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El pequeño Pataxú, Tristan Derème

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Olethros



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MensajePublicado: Lun Oct 08, 2018 6:49 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 8 de octubre de...

...1573. En el seno de la Guerra de los Ochenta Años, fin del sitio de Alkmaar tras algo más de mes y medio de asedio por parte de fuerzas españolas que, a pesar de su gran superioridad numérica, deben retirarse ante la resistencia de los defensores, basada en las buenas fortificaciones de la ciudad y en el espíritu de lucha de los habitantes que sabían del destino de otras ciudades conquistadas por las fuerzas del Duque de Alba y en las que buena parte de sus habitantes solían ser pasados a cuchillo. La victoria aumentará la moral de los rebeldes holandeses.

...1851. En el seno de la Guerra Grande, fin del Sitio de Montevideo y de la propia guerra cuando se firma la paz debido a la irrupción en el escenario político y militar del Imperio del Brasil y de la provincia de Entre Ríos, volviendo el status quo geopolítico anterior al enfrentamiento.

...1879. En el seno de la Guerra del Pacífico, batalla naval de Angamos entre cuatro barcos de guerra chilenos y dos peruanos tras bastantes días de búsqueda y persecución de estos últimos. El barco insignia peruano, el monitor Huáscar donde viajaba el almirante Grau, es alcanzado en el puente de mando, muriendo el almirante y siendo capturado el navío por los chilenos, que lo tendrían en servicio en su propia armada durante casi veinte años más.

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial, una patrulla norteamericana es rodeada y asaltada por un número diez veces superior de alemanes en el área de Argonne. El sargento de la patrulla, él solo según todos los testimonios, mata veintiocho alemanes, captura ciento treinta y se hace con más de treinta ametralladoras enemigas que entrega en sus líneas. El sargento se llamaba Alvin C. York, experto cazador en su juventud y que hasta hacía poco tiempo había sido objetor de conciencia.

...1939. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, y tras recibir la protesta oficial por escrito del general Blaskowitz por las ejecuciones irregulares de las SS en territorio ocupado, Hitler comienza a hablar ante testigos del abuso de “ideas infantiles” y de que “no se puede librar una guerra aplicando métodos del Ejército de Salvación”. Mientras, Hans Frank es nombrado Gobernador General de la Polonia Ocupada, con la misión de “restaurar el orden público”. Él mismo describirá esa misión con más precisión, indicando que “se tratará a Polonia como una colonia y los polacos se convertirán en los esclavos del Gran Imperio Alemán”.

...1940. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña vuelve a abrir la carretera de Birmania que lleva suministros por tierra a los chinos.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, tropas alemanas toman Mariupol, en la orilla del mar de Azov y el jefe de prensa del Hitler comenta a periodistas extranjeros acreditados en Berlín que “desde un punto de vista militar, la Rusia soviética ha sido vencida”. Los soviéticos no estarán de acuerdo con dicha afirmación.

...1973. En el seno de la Guerra del Yom Kipur, contraofensiva israelí basada en fuerzas blindadas y centrada en las posiciones sirias (la estrategia era primero Siria, luego Egipto, contando con los retrasos egipcios en atravesar el canal de Suez y con el Sinaí como barrera que les permitía ganar algo de tiempo, aunque llevaron a cabo ofensivas controladas de tanteo en la zona que fueron repelidas por los egipcios), que causa enormes daños y pérdidas a las fuerzas enemigas empujándolas a sus propias fronteras.

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Ultima edición por Olethros el Dom Oct 14, 2018 2:24 pm; editado 1 vez
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Olethros



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MensajePublicado: Vie Oct 12, 2018 2:02 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 12 de octubre de...

...1808. Napoleón y Goethe se conocen en persona en Erfurt. El emperador era admirador confeso de Werther y muestra al autor un importante conocimiento de su obra mientras le comparte varias tesis propias sobre el libro. Dos días después, Goethe recibe la Legion de Honor.

...1809. Un joven llamado Frederic Staps trata de acercarse a Napoleón mientras el emperador pasa revista a su guardia. Es detenido con un enorme cuchillo de cocina en el bolsillo y será fusilado.

...1813. En el seno de las Guerras Napoleónicas, el emperador solo puede enfrentar menos de doscientos mil soldados, poco experimentados en su mayoría y con pocos suministros, a los más de trescientos cincuenta mil que la coalición pone de su lado. De todas formas, y sin muchas más opciones ante las perspectivas poco halagüeñas para su mandato, Napoleón ordena a su ejército ponerse en camino hacia Leipzig.

...1864. Brasil, en apoyo de los colorados, invade Uruguay para derrocar el gobierno de los blancos. Este hecho y varios intereses más generarán el estallido de la Guerra de la Triple Alianza en pocas semanas, que terminará muy mal para Paraguay..

...1915. En el seno de la Primera Guerra Mundial y en Bruselas, la enfermera Edith Cavell es fusilada tras haber sido hallada culpable de ayudar a escapar hacia Holanda a prisioneros de guerra británicos, franceses y belgas. La señora Cavell siempre reconoció su culpabilidad y ninguna presión internacional pudo salvarla del pelotón de fusilamiento. Francia levantaría una estatua en su honor más tarde y el propio Hitler ordenaría demolerla cuando invada Francia con éxito durante la Segunda Guerra Mundial.

...1917. En el seno de la Primera Guerra Mundial y en el seno de la ofensiva conocida como la Tercera Batalla de Ypres, Primera Batalla de Passchendaele, entre un mar de barro, en la que británicos, neozelandeses y canadienses están llegando al límite de sus fuerzas y son rechazados por los alemanes dejando atrás más de diez mil bajas. Para llegar a las estribaciones de Passchendaele y desde el comienzo de la Tercera Batalla de Ypres, los aliados habían tenido sesenta y seis mil muertos de un total de casi un cuarto de millón de bajas. Los alemanes habían sufrido casi cuatrocientas mil bajas aunque mantendrán la colina en su poder. Pero los aliados volverán a intentarlo en dos semanas. Mientras tanto, Alemania pone en marcha la Operación Albión, la toma de las islas del golfo de Riga, ciudad en su poder desde hace unas seis semanas. En nueve días tendrán la zona bajo control y Petrogrado (la actual San Petersburgo) queda en el punto de mira alemán.

...1920. En el seno de la Guerra Ruso-Polaca, la URSS debe aceptar un armisticio que incluía cesiones territoriales a Polonia.

...1936. En el seno de la Guerra Civil Española, fin de la Campaña de Guipúzcoa ante la férrea resistencia de las fuerzas republicanas y columnas vascas, aunque ya habían caído Irún y San Sebastián, quedando casi toda la provincia en manos franquistas.

...1940. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, Hitler da la orden de suspender los preparativos de la Operación León Marino de forma definitiva. Mientras tanto, Roosevelt afirma que “Hemos tomado una decisión. Seguiremos aumentando nuestra defensa y armamentos y seguiremos ayudando a los que resisten la agresión y mantienen a los agresores lejos de NUESTRAS costas”. A China llega, por la carretera de Birmania, un par de miles de camiones estadounidenses, partes de armas y aviones, además de una cantidad importante de combustible.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial y en las zonas que rodean Bryansk y Viazma, los alemanes cierran una enorme bolsa y hacen unos seiscientos mil prisioneros soviéticos, y toman Kaluga, a menos de doscientos kilómetros de Moscú.

...1942. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, el convoy SC 104, con cuarenta y cuatro mercantes escoltados, es atacado por trece submarinos alemanes durante cinco días. Ocho cargeros son hundidos pero los alemanes pierden tres submarinos ante los barcos de escolta y defensa.

...1943. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, los aliados consiguen comenzar a cruzar el río Volturno para encontrarse con una fuerte resistencia alemana, comandada por Kesselring, que sumada a las características orográficas de la zona y a las inclementes condiciones atmosféricas consigue ralentizar los avances británicos y estadounidenses.

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farsalia



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MensajePublicado: Dom Oct 14, 2018 12:34 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 14 de octubre de 1066 las tropas del duque de Normandía, Guillermo el Bastardo (en adelante, Guillermo I el Conquistador) derrotaron a las del último rey anglosajón de Inglaterra, Harold II, que murió en combate, en la batalla de Hastings. Las pugnas entre Guillermo y Harold por el trono de Inglaterra venían de lejos, pues ambos ansiaban ser el sucesor de Eduardo el Confesor (1042-1066). Eduardo III de Wessex, de hecho, es considerado el último soberano inglés de esta dinastía (con permiso de Egar II, que pretendió ser su heredero), aquella que fundara Alfredo I el Grande cerca de dos siglos antes; una dinastía que con dificultades se mantuvo en el trono del reino de Inglaterra, formado por Alfredo a finales del siglo IX, ante las invasiones danesas y la conformación, de hecho, de un reino de Dinamarca, Noruega e Inglaterra con el vikingo Canuto el Grande (1016-1035).



Guillermo (nacido en el año 1035) era pariente de Eduardo a través del duque normando Ricardo I y siempre tuvo aspiraciones al trono inglés; de hecho, en el año 1051, Eduardo designó a Guillermo como su heredero. Pero el duque normando topó con la oposición de Godwin, descendiente del hermano de Alfredo el Grande, conde de Wessex (por designación de Canuto el danés) y padre de Harold, además de uno de los hombres más poderosos de Inglaterra. Por su parte, Harold, había heredado el condado de Wessex (recordemos, el reino que fue el origen de la dinastía anglosajona y que posteriormente se devaluó a condado con el nuevo reino de Inglaterra) a la muerte de Harold, en el año 1053, y aglutinó a gran parte de la nobleza contra las aspiraciones de Guillermo, el pretendiente “extranjero”. Eduardo el Confesor no tenía hijos (ni esperanzas de tenerlos) y aunque había prometido la herencia y designado a Guillermo como su sucesor, pero a su muerte a principios del año 1066 Harold se adelantó a su rival y logró el reconocimiento del propio Eduardo en su lecho de muerte. Coronado como rey de Inglaterra, Harold tuvo que hacer frente primero a las ambiciones de su hermano Tostig, conde de Northumbria (en el exilio), y a las reclamaciones de Edgar II Atheling y del propio rey de Noruega; Harald III. De hecho, Harald le puso las cosas muy complicadas a Harold en Inglaterra: no sólo se alió con Tostig, que desembarcó en mayo en la isla de Wight para comprobar que tenía pocos apoyos y retirarse entonces a Escocia, sino que él mismo invadió Inglaterra con una fuerza noruega y de nuevo en alianza con Tostig. Harold reaccionó con contundencia y derrotó a ambos pretendientes, el 25 de septiembre, en la batalla de Stamford Bridge, en Yorkshire, donde ambos murieron. Pero no pudo evitar que, apenas unos días después (28 de septiembre), Guillermo, que llevaba meses preparando su propia invasión de Inglaterra, desembarcara con una importante fuerza de unos 6.000 (quizá 9.000) hombres y un número indeterminado de jinetes en Pevensey, Sussex. Harold tuvo noticias de la invasión normanda el 1 de octubre y desde el norte del país acudió con presteza a Londres, reuniendo por el camino una fuerza de entre 6.000 y 7.000 soldados. De Londres, donde recaló el 11 de octubre, Harold se dirigió a Hastings y se asentó en la colina de Senlac, dispuesto a obstaculizar e impedir el avance de Guillermo a la capital del reino. El 14 de octubre tuvo lugar el choque armado.

Harold llegó cansado, así como sus tropas, después de derrotar, apenas dos semanas antes, una invasión precedente del país; y Guillermo lo sabía. Harold tenía bajo su mando a soldados veteranos sajones, pero también a milicianos con un armamento inferior; quizá si Harold hubiera convocado a soldados de Londres y no se hubiera confiado tras vencer con facilidad a Tostig y Haldrad, hubiera logrado una fuerza militar más imponente. Por su parte, Guillermo, bregado ya en un estilo de guerra continental que apostaba por la caballería pesada, contaba con arqueros bien adiestrados y un número elevado de hombres de a pie de sus aliados bretones, franceses y flamencos. De buena mañana en ese 14 de octubre, Guillermo tomó la iniciativa y, tras una andanada de sus arqueros, con poco éxito (respondido hábilmente por los sajones con jabalinas y flechas), envió a sus hombres de a pie a tomar la colina. Sajones e invasores chocaron, logrando los primeros hacer huir a los soldados bretones de Guillermo, que reaccionó enviando a su caballería; rodeados por los jinetes normandos, la avanzada sajona fue aniquilada. Guillermo, poco confiado en vencer entonces, reagrupó sus tropas y retrocedió. La primera fase de la batalla se resolvió con unas ciertas tablas. En el mediodía, Guillermo atacó la colina con la caballería pesada, apoyado por los arqueros y los soldados de a pie, pero la lucha fue azarosa y sin resultados claros, pues los sajones resistían con fiereza. A la una, los soldados franceses y flamencos retrocedieron; la cosa entonces se puso peliaguda para Guillermo, que incluso perdió su caballo, mientras los anglosajones, ante el rumor de que el duque normando había muerto, avanzaron. A las dos de la tarde Guillermo detuvo el combate, reagrupó sus tropas y las alimentó; Harold aprovechó la coyuntura para fortalecer sus líneas. La situación estaba lejos de ser favorable para Guillermo, que había perdido gran parte de su caballería, pero no cejó en su empeño; a las tres volvió a subir la colina y atacó con fuerza con todo lo que tenía. Los hombres de Harold flaquearon ante el embate: su muro de escudos empezó a tener demasiadas brechas, que los soldados de Guillermo aprovecharon para atacar con todo lo que tenían. A las cuatro de la tarde los anglosajones de Harold no pudieron mantener ya la unidad y se disgregaron en grupos menores que paulatinamente los invasores masacraron. El propio Harold murió al recibir un flechazo en un ojo; muerto el rey anglosajón, los soldados que le quedaban, aun combatiendo con valor, se vieron obligados a retroceder y finalmente a huir. Guillermo ganó la batalla, pero las bajas entre ambos ejércitos fueron bastante parejas.

La consecuencia de la victoria en Hastings de Guillermo, ahora el Conquistador, fue que por una nueva dinastía se hacía con el poder en la mayor parte de la isla Gran Bretaña (Gales y Escocia, al margen claro está) y mantendría un dominio a ambos lados del canal de la Mancha: en Normandía y en Inglaterra. En las semanas posteriores a la batalla las tropas invasoras acabaron con cualquier resistencia anglosajona en su avance hacia Londres, donde el monarca fue coronado como Guillermo I de Inglaterra (ya era II de Normandía) en la abadía de Westminster el día de Navidad de 1066. La resistencia sajona se prolongaría durante varios años en el interior, tema que el cine y la literatura histórica popularizarían, mostrando a unos arrogantes invasores normandos, que se hicieron con las principales propiedades de los nobles anglosajones, ahora desposeídos de sus tierras. El feudalismo a la francesa se instaló en una Inglaterra que vivió unos años convulsos, no sólo durante el reinado de Guillermo I (1066-1087), sino sobre todo de su hijo Guillermo II Rufo (1087-1110) y en los inicios del hermano de éste, Enrique I Beauclerc (1100-1135). De las décadas finales del siglo XI e inicios del XII son los numerosos castillos que, al estilo continental, nutrieron los condados ingleses. Se produjo una transferencia de la gran propiedad, como decíamos antes, que tuvo en el Domesday Book su principal libro de registros, y el establecimiento de una monarquía sólida, a diferencia de la anglosajona del último siglo y medio. Inglaterra, en manos de los normandos en primer lugar y, tras la inestabilidad del reinado de Esteban I de Blois (1135-1184), posteriormente con los angevinos a partir de Enrique II Plantagênet (1154-1189), se erigió en un poderoso imperio en Europa occidental y en rival de unos reyes de Francia que inicialmente no vieron con malos ojos que el duque de Normandía se estableciera allende el canal de la Mancha: mejor, pensaron, un peligroso “vasallo” bien lejos.

Por otro lado, Hastings se convirtió en glorioso fruto de la invasión con el paso del tiempo, a pesar de que fue una batalla reñida. El hecho de que los sajones quedaran prácticamente aniquilados en la batalla aseguró la estabilidad (en general) del monarca normando. Hasta otra “gloriosa” invasión, esta vez a finales de 1688, Inglaterra crearía la ficción de que se mantenía como un reino insular impenetrable desde fuera durante siglos. Lo cierto es, sin embargo, que las invasiones de Inglaterra no cejaron en los siglos siguientes: Enrique Bolingbroke, primo de Ricardo II, lo hizo en 1399 para hacerse con el trono (bajo el nombre de Enrique IV). Otro Enrique, Tudor, lo hizo en 1485 en la etapa final de la Guerra de las Dos Rosas, y se estableció como rey (Enrique VII) tras derrotar a Ricardo III en la batalla de Bosworth; y su reinado no fue tranquilo, pues hubo al menos dos invasiones que no lograron triunfar en nombre de pretendientes York al trono inglés. Pero los normandos llegaron para quedarse –mal que le pesara unas décadas después al Wilfred de Ivanhoe de Walter Scott– y, haciéndolo, crearon las bases de la Inglaterra sobre todo rural.
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Antigono el Tuerto



Registrado: 28 Mar 2010
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MensajePublicado: Dom Oct 14, 2018 2:52 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

farsalia escribió:
Hasta otra “gloriosa” invasión, esta vez a finales de 1688, Inglaterra crearía la ficción de que se mantenía como un reino insular impenetrable desde fuera durante siglos. Lo cierto es, sin embargo, que las invasiones de Inglaterra no cejaron en los siglos siguientes: Enrique Bolingbroke, primo de Ricardo II, lo hizo en 1399 para hacerse con el trono (bajo el nombre de Enrique IV). Otro Enrique, Tudor, lo hizo en 1485 en la etapa final de la Guerra de las Dos Rosas, y se estableció como rey (Enrique VII) tras derrotar a Ricardo III en la batalla de Bosworth; y su reinado no fue tranquilo, pues hubo al menos dos invasiones que no lograron triunfar en nombre de pretendientes York al trono inglés. Pero los normandos llegaron para quedarse –mal que le pesara unas décadas después al Wilfred de Ivanhoe de Walter Scott– y, haciéndolo, crearon las bases de la Inglaterra sobre todo rural.

Sin olvidarnos de la invasión de Matilde en 1139 contra su primo Esteban de Blois, o la de su hijo, el mítico Enrique II Plantagenet Cool
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Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
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Olethros



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MensajePublicado: Dom Oct 14, 2018 3:28 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 14 de octubre de...

...1066. Probable día de la Batalla de Hastings, en el seno de la sucesión del reino inglés, entre el sucesor designado por el rey fallecido, Harold y sus tropas anglosajonas, y el pretendiente al trono, Guillermo y sus tropas normandas procedentes de la Europa continental, con un desarrollo muy largo para lo habitual en la época y con victoria final del bando de Guillermo y la muerte del propio Harold, cambiando el destino del reino inglés durante varios siglos

...1092. El visir selyúcida que ha organizado su imperio, Nizam al-Mulk, es apuñalado por un miembro de la secta de los Asesinos por orden del propio Hasan para favorecer la causa fatimí y un futuro califato chií. Los selyúcidas jamás volverán a estar unidos y coordinados.

...1529. En el marco de las casi eternas guerras entre Habsburgos e Imperio Otomano, fin del primer asedio de Viena al retirarse las tropas otomanas ante una férrea defensa del Sacro Imperio Romano Germánico y condiciones atmosféricas hostiles que no ayudaban a la llegada de suministros.

...1702. Batalla de Friedlingen, en el seno de la Guerra de Sucesión Española, entre tropas francesas y del Sacro Imperio Romano Germánico en territorio alemán, con victoria teórica francesa pero que en la práctica vieron detenido su avance en la zona y terminaron retirándose hasta el Rin.

...1758. En el seno de la Guerra de los Siete Años, pero dentro del enfrentamiento privado entre Austria y Prusia conocido como la Tercera Guerra de Silesia, Batalla de Hochkirch entre fuerzas austriacas de unos ochenta mil hombres que, sintiéndose cómodas con su superioridad numérica, atacan a los treinta mil prusianos que escapan por poco del campo de batalla pero dejando atrás diez mil hombres, una buena parte de la oficialidad y casi toda su artillería, por ocho mil bajas austriacas. A pesar de esta victoria táctica, el generalato austriaco no quiere correr riesgos y no aprovecha la situación para penetrar más en territorio prusiano. Además, los prusianos engañan al enemigo en distintos puntos y mantienen Silesia bajo su control.

...1806. Batalla de Jena, no muy lejos de Aüerstadt, en el seno de las Guerras Napoleónicas, entre una parte del ejército francés al mando de Napoleón y un ejército prusiano con sus aliados de Sajonia que era de un tamaño parecido al de su rival, con victoria indiscutible de los franceses gracias a la labor quirúrgica de su artillería fija y móvil que hace que los combates de infantería sean casi anecdóticos, con cinco mil bajas francesas por unas veinticinco mil prusianas, dejando prácticamente sin ejército a Prusia en un solo día al sumar lo sucedido en Aüerstadt, lo que acabará provocando la caída de la familia real prusiana. Carl von Clausewitz peleó en esa batalla.

...1806. Batalla de Aüerstadt, no muy lejos de Jena, en el seno de las Guerras Napoleónicas, entre otra parte del ejército francés y un segundo ejército prusiano (que lo duplica en número), con victoria indiscutible de los franceses gracias a que, ignorando su inferioridad, atacan por las alas mientras aguantan el centro, causando pérdidas prusianas que duplican a las francesas, incluyendo al líder de la fuerza prusiana, lo que acabará provocando a corto plazo la caída de la familia real de Prusia.

...1915. En el seno de la Primera Guerra Mundial, el ejército búlgaro entra en Serbia por el este. Las tropas serbias combatirán en toda la nación y, aunque perderán el control del páis por la presión combinada de Alemania, Austria-Hungría y Bulgaría, se repliegan a Montenegro y Albania desde donde continuarán peleando.

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial, un cabo alemán condecorado con la Cruz de Hierro, condecoración muy poco habitual en ese grado militar, es herido en los combates del saliente de Ypres y queda ciego temporalmente por el gas. Será evacuado a Pomerania para reponerse en un hospital militar. Se llamaba Adolf Hitler.

...1939. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, el U-47, con el capitán de fragata Prien al mando, daña ligeramente al crucero de batalla Repulse y hunde el acorazado Royal Oak en el puerto de Scapa Flow junto a casi ochocientos de sus tripulantes, el primer barco de esa envergadura hundido en la guerra y un golpe duro para los aliados. El submarino escapa tan sigilosamente del puerto como llegó.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, tropas alemanas llegan a lo que fue el campo de batalla de la gigantesca lucha de Borodino, entre fuerzas francesas al mando de Napoleón y fuerzas rusas en 1812. Están a 113 kilómetros de los suburbios occidentales de Moscú. Ese mismo día se toma Rzhev, ciudad que será más tarde, a finales de 1942, escenario de combates durísimos incluso para la clasificación habitual en el Frente Oriental.

...1942. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, el segundo viaje del crucero auxiliar corsario Komet termina abruptamente tras siete días de navegación al ser torpeado y hundido por una lancha rápida británica. Mientras, en Stalingrado, ataque alemán en la ciudad con el apoyo de trescientos tanques y todos los aviones disponibles en la zona, con combates en cada calle y edificio, cuya posesión cambiaba de manos constantemente. La fábrica Octubre Rojo queda rodeada pero no rendida.

...1943. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña suspende los bombardeos diurnos sin escolta sobre Alemania debido a las altísimas pérdidas.

...1944. Suicidio forzado de Erwin Rommel en Herrlingen, Alemania. A pesar de ello, se celebra un funeral de estado. Lejos de allí, Molotov revela que durante la conferencia de Teherán los USA han acordado con la URSS que el territorio tomado por los soviéticos durante la invasión de Polonia se mantendrá en su poder, siguiendo la famosa Línea Curzón. El premier polaco en el exilio, Mikolajczyk, terminará por renunciar a su cargo.

1973. En el seno de la Guerra del Yom Kipur, las columnas blindadas egipcias que tratan de avanzar por distintas rutas a través del Sinaí son detenidas por la defensa de las fuerzas de Israel y deben retirarse.

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Urogallo



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Mensajes: 21721
Ubicación: La Ferriére

MensajePublicado: Lun Oct 15, 2018 2:42 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Olethros escribió:


1973. En el seno de la Guerra del Yom Kipur, las columnas blindadas egipcias que tratan de avanzar por distintas rutas a través del Sinaí son detenidas por la defensa de las fuerzas de Israel y deben retirarse.


El descoordinado asalto egipcio, que se salda con numerosas bajas propias y muy pocas del bando Israelita, anima a los líderes de Israel a planear el cruce del Canal para el día siguiente, Lunes 15 de Octubre de 1973.

Con el fin de fijar el flanco norte del cruce, se produce un choque contra los egipcios en la Granja China.

Comienza la mayor batalla de blindados de la segunda mitad del siglo XX.
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Davout



Registrado: 26 May 2010
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Ubicación: AUERSTADT - 14.10.1806

MensajePublicado: Lun Oct 15, 2018 3:26 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Olethros escribió:
...1806. Batalla de Jena, no muy lejos de Aüerstadt, en el seno de las Guerras Napoleónicas, entre una parte del ejército francés al mando de Napoleón y un ejército prusiano con sus aliados de Sajonia que era de un tamaño parecido al de su rival, con victoria indiscutible de los franceses gracias a la labor quirúrgica de su artillería fija y móvil que hace que los combates de infantería sean casi anecdóticos, con cinco mil bajas francesas por unas veinticinco mil prusianas, dejando prácticamente sin ejército a Prusia en un solo día al sumar lo sucedido en Aüerstadt, lo que acabará provocando la caída de la familia real prusiana. Carl von Clausewitz peleó en esa batalla.

...1806. Batalla de Aüerstadt, no muy lejos de Jena, en el seno de las Guerras Napoleónicas, entre otra parte del ejército francés y un segundo ejército prusiano (que lo duplica en número), con victoria indiscutible de los franceses gracias a que, ignorando su inferioridad, atacan por las alas mientras aguantan el centro, causando pérdidas prusianas que duplican a las francesas, incluyendo al líder de la fuerza prusiana, lo que acabará provocando a corto plazo la caída de la familia real de Prusia.


- El Mariscal Davout fue hecho Duque de Auerstädt por esta victoria memorable.
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LA PATRIE EN DANGER
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Olethros



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Mensajes: 2085
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MensajePublicado: Mie Oct 17, 2018 4:58 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 17 de octubre de...

...1346. En el seno de las Guerras de Independencia de Escocia (pero con ecos en la Guerra de los Cien Años), Batalla de Neville´s Cross entre fuerzas escocesas, que penetran en Inglaterra aprovechando que el grueso de soldados ingleses debían estar al sur preparándose para embarcar con destino a Francia, y fuerzas inglesas desplegadas rápidamente pero en menor número. Ambos ejércitos se encuentran entre la niebla cerca de Durham, con un inicio defensivo por ambas partes pero que más tarde se convierte en ataque escocés por el hostigamiento de arqueros británicos que destrozan las líneas enemigas en su avance, ganando la batalla, acabando con buena parte de la nobleza escocesa y tomando prisionero a su rey.

...1777. En el seno de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y tras casi un mes de combates, las fuerzas británicas que han visto bloqueadas todas sus vías de retirada, sin suministros y faltas de moral, se rinden a los rebeldes en lo que se supuso el fin de la Batalla de Saratoga. Significó que los británicos viesen reducidas drásticamente sus opciones estratégicas y tácticas mientras que fue un gran espaldarazo para los revolucionarios y su anhelo de independencia.

...1797. Firma del Tratado de Campo Formio, en el seno de las Guerras Revolucionarias Francesas, entre Francia y Austria, con ganancia de territorios para Francia, de algún otro para Austria aunque tienen que agachar la cabeza, reconocimiento de independencia de alguna región, aumento de la leyenda de Napoleón con sólo veintiocho años de edad y que trajo unos breves años de paz a la zona (que no con Gran Bretaña) aunque no era más que un retraso de lo inevitable.


...1813. En el seno de las Guerras Napoleónicas, segunda jornada de la Batalla de las Naciones (Leipzig) que, a diferencia de la sangría del día anterior, se limitó en su mayoría a un intercambio de cañonazos; pero, mientras tanto, crecía el número de soldados en el bando de la coalición, llegando a sumar trescientos veinte mil hombres, y además iban contactando sus tres grandes bloques de tropas, por lo que Napoleón consideró algún tipo de retirada táctica.

...1904. En el seno de la Guerra Ruso-Japonesa, fin de la Batalla del río Sha-ho, técnicamente un empate tras combates de desgaste, con retirada rusa hacia Mukden, donde se atrincherarían, y persecución japonesa que terminaría en un similar atrincheramiento.

...1914. En el seno de la Primera Guerra Mundial y en el frente oriental alemán, las fuerzas alemanas al sur de Polonia deben retirarse ante la presión rusa, llegando a documentarse el caso de alguna unidad que debió retirarse cien kilómetros ese día.

...1917. En el seno de la Primera Guerra Mundial, el transporte estadounidense Antilles es hundido por un submarino alemán.

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial, el avance aliado sigue siendo fuerte y sostenido, igual que la retirada alemana, pero hay voces autorizadas alemanas que demuestran su desubicación hablando de “refuerzos decididos” y de “cumplimiento implacable del deber”, relacionando cualquier derrota con esclavitud. Hasta Ludendorff empieza a decir ahora que el ejército podía y debía seguir luchando, mientras consideraba cualquier gran avance enemigo como “poco probable” y que se podían hacer planes para contraofensivas en 1919 (lo peor es que algunos aliados pensaban lo mismo o, por lo menos, creían que Alemania podía defenderse con fuerza durante mucho más tiempo). Por suerte, el canciller Max estaba con los pies en la tierra.

...1939. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, la Gestapo detiene al párroco de Chocz, el padre Pawlowski, de setenta años y acusado de tenencia ilícita de armas. Como era aficionado a la caza, encuentran en su casa dos antiguas cartucheras pero no armas. Igualmente es golpeado y fusilado. Ese mismo día, firma de un decreto por el que las divisiones de las SS en campaña tenían independencia jurídica total de la Wehrmacht, por lo que cualquier clase de falta, incluyendo los consejos de guerra, pasaban a ser juzgados por la alta oficialidad de la propia SS.

...1942. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, los responsables soviéticos en el frente del Don ordenan la evacuación de todos los civiles en un área de veinticinco kilómetros cuadrados. No se trata de un caso de compasión, sino de seguir trabajando en secreto para el despliegue de unidades para lo que luego será la Operación Urano.

...1973. En el seno de la Guerra del Yom Kipur, los israelíes han conseguido una pequeña cabeza de puente en la orilla oeste del canal de Suez pero muy pocos blindados han conseguido llegar allí, por lo que Israel decide tomar una decisión arriesgada y llevar una buena parte sus vehículos más al sur y avanzar cerca de los lagos Amargos, con lo que amenazaban con embolsar a los defensores egipcios.

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MensajePublicado: Vie Oct 19, 2018 9:09 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 19 de octubre de 202 a.C. tuvo lugar en Zama la batalla definitiva entre las tropas de la República romana, al mando del procónsul Publio Cornelio Escipión, y las de Cartago, al mando del estratega Aníbal, hijo de Asdrúbal el Rayo (baraq, de ahí el apellido Barca). La batalla significó la derrota cartaginesa, que poco después aceptaría la rendición y la firma de un duro tratado de paz que supondría el final de Cartago como potencia mediterránea y como imperio colonial: no sólo perdía gran parte de su propio hinterland africano sino que aceptaba abandonar oficialmente Hispania, territorio del que había sido expulsada por los romanos tras la batalla de Ilipa (206 a.C.) y la pérdida de Gadir (Cádiz). De hecho, la batalla era el final de la aventura iniciada por Aníbal dieciséis años atrás (218 a.C.), cuando a la cabeza de un numeroso ejército cruzó los Pirineos para dirigirse a Italia y llevar la guerra –declarada por Roma tras la toma cartaginesa de Arse-Saguntum varios meses antes– a suelo italiano.



Todo empezó con la invasión italiana de Aníbal en el otoño del año 218 a.C., tras cruzar los Alpes y sorprender a los romanos, que lo esperaban en la orilla del Ródano. En los dos años siguientes (hasta 216.C.), Aníbal derrotó a varios ejércitos consulares –en Trebia a finales de aquel año, en Trasimeno en 217 a.C. y en Cannae al año siguiente–, acabando con dos cónsules (Flaminio y Emilio Paulo), burlando a un dictator (Fabio Máximo) y provocando la alarma y el terror en una Roma que no sabía cómo derrotarle. Aníbal, en esos años, estuvo muy cerca de alcanzar el plan que trataba de desarrollar: quebrar la alianza romana con sus aliados (socii) romanos en Etruria y la Italia central y meridional, forzando, en consecuencia, a Roma a firmar un tratado de paz que reconociera la supremacía cartaginesa en el Mediterráneo occidental (limitando a su vez la hegemonía romana en la península italiana). No lo logró, ni siquiera tras la situación romana de shock tras Cannae (80.000 romanos y aliados muertos). Sólo Capua se pasó al bando cartaginés. Roma resistió. Pudo hacer volver el ejército proconsular de Publio Cornelio Escipión (cónsul en 218 a.C. y padre del futuro vencedor de Aníbal), pero apostó por mantener a los dos Escipiones (Publio y su hermano Gneo) en Hispania –imposibilitando de este modo que Asdrúbal Barca cruzada también los Alpes y se reuniera con su hermano Aníbal en Italia –, y por reclutar nuevas legiones. Se adoptó la estrategia «fabiana» –por el dictator Quinto Fabio Máximo (217 a.C.; cónsul en 215, 214 y 209 a.C. [ya lo había sido en 233 y 228 a.C.])– de no presentar batalla al enemigo, desgastándole y acosándole desde el año 215 a.C., al tiempo que le impedía recibir refuerzos de África (mediante un fuerte bloqueo, para lo cual fue esencial el control romano de Cerdeña, provincia a la que se envió parte de la flota). El plan de Fabio funcionó: paulatinamente Aníbal se vio empujado al sur de Italia, donde consiguió aliados firmes contra Roma entre los itálicos, pero no pudo quebrar la alianza de los itálicos del centro de Italia. Aníbal logró victorias estériles como la defección de Capua en la Campania, pero la defensa de esta plaza suponía diversificar sus cada vez menguadas tropas en varios frentes en Italia, mientras que Roma contaba con recursos muy superiores. Tampoco pudo sacar partido del hecho de que desde el año 215 a.C. se abrieran escenarios bélicos en el mar Jónico (contra Macedonia, que firmó un tratado de alianza con Aníbal) y en Sicilia (donde el nieto del viejo aliado romano, Hierón de Siracusa, se unió a los cartagineses).

Los nuevos escenarios bélicos, más Hispania y la guerra naval en el Mediterráneo occidental, restaban y dividían los recursos en hombres, naves y dinero que Aníbal necesitaba en Italia, cada vez con mayor desespero. Poco a poco, Roma fue cambiando las tornas: Capua y Siracusa cayeron en el año 212 a.C.; una breve ocupación cartaginesa de Tarento, un puerto desde donde se podrían recibir refuerzos (si la flota militar cartaginesa superaba el bloqueo romano) terminó en 209 a.C., y las cosas cambiaron especialmente en Hispania. No fue fácil: Publio y Gneo Escipión fueron traicionados por varias tribus hispanas y Asdrúbal Barca los derrotó en el Betis en el año 211 a.C., muriendo ambos romanos en sendos combates. El Senado romano envió al ambicioso hijo de Publio, del mismo nombre, a Hispania como procónsul y al mando de un ejército formado por los vencidos en Cannae. Sorprendentemente, el joven Escipión tomó la iniciativa y burló a Asdrúbal con la toma de su capital, Qart Hadasht (Cartago Nova para los romanos, la moderna Cartagena) en el año 210 a.C., recién llegado a Hispania. Al año siguiente derrotó a los comandantes cartagineses en Baecula (Bailén). Asdrúbal asumió el plan inicial de pasar a Italia cruzando los Alpes, mientras su hermano Magón y otro Asdrúbal (Giscón) permanecieron en el valle del Guadalquivir tratando de contener al joven Escipión. El plan de Asdrúbal no funcionó: un mensaje enviado a Aníbal fue interceptado por los romanos en el norte de Italia, y las tropas de los dos cónsules (Marco Livio Druso y Gayo Claudio Nerón), sin que se enterara el cartaginés, se reunieron y plantaron batalla a Asdrúbal en el río Metauro (207 a.C.); sobrepasado en fuerzas por el enemigo, el ejército cartaginés fue destruido y Asdrúbal murió en combate. Su cabeza fue enviada a Aníbal que comenzó a asumir el final de su aventura en Italia, cada vez más aislado en el sur. No había servido de gran cosa que matara en una escaramuza al cónsul Marco Claudio Marcelo el año anterior. En Hispania las disensiones entre los comandantes cartagineses y la política de Escipión de atraerse a los pueblos de la zona condujeron a la victoria romana en Ilipa (206 a.C., cerca de Alcalá del Río en Sevilla). Giscón abandonó la península Ibérica, Magón se trasladó a Gadir, aunque ésta se entregó a finales de ese año y con su rendición terminaba la presencia cartaginesa en Hispania. Escipión regresó a Italia como vencedor, fue elegido cónsul en 205 a.C. y recibió el mando de la guerra en África: durante su consulado, Escipión planificó la invasión de África, con la idea de llevar la guerra a pocos kilómetros de la metrópoli púnica; mientras, Aníbal quedaba aislado en la punta de la bota italiana.

La guerra en los años 204-202 a.C. fue lenta para los planes de Escipión, pero segura. Escipión desembarcó en Útica, tras zarpar de Lilibeo en Sicilia, y se preparó para enfrentarse al rey Sífax de Numidia, aliado de Cartago. Contó, además, con el apoyo de Masinisa, rival de Sífax al trono numídico, que traía consigo su valiosa caballería. Gran parte de los años 204 y 203 a.C. se dedicó al asedio y toma de Útica, al tiempo que Sífax atacaba a los romanos. La batalla de Campi Magni o de Bagradas forzó la balanza en favor de Escipión, que derrotó a las fuerzas combinadas de Sífax y Giscón. El rey númida huyó a Cirta, su capital, pero fue capturado, y con él su esposa Sofonisba, hija del púnico Giscó, y que ambicionaba Masinisa (Escipión prohibiría su matrimonio, pero el joven númida, que ahora asumió el reino de Sífax, le desafió; el romano decidiría enviar a Sofonisba a Italia para que desfilara en su triunfo, pero Masinisa envió a la púnica un veneno para que se suicidara y evitara así la humillación). La derrota púnico-numídica forzó a Cartago a plantear una primera propuesta de paz e incluso envió una embajada a Roma para tratar los preliminares de un acuerdo, mientras confiaba en ganar tiempo para que Aníbal regresara a África. Por su parte, Escipión veía como el tiempo comenzaba a correr en su contra: para el año 202 a.C. había sido elegido cónsul Tiberio Claudio Nerón, que aspiraba al mando de la guerra en África. Una propuesta de ley presentada por un tribuno de la plebe y aprobada por los comicios tributos, sin embargo, le garantizó a Escipión el mando supremo. El Senado decidió, por su parte que cónsul y procónsul comandaran las tropas de forma paritaria. Compartir el ejército podía suponer un problema para el joven procónsul (teóricamente subordinado al imperium del cónsul); necesitaba vencer pronto y acabar la guerra antes de que al año siguiente otro cónsul lo hiciera por él. Aníbal desembarcó en Leptis Minor y, tras dejar descansar unos días a sus tropas, se dirigió a Zama, en el interior del hinterland cartaginés. Los cartagineses rompieron las conversaciones con Escipión e incluso secuestraron unos navíos romanos, lo cual encolerizó al comandante romano.

Actualmente se considera que muy probablemente la batalla no se desarrolló en las cercanías de Zama, sino más bien cerca de Hadrumeto: Aníbal tenía su campamento en Zama pero avanzó hacia las cercanías de Hadrumeto, según Polibio (Historias, XV, 5, 3); por su parte, Tito Livio (Historia de Roma desde la fundación de la ciudad, XXX 29, 8-9) comenta que Escipión acampó en Naragara, después de que los dos ejércitos acordaran adelantar sus dos campamentos para que sus comandantes pudieran entrevistarse, y la batalla se desarrollaría a las afueras del campamento romano. Escipión aceptó la entrevista. Aníbal habló primero (según Livio, XXX, 30, 3-30) y planteó su propuesta de paz: «No nos oponemos a que sea vuestro todo aquello por lo que fuimos a la guerra; Sicilia, Cerdena, Hispania y cualquier isla que este comprendida en todo el mar entre Africa e Italia; los cartagineses, confinados dentro del litoral africano, veremos cómo vosotros, puesto que así lo han querido los dioses, extendéis vuestro dominio por tierra y mar incluso sobre naciones extranjeras. No voy a negar que podéis tener vuestras dudas acerca de la credibilidad púnica debido a la forma no demasiado sincera en que recientemente pedimos y estábamos a la espera de la paz. La garantía de que la paz será respetada, Escipión, depende en gran medida de quien es el que la demanda. También vuestros senadores, según he oído, negaron la paz debido en buena medida a que nuestra embajada no era un dechado de dignidad. La paz la pido yo, Aníbal, que no la pediría si no la considerase ventajosa, y la respetaré por las mismas razones de utilidad por las cuales la pido. Y lo mismo que hice todo lo posible, hasta que los dioses se pusieron en contra, para que nadie se arrepintiese de la guerra, ya que era yo quien la había iniciado, también me esforzare para que nadie se sienta pesaroso de la paz promovida por mí» (25-30). En su respuesta (31, 1-9), Escipión echó en cara a los cartagineses su perfidia, el tópico por antonomasia contra los púnicos, y culpó a Cartago (e implícitamente al propio Aníbal) del origen de la guerra: «No merecéis que se os mantengan las mismas condiciones, y pretendéis encima sacar provecho de vuestro engaño. Ni nuestros padres fueron los agresores en la guerra por Sicilia, ni nosotros lo fuimos en la guerra por Hispania; entonces fue el peligro que corrían nuestros aliados mamertinos y ahora fue la destrucción de Sagunto lo que nos vistió con las armas de la lealtad y la justicia. Tú mismo reconoces que vosotros fuisteis los agresores, y son testigos de ello los dioses que dieron a aquella guerra un desenlace acorde con el derecho divino y humano, y también a, esta se lo dan y seguirán dando»; de hecho, se negó a aceptar la propuesta de Aníbal. Polibio [XV, 6-8] también trata la entrevista entre ambos comandantes, con unos planteamientos similares. La resolución de la batalla decidiría el vencedor y el final de la guerra.

Livio, como todo el relato de la guerra, ofrece un vívido retrato de la batalla de Zama (XXX, 32-35); la narración de Polibio (XV, 9-14) es menos intensa. Aníbal llevó la iniciativa y trató de rodear el ejército romano con la caballería como hiciera en Cannae, con apoyo de elefantes. Escipión contaba con la caballería númida de Masinisa y con la romana al mando de Gayo Lelio y supo contrarrestar hábilmente la maniobra enemiga. Aunque las tropas de infantería eran similares en ambos bandos (unos 35.000 soldados cartagineses y restos de la gran expedición de Aníbal en Italia frente a unos 30.000 legionarios romanos), Escipión contaba con una superioridad en caballería (6.000 jinetes, entre númidas y romanos, frente a los 4.000 de Aníbal). Los elefantes no arrollaron las primeras filas del enemigo, como esperaba Aníbal, ya que pronto fueron asustados y puestos en fuga por los romanos (que abrieron pasillos para que pudieran pasar sin hacer daño), al mismo tiempo que los jinetes de Masinisa atacaban a los cartagineses, logrando destruirlos. La batalla pasó entonces a ser disputada por los soldados de infantería. Los ataques cartagineses chocaron con la firmeza de los romanos, que resistieron las embestidas y poco a poco fueron avanzando, destrozando las primeras dos filas del ejército de Aníbal, más inexpertas; el comandante púnico mantuvo a sus veteranos experimentados en la tercera fila, confiando en ellos para contraatacar. Y así fue: los veteranos de las campañas en Italia comenzaron a avanzar y esta vez fueron las filas romanas las que empezaron a ser destruidas. La batalla parecía inclinarse a favor de Aníbal cuando regresaron los jinetes de Masinisa y Lelio, que entraron en la melé, atacando desde la retaguardia cartaginesa. Y esta acción fue la que decidió la batalla: superados por la caballería enemiga, los cartagineses se colapsaron, atacados por dos frentes. «Esta carga de la caballería acabó de desarbolar al enemigo. Muchos fueron rodeados y muertos en el campo de combate; muchos se dispersaron huyendo por la llanura que se extendía a su alrededor y perecieron aquí y allá, pues la caballería lo cubría todo. Murieron aquel día más de veinte mil, entre cartagineses y aliados; cayeron prisioneros casi otros tantos, capturándose ciento treinta y dos ensenas militares y once elefantes. Los vencedores tuvieron unas mil quinientas bajas», relata Livio (XXX, 35, 2-3). Aníbal, viéndose derrotado, huyó a Hadrumeto con los restos de la caballería. Sólo le preocupaba una cosa: llegar a Cartago y plantear una propuesta de paz que fuera aceptada por Escipión.

La consecuencia de la batalla de Zama fue que se decidió la guerra que desde hacía dieciséis años se disputaban romanos y cartagineses. Cartago no tenía más ejércitos que oponer; el que había luchado durante tres lustros en Italia fue aniquilado en aquella batalla. Escipión impuso los términos de la paz, dispuesto a terminar la guerra entonces y que los cónsules del año 201 a.C. le arrebataran la gloria. Los cartagineses «conservarían las ciudades, territorios y fronteras que tenían antes de la guerra, y los romanos cesarían en sus devastaciones aquel mismo día; devolverían a los romanos todos los desertores, fugitivos y prisioneros, y entregarían todas las naves de guerra a excepción de diez trirremes, y los elefantes que tenían domados, y no domarían más; no harían guerras ni dentro ni fuera de África sin autorización del pueblo romano; devolverían a Masinisa lo que le pertenecía y harían una alianza con él; aportarían trigo y dinero para pagar a las tropas auxiliares hasta que volviesen de Roma los embajadores; abonarían en cincuenta años diez mil talentos de plata repartidos en plazos iguales; entregarían cien rehenes escogidos por Escipión que no tuvieran menos de catorce años ni más de treinta. Y les concedería una tregua a condición de que devolviesen las naves de guerra apresadas durante la tregua anterior y todo lo que contenían; en caso contrario, no habría ni tregua ni la menor esperanza de paz» (XXX, 37, 2-6). En Cartago Giscón habló contra estas condiciones, pero Aníbal lo expulsó de la tribuna. El tratado de paz, tras el envío de una embajada cartaginesa a Roma, se firmaría con nuevos cónsules en el cargo en el año 201 a.C.

Con la aceptación del tratado de paz, Cartago dejaba de ser una potencia mediterránea y se convertía en una ciudad-estado con un limitado hinterland en África. Roma asumía el control del Mediterráneo occidental, aunque al cabo de un año tuvo que destinar sus esfuerzos a una guerra contra Macedonia (la segunda) en la zona oriental; posteriormente, hubo guerra contra Antíoco de Siria y en el plazo de una década desde el final de la guerra púnica Roma se convertía en la principal potencia de todo el Mediterráneo. Comenzaría luego la azarosa dominación de Hispania, el territorio legado por Cartago y que se tardaría casi dos siglos en someter por completo. Cartago acabaría pagando la onerosísima indemnización a Roma, y antes del plazo fijado, pero para entonces su prosperidad despertó los recelos del Senado romano y de los sectores más belicistas del mismo: Catón el Censor no dejaría de clamar para que la ciudad púnica fuera destruida y logró que Roma finalmente declarara la guerra (en apoyo de la Numidia del anciano Masinisa, contra quien Cartago declaró la guerra, hasta de sus abusos en la frontera entre ambos territorios), en 149 a.C., aunque no viviría para ver el final del asedio de Cartago, finalmente tomada y destruida por el nieto adoptivo de Escipión, el primer Africano: Escipión Emiliano, el segundo Africano. Con la destrucción de Cartago en 146 a.C., y muerto Aníbal en el exilio treinta y pico años antes, desaparecía el rival más fuerte y enconado que tuvo Roma hasta entonces.
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MensajePublicado: Vie Oct 19, 2018 10:19 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 19 de octubre de...

...202 a.C. Probable día de la Batalla de Zama, en el seno de la Segunda Guerra Púnica, entre dos ejércitos bastante equilibrados de, por un lado, fuerzas cartaginesas que defendían su territorio con destacada presencia de elefantes de guerra y, por otro, fuerzas romanas con buena caballería ligera incluyendo las fuerzas númidas de Masinisa, con clara victoria de las tropas de la Antigua Roma tras duros combates y que significa, en poco tiempo, el fin de la guerra.

...439. Genserico y sus vándalos rompen el acuerdo de Hipona con Bizancio y toman al asalto Cartago, sin dañar demasiado la ciudad porque será la capital del inmediatamente autoproclamado reino vándalo africano, de donde irán expulsando a los propietarios romanos de cuantas tierras quiera entregar Genserico a sus hombres y a otros aliados germanos.

...1805. En el seno de las Guerras Napoleónicas, fin de la Batalla de Ulm con victoria casi total del ejército francés al mando de Napoleón frente a un ejército austriaco que debe rendirse al ver la imposiblidad de que lleguen refuerzos rusos (que en realidad intentaron atravesar las líneas francesas pero, a mitad de camino y sorprendentemente, reciben la orden de sus mandos de retirarse), impidiendo todo movimiento ofensivo contra Francia al tomar veintisiete mil prisioneros y todos sus pertrechos. Fue más una batalla de movimientos y envolvimientos que de puros combates, porque hubo pocos enfrentamientos. Esta victoria prepara el camino de Napoleón hacia un pequeño pueblecito de nombre Austerlitz.

...1812. En el seno de las Guerras Napoleónicas, el emperador y su ejército bajo de suministros abandonan Moscú tras treinta y dos días de estancia sin lograr ningún objetivo concreto, pero que dieron tiempo a reforzar las fuerzas de Kutuzov, quien comienza a mover a sus tropas para forzar a Napoleón para que vuelva exactamente por donde vino y pase de nuevo por tierras arrasadas sin ningún tipo de avituallamiento posible. Napoleón hará lo que Kutuzov quería.

...1813. En el seno de las Guerras Napoleónicas, cuarta y última jornada de la Batalla de las Naciones (Leipzig), en la que las fuerzas francesas comienzan a recibir embates de las fuerzas de la Sexta Coalición (diez estados o naciones diferentes) por el frente y los flancos, perdiendo una quinta parte de sus efectivos sólo ese día. Napoleón, con sus fuerzas escasas de suministros, empieza a planificar la retirada, muy difícil por la cantidad de hombres, las posiciones enemigas y su decidido ataque sobre las posiciones francesas en Leipzig. La victoria de las tropas de la Coalición es clara, aunque el emperador sale del campo de batalla con algo más de cien mil hombres dejando atrás unas sesenta mil bajas y llegará a derrotar a un ejército austrobávaro en Hanau poco después, pero todo terminará desembocando a medio plazo en la “traición” de Murat, en la abdicación del emperador y en su primer exilio. Las tropas aliadas de la Sexta Coalición tendrán la increíble cifra de ciento ochenta mil bajas entre heridos, muertos y desaparecidos.

...1871. Fin de las tres semanas de combates conocidas como la Batalla de Yorktown, en el seno de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, con rendición y retirada de las tropas británicas tras varios intentos infructuosos de romper el asedio rebelde, que supuso una crisis de gobierno en Gran Bretaña y condujo tanto al final de la guerra como a la independencia del país.

...1915. En el seno de la Primera Guerra Mundial, ataque alemán con una mezcla de gas cloro y fosgeno en el frente de Champaña, con casi mil franceses muertos y otros cuatro mil heridos.

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial, el as canadiense de aviación más conocido, el capitán Quigley, muere tras haber derribado treinta y cuatro aparatos enemigos. Pero no muere en combate, sino victima de la epidemia de gripe que está haciendo estragos en el continente.

...1935. Termina la Larga Marcha en China, doce mil quinientos kilómetros y trescientos setenta días después de su inicio, con la llegada a Shaanxi de menos de la décima parte de los efectivos que la iniciaron, con Mao como nuevo líder, con todos sus rivales por el mando fuera de juego de una u otra forma tras un periplo difícil y lleno de situaciones extrañas que la historia ha interpretado de diferentes formas según periodos e historiadores. En tres días se unen al resto de contingentes comunistas en la región

...1940. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, el convoy HX79 entre Canadá y Gran Bretaña, formado por cuarenta y nueve barcos, es atacado por tres de los mismos submarinos que el día anterior atacaron el convoy SC7 junto a otros cuatro más. Hunden catorce barcos ese día y siete más el siguiente.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, Stalin proclama el estado de sitio y declara que “Moscú será defendida hasta el último hombre”.

...1944. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas alemanas tienen que abandonar Belgrado ante la presión combinada del Ejército Rojo y el ejército yugoslavo. Al día siguiente, Tito y sus tropas entran en la ciudad.

...1987. El índice Dow Jones cae un 23 %. A diferencia de lo ocurrido en 1929, tanto la intervención de las autoridades como de la Reserva Federal y los bancos centrales hacen que, en un año, los índices se hayan recuperado.

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MensajePublicado: Lun Oct 22, 2018 5:27 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 22 de octubre de...

...1812. En el seno de la Guerra de la Independencia Española, pero con ecos en las Guerras Napoleónicas y tras algo de un mes de asedio, fin de la Batalla de Burgos entre los defensores franceses de la ciudad y los asaltantes británicos y portugueses, con importante derrota de los aliados, al mando del Duque de Wellington, que ante la incapacidad de hacerse con la plaza tras sucesivos intentos de dudosa brillantez táctica deciden levantar el sitio y retirarse.

...1904. Durante la madrugada, en el seno de la Guerra Ruso-Japonesa, debido al estado de nervios y a informes confusos (con algo de absurdos e improbables) sobre la presencia de barcos japoneses en la zona, la flota rusa del Báltico en camino hacia el Mar del Japón ataca en el mar del Norte a una flota pesquera inglesa en una acción de desarrollo casi cómico por la cantidad de “fuego amigo” que se produjo pero nada graciosa por la pérdida de vidas civiles no combatientes inglesas, en lo que se conoce como el Incidente del Banco Dogger, muy embarazoso para el gobierno del zar y que a punto estuvo de tener consecuencias geopolíticas mucho más serias por la alianza entre Japón e Inglaterra.

...1914. En el seno de la Primera Guerra Mundial, el gobierno británico y en previsión de posibles intentos de invasión de su territorio, ordena que cualquier transporte que “se suponga que traslada tropas alemanas a Inglaterra sea hundido con torpedos o cañonazos. No es posible negociar con un transporte en alta mar ni hacer que se rinda”. El responsable de la orden al Almirantazgo es Winston Churchill. Mientras tanto, y durante la Primera Batalla de Ypres, supuestamente tiene lugar el Kindermord, un combate que generaría un enorme valor simbólico por los participantes (jóvenes estudiantes voluntarios) y por la situación (llegaron cantando canciones patrióticas) del combate en Langemarck. Al parecer, ni el combate tuvo lugar en Langemarck (posiblemente fuese en Bixschoote), ni llegaban cantando (sí usaban canciones para identificarse entre el humo y la niebla) ni murieron tantos jóvenes (menos del 30 % de las bajas eran jóvenes e inexpertos estudiantes alemanes patriotas).

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial y a pesar de la realidad que estaban viviendo a nivel militar, político, social y económico, la cancillería alemana no quería discutir armisticios que incluyeran compensaciones económicas leoninas según su punto de vista.

...1939. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, elecciones libres en la Polonia ocupada por la Unión Soviética. Cierto es que sólo los candidatos aprobados por los soviéticos podían participar, que en muchos casos había candidatos únicos, que la mayoría eran campesinos sin formación y que la NKVD lo supervisaba todo.

...1940. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, reunión en la Francia ocupada entre Hitler y el viceprimer ministro de la Francia de Vichy, Pierre Laval, de quién quería escuchar el canciller alemán que los franceses emprenderían actividades contra Gran Bretaña. Laval afirmó desear la derrota de los británicos por el deshonor de los sucesos de Orán y Dakar, pero no fue más allá en sus manifestaciones.

...1941. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes matan a más de veinticinco mil judios en Odessa, usando balas, fuego, explosivos e incluso bombardeo artillero. En paralelo a la Segunda Guerra Mundial, en Tokio se llevan a cabo ejercicios prácticos de defensa aérea, incluyendo un apagón de prueba, lo que era un mal presagio de lo que estaba por venir.

...1942. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, Goebbels ordena omitir en cualquier noticia los nombres Octubre Rojo y Barrikadi en sus informaciones sobre Stalingrado.

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MensajePublicado: Mar Oct 23, 2018 11:38 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 23 de octubre de 42 a.C. tuvo lugar la (segunda) batalla de Filipos, que enfrentó al ejército de los autoproclamados Libertadores, con Marco Junio Bruto al frente) y al de los triumviri res publicae reconstituendae potestate consulari, bajo el mando de Marco Antonio y el joven Gayo Julio César Octaviano (¿indispuesto?). En muchos aspectos, y así lo recoge parte de la historiografía moderna, Filipos fue la tumba de la República romana libre; pero, desde otro punto de vista, se podría decir que la libera res publica ya había sido herida de muerte en Farsalia, seis años atrás, y durante la dictadura de César fue un cadáver mantenido artificialmente con vida. La última vez que el pueblo romano pudo elegir libremente a sus magistrados –dentro de lo que significa “libremente” en un sistema que no era plenamente democrático– fue en el año 50 a.C. Ocho años después, con los suicidios de Casio y Bruto sobre el campo de batalla y la escabechina de los restos de las viejas familias nobiles, la Roma que finalmente vencía era otra. En nombre de César y de la República… pero en realidad ya era el mismo sistema institucional y político.



Todo comenzó, cómo no, con el asesinato de César dictator en aquellos idus de marzo del año 44 a.C. Cuando, después del magnicidio, Marco Bruto levantó su puñal y gritó el nombre del ausente Cicerón, en realidad no era demasiado consciente de las consecuencias de la empresa a la que se había sumado con cierta renuencia; de hecho, ni él ni la mayor parte, por no decir todos, de los conspiradores. ¿Qué pretendían? ¿Pensaban que con la muerte de quien consideraban un tirano se cambiarían las cosas? Bruto se había negado a que el magnicidio incluyera a los aliados de César, especialmente a Marco Antonio, el cónsul colega de César y quien, a priori, debía mantener el orden en la ciudad una vez César marchara a reunirse con sus legiones y emprender una campaña en la Dacia, paso previo a la guerra de represalia contra los partos. Por otro lado, muchos de los conspiradores ejercían magistraturas y mandos militares otorgados por César, y su asesinato en teoría cancelaba estas disposiciones. Muerto César, el poder consular pasaba a Marco Antonio y el cónsul suffectus, Publio Cornelio Dolabela, y aunque Antonio inicialmente se ocultó, pronto tomó decisiones importantes, como conseguir de la viuda Calpurnia y de las vírgenes vestales el testamento de César. Un testamento que, para sorpresa de Antonio, no le declaraba su principal heredero, sino un muchacho apenas conocido, Gayo Octavio, de apenas diecinueve años y que quedaba en ese momento adoptado, recibiendo la mayor parte de la fortuna de César, su nombre e, implícitamente, su clientela. Por otro lado, el testamento designaba a alguno de los asesinos (Décimo Bruto) como segundo heredero, lo cual exacerbó el odio contra éstos.

La lectura pública del testamento (19 de marzo) y el funeral de César (20 de marzo) quizá no fueron tan dramáticos como posteriormente William Shakespare recreara en su obra teatral Julio César –«Friends, Romans, countrymen, lend me your ears, I come to bury Caesar, not to praise him…»; acto III, escena 2–, pero sí se desmandaron las cosas tras las palabras de Antonio («en lugar del elogio fúnebre, el cónsul Antonio hizo leer por un heraldo el decreto del Senado por el que este había otorgado a Cesar todos los honores divinos y humanos a la vez, así como el juramento por el que todos sin excepción se habían comprometido a proteger su vida; a esto añadió por su parte muy pocas palabras»; Suetonio, Div,. Iul., 84, 2-3; Apiano, sin embargo, sí recoge una emotiva laudatio funebris, Bell. Civ., II, 144-146), cuando la muchedumbre encendió la pira funeraria en la tumba familiar en el Campo de Marte (no en el Foro, como se ha popularizado), lanzó muebles y joyas al fuego e, inmediatamente, se dirigió a las casas de Bruto y Casio para lincharlos (no lo encontraron, desde luego). Las cosas empezaron a ponerse feas para los Libertadores: para mantener los cargos y magistraturas (Bruto mismo era pretor designado), se avinieron a mantener las disposiciones de César, lo cual quitaba todo valor real al magnicidio, que se convertía en un acto simbólico pero sin las consecuencias esperadas: como destaca Richard Billows en su biografía del personaje (Julio César. El coloso de Roma. Gredos, 2011), los conjurados pretendieron «volver atrás el reloj» republicano, como si el período de la dictadura cesariana no hubiera existido; significaba volver un siglo atrás, a los tiempos anteriores al tribunado de los hermanos Graco, cuando el sistema republicano no había conocido aún los desastres y las guerras civiles que asolarían Roma e Italia en varias ocasiones. ¿Qué significaba pues el magnicidio? ¿Cómo entenderlo? Recojo algunas frases de mi reseña del libro de Billows: «¿Cómo entender, pues, el asesinato de César por parte de algunos de aquellos que habían estado a su lado en las Galias o en Farsalia? Para Billows, la cuestión excede el mero asesinato físico de César y, paradójicamente, se limita a la muerte de éste. Marco Bruto y Cayo Casio encuentran de su lado a Cayo Trebonio y Décimo Bruto en el momento de asestar las diversas puñaladas que mataron a César, pero poco les unía: tan sólo la necesidad de eliminar a César. Sus objetivos eran diferentes y sin embargo convergieron en un magnicidio que triunfó en lo inmediato, el asesinato, pero fracasó en sus consecuencias, pues todos ellos tuvieron que aceptar el mantenimiento del legado político de César, curiosamente porque su propia carrera política (los cargos que ostentaban o estaban a punto de ejercer) dependían de la aceptación de la política de César. El atraso del reloj republicano, por un lado, y el temor a una figura omnipotente, en la que parecía convertirse César, juntó a hombres que a priori defendían visiones diferentes de la propia República.»

Apiano relata con detalle los acontecimientos del año 43 a.C. (libro III de sus Romaikia o Guerras Civiles) y, sobre todo, la creación del mal llamado Segundo Triunvirato –triumviri res publicae constituendae potestate consulari, es decir, «triunviros con poder consular para restaurar el Estado»; en realidad fue el único triunvirato que tuvo vigencia– y la campaña contra Bruto y Casio en Macedonia en el año 42 a.C. (libro IV). A ellos remito al lector interesado (edición de Antonio Sánchez Royo en Gredos, 1985). El camino fue largo y azaroso: Antonio, como se sabe, no se avino con el joven heredero, que tardó unas semanas en presentarse en Roma para reclamar su herencia –mientras conseguía el apoyo de las legiones acantonadas en Epiro–, que a su vez exigió el castigo de los asesinos de César. Los Libertadores se fueron dispersando con sus nuevos mandos militares (Bruto, Casio y Trebonio a Oriente, Décimo Bruto a la Galia Cisalpina), y la querella entre Antonio y Octaviano, atizado éste por Cicerón, agriaba el escenario político romano. Finalmente Antonio decidió, presionado por las circunstancias, atacar a los Libertadores, dirigiéndose primero contra Décimo en la Galia, mientras Dolabela llegaba a Siria y brutalmente asesinaba a Trebonio, para luego recibir el castigo de Casio. Italia se encendió en una extraña y diversa guerra civil: Antonio contra Décimo, Octaviano contra Antonio y Décimo, los cónsules del años 43 a.C. contra Décimo y luego contra Antonio… Décimo finalmente sería derrotado tras resistir en Mutina y poner en jaque a Antonio; huyendo hacia la Galia, sería capturado y asesinado por un reyezuelo de la zona que enviaría su cabeza a Antonio. Por su parte, Antonio fue derrotado en una batalla contra los cónsules Hircio y Pansa, que no obstante murieron por las heridas al cabo de unos días.

Con las legiones de Polión, Lépido y Vatinio en la Galia e Hispania decidiendo si intervenían a favor de Antonio y en contra de Octaviano, y después de que este marchara contra Roma y asumiera un consulado inaudito (apenas tenía 20 años), con el apoyo de Cicerón, que estaba más que dispuesto a alterar la legalidad republicana con tal de hundir y eliminar a Antonio, la situación entró en un impasse a finales de octubre del año 43 a.C. Octaviano y Antonio comprendieron que, aunque no se soportaran, se necesitaban el uno al otro, del mismo modo que necesitaban a Lépido, al mando de varios legiones y situado en la Galia Cisalpina. Se necesitaban pues el enemigo no estaba entre ellos (por ahora), sino en los Libertadores. Mientras Italia se desangraba, Casio y Bruto reunían un amplio ejército en Siria y se dirigían a Macedonia con la intención de desembarcar en Italia y hacerse con el poder. ¿Su idea era restaurar, ahora sí, la prácticamente extinta República? ¿O tenían ambiciones propias? Casio había sido pretor en el año 44 a.C., recibió la promesa de un gobierno provincial en Siria para el año siguiente y aspiraba al consulado, y Bruto había sido designado cónsul para el año 42 a.C…. y todo ello según las disposiciones de César. Disposiciones que Antonio y Octaviano no estaban dispuestos a mantener. Sea como fuere, la necesidad hace virtud y en un lugar neutral, cerca de la actual Bolonia, se reunieron Antonio, Octaviano y Lépido.

El resultado fue un pacto –como el de Pompeyo, César y Craso en el año 60 a.C., el también mal llamado Primer Triunvirato– que, esta vez sí, sería refrendado con una ley tribunicia (lex Titia del 23 de noviembre) para tener fuerza legal (véase Apiano, Bell. Civ., IV, 2-3) Los tres hombres se repartían el poder y las provincias, durante un plazo de cinco años y con un imperium superior al de los cónsules, que serían elegidos entre sus colaboradores; Octaviano renunciaría a su consulado, que asumiría Publio Ventidio, uno de los generales de Antonio, para el resto del año 43 a.C. Se creaba una nueva magistratura, la de triunviri rei publicae constituendae, con poder consular, que en el fondo era una restauración ad hoc de la abolida dictadura, adaptada a las nuevas necesidades. Se designarían entre sus partidarios a los magistrados de los siguientes cinco años y, por supuesto, se quedaban anulados los mandos y magistraturas prometidos (y ya ejercidos) por los Libertadores. Los triunviros se repartían las provincias (y las legiones): la Galia para Antonio, la Narbonense y las Hispanias para Lépido, y África, Cerdeña y Sicilia para Octaviano, quedando Italia como territorio compartido por los tres; en el futuro, una vez derrotados los Libertadores, se produciría un nuevo reparto, añadiéndose as provincias orientales. De cara al año siguiente (42 a.C.), Lépido se quedaría en Italia (añadiendo el consulado a su cargo triunviral), con tres legiones más a su cargo, mientras Antonio y Octavio emprenderían la campaña contra Casio y Bruto, repartiéndose entre los dos otras siete legiones. Las fuerzas conjuntas de los triunviros sumaban unas cuarenta y tres legiones. Y para que se viera que las cosas iban en serio, recuperaron el viejo sistema silano de las proscripciones para eliminar a sus enemigos en Italia y hacerse con sus propiedades, que se venderían para llenar la caja financiera que se necesitaría para reunir, mantener y enviar sus legiones al otro lado del Adriático. Apiano dedica casi un tercio del libro IV de sus Romaikia al tema de las proscripciones, mientras que Dión Casio, en el libro XLVII (caps. 1-19) de su Historia romana, trata también la cuestión. Un estudio moderno de las proscripciones ha sido desarrollado por François Hinard, Les proscriptions de la Rome républicaine (École Française de Rome, 1985), que analiza las proscripciones de Sila en el año 82 a.C. y la de los triunviros en el 43 a.C., y que incluye dos valiosos apéndices prosopográficos. Las cifras de los proscritos no son concluyentes en las fuentes antiguas, como concluye Hinard: «Il reste que les chiffres que nous possédons ne sont pas toujours cohérents, du moins en apparence. Ainsi Plutarque, qui évoque la constitution des listes dans trois Vies, donne trois chiffres: deux cents, plus de deux cents, trois cents. Florus parle de 140 sénateurs; l'abréviateur de Tite-Live de 130 sénateurs et de très nombreux chevaliers Romains (plurimi équités Romani). Les deux seules sources qui fournissent des chiffres précis pour chacune des deux listes sont Orose et Appien. Selon le premier, la liste de sénateurs comportait 132 noms et celle des chevaliers 30 24, pour Appien, ce sont 130 personnages qui furent ajoutés aux 17 de la liste «non officielle» affichée par Pedius; quelques temps après, ce furent 150 autres personnages qui furent proscrits.» (pp. 266-267). Para Hinard, el número total se acercaría a los 300 proscritos, con una cierta paridad entre senadores y équites (p. 269). Entre los más destacados estaba, cómo no, Cicerón, a quien Antonio no estaba dispuesto a dejar con vida.

Los triunviros tardaron aún varios meses en dejar las cosas más o menos ordenadas en Roma (enfrentándose incluso a un motín de varias mujeres de la nobleza, que se negaron a pagar un impuesto especial, quizá uno de los raros momentos en la historia romana en el que las mujeres asumieron un rol activo; los triunviros se olvidarían de ese impuesto). Finalmente organizaron la operación de traslado de unas veintiocho legiones al otro lado del Adriático, aunque se encontraron con la férrea oposición de la flota de Gneo Domicio Ahenobarbo, hijo del cónsul Lucio Ahenobarbo del año 54 a.C. y que murió en Farsalia, y que apoyaba desde el mar a los Libertadores. Ocho legiones triunvirales avanzaron por la Via Egnatia hasta llegar a Filipos, en Tracia, y hacia dónde se dirigían Bruto y Casio. Antonio se dirigió con rapidez a Filipos, mientras Octaviano se regazaba, supuestamente por encontrarse indispuesto (la efímera leyenda negra octaviana diría que por cobardía). Bruto y Casio presionaron a las legiones triunvirales avanzadas, tratando de rodearlas, y se instalaron, Bruto al norte de la Via Egnatia y Casio al sur; Marco Antonio llegó y se estableció frente a Casio, mientras un débil Octaviano lo hizo frente a Bruto. El primer choque o batalla se produjo el 3 de octubre: ambos ejércitos tenían unas fuerzas más o menos similares (en torno a los 100.000-110.000 soldados: diecinueve legiones para los triunviros, diecisiete para los Libertadores).

La primera batalla fue provocada por Antonio y en general fue un empate (con más bajos para los triunviros, sin embargo, alrededor de los 18.000 hombres, frente a los 9.000 de Los libertadores), que no habría decidido nada… de no ser porque Casio pensó que había perdido la batalla y, desesperado, se suicidó. El sector de Casio había luchado de tú a tú con el de Antonio, llevando la iniciativa en un principio, aunque éste contraatacó y llegó a ocupar el campamento de aquel; mientras, Bruto había rechazado a las tropas de Octaviano y asaltado su campamento, destruyendo incluso su tienda de campaña, pero Octaviano, enfermo, pudo escapar. La muerte de Casio fue un serio contratiempo para los Libertadores, que perdían a su comandante más capaz. Bruto trató de devolver la moral a sus tropas, pero él mismo se había desmoralizado: había confiado la estrategia en Casio y no se vio capacitado para diseñar una nueva. No supo aprovechar (o no llegó a enterarse) que, ese mismo día, la flota de Ahenobarbo rompiera las líneas de abastecimiento de los triunviros en el mar Jónico, aislándolos de sus bases en Italia. Si Bruto hubiera sacado partido de la situación en ese momento, podría haber comenzado a desgastar a los triunvirales, pero se dilató en el tiempo. Su (relativa) inacción en las tres semanas siguientes a la primera batalla fue decisiva para su fracaso final, mientras que Antonio, que asumió el mando de todo el ejército triunviral, presionaba a los “republicanos” avanzando su posición y fortificándose en una colina cercana al campamento de Bruto. La segunda batalla de Filipos (23 de octubre) no la decidió Bruto, sino su cuerpo de oficiales, hartos de la dilación de su comandante, que no se atrevía a plantear una batalla en campo abierto, prefiriendo mantener abiertas las líneas con la flota en la costa y, de este modo, desgastar a los triunvirales. La moral decaía a cada semana que pasaba y sólo una promesa de una mayor paga pudo mantener unidas a sus tropas. Los dos ejércitos volvieron a chocar, cuerpo a cuerpo, pero los hombres de Bruto no pudieron mantenerse firmes pro mucho tiempo y acabaron emprendiendo una retirada que enseguida se convirtió en huida. Huyendo a unas colinas cercanas, Bruto vio como Antonio ocupaba su campamento; no esperando a ser capturado, se suicidó. Alrededor de 20.000 de sus soldados murieron en el combate.

La consecuencia de la (doble) batalla de Filipos es que con Bruto y Casio morían la inmensa mayor parte de los conjurados contra César que quedaban vivos; apenas quedaría vivo el poeta Casio de Parma, que sobreviviría y finalmente se uniría a Antonio antes de Accio, siendo capturado y ejecutado después. Por otro lado, los “republicanos” eran diezmados y las principales familias aristocráticas prácticamente se extinguieron. Entre los que se suicidaron estaban el hijo de Catón de Útica, irreductible enemigo de César, y Marco Livio Druso Claudiano, padre de Livia, futura esposa de Octaviano; entre los ejecutados, Marco Favonio, amigo de Catón y tan inasequible al desaliento como él. “Republicanos” como Marco Valerio Mesala Corvino se rindieron a Antonio, que les perdonó la vida; Suetonio cuenta que muchos nobiles pidieron clemencia a Antonio, negándose a hacerlo con Octaviano, al que vituperaban (Div. Aug., 12-13). Octaviano ejecutaría a cuantos cayeran en sus manos. Horacio, que luchó en el bando de los “republicanos”, abandonó su escudo y huyó (como posteriormente escribiría en una de sus Odas; II, 7, 10). Con la derrota de los Libertadores y de los viejos “republicanos”, el sistema republicano a la antigua usanza desaparecía. Los triunviros conservarían el poder e incluso lo renovaron por cinco años más en el año 37 a.C., designando también a los magistrados durante los siguientes diez años.

Hubo un nuevo reparto de territorios: las provincias orientales pasarían a Antonio, que se encargaría de restablecer las relaciones con los reyes clientes de la zona y mantendría la Narbonense y la Galia; Octaviano recibió Hispania e Italia, donde se dedicaría a confiscar tierras donde asentar a sus soldados licenciados (y que afectarían a la finca de la familia de Virgilio). Lépido, marginado, se tuvo que conformar con África, aunque mantuvo el poder triunviral y varias legiones. El poder, a grandes rasgos, estaría en manos de Octaviano y Antonio, pero pronto tuvieron que hacer frente a nuevos desafíos: Octaviano, en Italia, a las acciones piráticas de Sexto Pompeyo en la zona del Tirreno y Sicilia, y de Ahenobarbo en el Adriático, y que pronto se uniría a Antonio. En Oriente, Antonio asumió el viejo proyecto de César de vengarse de los partos y del desastre de Craso en Carrae (53 a.C.), al tiempo que debía pedir cuentas a los reyes que, voluntaria o forzosamente, dieron dinero y víveres a Bruto y Casio. Y ahí es donde entraría en contacto con la reina Cleopatra de Egipto. De un modo u otro, y a pesar de los conflictos que quedaban por resolver, se formarían los dos bloques antagónicos, Octaviano y Antonio, que inevitablemente se disputarían el control del Imperio romano una década después de Filipos.
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MensajePublicado: Mie Oct 24, 2018 11:43 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 24 de octubre de 1929 se produjo el desplome de la Bolsa de Nueva York, que perdió un 9% de su índice de valores industriales. No fue la peor de las pérdidas que sufriría Wall Street en los años siguientes, pero fue un mazazo de tal magnitud que ese día pasó a llamarse el Jueves Negro (Black Thursday) y se consideró el inicio del llamado crash de Wall Street y el inicio de la Gran Depresión que arrasaría la economía de los Estados Unidos, y de gran parte del mundo capitalista, durante la década siguiente. La crisis económica, agudizada por la falta de medidas de control del negocio bursátil especulativo, llevó a un replanteamiento de los mecanismos de vigilancia en la Bolsa y a un paquete de medidas económicas de enorme calado, el llamado New Deal, por parte del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt desde marzo de 1933. El New Deal, sin embargo, no acabó con la Gran Depresión: en realidad lo hizo la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la dedicación de la economía estadounidense al esfuerzo bélico en un conflicto en el que finalmente entraría como beligerante en diciembre de 1941.



Todo empezó con las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, diez años del crash de Wall Street. En 1919 Estados Unidos era el principal acreedor de los países industrializados y el flamante vencedor económico del conflicto. Vencedores como el Reino Unido y Francia, y vencidos como Alemania, se convirtieron en los deudores del gigante norteamericano. Los alemanes, de hecho, fueron los principales beneficiarios de los préstamos que Estados Unidos realizó al finalizar la guerra para reconstruir unas economías que, hasta entonces, habían destinado todos sus recursos al esfuerzo de guerra. Alemania pudo renegociar las indemnizaciones estipuladas en las conferencias posteriores al Tratado de Versalles, y gracias a los planes Dawes (1924) y Young (1929), se estableció un sistema de pago ajustado y que el país germano podía realizar sin que su existencia se viera en peligro. Sin los préstamos y las facilidades de banqueros y financieros estadounidenses, Alemania no habría superado el fatídico año 1923, con una hiperinflación que prácticamente destruyó el marco (Reichsmark), forzando al Deutsches Bank a crear una nueva moneda, el Rentenmark. Estos préstamos significaron, por un lado, que las economías europeas dependieran de la estabilidad financiera de EEUU y, por el otro, que la balanza del comercio exterior estadounidense fuera negativa en la década de 1920 y no se pensara a fondo que una falta de liquidez en casa podía suponer que se exigiera el retorno íntegro de los préstamos concedidos a los países europeos, además de cerrarse el grifo de préstamos, lo cual podía poner en un serio brete a economías en recuperación como la alemana u otras en una situación que tampoco era boyante como la británica. Esta balanza comercial negativa forzaba a EEUU a importar de sus deudores más de lo que podía exportar, y ello suponía que se acumulaban los stocks de los productos de importación y que el comercio interior del país tampoco podía absorber. Y todo ello sucedió precisamente en unos años, la época de la prosperidad de los Roaring Twenties (los locos años veinte), de la expansión de la cultural del consumo al otro lado del Atlántico. Una época de popularización de los electrodomésticos y automóviles, de las compras a crédito para facilitar las ventas de productos y de la especulación bursátil. No hay una única causa que explique el crash de 1929 pero el devenir de la década precedente nos ayuda a entender cuál fue el camino trazado, qué pasó, qué falló y qué medidas no se tomaron para impedir el cuasi desplome del sistema económico capitalista.

La prosperidad norteamericana era una realidad, cierto, pero ocultaba algunos puntos débiles. Pensemos que la agricultura estaba en crisis desde el final de la Gran Guerra, con una pérdida de inversiones en el campo, lo cual supuso menos beneficios y miles de jornaleros que fueron al paro en el interior del país. El paro afectó también a sectores como el textil, como el del algodón en el Sur del país, la lana, el calzado y la piel. El sector terciario vio cómo se reducía el paro, que aumentaba de manera generalizada en los otros sectores, aunque de manera sostenida. El país vivía bien en las dos costas y la zona de los Grandes Lagos, mientras que la crisis afectaba a las zonas rurales y la industria tradicional, que se estancaba. Las grandes empresas y la banca era la principal beneficiaria del esplendor consumista y de la especulación bursátil de los años veinte. Pero la apariencia de beneficios fáciles en la Bolsa y el aumento de los salarios camuflaban las señales de estancamiento económico en los principales sectores industriales. La mejora de las técnicas de producción en los años precedentes, con el fordismo como modelo, crearon una sensación de que la producción podía ser absorbida por el consumo, y que un aumento de los salarios podía inducir a consumir más. Pero los sueldos no se incrementaron al mismo nivel que la productividad (un 40% mayor que apenas una década antes) y que la producción en sí. La gente compraba y consumía, echaba mano de los créditos que ofrecían los bancos con facilidad, y más en un país como EEUU donde predominaba un sistema de pequeños y medianos bancos que se extendía por toda la superficie del país.

Suele achacarse a la especulación bursátil desaforada la causa del crash de Wall Street. Y es cierto que la especulación fue un factor importante, pero no el único: para entendernos, las señales de alarma del estancamiento económico en EEUU, junto con una balanza del comercio exterior negativa y unos préstamos al extranjero muy numerosos, serían factores claves para entender cómo pudo afectar a la economía el hundimiento del castillo de naipes que suponía la especulación en Wall Street. Como en el consumo, mucha gente pidió créditos para invertir en la Bolsa y ganar dinero que se consideraba fácil y rápido. No conviene tampoco sobredimensionar el papel del pequeño inversionista con un nivel adquisitivo limitado frente a los desmanes que también cometieron las principales firmas de inversión, los bancos y magnates más o menos sospechosos como Joseph Kennedy (padre del futuro presidente). Para invertir en la Bolsa era necesario tener capital, y quienes sobre todo lo tenían eran los grandes inversores y aquellas personas que tenían un dinero importante, aunque quizá más modesto que el de los millonarios. La Bolsa de Wall Street no estaba regulada en los años veinte y aunque fue el mercado financiero que daba unos réditos más elevados, la mayor parte del beneficio era en cierto modo ficticio, especulativo. Se decía que Joe Kennedy solía hablar de oportunidades de inversión con su limpiabotas habitual, y que éste solía pedirle consejo; también se repitió la anécdota de Kennedy que dijo que cualquier sistema que permitiera que un limpiabotas se lucrara especulando en Bolsa no era bueno para él. Kennedy especuló y mucho, y que posteriormente fuera designado como uno de los que debían velar por el buen funcionamiento del parquet financiero fue visto con suficiente sorna como para causar sonrojo. La Bolsa se basaba, además, en un factor esencial: la confianza en y del mercado.

En su clásico libro El crash de 1929 (1954), el economista John Kenneth Galbraith explica con detalle el funcionamiento de la especulación bursátil y cómo se organizó un «tinglado» de enormes dimensiones: grandes operaciones y estructuras piramidales a través de sociedades y fondos de inversión, por un lado, y préstamos a través de pequeños corredores que adquirían opciones de compra de acciones para pequeños y medianos inversores, por otro, con un dinero que no existía, pues se confiaba en pagar esas acciones con créditos a un alto tipo de interés que «se confiaba» en devolver con los beneficios a corto plazo. Los pequeños y medianos bancos se especializaron en conceder créditos para que inversores con un nivel adquisitivo limitado pudieran especular en la Bolsa, vinculando la recuperación de esos créditos al buen funcionamiento de la Bolsa, mientras que la gran banca (con JP Morgan al frente, por ejemplo) jugaban con valores industriales importantes, atrayendo también a las grandes fortunas del país, que invertían gran parte de su dinero con lo que se consideraba que era un negocio fácil, de los grupos industriales (que invertían en la Bolsa en lugar de hacerlo en sus propias empresas), e incluso con especuladores foráneos. De un modo u otro, invirtiendo esas grandes fortunas o jugándose la libreta de ahorros para pagar la universidad de los hijos y los ahorros de toda una vida de trabajo, mucha gente asumió la idea de que el negocio estaba en retirarse del juego cuando las acciones estuvieran a punto de bajar, tras alcanzar su nivel máximo, y que entonces sería el momento de vender e irse a casa con los beneficios. Por último, y esto fue esencial, el Sistema de la Reserva Federal (Federal Reserve System, el banco central estadounidense, para entendernos) no ejerció un papel de guardián del sistema bursátil; creada en 1913, se preocupaba de la emisión de billetes y controlar los tipos de interés de la moneda. Los intentos de la Reserva Federal para atenuar la burbuja especulativa, subiendo el precio del dinero, chocó con los intereses de los grandes especuladores, que consideraban que se ponían trabas al, así visto, lícito enriquecimiento en la Bolsa. El hecho de imponer elevados tipos de interés a los préstamos tampoco disuadió a los inversores, especialmente a los grandes. Y parecía que ya nadie se acordaba del pánico financiero de 1907, que se atajó con una intervención de la Banca Morgan (con el propio John Pierpont Morgan al frente) y de los principales bancos, que inyectaron dinero propio en la Bolsa para mantener la confianza.

La fragilidad del sistema comenzó a verse en las semanas previos al Jueves Negro; en septiembre de 1929 el índice Dow Jones alcanzó su máximo nivel histórico (381 puntos)… para comenzar a ceder, perdiendo un 17% en el mes siguiente. A mediados de octubre remontó pero se preveía una nueva bajada. Muchos inversores consideraron que había llegado el momento de vender las acciones, coger los beneficios y dejar el juego; acercándose final de mes, muchos pensaron que sería ideal vender y devolver todos o parte de los créditos conseguidos con los beneficios. Pero tantas acciones vendidas no podían enjugarse solas. El 23 de octubre, miércoles, la Bolsa de Wall Street cerró con pérdidas. Empezó a surgir el nerviosismo entre los corredores de bolsa que buscaron compradores con una creciente desesperación. Wall Street abrió el jueves 24 con casi trece millones de acciones en venta. Acciones a la baja, desde luego, con lo cual el beneficio que se podía conseguir era mínimo a medida que tardaban en aparecer los compradores. Llegó el pánico ante la pérdida de confianza en el valor de las acciones que se poseían. Con millones de acciones sin comprador, su valor se depreció y la Bolsa volvió a cerrar con pérdidas. La semana siguiente, del 24 al 29 de octubre, fue catastrófica para pequeños y medianos inversores: miles de ellos se arruinaron, se perdieron miles de millones de dólares, se vio que el pinchazo de la burbuja no se podría solucionar como en 1907. Miles de créditos no pudieron devolverse en las semanas y meses siguientes, lo cual supuso la bancarrota de miles de bancos en los cuatro años posteriores al crash. El viernes 25 se reunieron los principales banqueros neoyorquinos, que acordaron invertir en algunos de los principales valores a un precio elevado. El fin de semana fue de calma tensa, muy tensa. El lunes 28, sin embargo, los valores siguieron bajando: el índice Dow Jones cayó el 13%. El martes 29 (Black Tuesday) se pusieron a la venta más de 16 millones de acciones, pero las pérdidas alcanzaron otro 12%. Ya no era una crisis de pequeños y medianos inversores: afectaba entonces a los grandes especuladores, aquellos que se consideraba expertos en el juego de Wall Street. Se calcula que sólo ese día se perdieron 14.000 millones de dólares, que acumulado a lo perdido en la semana precedente llegó a la cifra de 30.000 millones: una cifra inimaginable entonces. Las semanas siguientes el índice de los valores industriales que representaba el Dow Jones siguió bajando: de los 381 puntos de agosto de 1929 se pasó a los 275 a finales de año. Y siguió bajando a lo largo de 1930 y 1931, hasta tocar fondo en julio de 1932 con un nivel de 58,46 puntos. Para entendernos, 100 dólares invertidos antes del inicio del pánico, en octubre de 1932 tenían un valor real de sólo 14.

La consecuencia del crash de 1929 fue la gran crisis económica que conocemos como la Gran Depresión. Hemos mencionado antes las señales de fragilidad de la industria y el campo, así como de la propia estructura bancaria. Al perderse miles de millones con los valores de las acciones, muchos créditos no pudieron devolverse y miles de bancos cerraron. El consumo cayó en picado, la producción disminuyó y no pudieron venderse los stocks, muchas fábricas y empresas (que habían invertido también en bolsa gran parte de sus beneficios) quebraron y cerraron, el paro aumentó hasta alcanzar casi 13 millones de parados en 1933 (un 25% de la población activa), el hambre y la miseria se extendieron. El presidente Herbert Hoover trató de intervenir desde el principio, pero los estímulos gubernamentales no dieron frutos; en gran parte porque Hoover consideraba que el problema se podría solucionar reduciendo los impuestos y estimulando el consumo, pero sin apenas alterar el sistema que condujo al crash. El sector primario estaba en crisis y en el secundario el presidente chocó con unos empresarios que pensaban que podrían mantener sus beneficios reduciendo los costes y bajando los sueldos, cuando el presidente les incentivaba a mantener los salarios para que el consumo no disminuyera. Al mismo tiempo, el paulatino cierre de bancos significaba la pérdida de miles de millones en depósitos, y también afectaba a miles de empresas que no podían afrontar los gastos y cerraban. La bola era cada vez mayor; no ayudó que algunos países europeos abandonaran el patrón oro en 1931, comenzando por el Banco de Inglaterra (mientras que Hoover y la Reserva Federal se obstinaron en mantenerlo) y la suspensión de los pagos de la mayor parte de las deudas con EEUU. La crisis estadounidense afectó especialmente a Alemania cuando se empezó a exigir la devolución de los créditos y el país germánico se vio incapaz de hacerlo, sufriendo a su vez las consecuencias de suspensión de pagos en empresas y paro en ascenso (hasta seis millones de parados alemanes en 1933). El paro superó los ocho millones de desempleados en EEUU a finales de 1931 y los precios agrícolas se desplomaban, con más cierres de bancos y las retiradas de oro de la Reserva Federal por parte de inversores estadounidenses y extranjeros. Un año después, sin que Hoover se aviniera a abandonar el patrón oro, el paro alcanzaba ya a siete millones de estadounidenses, y con las elecciones presidenciales de noviembre de 1932 los republicanos vieron que no saldrían de esa tendencia al desplome. El demócrata Roosevelt venció en los comicios pero se negó a colaborar con el presidente saliente: Roosevelt ya tenía en mente las líneas generales del New Deal y necesitaba libertad de movimiento para implementarlas, y eso suponía esperar a que llegara a la Casa Blanca en marzo de 1933. Aumentó el pánico financiero y el sistema bancario estadounidense prácticamente se colapsó. Roosevelt contaba con ello… el sistema debía tocar fondo para volver a levantarlo.

En líneas generales, la producción industrial estadounidense entre mediados de 1932 y principios de 1933 se redujo a la mitad de la que había en octubre de 1929; los precios agrícolas eran la mitad de cuatro años antes y el comercio exterior mundial se contrajo en un tercio. Las grandes fortunas se vieron afectadas… pero mucho menos que las clases medias y, por descontado, los parados. El hambre se extendió por las zonas rurales (aunque había excedentes agrarios que no se ponían a la venta porque sus propietarios no podían sacar beneficio ante el desplome de los precios) y en las ciudades fue habitual hacer cola para conseguir alimentos o un empleo que prácticamente no se ofrecía. Galbraith analizó en su estudio sobre el crash de 1929 el curso de los acontecimientos que condujeron al estallido de la burbuja especulativa en Wall Street y, por tanto, a la Gran Depresión. En su opinión, los problemas de la economía productiva estadounidense surgieron por la falta de inversiones, los altos tipos de interés, la pésima distribución de la renta, la fragilidad del sistema bancario, el déficit de la balanza de pagos y, como factor añadido, la ausencia de una regulación de (y la negativa a intervenir en) la actividad económica por presidentes (republicanos) como Calvin Coolidge y, en menor medida, Herbert Hoover.
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farsalia



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MensajePublicado: Jue Oct 25, 2018 9:28 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Un 25 de octubre de 1415 tuvo lugar la batalla de Azincourt (o Agincourt), entre franceses e ingleses en el marco de la Guerra de los Cien Años, y que fue un clamoroso triunfo (sobre todo propagandístico) para Enrique V de Inglaterra. Victoria que abrió la puerta para la ocupación inglesa de gran parte de Francia durante las siguientes dos décadas y media.

Casi dos siglos después, y en el marco de otra guerra de Inglaterra en ultramar (Irlanda), William Shakespeare recuperó el episodio en una de sus obras más fervientemente "nacionalistas", Enrique V (1599), y dejó una escena para la Historia.



"This day is call'd the feast of Crispian".*

*Kenneth Branagh adaptó la obra teatral al guion y en esta secuencia acortó algunos de los parlamentos: parte de la arenga o "discurso de San Crispín" y la respuesta al heraldo francés; también cambió a algunos personajes, como veremos.

    GLOUCESTER ¿Dónde está el rey?

    CLARENCE El rey ha cabalgado en persona a ver el ejército enemigo.

    WESTMORELAND Tienen al menos sesenta mil combatientes. [1]
    [1] En la obra de Shakespeare es Warwick quien habla.

    EXETER Nos superan cinco a uno. Además, están todos descansados.

    ERPINGHAM Es una proporción terrible. [2]
    [2] En la obra es Salisbury quien pronuncia esta frase en un parlamento algo más largo.

    WESTMORELAND ¡Ah, ojalá tuviéramos aquí
    la diezmilésima parte de los hombres de Inglaterra
    que hoy no trabajan!

    REY ENRIQUE ¿Quién es el que desea eso?
    ¿Mi primo Warwick? No, mi muy buen primo.
    Si estamos marcados para morir, somos bastantes
    para que nuestro país sienta la pérdida; y si es para vivir,
    cuantos menos hombres, más grande la porción de honor.
    Te ruego, por Dios, que no desees un solo hombre más. [...]
    Más bien proclama pronto entre mis huestes
    que a quien no tenga estómago para este combate,
    lo dejen partir. Que le den su pasaporte
    y le pongan coronas en la bolsa para el viaje.
    No querríamos morir en compañía de ese hombre
    que teme morir como compañero nuestro.
    Al día de hoy le llaman de San Crispín.
    El que lo sobreviva y vuelva a casa sano y salvo
    se alzará en puntas de pie cuando nombren este día
    y ante el nombre de San Crispín se hinchará de orgullo.
    Quien quede vivo hoy y llegue a la vejez,
    cada año, en la víspera de ese día, invitará a sus vecinos
    diciendo: «Mañana es San Crispín».
    Después se arremangará para mostrar sus cicatrices
    y dirá: «Estas heridas las recibí el día de San Crispín».
    Los viejos olvidan; todo será olvidado,
    pero él recordará con satisfacción
    las proezas de este día. Entonces nuestros nombres
    serán familiares a su boca como palabras cotidianas:
    el rey Harry, Bedford y Exeter,
    Warwick [3] y Talbot, Salisbury y Gloucester,
    seremos recordados de nuevo entre copas rebosantes.
    El buen hombre enseñará esta historia a su hijo,
    y de aquí hasta el fin del mundo
    el día de San Crispín y Crispiniano nunca pasará
    sin que en esa historia seamos recordados nosotros,
    estos pocos, felices pocos, nuestra banda de hermanos.
    Porque quien hoy derrame su sangre conmigo
    será mi hermano; por muy ruin que sea,
    este día habrá de ennoblecerlo.
    Y los caballeros de Inglaterra que están ahora en sus camas
    se considerarán malditos por no haber estado aquí,
    y tendrán en poco su valor cuando hable alguno
    que combatió con nosotros el día de San Crispín.

    [3] De ahí una cierta "incongruencia" en la adaptación del texto teatral al guion, pues se mantiene a Warwick en la arenga, cuando "en" la película quien está "presente" es Westmoreland.

    SALISBURY Mi soberano señor, ven rápido.
    Los franceses ya están en brava formación de combate
    y van a cargar sobre nosotros sin dilación.

    REY ENRIQUE Todo está preparado si lo están nuestros ánimos.

    WESTMORELAND Que muera el hombre cuyo ánimo se eche atrás ahora.

    REY ENRIQUE ¿No deseas más refuerzos de Inglaterra, primo?

    WESTMORELAND ¡Que se haga la voluntad de Dios, majestad,
    aun cuando tú y yo solos, sin más ayuda,
    tuviéramos que luchar en esta batalla majestuosa!

    REY ENRIQUE Todos conocen sus puestos. Dios sea con ustedes.

    MONTJOY Una vez más vengo a saber de ti, rey Harry,
    si no quieres tratar tu rescate
    ahora antes de tu muy segura derrota.

    REY ENRIQUE ¿Y ahora quién te envía?

    MONTJOY El condestable de Francia.

    REY ENRIQUE Te ruego que vuelvas con mi anterior respuesta.
    Diles que acaben conmigo, y después vendan mis huesos.
    Buen Dios, ¿por qué se burlan así de la pobre gente?
    Permíteme hablar con orgullo. Dile al condestable
    que solo somos guerreros en los días de trabajo.
    Nuestros colores y dorados están sucios
    de marchas bajo la lluvia en estos campos penosos.
    Pero, por la misa, llevamos el corazón engalanado.
    Heraldo, ahórrate trabajo.
    No vengas más por el rescate, amable heraldo.
    Juro que no tendrán ustedes otro que mis coyunturas;
    si las reciben como voy a dejárselas
    les serán de poco provecho. Díselo al condestable.

    MONTJOY Así lo haré, rey Harry. Y ahora adiós.
    No volverás a oír al heraldo.

    YORK Señor mío, te ruego humildemente de rodillas
    que me des el mando de la vanguardia.

    REY ENRIQUE Tómalo, bravo York. Ahora soldados, adelante.
    Y tú, Dios, dispón del día como te plazca.

    William Shakespeare, Enrique V, acto IV, escena III; versión de Elvio E. Gandolfo, edición de Andreu Jaume, en William Shakespeare, Dramas históricos (Obra completa, 3), Penguin Random House, 2016.

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Olethros



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MensajePublicado: Jue Nov 01, 2018 12:33 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si no me equivoco, un 1 de noviembre de...

...1858. Por edicto, desaparece la Compañía de las Indias Orientales y la India Británica pasa al control directo del gobierno de Su Majestad.

...1914. En el seno de la Primera Guerra Mundial, el Escuadrón Alemán del Lejano Oriente se enfrenta en las costas de Coronel a un grupo naval británico, que pierde los cruceros Good Hope y Monmouth además de mil quinientos marineros incluyendo al almirante del grupo, mientras que los alemanes no sufren casi ningún daño. Será la primera derrota de la Royal Navy en más de un siglo, pero producirá una peligrosa relajación en la flota alemana, que pagará un precio elevadísimo poco más de un mes después. Lejos de allí y en respuesta a la bandera ondeada por los barcos alemanes que atacaron en el mar Negro, los británicos atacan a un minador turco en Izmir. La tensión está al máximo.

...1915. En el seno de la Primera Guerra Mundial, los rusos han perdido unos dos millones de hombres, pero siguen reclutando más y el zar cambia al jefe del Estado Mayor de la Stavka, que ahora será Alekséyev y será responsable de los tres frentes rusos, empezando a planificar con Francia e Inglaterra operaciones simultáneas de Rusia durante 1916.

...1916. En el seno de la Primera Guerra Mundial, la ofensiva del Somme concluirá en dos semanas pero ya ha perdido todo el impulso. En cuatro meses, los aliados han hecho setenta y tres mil prisioneros alemanes, han perdido a ciento cuarenta y seis mil hombres y los alemanes unos ciento sesenta y cuatro mil. Han avanzado diez kilómetros la línea del frente pero se han quedado a cinco de sus objetivos en Bapaume. En otra parte del frente y durante la gran ofensiva francesa de otoño en Verdún, los franceses retoman el fuerte Vaux y avanzarán cuatro o cinco kilómetros más en los próximos días. Verdún ha resistido, los franceses han podido detener a los alemanes y las bajas entre ambos bandos, después de cinco meses, son del orden de las setecientas mil. Sumando ambas operaciones, la cuenta saldría a cerca de cinco bajas por minuto. La posterior Segunda Guerra Mundial y concretamente la escala de combates en el Frente Oriental, dejará esa terrible marca muy atrás.

...1918. En el seno de la Primera Guerra Mundial y ante las demandas de la cancillería alemana para que abdicase por la presión social, política y militar, el káiser afirma que “ni se me ocurriría abandonar el trono por unos pocos centenares de judíos y un millar de obreros”, una declaración muy significativa a muchos niveles.

...1943. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, desembarco norteamericano en Bougainville, su verdadero objetivo en la campaña que empezó días antes pero que mantuvo en secreto mediante otros ataques de distracción. Los sesenta mil defensores japoneses presentarán una férrea resistencia. Las fuerzas navales norteamericanas que componen la fuerza naval del ataque serán atacados por una fuerza naval japonesa que tratará de impedir los desembarcos, perdiendo un crucero ligero, un destructor y sufriendo daños imporantes otros dos cruceros pesados y otro destructor, mientras sólo podrán dañar ligeramente uno de los doce barcos que componían la fuerza estadounidenses.

...1944. En el seno de la Segunda Guerra Mundial, asalto aliado anfibio sobre la isla de Walcheren, llave para el acceso marítimo hacia Amberes, con durísimos combates que costarán a los aliados más de veintisiete mil bajas tras ocho días de combates, por encima del total de las bajas producidas en la conquista de toda la isla de Sicilia.

...1963. En el seno de la Guerra de Vietnam, el presidente de Vietnam del Sur, Ngo Dinh Diem, es asesinado. Su régimen no era popular y había dudas sobre su capacidad para enfrentar a los rebeldes comunistas y es sabido que ciertos miembros de sus fuerzas armadas tenían apoyo de los Estados Unidos de América, que ya tenía unos dieciseis mil militares (perdón, asesores) sobre el terreno.

...1968. En el seno de la Guerra de Vietnam, Estados Unidos detiene su operación Trueno Arrollador que llevaba más de tres años y medio bombardeando ininterrumpidamente Vietnam del Norte.

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Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP
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