Foro de Hislibris

[Urogallo]

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- Yo sin las gafas no podría.
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LA PATRIE EN DANGER

[Historiamilita]

A pesar de la pequeña tipografía (algo ya solucionado en obras posteriores) me parece maravilloso que se haya editado esta obra en castellano. Creo que este punto supera toda las pequeñas "cosinas" que pueda tener el libro. Para las personas con limitados conocimientos de inglés es una bendición.

[APV]

[Historiamilita]

Me terminé esta obra en junio. Me ha resultado maravillosa, y cayó bastante rápido. Aún tengo la obra que escribió Rubén Villamor hace unos meses sobre el tema.

[farsalia]

Y me puse con la lectura de este volumen...
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¡¡El Mesías!! ¡¡El Mesías!! ¡¡Muéstranos al Mesías!!

[farsalia]

Terminando este magnífico libro. Publicado originalmente en 1987, se mantiene muy bien treinta y cinco años después. Entonces, en el prefacio, Mawdsley presentaba su obra como «un relato accesible y a la vez "científico", por lo que no se precisa de ningún conocimiento particular previo sobre la historia de Rusia»; en la 3ª tercera edición de 2008, de la que parte la traducción castellana de 2017, remarcó que el libro «fue concebido como una obra accesible y general sobre lo sucedido». Lo es, pero diría que es mucho más, para ser una obra “general” sobre la Guerra Civil, pues incide en aspectos como la consolidación del régimen bolchevique/comunista y la creación de una URSS, fundada oficialmente a finales de 1922, pero que aún tuvo unos años por delante para afianzarse en el Lejano Oriente, Transcaucasia o Asia Central.

En el prefacio de la 4ª edición de 2017 —publicada, cómo no, en ocasión del centenario de la Revolución Rusa y que no parece que aporte nada nuevo al margen de una bibliografía actualizada e ilustraciones; puede leerse vía Amazon—, Mawdsley menciona que ya en el prefacio de la edición de 2008 hizo hincapié en el colapso de la URSS a finales de los ochenta y primeros años noventa del siglo XX, algo que, lógicamente, no estaba contemplado en la primera edición; y añadía, en 2017, dos aspectos más que merecían atención. Uno es la estrecha relación de la Primera Guerra Mundial con la Guerra Civil rusa, pues la Gran Guerra fue el punto de inicio de la revolución de 1917 y uno de los elementos principales de la propaganda bolchevique, sino el principal, hasta su golpe de noviembre de ese año. La Guerra Civil rusa estuvo muy relacionada con la Gran Guerra, incide: política, militar, económica e internacionalmente. Son aspectos que trata muy en detalle, sobre todo la intervención internacional, Antony Beevor en su reciente libro Rusia: revolución y guerra civil, 1917-1921 (Crítica, 2022).

El otro aspecto que considera en el prefacio de 2017 es la «conexión entre la Guerra Civil y los acontecimientos en Rusia desde el fin de la URSS», en un período de consolidación del gobierno de Moscú bajo Vladimir Putin y «la tensión en las fronteras etnográficas e históricas de la Federación Rusa»; Mawdsley comenta que hay «similitudes entre el nacionalista, "estatista" y socialmente conservador gobierno de Putin con el derrotado movimiento Blanco de 1917-1920». Establece un paralelismo entre Putin y el almirante Kolchak y el general Denikin: uno y otros utilizan el nacionalismo y la categoría de estado rusos, así como la Iglesia ortodoxa, como fuentes de legitimidad; ambos se preocupan por la recuperación del estatus de Rusia como gran poder. Los restos de diversas figuras destacadas entre los Blancos (Denikin, Káppel), que fallecieron en el exilio, han regresado a Rusia en la última década y media; es más habría que destacar, menciona Mawdsley, el éxito popular de una película de 2008, El almirante, basada en la vida de Kolchak, que también tuvo una versión serial un año después. Ello no significa que Putin haya abrazado el espíritu de los Blancos, pero sí que se ha producido un cambio en las mentalidades respecto a los odiados Blancos. Ya habría que añadir los acontecimientos en Ucrania y Crimea entre 2006 y 2014, que fueron escenarios importantes de la Guerra Civil rusa, y que, ya con posterioridad a ese prefacio, en este 2022 vuelven a la actualidad con la invasión rusa de su vecino; leer el libro de Mawdsley te lleva a los mismos escenarios de hace un siglo.

Puede establecerse una comparativa con el reciente libro de Beevor. Bien, son obras en cierto modo complementarias, pero también bastante diferentes en el enfoque. El volumen de Beevor es muy detallista en las operaciones de los diversos escenarios de la Guerra Civil rusa y ello hace que el lector tenga a mano algunas coordenadas básicas para poder seguir su relato; es también gracias a sus pequeñas fichas biográficas de cada personaje que nos hacemos una buena composición de lugar. El libro de Mawdsley, por otro lado, y como mencionaba en citas iniciales, es una obra de conjunto accesible para un público más lego en la materia. Ya lo leíste, por lo que recuerdas esa estructura del libro en bloques anuales, como el de Beevor, pero poniendo mucho énfasis en el entorno, el contexto, los medios y las bases de las diversas campañas militares, tanto de los Rojos como de los Blancos, los cosacos del Don y el Kubán, y en menor medida los Verdes, los pueblos siberianos y de Asia Central, y fuerzas como la de Nestor Majnó. Beevor da bastante de ello por sabido, en cierto modo, mientras que Mawdsley en ocasiones repite acontecimientos y fechas para que el lector, cuando va de un capítulo a otro, de un escenario a otro, no se pierda. Insiste mucho en las bases del Gobierno y las fuerzas armadas bolcheviques, y cómo fueron cambiando de un año a otro, a veces de un semestre a otro, y cómo se consolidó frente a un movimiento Blanco disperso y falto de una política sólida. No pone tanto énfasis en las intervenciones de potencias extranjeras en suelo ruso, algo que sí es destacado, y con mucho detalle, por Beevor.

Por tanto, me parece que el libro de Mawdsley supera con creces el «relato accesible» que se propone el autor y ofrece una amplia, y detallada, mirada de conjunto a la Guerra Civil rusa, con capítulos específicos para cada escenario/período de la contienda; por su parte, Beevor, hace lo propio, pero con mayor especialización, por decirlo de alguna manera, y con un foco especial en el intervencionismo internacional y en la represión de ambos bandos en liza, aunque con matices, como dice al final del libro: «Demasiado a menudo los Blancos representaron los peores ejemplos de la humanidad. Pero en lo que atañe a la inhumanidad implacable, nadie superó a los bolcheviques».

En resumen, un espléndido libro el de Mawdsley, del que me quedan apenas cincuenta páginas para finalizar su lectura.
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Quizá la única pega del volumen de Mawdsley sea la pequeña tipografía que tenían al principio los compañeros de Desperta Ferro. Por lo demás coincido.
También se diferencian en que Beevor siempre ha sido un autor que nunca cesa en su verborrea anticomunista. Aunque me ha sorprendido para bien en este, se ha cortado, será que ya va mayor y ha relajado su discurso.
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Soldadito del mes de agosto, con tu pantalón rojo vivo intentas pasar inadvertido, pero detrás de las amapolas no hay mucho sitio