscú se han retrasado, como mínimo, dos semanas. Para Hitler fue “la batalla más grande en la historia universal”. Para Halder, el error estratégico más grande de la campaña. Él, como Guderian y otros destacados miembros de la alta oficialidad alemana, creía que debían haberse centrado en Moscú.

...1942. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, los pocos infantes de marina soviéticos llegados a Stalingrado el día anterior y que habían tomado precarias posiciones en el silo de grano junto al Volga, tienen que repeler diez ataques alemanes, pero terminarán perdiendo la posición (y la mayoría de ellos la vida) ante la violencia de los asaltos alemanes. Chuikov debe trasladar su cuartel general a la orilla del Volga. En las afueras de la ciudad, tres ejércitos soviéticos tratan de penetrar el flanco izquierdo del VI Ejército, sin conseguirlo ya que peleaban en estepa abierta y el apoyo de la Luftwaffe fue decisivo. Lo volverán a intentar al día siguiente, y volverán a fracasar. Mientras, los submarinos alemanes avistan el convoy SC100 y comienzan el ataque bajo condiciones climatológicas muy desfavorables que desembocan casi en huracán, haciendo muy difícil el empleo de armamento. Con todo, el convoy pierde tres barcos.

...1944. En el seno de la Segunda Guerra Mundial y de forma inesperada, la URSS anuncia que permitirá a los aviones estadounidenses, que operaban en apoyo de la rebelión de Varsovia, repostar en territorio soviético. Además, aviones soviéticos lanzaron suministros sobre la capital polaca durante dos semanas, aunque hay que indicar que los dejaban caer sin paracaídas.

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Olethros



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MensajePublicado: Jue Sep 20, 2018 2:20 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 20 de septiembre de...

...1187. En el marco general de las Cruzadas, pero entre la Segunda y la Tercera, comienza el Sitio de Jerusalén por parte de las tropas de Saladino que habían acudido desde toda Siria, contra unas fuerzas defensoras en la ciudad que estaban en horas muy bajas tras el desastre de Hattin pero que se negaban a entregar la ciudad. Al mando de la defensa estará Balián de Ibelín, el señor de Ramla.

...1502. En el seno de la segunda guerra entre Francia y España por el control político y militar de ciertas zonas de Italia, Desafío de la Barletta (no confundir con el del año siguiente) entre once caballeros españoles y once franceses, fruto de las críticas y comentarios de salón sobre los respectivos desempeños en batalla, que se resuelve sin vencedor claro pero con un caballero francés muerto, otro rendido y el resto heridos, mientras que por el bando español hubo un herido y varios rendidos y/o descabalgados.

...1604. Finalización del Sitio de Ostende, de más de tres años de duración y en el seno de la Guerra de los Ochenta Años, con derrota de los defensores holandeses con apoyo inglés y victoria de las tropas de España que se hacen con la ciudad pero con un alto coste en vidas en ambos bandos, tan alto que los contendientes empezarán a pensar en algún tipo de salida diplomática al conflicto.

...1697. Firma de la Paz de Rijswick que terminó con la Guerra de los Nueve Años entre Francia y sus aliados jacobitas ingleses contra una alianza de diez estados, dejando las cosas más o menos como estaban antes de empezar las hostilidades y poniendo una venda sobre una herida abierta.

...1792. En el seno de las Guerras Revolucionarias Francesas, Batalla de Valmy entre fuerzas prusianas y sus aliados austriacos, que estaban amenazando el camino hacia París por su exitosa ofensiva, y fuerzas francesas que consiguen detener a sus enemigos a cañonazos (unos veinte mil disparos de cañón se intercambiaron ese día, según algunas fuentes), que acabarán retirándose de la región unos días después y finalmente se rendirán. Hay que indicar que esta batalla se considera bastante importante en el devenir de la historia ya que, además de significar la primera victoria de los ejércitos revolucionarios de Francia, una derrota francesa habría puesto fin a la joven revolución en ese país y a la Primera República Francesa, que se proclamará al día siguiente.

...1917. En el seno de la Primera Guerra Mundial y dentro de la campaña que se conoce como la Tercera Batalla de Ypres, Batalla de la Carretera de Menin en la que fuerzas anglofrancesas, previo intenso bombardeo, retoman la ofensiva en el área con éxito ese primer día con multitud de combates cuerpo a cuerpo a punta de bayoneta, siguiendo tácticas más flexibles de lo habitual en cuanto al despliegue y movimiento de la infantería. El sargento británico W. Burman asalta a punta de sable un nido de ametralladoras matando a sus once ocupantes, por lo que recibirá la Cruz Victoria. Han avanzado los mil quinientos metros que pretendían, han tomado las posiciones que habían planificado y esperan seis días, reforzándose y reequipándose, para seguir con la segunda parte del plan, la Batalla del Bosque del Polígono.

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial y como resultado de la Segunda Batalla de Doiran, los búlgaros deben retirarse ante la presión del enemigo en toda la línea y son perseguidos por la aviación y la caballería aliadas. El buen resultado le habrá costado a los aliados unas setenta mil bajas.

...1939. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, primeras manifestaciones documentadas de miembros de la Wehrmacht sobre su “incomodidad” al respecto de las “medidas en gran parte ilegales” de las SS contra “civiles indefensos”. El propio mariscal de campo Von Rundstedt anuncia que no toleraría esas medidas en zona de guerra. Mientras tanto, Neville Chamberlain habla ante la Cámara de los Comunes y denuncia con firmeza la ocupación soviética del oriente polaco, pero la elocuencia del discurso no se acompaña de ninguna acción y además, por canales diplomáticos, se llega a comunicar a la Unión Soviética que los objetivos bélicos británicos no eran “incompatibles con una colonización razonable [de Polonia] presidida por criterios etnográficos y culturales”.

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MensajePublicado: Dom Sep 23, 2018 10:25 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 23 de septiembre de 1122 el emperador germánico Enrique V y el papa Calixto II firmaron el Concordato de Worms, que pone fin a la llamada “querella de las investiduras” que había enfrentado a Imperio y Papado en el último medio siglo a causa de la provisión y control de obispados, abadías y beneficios eclesiásticos. Un tema clásico que jalona la historia de la Cristiandad en la Edad Media y que significa un antes y un después en las relaciones entre Iglesia y Estado.



Todo empezó con la aclamación popular (fuera de la elección propia en el colegio cardenalicio) de Hildebrando Aldobrandeschi como papa en abril del año 1073 con el nombre de Gregorio VII. Durante los doce años de su convulso papado, Gregorio VII inició una reforma de la Iglesia de gran calado, cuyos resultados no pudo ver en vida, tratando de acabar con el cesaropapismo de los emperadores salios llevaban imponiendo desde varias décadas atrás, sin cortapisas y ante una institución papal débil e impotente. La creación de la orden de Cluny, siglo y medio antes (y ya comentada la efeméride de la fundación de la abadía hace unas semanas) forma parte de un despertar reformador que trataba de liberar las órdenes monásticas, y el control de monasterios y abadías, del control temporal o de la influencia episcopal (a su vez sometida a no poco señores feudales). Con Gregorio VII en el solio papal la Iglesia iniciaba una reforma de costumbres del sacerdocio, una cruzada contra la simonía (la compra-venta de cargos y prebendas eclesiásticos), una feroz lucha por el nombramiento de los obispos y, en el fondo, una batalla entre el poder espiritual (el Papa) y el poder temporal (el emperador), que venía de lejos: ¿de dónde procede la autoridad? ¿Del emperador, descendiente de Constantino, o del papa, que asumía un poder que le había sido transferido al papa Silvestre por parte del propio Constantino? ¿Tenía validez la ‘donación de Constantino’? Gregorio se apuntó un tanto al publicar en el año 1075 el Dictatus Papae, un conjunto de axiomas doctrinales que significaba dar un golpe sobre la mesa: el Papa tenía el poder absoluto en la Iglesia, al margen de la esfera imperial, y decidía los nombramientos de obispos y sacerdotes, y también se situaba por encima de la autoridad imperial en la esfera temporal (a la que podía excomulgar y apartar del poder que disfrutaba), aunando ambas potestades, espiritual y temporal.

Como podemos imaginar, este golpe de autoridad no podía más que despertar la oposición del emperador Enrique IV, de apenas veinticinco años de edad, y titular del cargo desde los seis años. Sobre todo cuando en un sínodo celebrado en Roma en ese mismo año 1075 Gregorio prohibió que nadie, que no fuera él, invistiera a cargos eclesiásticos. La investidura significaba el control de los numerosos bienes materiales de que podía gozar el obispo o abad nombrado por el emperador o un señor feudal a su servicio, de modo que controlar las investiduras significaba ejercer un enorme poder local y regional. Gregorio VII prohibía la simonía y daba un aviso claro al emperador (que seguía invistiendo en algunas diócesis italianas): sólo el Papa podía investir y quién, desde la esfera laica, contraviniera sus órdenes sería excomulgado, aunque se tratara del mismísimo emperador. Enrique IV contraatacó organizando un concilio en Worms y deponiendo a Gregorio; éste, a su vez, no se quedó corto y excomulgó a Enrique, liberando a sus súbditos de la obediencia debida. Aquí Enrique se achantó: una cosa era que el papa le excomulgara (no era el prime pontífice que utilizaba esa arma contra un emperador), pero otra era que los príncipes alemanes aprovecharan que el Rin pasa por Estrasburgo y se alzaran contra él (la dinastía salía tenía no pocos enemigos, y el propio Enrique tenía al enemigo en casa: su cuñado Rodolfo de Suabia ambicionaba la corona imperial). Por ello, buscando el acuerdo con Gregorio, Enrique acudió a Canosa y, como penitente, solicitó formalmente el perdón, que recibió de un exultante papa en enero de 1077. Pero a cambio le exigió que convocara una Dieta imperial para que sus reformas religiosas fueran refrendadas públicamente. Enrique se hizo el remolón, pasó el tiempo, el papa perdió la paciencia, los enemigos de Enrique le depusieron ese mismo año y designaron a su cuñado como emperador.

Enrique exigió a Gregorio que excomulgara y depusiera a Rodolfo, Gregorio se hizo el interesante y Enrique, ofendido, organizó un concilio y depuso a Gregorio como papa, designando a otro (el antipapa Clemente III). Gregorio actuó deponiendo a su vez y fulminantemente a Enrique, designando otro rey (el cuñadísimo). Para el año 1080 cada cual había depuesto al otro, pero Gregorio no contaba con que Enrique tenía algo que él no poseía: la fuera militar. Enrique invadió Italia, ocupó Roma y juzgó a Gregorio in absentia, instalando a Clemente III en el solio papal. Gregorio, encerrado en el Castel de Sant’Angelo, apeló a los normandos de Roberto Guiscardo, que en una cabalgada lo rescataron y trasladaron a Salerno, donde el papa falleció en mayo de 1085. Muerto Gregorio se podía llegar a un acuerdo con el emperador, pero éste se enredó en las guerras contra sus enemigos en el Imperio. Urbano II asumió el poder en Roma en 1088, con problemas, y pudo zanjar la crisis papal, aprovechando para convocar la Cruzada en el Concilio de Clermont en 1095… y que culminaría en la conquista de Jerusalén en 1099. Fallecido Enrique IV en 1106 y sucedido por su hijo Enrique V, parecía que éste y el papa Pascual II podían resolver lo que sus antecesores no pudieron hacer. Pero ambos también se mantenían en sus trece hasta que finalmente, y con Calixto II en el solio papal, y tras quince años de inquina mutua, se llegó al acuerdo.

La consecuencia del Concordato de Worms era un acuerdo que en cierto modo contentaba a ambas partes, cansadas tras cincuenta años de querella, excomunión, deposición y luchar armada: el poder espiritual (el Papado, en suma, y lo que representaba) entregaba el anillo y el báculo al eclesiástico investido (obispo o abad) y lo consagraba religiosamente, mientras que el poder temporal (o civil, es decir, el emperador y lo que representaba) le otorgaba el beneficio material. De este modo, se establecía un protocolo por el que el eclesiástico investido se sometía al papa en lo religioso y asumía la supremacía del emperador en lo civil. ¿Tablas? Sea como fuere, se llegaba a un acuerdo de mínimos que se mantendría, con mayor o menos estabilidad, desde entonces, y que al año siguiente sería ratificado por el primer Concilio de Letrán. A la postre, el elemento civil predominaría sobre el religioso, pues en caso de una investidura controvertida podía influir antes que el poder religioso del papa, lejos en Roma, pero ambas partes acordaban que el emperador dirimiría en la disputa y establecería un arbitraje “justo”. En las décadas posteriores el emperador (la casa Hohenstaufen desde la década de 1130, con Federico I Barbarroja al frente del trono imperial en 1152) tendría que lidiar con querellas internas, con la pugna entre güelfos y gibelinos (que da para otra historia) y las revueltas de las ciudades italianas que trataban de liberarse de la autoridad imperial. El Papado se dedicó a potenciar las reformas gregorianas en cuanto a la simonía, el celibato y las costumbres en los monasterios, con la orden de Cluny como espolón de proa y las Cruzadas del siglo XII como ámbito especial de intervención exterior. Los concilios reformistas de finales del siglo XII y principios del XIII, la consolidación de la inquisición papal y la lucha contra el catarismo serían futuras tareas… así como el enfrentamiento con otro Hohenstaufen, el emperador Federico II (stupor mundi), demonizado y excomulgado hasta su muerte en 1250… pero esa es otra etapa histórica.
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Olethros



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MensajePublicado: Dom Sep 23, 2018 2:12 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 23 de septiembre de...

...1568. Batalla de San Juan de Ulúa entre una flota inglesa con Hawkins y Drake a bordo, que llevaba un año haciendo ataques piratas en el Caribe contra intereses españoles a pesar de la tregua firmada entre ambos países, y una flota española que destruye casi totalmente a la inglesa y recupera el botín que llevaban a bordo.

...1940. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, puesta en marcha de la Operación Amenaza, que consistía en la toma del puerto de Dakar, bajo dominio de la Francia de Vichy, mediante barcos británicos y tropas leales a De Gaulle, supuestamente sin lucha. Por sorpresa, la guarnición abre fuego y la flotilla debe retirarse, aunque son hundidos un destructor y dos submarinos franceses. Mientras tanto, Himmler firma un decreto por el que se deberán extraer dientes, empastes y puentes de oro de la dentadura de todos los prisioneros de los campos. Se la conoció como Operación Diente. Por cada prisionero al que se le localizaba alguna pieza extraíble, se rellenaba un impreso para identificar cuál era, su posición y cantidad de oro aproximada. Tras la guerra, se encontraron varios millones de esos impresos, perfectamente cumplimentados.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, soldados de las SS ejecutan a todos los habitantes de una aldea de la zona de Krasnaya Gora en represalia por la muerte de tres centinelas de su unidad.

...1942. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, contraataque ruso en Stalingrado, con combates cuerpo a cuerpo de soldados siberianos recién llegados a la ciudad y que detienen el avance enemigo, aunque los soviéticos siguen separados por un corredor alemán que aislaba las dos bolsas de resistencia. Al suroeste, Operación Ática, intento alemán de avanzar por la costa del Mar Negro, pero serán detenidos por la enconada resistencia soviética antes de avanzar unos pocos kilómetros. Mientras tanto, el general de brigada Leslie R. Groves es designado como supervisor de todos los aspectos que tengan que ver con un proyecto conocido como “Proyecto Manhattan”, la construcción de una bomba atómica. Por razones de seguridad, una de las primeras normas establecidas por Groves será que nunca se hable de “bomba” y siempre se refieran al asunto en el que se trabaja en el proyecto como “dispositivo”.

...1943. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, Mussolini anuncia la creación de la República Social Italiana en el noroeste del país, de la que buena parte de su territorio queda bajo control alemán de facto.

...1944. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, parece un hecho que los objetivos de la Operación Market Garden no se podrán cumplir, al detener los alemanes todos los intentos de cruce del Rhin cerca de Driel. Las unidades aerotransportadas tras las líneas enemigas tratan de proceder a su evacuación bajo fuego enemigo casi constante. Mientras tanto, tropas aliadas cierran el sitio de Calais. Tras una semana de bombardeos artilleros y áereos, los defensores alemanes se rendirán.

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MensajePublicado: Mar Sep 25, 2018 12:17 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 25 de septiembre de 1555 se firmó la Paz de Augsburgo entre el emperador germánico Carlos V y la Liga de Esmalcalda. Bien, maticemos: en realidad entre la Liga de Esmalcalda y Fernando, hermano del emperador, que es quien llevó las negociaciones en nombre de un cansado y envejecido prematuramente Carlos V, quien ya había tomado la decisión de abdicar y retirarse al monasterio de Yuste. Y en realidad era más una tregua que una paz: la firma del tratado ponía punto y final a la primera gran etapa de disputas religiosas en torno a la Reforma luterana y abría el camino para la mal llamada Contrarreforma católica, pero a la vez inauguraba un escenario de guerra fría religiosa que no estallaría de nuevo hasta la (tercera) defenestración de Praga en 1618, antesala de la Guerra de los Treinta Años.



Todo empezó con un monje alemán clavando un papel en la puerta de la Schlosskirche (“iglesia del Palacio”) de Wittenberg (Sajonia) el último día de octubre de 1517. El monje era Martin Lutero y el papel las ’95 Tesis’, un desafío en toda regla contra la Iglesia católica a raíz de las escandalosas indulgencias por parte de la alta jerarquía eclesiástica alemana y con la bendición del papa León X. Con su escrito, Lutero rompía con Roma, denunciando sus vicios y desvergüenzas, e iniciaba el camino de separación de gran parte de la Iglesia alemana respecto el Vaticano. Gran parte de la nobleza alemana fue receptiva al mensaje de Lutero de un culto religioso sencillo, una lectura de la Biblia y una impartición del sermón en lengua vernácula, una interpretación sobria de los sacramentos y los dogmas de fe, y una relación más estrecha del feligrés con la parroquia y el clero ordenado. Lutero encontró el apoyo y la protección del príncipe elector de Sajonia, Federico el Sabio, que le acogió ser excomulgado por el papa y acudir a defenderse a la Dieta de Worms, en 1521, delante de un joven y recién elegido emperador Carlos V de Habsburgo. Los sucesores de Federico, en especial Juan Federico I, protegieron a Lutero, que abandonó los hábitos, se casó, tradujo la Biblia al alemán y escribió algunos de sus principales textos, que ayudarían a sistematizar la liturgia y la estructura de la Iglesia evangélica (mal llamada protestante; si decimos protestantes, asumiendo el cariz peyorativo, entonces deberíamos decir también papistas para referirnos a los católicos; pero por convención y comodidad, diremos protestantes).

El creciente enfrentamiento entre los príncipes protestantes y el emperador Carlos V –siempre metido en diversos e intermitentes “fregados”: ora la crisis religiosa y política en el Imperio, ora la guerra con Francia, ora el enfrentamiento con el papa, ora la lucha contra los piratas en el Mediterráneo, ora la guerra contra el Turco…– en las Dietas convocadas en varias ciudades, en las que el emperador exigía la sumisión a la Iglesia de Roma, condujo en 1531 a la creación de la Liga de Esmalcalda (Schmalkalden) por parte de los primeros: en ella se reunieron varios príncipes (entre los más destacados, Felipe de Hesse y el citado Juan Federico de Sajonia, que no olvidamos que era miembro del colegio imperial) así como una multitud de pequeños estados y ciudades, hasta formar un ejército de hasta 10.000 infantes y 2.000 jinetes, que no eran precisamente moco de pavo. La errática política del emperador en Alemania, dispuesto a defender la ortodoxia católica pesara a quien pesara pero imposibilitado de poder realizarla en persona a causa de sus múltiples avatares, dejó en manos de su hermano el archiduque Fernando, con más mano izquierda, pero no se llegó a acuerdos estables ni a una solución del conflicto, cada vez más enrocados cada uno en sus posiciones. Los príncipes protestantes, del mismo modo que hiciera Enrique VIII en Inglaterra, secularizaron posesiones de la Iglesia católica (monasterios y conventos) y confiscaron tierras, además de profundizar en la ruptura religiosa con Roma.

La guerra abierta no estalló hasta 1546, con las acciones del entonces duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo, en el Danubio, y que culminaría en la batalla de Mühlberg (marzo de 1547), donde las tropas del emperador y su hermano Fernando vencieron a las de la Liga, tomando prisionero al mencionado elector de Sajonia. Tras varios avatares bélicos más, el acuerdo de paz se firmó en Augsburgo, el llamado Interim de Augsburgo, por el cual los protestantes se comprometían a volver a la obediencia de Roma, a cambio de aceptarse las confiscaciones de tierras y posesiones eclesiásticas por parte de los príncipes protestantes. El nombre ya dejaba claro que era una solución de compromiso, pues apenas unos pocos años después, en 1552, y con el emperador embarcado en una nueva guerra contra Francia, se reactivó la Liga de Esmalcalda, ahora con la Alianza de Torgau. Para el cansado Carlos V la puntilla fue la traición de Mauricio de Sajonia, quien hasta entonces era uno de los aliados, forzándole a una huida a través de los Alpes. Se reinició la guerra, esta vez con la iniciativa de los príncipes protestantes; aunque derrotados en la batalla de Sieverhausen (julio de 1553), desgastaron a las tropas imperiales, conduciendo la situación a un callejón sin salida (una “vietnamización”, por utilizar un símil), y obligando al emperador a negociar. El resultado fue la Paz de Augsburgo.

La consecuencia del tratado fue que se reconocía la implícita división del Sacro Imperio Germánico en dos amplias zonas religiosas: ‘grosso modo’, protestante en el norte y católica en el sur. Se acordó la solución de que cada príncipe eligiera en su territorio la confesión que libremente considerara, mediante la fórmula ‘cuius regio, eius religio’, pero que a su vez significaba que los súbditos de ese mismo territorio estaban obligados a profesar la confesión religiosa del príncipe o emigrar. Se aceptaron las secularizaciones de bienes católicos anteriores a 1552, pero no las posteriores, algo que los príncipes protestantes se negaron a aceptar, hecho que fue una de las causas de la Guerra de los Treinta Años desde 1618. El problema quedaba irresuelto en el Sacro Imperio, pero se imponía una paz que, a trancas y barrancas, se mantendría hasta 1618. Se enquistaron ambos bandos, formándose la Unión Evangélica en 1608 para protestar contra la política religiosa del emperador Rodolfo II y, desde 1612, de su sucesor, su hermano Matías I. Los católicos, con el belicoso duque Maximiano de Baviera al frente, formaron en 1609 la Liga Católica. El enfrentamiento estallaría en Praga, un 23 de mayo de 1618, cuando dos representantes imperiales fueron arrojados por una ventana del palacio de Hradcany por algunos miembros de la nobleza bohemia (protestantes).
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MensajePublicado: Mie Sep 26, 2018 7:27 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 26 de septiembre de...

...1187. En el marco de las Cruzadas pero entre la Segunda y la Tercera, Saladino traslada su cuartel al monte de los Olivos y aumenta la presión de sus tropas sobre Jerusalén.

...1806. En el seno de las Guerras Napoleónicas, Napoleón recibe el ultimátum prusiano para que retire sus tropas al otro lado del Rin. El aviso expira el 8 de octubre.

...1914. En el seno de la Primera Guerra Mundial, las tropas rusas siguen penetrando en Austria y al parecer, según algunas fuentes, destacamentos de caballería llegan a traspasar las fronteras de Hungría.

...1915. En el seno de la Primera Guerra Mundial, los británicos toman al asalto Kut en el Tigris, derrotando con claridad a los turcos. Bagdad no está muy lejos.

...1916. En el seno de la Primera Guerra Mundial, trece carros de combate británicos toman Thiepval, que llevaba casi dos meses resistiendo los ataques aliados. Caerá también Conbles con el ataque de dos carros. Mientras tanto, soldados de las Potencias Centrales con von Falkenhayn a la cabeza, toman Hermannstadt en Transilvania y hacen tres mil prisioneros.

...1917. En el seno de la Primera Guerra Mundial, dentro de la ofensiva conocida como Tercera Batalla de Ypres y como segunda parte de la Batalla de la carretera de Menin, nueva ofensiva británica conocida como Batalla del bosque del Polígono, que consigue sus objetivos aunque con unas quince mil bajas y mostrando que, poco a poco, la ofensiva va perdiendo empuje por el propio desgaste británico y las respuestas alemanas, que aunque no hay mucho que puedan hacer sí que se defienden con firmeza. Igualmente, en poco más de una semana volverán a atacar en dirección a Broodseinde, Zonnebeke, Gravenstafel y Poelcappelle.

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial, nuevo ataque norteamericano en la zona del Mosa-Argonne, esta vez con apoyo francés y previo durísimo bombardeo el día anterior, forzando el comienzo de la retirada alemana de sus posiciones. En veinticuatro horas habrán hecho más de veinte mil prisioneros alemanes, aunque las luchas por el bosque de Argonne durarán semanas. Pero tan importante acción no es más que la primera parte de una operación mucho más grande y ambiciosa.

...1939. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, comienza el ataque alemán sobre la castigadísima Varsovia, cuyos defensores solicitan una tregua, rechazada por Von Brauchitsch ya que sólo aceptaría la rendición incondicional. Mientras tanto y en Berlín, conferencia secreta entre científicos alemanes y representantes del Ministerio de la Guerra en la que se habló de la aplicación de la fisión nuclear para un poder explosivo importante, pero que para ello haría falta construir un “quemador de uranio” y destilar enormes cantidades de agua pesada. El Ministerio acepta otorgar a los investigadores los fondos que fueran necesarios.

...1940. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, y aunque hace ya tiempo que Alemania no planea un desembarco en Gran Bretaña, el Blitz contra ella continúa y se estima que han muerto ya más de siete mil civiles.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, y para enseñar a sus hombres cómo destruir con bolsas de minas y explosivos junto a la torreta los tanques soviéticos T-34, el capitán de las SS Max Seela destruye frente a sus soldados el primero de una columna de siete blindados. Tras ello, dirige a esos soldados para encargarse de los otros seis de la misma forma. Mientras tanto, en el gueto de Kaunas y después de que un policía lituano creyese escuchar un disparo durante su patrulla, ejecución de mil ochocientos judíos que vivían en la calle donde se escuchó el supuesto disparo.

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Ultima edición por Olethros el Mie Sep 26, 2018 7:46 pm; editado 1 vez
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MensajePublicado: Mie Sep 26, 2018 7:41 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 26 de septiembre de 1960 tuvo lugar el primero de los cuatro debates televisados entre los candidatos Richard M. Nixon (republicano) y John F. Kennedy (demócrata) a la presidencia de los Estados Unidos de América. Fue, de hecho, el primer debate entre dos candidatos presidenciales emitido por televisión, tuvo una audiencia estimada de 70 millones de espectadores (un 60% de la población adulta del país) y, desde luego, cambió la historia de las campañas electorales de todo el mundo… y de la propia televisión.



De hecho, fueron también los primeros debates cara a cara entre dos candidatos; el precedente más cercano fueron los debates entre Abraham Lincoln y Stephen Douglas en las elecciones al Senado de 1858. Las elecciones presidenciales en noviembre de 1960 fueron muy reñidas, aunque de partida Nixon era el favorito en la encuestas y gozaba del prestigio que suponía haber ostentado la vicepresidencia (a pesar de que su labor como tal más bien fue mediocre) durante el mandato de un muy popular Ike Einsenhower, desde enero de 1953. La trayectoria política de Kennedy durante sus casi quince años en Washington, sin embargo, fue limitada e incluso contraproducente: apoyó a Joe McCarthy en algunas votaciones del Senado, antes de darse cuenta de que éste era una figura caduca. Su escasa experiencia en política, a la que había llegado al finalizar la Segunda Guerra Mundial como sustituto de su fallecido hermano Joseph, se notaría en algunos de los cuatro debates televisados, pero, a diferencia de Nixon, se adaptó enseguida al medio. Congresista desde 1947, como miembro de la Cámara de Representantes en la que pasó prácticamente desapercibido, Kennedy había vencido al republicano Henry Cabot Lodge en las elecciones al Senado por Massachussets en 1952 y entró en la cámara alta en enero del año siguiente. Su labor como senador fue limitada a causa de sus problemas de salud, con un nivel de absentismo de las sesiones inusualmente alto para lo que se estimaba conveniente. Optó a la vicepresidencia en las primarias demócratas a las elecciones de 1956 y, aunque no consiguió ser elegido por Adlai Stevenson (el sempiterno candidato demócrata derrotado), alcanzó una enorme notoriedad, lo cual le impulsó a presentarse a las elecciones presidenciales de 1960, tras haber revalidado su escaño senatorial en 1958.

Las primarias demócratas fueron complejas: entre otros candidatos y además de Stevenson, entraron en liza el senador por Texas Lyndon B. Johnson, líder de la mayoría demócratya en el Congreso y que, a su experiencia en la política de Washington, añadía su capacidad para movilizar el voto del Sur, y Hubert Humphrey, que sería el candidato demócrata a las elecciones de 1968 (además de haber sido vicepresidente de Johnson entre 1965 y enero de 1969). Para muchos la campaña de Kennedy fue “sucia”, contando con el dinero de su padre, Joe Kennedy, y con el ímpetu y la ferocidad de su hermano Robert como jefe de campaña. Hasta la convención demócrata de aquel verano, Stevenson y Johnson parecían los precandidatos con mayores posibilidades, pero fueron derrotados por el dinero y los sobornos de Joe Kennedy y el tono barriobajero de la campaña de Robert (la enemistad de éste con Lyndon Johnson se afianzó aquí). Aunque Stevenson tenía el apoyo del sector más liberal del partido, representado por Eleanor Roosevelt, Kennedy ganó la nominación en la primera votación. Para curar algunas heridas y afianzar el voto del Sur, Kennedy eligió a Johnson como candidato a la vicepresidencia. Nixon, que había ofrecido la vicepresidencia a Nelson Rockefeller previamente, y que éste declinó, presentó como candidato al puesto a Henry Cabot Lodge, antiguo rival de Kennedy.

La campaña de otoño fue disputada. Kennedy acusó a los republicanos de ser “blandos” ante la amenaza del comunismo durante la presidencia de Eisenhower y endureció su tono anticomunista para ganar votos. Se acordó entre los dos partidos una serie de debates que se retransmitirían por televisión. Se pactaron cuatro debates, a realizar los días 26 de septiembre y 7, 13 y 21 de octubre de 1960, y que serían emitidos por la cadena CBS. El primero de los debates fue “acalorado” para Nixon que, menospreciando a su rival, apenas se preparó, e incluso estuvo en la campaña habitual hasta pocas horas antes de acudir a los estudios de televisión. Nixon apareció pálido, pues se negó a que lo maquillaran (en los siguientes tres debates lo permitió), y tenía mala cara pues había estado hospitalizado unos pocos días antes. Como se negó a maquillarse, los espectadores pudieron ver su rostro cenizo, el sudor y los brillos que causaba y daban una pésima imagen en la pequeña pantalla. Tampoco ayudó que se dejara aconsejar mal por sus asesores, que lo vistieron con un traje claro (que lucía mal en el blanco y negro de los televisores de la época, además de apretarle el cuello de la camisa). Kennedy, en cambio, se presentaba cómodo, mucho más fotogénico que su rival y vistiendo un traje negro que le estilizaba en pantalla, además de aparecer bronceado por el sol. En palabras del entonces presidente de la CBS, Frank Stanton, “Kennedy was bronzed beautifully… Nixon looked like death.” El debate trató la política doméstica del país, sobre la que Kennedy en general estaba bastante pez; pero supo sacar partido del nuevo medio de comunicación, enseguida supo que la cámara le “adoraba” y ganó ese primer debate, de una hora de duración, frente a un Nixon que, confiado, apenas se había preparado la materia y dejó una pésima imagen, sudando y moviendo incómodo el cuello.

La consecuencia del debate fue que, aunque los asesores de ambos partidos consideraron que no había sido decisivo, en los siguientes tres debates Nixon se pusiera las pilas, se dejara aconsejar por los especialistas en imagen, se tomara en serio los temas a tratar (explotando su experiencia en política internacional… o lo que él creía que era experiencia) y ganara los dos siguientes; el tercero quedaría en un disputado empate. Pero las repercusiones del primer debate fueron enormes, pues ningún candidato posterior, ya fuera en unas elecciones presidenciales, legislativas o locales, se atrevió a dudar del “poder de la televisión”. Se dijo entonces que para los que siguieron aquel primer debate, Kennedy fue el vencedor, pero quienes lo escucharon por la radio tuvieron la sensación de que Nixon lo había hecho mejor: hasta ese punto la imagen lo cambió todo; pero no hay estudios que demuestren fehacientemente que seguir el debate por uno u otro medio influyera en la percepción de quienes lo vieron o escucharon. Porque lo que importaba era la decisión que tomara el votante el día de las elecciones, el 8 de noviembre de 1960. Y fueron unos resultados reñidísimos: la victoria se decidió por sólo 112.827 votos de diferencia a favor de Kennedy, apenas un 0,1 % de ventaja del candidato demócrata sobre el total de votos populares. En cuanto a votos electorales, Kennedy logró 303 por 219 de su rival (y 16 del candidato independiente Harry Floyd Byrd). La participación ciudadana fue del 63,1%, una cifra que no se había alcanzado desde las elecciones de 1908; para que el lector se haga una idea, cabe recordar que las controvertidas elecciones de 2000 entre George Bush Jr. y Al Gore, y que siempre quedarán oscurecidas por la sombra del pucherazo en Florida, tuvieron una participación del 50,4%, o que los ilusionantes comicios («Yes, We Can») de 2008 entre Barack Obama y John McCain apenas consiguieron el 61,6%. Las de 2016, entre Donald Trump y Hillary Clinton, un 55,4%.
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MensajePublicado: Vie Sep 28, 2018 11:43 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 28 de septiembre del año 48 a.C., el militar y político romano Gneo Pompeyo, apodado “el Grande” (Magnus), fue asesinado cuando aún no había desembarcado en la playa de Pelusio, Ciudad situada en la desembocadura más oriental del río Nilo en el mar Mediterráneo. Su asesinato, considerado una vileza pues fue cometido por agentes del monarca Ptolomeo XIII, hermano de Cleopatra VII –la posterior amante de Gayo Julio César y Marco Antonio–, ambos correyes de Egipto pero enfrentados en una guerra civil; una guerra civil en paralelo a la que se producía entre los propios romanos. Y fue considerado un acto de vileza pues Ptolomeo aparentemente accedió a acoger a Pompeyo en su reino –de hecho, no se atrevía a rechazar su acogida, pues el romano había colocado a su padre, Ptolomeo XII, en el trono de Egipto once años antes y con el apoyo de Craso y el cónsul del año, César–, pero decidió asesinarlo para congraciarse con el enemigo y reciente vencedor de Pompeyo en Farsalia: el propio César.



Todo comenzó con una guerra civil que estalló, dieciocho meses atrás, en el seno de la República romana, atizada contra el procónsul de las Galias e Iliria, César, e iniciada por este mismo al cruzar, en un gesto con más trascendencia a posteriori que dramatismo en su momento (“¡que rueden altos los dados!”, le haría pronunciar Plutarco) el río (en realidad, riachuelo) Rubicón, que establecía la frontera física entre la Italia en la que los comandantes militares no podían ostentar un imperium proconsular y la provincia de la Galia Cisalpina, una de las que gobernaba César. Los sucesos de la guerra iniciada aquel enero del año 49 a.C. fueron azarosos y diversos, con avances de César (en Italia e Hispania, donde su celeritas fue proverbial) y algunas victorias por parte de Pompeyo y los suyos: en África, derrotando a Curión, legado cesariano, y en Dyrrachium en el Épiro, donde César cosechó su primer revés, del que salió al paso adentrándose en la Grecia continental, concretamente en la Tesalia, y provocando a los ejércitos pompeyanos para una batalla campal que se esperaba fuera decisiva. Esa batalla fue Farsalia, el 9 de agosto del año 48 a.C., y fue victoriosa y clamorosa para César, pero no concluyente y a la postre no tan decisiva como se esperaba: aunque César tomó numerosos prisioneros en la llanura de Farsalia y alrededores, los principales oficiales al mando (al margen de Bruto y Casio), escaparon, comenzando por su general en jefe: Pompeyo. Con la excepción de Lucio Domicio Ahenobarbo, que murió en combate, la mayor parte de los “generales de salón” que atosigaron a Pompeyo hasta el desquiciamiento antes de Farsalia y le forzaron a aceptar una batalla que no quería librar si no era bajo sus condiciones –Catón, Metelo Escipión, Labieno– huyeron hacia el Mediterráneo occidental, para refugiarse en el reino aliado de Numidia. Cicerón perdió toda esperanza de un final dialogado del conflicto y partió para Italia, a esperar al vencedor. Pompeyo, derrotado física y sobre todo moralmente, dudó en qué hacer. Sabía que los que tantos quebraderos de cabeza no le perdonarían la derrota en Farsalia; mejor irse a Oriente, a buscar el apoyo de los reyes que le debían su posición y del que eran clientes personales. Deyotaro de Galacia, quizá, pero este ya buscaba la manera de congraciarse con César. ¿El rey de Comagene en el alto Éufrates o quizá el etnarca Antípatro, el idumeo, en Judea? No eran poderosos. Sólo quedaba Egipto, donde los co-soberanos Ptolomeo XIII y Cleopatra VII (desde el año 52 a.C.) no podían rechazarle: le debían mucho y lo sabían. ¿Cuáles eran los planes de Pompeyo, una vez se refugiara en Egipto? Nunca lo sabremos.

La ruta de Pompeyo hasta Egipto desde Farsalia fue rápida y más bien triste. Con una parte menos de su ejército llegó a Mitilene, en la isla egea de Lesbos, donde se reunió con su esposa Cornelia (hija de aquel Metelo Escipión que no dudó en abandonarle tras Farsalia) y su hijo pequeño, Sexto, entonces un adolescente de dieciséis o diecisiete años; su hijo mayor, Gneo, huyó a Occidente, a preparar la resistencia en África con el resto de capitostes ya ex pompeyanos. Desde Lesbos, y comandando una pequeña flota, Pompeyo se dirigió a Egipto y ante la costa de Pelusio envió emisarios a la corte ptolemaica. La situación en Egipto era de guerra civil, iniciada pocos años antes, entre los dos reyes hermanos. En aquel momento, septiembre del 48 aC., el ejército de Ptolomeo llevaba las de ganar, comandado por el general Aquilas, mientras que Cleopatra buscaba aliados en Siria y Palestina. En la corte de Alejandría, y ante la juventud e inexperiencia del rey Ptolomeo, el poder estaba en manos del chambelán mayor, Potino, y el antiguo tutor del rey, Teódoto. Reunidos los tres –Aquilas, Potino y Teódoto– se valoró la petición de asilo de Pompeyo. No podían rechazarla sin más, seguía siendo el protector romano del rey, aunque ahora caído en desgracia; tampoco podían aceptarla sin más, pues supondría (así pensaron) disgustar al vencedor de Farsalia, César. ¿Qué hacer? Las fuentes dicen que Teódoto halló la solución: “los muertos no hablan”, así pues había que matar a Pompeyo. Y se decidió que lo haría un romano, un antiguo centurión que conocía al propio Pompeyo, Septimio; formaba parte de las tropas romanas que en el año 56 colocaron, por mandato del procónsul Gabinio, subordinado de un por entonces poderoso Pompeyo, a Ptolomeo XII en el trono egipcio. Esas tropas romanas se quedaron en Egipto, para garantizar que el rey egipcio pagara el soborno que había dado a Pompeyo, Craso y César por garantizarle el poder y la estabilidad (siempre frágil en la convulsa Alejandría). Pasaron los años y aunque algunos acabaron regresando a Roma, muchos de aquellos soldados romanos aún estaban en Egipto, ahora bajo sueldo de los reyes ptolemaicos. Y así fue: una legación fue enviada a la nave donde Pompeyo esperaba la respuesta del rey, en la costa de Pelusio. La comandaban Aquilas y Septimio, que invitaron a Pompeyo a trasladarse a tierra firme en una barca. Se dice que ambos romanos conversaron y que Pompeyo repasó las notas del discurso que quería pronunciar ante el rey egipcio. Cuando iba a poner un pie en tierra, Septimio lo atravesó con su espada; Aquilas y otro soldado lo acribillaron con sus dagas. Una vez muerto, cortaron la cabeza y dejaron el cuerpo de Pompeyo en la playa. Cornelia y Sexto, se decía, lo vieron todo, angustiados, desde el barco de Pompeyo.

La consecuencia del asesinato de Pompeyo no fue la esperada por sus asesinos. César llegó poco después a Alejandría y le mostraron la cabeza de su antiguo yerno y posterior rival. No le gustó, se dice; lloró, incluso. Quizá le desagradó que unos viles egipcios acabaran con la vida de aquel a quien quizá pretendía personar con su su famosa clementia. Sea como fuere, la muerte de Pompeyo tampoco cambió gran cosa en la guerra civil aún en liza: en los tres años siguientes, César tuvo que luchar contra sus enemigos en África e Hispania. A su muerte, también asesinado, en marzo del año 44 a.C., sus enemigos aún no habían sido derrotados del todo. La guerra civil sería continua durante trece años más, con algunos años de tregua y alianza entre los “triunviros” que persiguieron y liquidaron a los asesinos de César. En suelo egipcio, con los suicidios de Cleopatra y Marco Antonio, enemigos del heredero de César y pronto Augusto, terminó definitivamente la sucesión de guerras civiles que empezaron, casi veinte años, con el cruce de un riachuelo en el norte de Italia.
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MensajePublicado: Vie Sep 28, 2018 12:55 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 28 de septiembre de...

...480 a.C. Posible día de la Batalla de Salamina, en el seno de las Guerras Médicas, cuando la enorme flota persa, que decide llevar su singladura por el estrecho y sinuoso paso entre la isla de Salamis y la costa de Ática, se ve sorprendida por la flota griega que aprovecha su conocimiento de la zona y las dificultades de movilidad de su rival para destrozar buena parte de la flota enemiga, que tendrá que volver a Persia y afectará al desarrollo de la campaña terrestre.

...1538. Batalla de Préveza, entre la flota otomana y la Liga Santa formada por España y otros estados mediterráneos, con gran victoria otomana, la más célebre del almirante Barbarroja, que mantuvo la dinámica exitosa y expansiva del Imperio Otomano en el Mediterráneo durante bastante años.

...1710. En el seno de la Guerra de Sucesión Española y algo más de cuatro años después de su primera entrada en Madrid, el Archiduque Carlos de Austria vuelve a entrar en la ciudad, vuelve a carecer de apoyos locales y de suministros y vuelve a abandonar la ciudad poco después.

...1915. En el seno de la Primera Guerra Mundial y durante la ofensiva francesa sobre la zona de Champaña, quinientos soldados de la Legión Extranjera atacan la zona conocida como granja Navarin, un punto de resistencia alemana, que será tomada a costa de trescientas bajas. Un superviviente, gravemente herido, fue John Elkington, el ex oficial del Ejército Británico expulsado un año antes por el documento de rendición de Saint-Quentin y que se incorporó con casi cincuenta años a la Legión Extranjera. Su decisiva y heroica intervención en los combates le hace ganar tanto la Médaille Militaire como la Croix de Guerre. Cuando el gobierno británico tiene noticas del comportamiento de Elkington, será reincorporado al ejército británico y se le devolverá su grado de oficial. También, durante la ofensiva británica en la zona de Loos, las ametralladoras alemanas hacen autenticas escabechinas sobre batallón tras batallón, por lo que llamarán a la Batalla de Loos “el campo de cadáveres de Loos”, llegando el caso documentado de un regimiento alemán que tras el quinto y último intento británico infructuoso de atrevesar el bosque Hugo decide no disparar más ese día contra las líneas británicas porque en ese momento no eran más que supervivientes y heridos que trataban de volver a su posiciones. Robert Graves estuvo allí y dice haber sido testigo de un oficial que acusó a los miembros de su pelotón de cobardes por no levantarse del cuerpo a tierra y seguirle al combate, y tiene que ser su sargento de pelotón quien, herido, le indique que no es que fuesen cobardes sino que están todos muertos. De los diez mil británicos que participaron en la ofensiva de Loos, el ochenta por ciento ha sido herido o muerto.

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial, gran ofensiva aliada sobre el saliente de Ypres, que se conocerá como Cuarta Batalla de Ypres, con rápidos y grandes avances que les terminarán llevando hasta las estribaciones de la colina de Passchendaele. Se dispararán once bombas por segundo durante veinticuatro horas contra las posiciones alemanas. Ludendorff insistirá en la necesidad “inmediata” de buscar un armisticio y llegará a sufrir una crisis nerviosa. Bulgaria ya lo está negociando ante la gran presencia aliada en sus territorios. Pero, con todo, esta acción no es más que el tercer acto de una operación mucho más grande y ambiciosa.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, el alcalde de la ciudad de Kremenchung ordena bautizar a cientos de judíos con la idea de eso podría protegerlos de las masacres. El alcalde, el señor Vershovsky, será arrestado por ello y posteriormente fusilado.

...1942. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, contraataque soviético en Stalingrado para retomar la cima del Mamaev Kurgan, expulsando a los alemanes pero sin llegar a tomarla, por lo que esa cota quedará sin dueño.

...1999. Finalización de la Guerra de Dagestán, con la retirada de las fuerzas irregulares con base en Chechenia y victoria indiscutible de Federación Rusa, cuyos bombardeos de columnas enemigas en territorio checheno desde finales de agosto fueron el preludio de la Segunda Guerra de Chechenia.

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MensajePublicado: Sab Sep 29, 2018 12:17 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 29 de septiembre de 522 a.C. el príncipe persa Darío (Dārayawuš, en persa antiguo), emparentado con la familia real aqueménida, mató al mago Gaumata, el llamado falso Esmerdis –o Bardiya, el nombre persa–, hermano del rey persa Cambises II, y a quien años atrás se había hecho pasar por éste y lo había asesinado. O según trata de contarnos el propio Darío en una de esas “versiones oficiales” que deja la historia de tanto en tanto.



Todo empezó, según Heródoto, con la muerte de Bardiya, ordenada por Cambises II antes de partir para su campaña contra Egipto. El historiador griego cuenta que el rey persa estaba enajenado y que, además de matar a su hermano, cometió diversas barbaridades en Egipto, incluido el haber hecho matar el sagrado buey Apis (y sus sacerdotes) en Menfis. ¿Leyenda negra del rey persa? Quién sabe. Heródoto se pone chismoso a veces y se fía de fuentes que no ha contrastado, y en este caso sigue la “versión oficial” de Darío. La ‘hybris’ de Cambises tendría su particular némesis, y en este caso fue la usurpación de su trono: mientras se encontraba en Egipto, en el año 522 a.C., un mago (sabio persa) llamado Gaumata se hizo pasar por Bardiya y se proclamó rey, logrando el apoyo de parte de la nobleza aqueménida, un hecho muy preocupante para Cambises, aislado en Egipto. Según Heródoto, Cambises partió inmediatamente de Egipto para enfrentarse al impostor, pero murió en Siria durante el viaje, a causa de una herida infectada en un muslo, no sin antes arrepentirse de sus crímenes, especialmente de la muerte de Bardiya. Gaumata o el falso Esmerdis gobernó el imperio durante al menos siete meses. Durante este lapso de tiempo procuró aumentar sus apoyos suprimiendo la recaudación del tributo y del reclutamiento militar durante tres años. Es posible que tras esa nobleza que se alineó con Gaumata hubiera disputas acerca del estilo de gobierno de los reyes aqueménidas, más cercanos al ceremonial medo en la corte; e incluso se baraja la posibilidad de que Gaumata fuera un discípulo de Zoroastro y tratara de impulsar una reforma religiosa de gran calado. Posiblemente la realidad sea que todo el asunto sea fruto de luchas dinásticas entre los dos hijos de Ciro el Grande y que Heródoto trufara su relato con cuentos populares persas o con informaciones manipuladas.

Por suerte contamos con un documento que, aunque de cariz propagandístico, otorga algo de luz respecto a esta oscura historia y que, también, nos ilumina acerca del ascenso al trono de Darío I. La inscripción de Behistún confirma que Cambises asesinó a su hermano antes de partir a Egipto, pero el pueblo persa se rebeló y se extendió la mentira (drauga) –que supone rebelión y desorden en la mentalidad persa del momento– por todo el imperio, hecho que aprovechó Gaumata, un mago, para hacerse pasar por Bardiya y usurpar el trono. Según esta inscripción, Cambises se habría suicidado y Gaumata habría eliminado a todos aquellos que habían conocido al auténtico Bardiya. Pero poco duró el reinado de Gaumata. Ótanes, un destacado noble de la corte, lideró una conjura para acabar con el usurpador. Siete nobles persas planearon un golpe para matar al mago, entre los que estaba Darío, hijo de Histaspes y pariente de Arsames, hermano menor de Ciro el Grande. En esta conjura, Darío ocupaba un lugar secundario, esperando su oportunidad para conseguir el poder. A Ótanes y Darío (que fue el último en incorporarse) se unieron Gobiras, Intafrenes, Megabixo, Aspatines e Hidarnes, miembros de las principales familias aristocráticas persas. Gaumata fue descubierto como un impostor y asesinado, produciéndose a continuación una matanza de magos. Posteriormente, Darío se valió de engaños para llegar al trono y restaurar la dinastía aqueménida.

Los tintes novelescos de todo el asunto, el hecho de que Darío tuviera que sofocar diversos alzamientos locales y algunas conjuras palaciegas, y el secretismo que rodea a la muerte de Bardiya por Cambises, denotan que todo habría sido una argucia de Darío: es probable que hubiera asesinado a Bardiya, mientras Cambises estaba en Egipto, y a la muerte de éste habría urdido toda la trama de Gaumata y el falso Esmerdis para oculta su propia usurpación. Los escasos derechos al trono que Darío arguye para proclamarse como rey, el hecho de que su padre y su abuelo aún vivían, y el hecho de que su familia no estaba situada entre la elite cercana a Ciro y Cambises, son razones esgrimidas por algunos historiadores para aducir que Darío se habría apropiado injustamente del trono persa. A ello se añade que el nuevo rey persa tuvo que lidiar con una posible defección de algunos de los pueblos sometidos (Elam, Babilonia, Media) durante esta crisis de la monarquía.

La consecuencia del coup d’État de Darío es que se hizo con el poder, sí, pero tardó un año en sofocar las sublevaciones de la nobleza y de diversos territorios del imperio. Finalmente, Darío salió victorioso, como se plasma en la inscripción de Behistún, y logró el apoyo de varios nobles persas que comandaban tropas. El principal logro de Darío en los primeros años de su reinado fue afianzar la posición de su familia, con lo cual la dinastía aqueménida, quizá por primera vez, se convirtió en la casa real de Persia. Es posible que Ciro el Grande y Cambises, reyes de reyes, fueran en realidad primi inter pares, los primeros entre diversos aristócratas persas, siendo Darío el monarca que implantó una dinastía hereditaria.
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MensajePublicado: Dom Sep 30, 2018 11:22 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 30 de septiembre de 1399 Enrique de Bolingbroke, duque de Lancaster, fue proclamado rey de Inglaterra como Enrique IV tras deponer el Parlamento a su primo, Ricardo II, que fue recluido en prisión y asesinado en extrañas circunstancias en febrero de 1400.



Todo empezó con un desafío, en la más medieval tradición del torneo, y en la que medió el rey Ricardo II. Enrique era hijo de Juan de Gante, primer duque de Lancaster, y Ricardo de Burdeos era hijo de Eduardo, conocido como el ‘Príncipe Negro’, hermano de Juan y heredero del trono del padre de ambos, Eduardo III. La muerte de este “oscuro príncipe” en 1376 dejó a Ricardo como heredero del trono que ocuparía al morir el anciano rey un año después. Se inició una regencia (de hecho, aunque formalmente no de nombre), pues Ricardo tenía diez años de edad, en manos de Juan de Gante. Ricardo y Enrique tenían la misma edad y se educaron juntos, aunque sus caminos no estaban destinados a converger… a priori. La nobleza inglesa se opuso al poder de Lancaster y Ricardo, con 14 años de edad, dio por finalizada su minoría de edad en 1381 e inició su reinado ‘de facto’ con una política de asunción de todo el poder en sus manos y en contra de los grandes señores feudales (como su tío Juan de Gante), siendo una de las causas de su caída como monarca casi dos décadas después. La obra teatral de William Shakespeare, Ricardo II, nos ha dejado la imagen de Ricardo como un rey voluble y débil, aunque autoritario y dispuesto a no ceder ni un milímetro de su poder y majestad. La realidad histórica nos muestra a un Ricardo razonablemente buen rey hasta 1397, que es cuando se dice que empezó su “tiranía”. Hasta entonces, Enrique, llamado Bolingbroke por el castillo en el que nació, participó en varias campañas foráneas y peregrinó a Jerusalén en 1392. La relación con su prima fue compleja: a un primer desencuentro, a causa de la oposición de los nobles contra la “regencia” de su padre, lo cual le enfrentó al joven rey, siguió la crisis que acabaría con el reinado de Ricardo. Thomas de Mowbray, duque de Norfolk (y pariente lejano), acusó a Enrique de no obedecer a Ricaardo y, por tanto, de traición. Se impuso un duelo entre ambos, con el rey como mediador. Cuando se inició el combate, Ricardo detuvo la acción y, dejándose llevar por su caprichosa (y “tiránica” en la mentalidad de la época) autoridad y condenó a ambos duelistas al exilio. Juan de Gante apeló a la justicia real en nombre de su hijo, pero Ricardo sólo accedió a reducir el exilio de Enrique a seis años.

En realidad se estaba forjando un movimiento en contra de Ricardo, con parte de la nobleza y los Comunes en contra de un comportamiento que para muchos (en aquellos años) se asemejaba a la locura. Las extravagancias de Ricardo tampoco ayudaban. Las cosas se complicaron tras la muerte de Juan de Gante en 1399 y la decisión de Ricardo anular su testamento: sus bienes no fueron entregados al exiliado Enrique, sino que el rey mantuvo la posesión. ¿Otro acto tiránico? Sea como fuere, el movimiento contra Ricardo encontró en Enrique su adalid, que a su vez se apoyó en Thomas Arundel arzobispo de Canterbury y también exiliado (por haberse también opuesto al comportamiento de Ricardo años atrás). Mientras Ricardo estaba en Irlanda, en una campaña militar para afianzar su poder, Enrique y Arundel regresaron a Inglaterra, y el ya segundo duque de Lancaster inició una feroz guerra contra sus enemigos y los aliados del rey, confiscando sus tierras (ya que el rey había retenido sus bienes). Ricardo regresó a Inglaterra para encontrarse que, con el apoyo de Arundel, Enrique había conseguido del Parlamento. Capturado por Enrique, Ricardo fue encerrado en la Torre de Londres y a finales de septiembre de ese año fue acusado de diversos cargos, entre ellos el haber gobernado Inglaterra sin el Parlamento y el haber ordenado la ejecución de algunos nobles, forzándole por ello a renunciar al trono, que pasó a su primo Enrique de Bolingbroke, ahora rey Enrique IV, el primero de la casa lancasteriana; su coronación como tal tuvo lugar dos semanas después. Recluido en el castillo de Pontrefact, Ricardo fue asesinado en febrero de 1400, se dice que a instancias de un temeroso Enrique IV que, sin embargo, negó la mayor y castigó al asesino de su predecesor. Le acompañaría, sin embargo, la culpa por haber provocado la muerte de su primo.

La consecuencia de la deposición de Ricardo II fue la llegada de un rey joven pero firme, dispuesto a gobernar “sabiamente” y con el apoyo del Parlamento, al mismo tiempo que a reanudar la guerra contra Francia y a reivindicar, otra vez, el trono francés, como hiciera su abuelo Eduardo III cincuenta años atrás. Ricardo había mantenido una relación amistosa con Francia e incluso rubricó una alianza matrimonial al casarse con Isabel, hija del (este sí) enajenado Carlos VII. Enrique IV rompió los acuerdos con el país vecino y preparó el camino para una nueva campaña sobre suelo francés. Pero los primeros años de su reinado estuvieron dedicados a sofocar a la nobleza partidaria de Ricardo y, más adelante, la revuelta de sus otrora aliados los Percy (que Shakespeare narra en sus dos partes de ‘Enrique IV’, obras teatrales que junto a ‘Ricardo II’ y ‘Enrique V’ conforman la ‘Henriad’, o primera tetralogía de obras históricas… aunque fuera escrita después de la segunda Henriad’ u obras dedicadas a la Guerra de las Dos Rosas). El Bardo muestra también al joven Enrique V (el príncipe Hal en las dos partes de ‘Enrique IV’), sucesor del primer rey Lancaster y “heredero” también de la culpa (y la sospecha) por la muerte de Ricardo, hasta el punto de que trasladaría sus restos a la Abadía de Westminster como uno de sus primeros actos como soberano. Es elocuente, a su vez, el soliloquio de Enrique en la víspera de la batalla de Agincourt (octubre de 1415):
    «¡Oh, no te acuerdes hoy de la falta
    Que cometió mi padre al usurpar la corona!
    El cuerpo de Ricardo hice enterrar de nuevo,
    Y sobre él he derramado más lágrimas contritas
    Que gotas de sangre salieron de él por la violencia.
    A quinientos pobres sostengo pagos todo el año
    Para que dos veces al día eleven las manos marchitas
    Al cielo para pedir perdón por su sangre. Y he levantado
    Cos capillas donde los tristes y solemnes curas
    Cantan aún por el alma de Ricardo. Haré aún más,
    Aunque todo cuanto puedo hacer de nada vale
    Si a todo ello mi penitencia no se añade
    Implorando perdón.»

    Enrique V, acto IV, escena I; traducción de Delia Pasini, Buenos Aires, Editorial Losada, 2009.

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Olethros



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MensajePublicado: Dom Sep 30, 2018 3:20 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 30 de septiembre de...

...499. Casi un mes después de su lucha en Isonzo, los ejércitos de Teodorico y Odoacro vuelven a enfrentarse, esta vez en Verona, y Odoacro vuelve a ser derrotado, abandonándolo buena parte de sus hombres. Teodorico y sus ostrogodos tomarán el norte de Italia con facilidad, pero la guerra continuará varios años más.

...1745. En el seno de la Guerra de Sucesión Austriaca, Batalla de Soor entre fuerzas austriacas que duplican en número a las prusianas y toman la iniciativa táctica en el combate pero, debido a un pobre desempeño de su caballería y una disciplina férrea de la infantería enemiga, terminan por retirarse del campo de batalla

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial, Bulgaria acepta todas las condiciones aliadas para llegar a un armisticio y al medio día se detienen los combates en su territorio. La campaña de Salónica ha sacado de la guerra a una nación y le ha costado cien mil bajas a los Aliados.

...1938. Firma de los acuerdos de Munich entre representantes de Francia, Reino Unido, Italia y Alemania, por el que se cede a Alemania el territorio checoslovaco de los Sudetes, sin la presencia de ningún representante de Checoslovaquia. Durante una conversación entre Hitler y Chamberlain y ante la afirmación de este último de que entendería que Alemania tuviese que invadir el resto del país si este se resistiese a la ocupación de los Sudetes aunque evitando bombardear Praga, Hitler comentó: “Por supuesto siempre me esfuerzo en evitar muertes de civiles. Además, me horroriza pensar en pobres criaturas asesinadas por bombas de gas”.

...1939. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, el general Wladyslaw Sikorski estable el gobierno polaco en el exilio en París. La Wehrmacht sigue sin entrar en la rendida Varsovia, en la que faltan alimentos y medicinas.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial y al ver las transcripciones de los mensajes secretos alemanes sobre la Operación Tifón, Gran Bretaña decide reenviar a la URSS el contenido de un convoy que estaba a punto de recibir, que consistía en mil ochocientos cazas, dos mil doscientos cincuenta carros de combate, quinientos cañones anticarro y veintitrés mil metralletas, entre otros enseres y materias primas. Pero, de todas formas, la ofensiva alemana sobre el frente de Bryansk sorprende a las fuerzas soviéticas, que no pueden recibir apoyo aéreo porque en esa zona sólo estaba el cinco por ciento de la fuerza aérea soviética.

...1942. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, los criptógrafos británicos descifran la clave Enigma de la Organización Todt, la conocida como “Águila Pescadora”. Además, según la minuciosa documentación alemana, los soldados alemanes en Stalingrado han consumido veinticinco millones de balas únicamente en ese mes de combates.

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MensajePublicado: Mie Oct 03, 2018 4:42 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 3 de octubre de...

...42 a.C. Primera Batalla de Filipos, en el seno de la Tercera Guerra Civil de la República de Roma, entre las fuerzas de Octavio y Marco Antonio que se enfrentan a las de Bruto y Casio Longino, que aunque supuso un empate técnico quedó empañada por el suicidio, debido a un error en las comunicaciones, de Casio Longino y además tendría una continuación en menos de tres semanas.

...1526. Bartolomeo Beretta de Gardon Val Trompia recibe el encargo del senado veneciano de fabricar ciento ochenta y cinco cañones para arcabuces. Con este registro documental la compañía Beretta se convierte, con diferencia, en el fabricante de armas en activo más antiguo del mundo.

...1574. En el seno de la Guerra de los Ochenta Años y tras casi un año, termina el asedio de Leiden cuando los rebeldes en la localidad reciben suministros del exterior y las fuerzas de España deben retirarse del teatro de operaciones.

...1914. En el seno de la Primera Guerra Mundial, tropas alemanas entran en Ypres, una pequeña y anodina ciudad belga que, aunque tenía poca importancia estratégica en sí misma, estaba justo en una vía que era tan importante para un bando como para el otro.

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial y cerca de Sicilia, el capitán de un submarino alemán intenta el primer ataque en grupo a un convoy, pero el otro submarino que debía acompañarlo no llegó a salir de puerto por una avería. Ataca de todas maneras, pero las naves de defensa británicas y ciertas averías en el navío hacen que este se hunda, muriendo siete de sus tripulantes. El comandante del submarino se llamaba Karl Dönitz.

...1940. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, se ordena que todos los judíos de Varsovia se agrupen en un barrio, que será vallado y cerrado, apiñando en el nuevo gueto a unas cuatrocientas mil personas.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, Alemania toma Orël con las unidades de vanguardia bajo el mando de Guderian, doscientos kilómetros en la retaguardia del frente soviético de Bryansk, de forma tan rápida y fulminante que los soviéticos no tienen tiempo de destruir todas las instalaciones industriales y sus habitantes saludan a los soldados alemanes creyendo que son rusos.

...1942. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, inicio de la Operación Regata, otro intento alemán de terminar con los partisanos, esta vez en Gorki, Bielorrusia. Mientras, el A4 (conocido como V2 por los Aliados) por fin funciona a la perfección desplazando sus doce toneladas de cohete y su tonelada de explosivos. Hitler ordena su fabricación en serie.

...1943. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, paracaidistas alemanes saltan sobre Kos, recuperándola para el Eje y haciendo cerca de un millar de prisioneros aliados y unos tres mil italianos, de los que unos noventa oficiales serán ejecutados por “luchar contra su antigua aliada”.

...1993. Ejecución de la Operación Irene, el intento de fuerzas norteamericanas de capturar en un hotel de Mogadiscio a varios líderes de una de las facciones paramilitares que mantenían Somalia en el caos. La idea era entrar con fuerzas especiales Delta y Rangers, capturar los objetivos y llevarlos en un convoy terrestre hasta las posiciones norteamericanas, todo cuestión de pocos minutos y bajo importante apoyo aéreo de helicópteros. Miles de milicianos locales salen a las calles, se colocan barricadas por todas partes, se llegan a derribar dos helicópteros Blackhawk mediante armamento diseñado para destruir blindajes terrestres, buena parte de la fuerza norteamericana queda atrapada en diferentes zonas de la ciudad, todas cercanas, y no podrá salir del atolladero hasta el día siguiente cuando reciben apoyo de unidades blindadas bajo bandera de la ONU. Habrán tenido noventa y seis bajas, dieciocho mortales, por una cantidad indeterminada de bajas enemigas y de civiles somalíes que se suele asumir como de unas mil aproximadamente, pero se considera más que posible que hubieran sido bastantes más.

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MensajePublicado: Sab Oct 06, 2018 12:37 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 6 de octubre de...

...105 a.C. Posible día de la Batalla de Arausio, entre numerosas tropas de bárbaros del norte de Europa compuestas sobre todo por cimbrios y teutones, que traen el caos a la Galia en su desplazamiento migratorio, y dos grandes ejércitos romanos que no unen sus tropas en un único contingente y que, además, sabotean las negociaciones con el enemigo, que decide atacar y destruye ambos ejércitos, dejando Roma amenazada y plantando las semillas del ascenso del que será el legendario héroe Cayo Mario.

...69 a.C. Posible día de la Batalla de Tigranocerta, en el seno de la Guerras Mitridáticas, entre fuerzas armenias que habían dado cobijo a Mitrídates en su reino y fuerzas romanas que entran en la zona y vencen con claridad al enemigo, aumentando el terreno de Asia Menor bajo control de la Antigua Roma.

...1915. En el seno de la Primera Guerra Mundial, las Potencias Centrales lanzan una ofensiva al mando de Mackensen contra las posiciones serbias, rompiéndolas y permitiendo la amenaza de la propia capital, Belgrado.

...1917. En el seno de la Primera Guerra Mundial, más de un millón de empleados del ferrocarril ruso se declaran en huelga. Además de dificultar los movientos de tropas de sus acuartelamientos hacia las posiciones de primera línea, el caos y la inquietud en Rusia sigue aumentando.

...1939. Rendición de las últimas unidades polacas que combatían de forma dispersa en Polonia en el seno de la Segunda Guerra Mundial. Mientras, Hitler deja abiertas las puertas a una posible negociación con Gran Bretaña y Francia mediante frases tan particulares como “¿Para qué librar esta guerra en el oeste? ¿Por la restauración de Polonia? La Polonia del Tratado de Versalles no volverá a levantarse nunca más”. Algunos vieron aquí una señal de esperanza, pero pasaron por alto otra parte del discurso que decía que “el destino lo decidirá. Una cosa es segura: a lo largo de la historia mundial nunca ha habido dos vencedores, pero a menudo ha habido solo vencidos”.

...1973. Mientras los israelíes celebran la festividad del Yom Kipur, ataque súbito e inesperado sobre las fronteras de Israel de tropas de Egipto y Siria con el apoyo de contingentes de hasta otros once países (casi todos musulmanes y, el resto, con intereses geopolíticos enfrentados con los de Israel). Los israelíes son tomados por sorpresa y durante esta jornada casi no pueden reaccionar contra los avances enemigos, que toman casi todos los puntos estratégicos de destino según sus planes de batalla. Ha comenzado la Guerra del Yom Kipur.

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farsalia



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MensajePublicado: Dom Oct 07, 2018 12:00 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la batalla de Lepanto, en el golfo del mismo nombre entre el Peloponeso y el Épiro, en Grecia, entre las flotas de la Liga Santa y el Imperio otomano. Una batalla que en sí tuvo pocas consecuencias decisivas: como manifestó el gran visir Sokullu Mehmet al embajador veneciano en el invierno siguiente a la batalla, «al arrebataros Chipre os hemos cortado un brazo. Al derrotar a nuestra flota simplemente nos habéis afeitado la barba. Un brazo, una vez cortado, no vuelve a crecer, pero una barba rapada crece más fuerte gracias a la cuchilla». Y no le faltaba la razón… aunque a medias.



Todo empezó con la decisión del sultán Selim II de conquistar Chipre, la única isla bajo dominio veneciano que orgullosamente desafiaba la autoridad de la Sublime Puerta en el Mediterráneo oriental, en 1570. Los rumores sobre la decisión del hijo de Solimán el Magnífico (el Legislador para la historiografía turca) de hacerse con Chipre ya se escuchaban desde octubre de 1568, o así los refiere en algunas cartas el bailío veneciano Marcantonio Barbaro. Los movimientos del Arsenal otomano en Istanbul remiten a la construcción de una enorme flota que, teme Barbero, no anuncia nada nuevo para los intereses venecianos. Cristianos en general. Tres años antes, en 1565, el revés de los otomanos en Malta había dejado muy mal sabor de boca a Solimán, que apenas vivió un año más. Su beodo sucesor, Selim II, se ha puesto manos a la obra y prepara una nueva expedición. Pero, ¿adónde? ¿En ayuda de los moriscos de la Península Ibérica que se acaban de rebelar contra el rey cristiano Felipe II e iniciado una guerra cruenta que se tardaría tres años en sofocar? ¿O no será más bien Chipre, una de las joyas de la no-corona de la Serenísima República de Venecia? Si es el caso, Venecia no está en su mejor momento y Chipre está demasiado lejos; Venecia paga tributos al Turco pero ello no le garantiza que vaya a seguir manteniendo la posesión de la isla.

Las décadas precedentes fueron complejas en el Mar Mediterráneo: la acción de la piratería, a cargo de los sucesores de Jaireddin Barbarroja ha sido nefasta en las costas de las penínsulas Ibérica e Italiana. La errática política de la principal potencia en la zona, la Monarquía Hispánica de Felipe II, que siempre tuvo el Mediterráneo como un escenario secundario, no aportó una mayor defensa de las costas, ni siquiera después de la debacle de la flota hispánica en Djerba, frente a Túnez, en mayo de 1560; fue un intento fracasado de la Corona española por controlar el Mediterráneo central, con Sicilia como pieza clave, y de detener las incursiones de los piratas en las costas de la Corona de Aragón y Andalucía. Para entonces la atención de Felipe II se desvió a su vecino francés, el norte (los Países Bajos) y el Atlántico, y el gran sacrificado fue el frente mediterráneo. Venecia, ante el desinterés de la Monarquía Hispánica, renovó las treguas y los tributos con la Sublime Puerta, a pesar de los intentos del Papado de crear una Liga Santa que agrupara a las principales potencias cristianas para luchar contra el Turco. No había llegado el momento, y cuando llegara el escenario sería complejo y las discusiones demasiado erosivas.

Los temores de Barbaro se confirmaron en junio de 1570 cuando una flota turca de 300 naves se dirigió hacia Chipre y comenzó el asedio de Nicosia, junto a Famagusta una de las dos ciudades principales de la isla. Venecia clamó la ayuda del Papado y de la Monarquía Hispánica. El papa Pío V aceptó enseguida y promovió la “cruzada” contra el infiel, proponiendo la Liga Santa. Felipe II, que se debatía en varios frentes a la vez (la rebelión de los moriscos granadinos, aunque de pronta resolución, pero especialmente la no del todo sofocada revuelta protestante en los Países Bajos, que explotaría con mayor virulencia en los dos siguientes años, los problemas con la Inglaterra de Isabel I y la atención sobre las guerras de religión en Francia), aceptó el reto. Pío V confiaba en que Felipe II y los venecianos pusieran la carne sobre el asador, mientras que él se comprometió a poner en el frente una flota al mando del almirante romano Marcantonio Colonna. Las negociaciones sobre el grado de participación de los tres actores implicados y, especialmente, sobre quién dirigiría la campaña contra el Turco se alargaron al mismo tiempo que la los otomanos avanzaban en Chipre. Nicosia cayó en septiembre, un desastre especialmente fuerte para los venecianos: la masacre de la población fue brutal, veinte mil de sus habitantes murieron en el saqueo de la ciudad y los supervivientes fueron vendidos como esclavos. Una flota cristiana formada por naves venecianas, pontificias, genovesas, napolitanas e hispánicas, que acudía al rescate de la isla, dio vuelta atrás. Pero los turcos continuaron con la conquista de la isla y pusieron sitio a la plaza de Famagusta, mientras Selim II enviaba una flota, combinada con navíos corsarios, aguas del Adriático arriba, con el objetivo de conquistar los emplazamientos venecianos en Albania y Dalmacia, amenazando incluso con llegar a la propia Venecia.

Mientras Famagusta resistía, los venecianos cambiaban a su estado mayor naval y se planteaban un acuerdo con el Turco, las negociaciones de la Liga Santa se encallaban, el Papa se desesperaba y Felipe II se lo pensaba. Finalmente, el 15 de mayo de 1571, tras muchos meses de tira y afloja, se firmó el acuerdo de la Liga Santa. Felipe II aceptó poner más de la mitad de la flota combinada, Venecia acordó enviar algo más de un tercio y el Papa el resto; en cifras: unas 180 naves hispánicas, unas 160 venecianas y unas 18 por parte de Pío V. Pero, ¿quién comandaría la Armada cristiana? ¿Marcantonio Colonna, el gran almirante de Pío V? ¿Girolamo Zane, capitán general veneciano? ¿El genovés Andrea Doria, sobrino del gran Andrea Doria, y al servicio de Felipe II? Finalmente, y puesto que quien pagaba la mayor parte de la factura era el rey hispánico, éste decide que sea su hermanastro, el joven y ambicioso Juan de Austria, el encargado de dirigir la flota que se dirigiría a aguas del Mediterráneo oriental; para atar cortos el brío y las fantasías del Hermanísimo, Felipe II puso como subordinado suyo a alguien de su plena confianza, el Comendador Mayor de Castilla, don Luis de Requesens. Como lugarteniente oficial de la Liga Santa, dejó que el Papa eligiera a Colonna, aunque ello significara escuchar las quejas furiosas de los venecianos. Sea como fuere, las diversas flotas fueron citadas en Messina, en Sicilia. Las discusiones entre los diversos comandantes, con un don Juan de Austria que entonces se hacía el remolón, impidieron que se acudiera presto a Chipre: en septiembre, y tras muchos meses de asedio y fuertes pérdidas humanas para los asaltantes turcos (que temieron que se repitiera la jugada de Malta de seis años antes), Famagusta cayó. No había vuelta atrás para los cristianos, que se dirigieron, esta vez con rapidez, a Corfú. Los turcos, dispuestos ahora a regresar al Adriático y amenazar Venecia, acudieron desde Chipre, junto a una flota de corsarios pagados por Selim II.

El encuentro tuvo lugar el 7 de octubre en el golfo de Lepanto. La superioridad cristiana en naves se puso pronto en evidencia. Para cuando la flota cristiana abrió fuego, la batalla no estaba decidida pero sí planteada en un escenario favorable a la batalla. Citando a Alessandro Barbero (Lepanto. La batalla de los tres imperios, Pasado & Presente, 2011, p. 609):
    «La infantería cristiana, mucho más numerosa, dotada de morriones y coracinas, armada de arcabuces y adiestrada tácticamente para obtener el mayor provecho posible de la potencia de fuego y de la protección que suponían las empavesadas antes de enfrentarse en un combate cuerpo a cuerpo con la espada, disfrutaba de una ventaja abrumadora sobre un ejército enemigo claramente infieror en número, que utilizaba el arco probablemente mucho más que el arcabuz, y que estaba completamente desprovisto de protecciones y de armaduras. En todo ello hace hincapié claramente [el cronista veneciano] Paruta […]: “Combatían nuestros armados contra desarmados: y donde los Turcos, utilizando la mayoría de ellos arco y flechas, dejaban a los nuestros heridos con dichas armas, probablemente sin impedir que regresaran al combate, los disparos de nuestros arcabuceros eran todos mortales; ni por la frecuencia de las salvas perdían vigor, como ocurría al enemigo, que se agotaba al tener que tensar tan a menudo el arco con la mano”» (p. 609).

La consecuencia inmediata de la batalla fue una aplastante victoria de la Liga Santa: entre 140 y 180 galeras turcas cayeron en manos de los cristianos, mientras que éstos apenas perdieron 12 galeras, y el botín conseguido colmó las expectativas de la Liga Santa: a las naves apresadas, y las armas que contenían, había que añadir que se capturó a unos 5.000 prisioneros turcos y se rescató a unos 12.000 cautivos cristianos. Murieron alrededor de 25.000 soldados turcos mientras que las bajas cristianas apenas llegaron a los 8.000. Pero la consecuencia a corto plazo fue que la flota cristiana regresó a sus lugares de origen, trayendo una aclamada victoria que serviría a Felipe II para hacer un alarde de propaganda religiosa (cuadro de Tiziano mediante: La Religión socorrida por España, pintado entre 1572 y 1575 y que podemos contemplar actualmente en el madrileño Museo del Prado) sin haber recuperado Chipre, mientras que Selim II ordenó construir una nueva flota en el Arsenal de Istanbul. Seis meses después de Lepanto los turcos seguían avanzando sobre los presidios venecianos en Dalmacia.

La afirmación del gran visir que hemos citado al inicio no podía ser más cierta. Pío V falleció en mayo de 1572, perdiendo la Liga Santa a su principal impulsor. Los problemas en los Países Bajos requirieron la atención de Felipe II, especialmente tras el desembarco de los “mendigos del mar” en Brill y la reanudación de la guerra terrestre; en 1573 el duque de Alba sería sustituido por un débil Luis de Requesens, mientras Juan de Austria soñaba con una gran campaña contra Túnez, que tomó en octubre de 1573, pero que los turcos retomaron al año siguiente. El finiquito de la Liga Santa ya se había certificado con el tratado que firmó Venecia con la Sublime Puerta en marzo de 1573, por el cual la primera reconocía la pérdida de Chipre y aceptaba pagar una indemnización, que en cierto modo era un tributo a cambio de que los turcos no avanzaran sobre la Dalmacia. Felipe II no suscribió el acuerdo pero, finalmente, firmaría una tregua con el Turco en 1581. Acuciado por la bancarrota de 1575, la interminable guerra en Flandes y el acoso de la piratería berberisca sobre las costas peninsulares, el rey español aceptaba pactar con la Sublime Puerta. Por su parte, aunque la superioridad otomana en el Mediterráneo oriental era incontestable, la tregua también significaba el final de las grandes expediciones turcas en el Mediterráneo occidental y, en general, de los grandes designios navales de la Sublime Puerta. El Mediterráneo, en general, iniciaría un nuevo período de calma tensa, mientras el Atlántico se afirmaría desde entonces como un nuevo escenario de conflicto y de lucha por el poder.
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