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El pequeño Pataxú, Tristan Derème

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Casandro



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MensajePublicado: Vie Ene 10, 2020 2:00 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Es que el marketing pasa sobre todas las cosas. Sobre todo hay que vender. Pero creo que eso pasa en todas partes.
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Balbo



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MensajePublicado: Sab Ene 11, 2020 3:34 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Acabado el tercero de la saga de vikingos, normandos y sajones de Bernard Cornwell: Los señores del Norte

uh uh, mola Razz . En breve habrá que ir a por el cuarto, aunque entre medias habrá que leer otra cosa distinta para no embotarse.

¡Muro de escudos!
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momper



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MensajePublicado: Dom Ene 12, 2020 1:47 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Fashion and Self-Fashioning: Clothing Regulation in Renaissance Italy, de Kayla Arnold (Universidad de Puget Sound, Tacoma, estado de Washington).

Las ciudades del Renacimiento fueron escenario de una movilidad social desusada en los siglos precedentes y de la que surgió una nueva clase social vinculada al comercio. Las posibilidades de interacción comunitaria se multiplicaron y con ellas la necesidad de mostrar el estatus adquirido a través de las posesiones, empezando por el atuendo y la joyería. En la Florencia de 1427 hasta el 40 % de la renta de una familia patricia se dedicaba a la ropa. These increased opportunities to display one’s apparel help explain why there were very few changes in dress during the Middle Ages. In fact, any changes in attire that did take place before the fourteenth-century involved men’s clothing and were often determined by military considerations, such as the introduction of plate armor or the emulation of victorious soldiers like the Swiss mercenaries or the Spanish. A partir de mediados del s. XIV, en una sociedad incipientemente consumista que favoreció la introducción de cambios superfluos en los productos comercializados, empezaron a aparecer rápidas innovaciones en el calzado, el peinado y la ropa en general, con lo que surgió el concepto de moda. It has been said that consumerism was “parent and child to the Renaissance”… If the development of the individual in the modern sense was first seen during this time, as Renaissance pioneer Jacob Burckhardt famously claimed, then it has been argued that this happened because man attached himself in a “dynamic and creative way to things”.

El humanista Leon Battista Alberti escribió que la pobreza «ocultaba» la virtud de una persona. De la importancia que tenía la visibilidad de ésta nos habla el caso de Ippolito d’Este, arzobispo de Milán con aspiraciones al cardenalato que no vestía como un prelado, sino como un príncipe secular: en 1535 contaba con más de 400 vestidos (con un coste mínimo de 96 scudi cada uno, el sueldo de tres años de un carpintero o un albañil) y su sastre era su empleado mejor pagado.
Los tratadistas (Catiglione, Della Casa, Vecellio…) se ocuparon de cómo había que vestirse según el estatus que se quería hacer patente y el juicio que se quería suscitar en los demás: el color negro era, por ejemplo, recomendado para los cortesanos por representar la sobriedad, además de que los colores oscuros eran más caros y denotaban, por tanto, riqueza. Justo cuando la rígida diferenciación social empezaba a difuminarse, se manifestó la preocupación por poder identificar el grupo al que pertenecía cada cual, hasta el punto de aprobarse leyes suntuarias que establecían quién podía vestir qué tipo de ropa, cuando durante siglos su razón de ser había sido, fundamentalmente, limitar el derroche. La pena por infringir estas restricciones podía llegar a la excomunión (en 1378 se multó en Florencia a una niña de diez años por llevar un vestido de seda con borlas); y si hubo quejas, fue porque las especificaciones no distinguían suficientemente la categoría de las personas.

Sumptuary laws were usually directed at women and were aimed at restricting luxury in clothing by limiting how much fabric people were allowed to use for each garment, what kind of material could be used, what kind of jewelry they could wear, and so on. These laws were very specific when determining such constraints, detailing the exact maximum length of a train on a woman’s gown or how many pearls she was permitted to wear in her hair. Most significantly, although these laws were imposed upon people of all classes, they were divided into sections based on social status and the limitations differed depending on one’s Rank.
All across Italy officials were sent to weddings, funerals and general social gatherings to ensure that the participants were wearing the kind of clothing the law specified they could
.
La presencia de estos oficiales en las calles dio pie a escenas cómicas, como que las damas se escondieran en las Iglesias al verlos y los forzaran a esperarlas fuera; a veces para negarles, al cabo, las evidencias.

La mujer era vista con ambivalencia, se temía su sexualidad y se criticaba su gasto en atavíos, al tiempo que se esperaba que mostrara con estos la riqueza y prestigio de su familia. En 1437 una Venecia que perdía su guerra con Milán promulgó, con objeto de limpiar de pecado la ciudad, una estricta ley suntuaria dirigida exclusivamente al bello sexo… y las excomuniones se sucedieron. Cristina Corner sent a petition to the pope that year, arguing that she should be allowed to wear her fine clothing as “she, who comes from a noble family, beseeches... that she be permitted to wear publicly [her fine dresses and jewelry] in honor of her parents, and of her own beauty...”. For the payment of four ducats and one grosso she was exempted from the law for three years. Five other women of Venice joined together to send an appeal to the pope to beg exemption from the law. Their reasoning was that Venice was renowned for the distinguished visual impression that it made, and that the splendor of the women’s clothes was as responsible for this as the city’s architectural magnificence. En la Bolonia de 1453 Nicolosa Sanuti se rebeló contra la ley que limitaba el lujo que podían ostentar las mujeres, y en su escrito al cardenal responsable desafió los prejuicios ideológicos que la informaban: llevando lindos atuendos, las boloñesas mostraban, en realidad, su virtud política y orgullo cívico; “Does not everyone know —decía— that gold and such adornments and all decoration are testimonies to virtue and heralds of a well-instructed mind?”.

En una sociedad en que la mera exposición de la movilidad social se percibía como una amenaza al orden establecido, era profundamente perturbador que las prostitutas pudieran confundirse con mujeres acomodadas o que la exhibición de su riqueza incitara a las jóvenes a seguir su camino; en consecuencia en toda Italia se reguló lo que debían ponerse, según la descripción de las prostitutas bíblicas (en Florencia se formó en 1403 el primer cuerpo policial al efecto, los Ufficiali dell’onesta). Curiosamente, algunas ciudades exacerbaron el problema cuando, con objeto de que las mujeres de su nobleza no se exhibieran demasiado, permitieron sólo a las prostitutas lucir las codiciadas modas.
As women, both elites and prostitutes were victims of the same condescension and misogyny, and were subject to male assumptions regarding their excessive vices or lack of morals. […] Because of their supposed pride and vanity elite women needed to be suppressed and their clothing closely restrained, and, as immoral and greedy creatures, prostitutes likewise needed to be closely scrutinized and controlled. The ostensible vices of these two groups made it necessary for governing bodies to ensure that they could be clearly marked for what they were.

No sorprende que otro grupo marginado, los judíos, también viera regulada su apariencia; esta vez como consecuencia de las prédicas del franciscano San Bernardino de Siena y sus seguidores en la primera mitad del s. XV, en las que demandaban que fueran reconocibles de alguna manera para poder distinguirlos de los cristianos:
A fifteenth-century law in Bologna required Jewish men over the age of twelve to wear “a sign of cloth or fabric colored yellow” and their women to wear “rings hanging from both ears, and fixed in those ears, which should be and remain uncovered and visible to all”. Markings such as these became common throughout Italy, manifesting in symbols like yellow “O”s, red cloth, and earrings for women. Thus, earrings were often used to differentiate between Jewish and Christian women, until they became fashionable among Christian women and new symbols of classification had to be found.
In Brescia, it was decreed that “While the Christian church may tolerate the Jews... they should be treated as public prostitutes, who because of their filth are tolerated [only] while they live in a bordello... separate from Christians”. Because of notions like these, analogies were also drawn between Jewish women and whores, and the clothing both groups were required to wear exemplifies this. In Rome, for instance, the red overskirts that Jewish women wore as their distinguishing sign were also a way that prostitutes were marked. By the end of the fifteenth century, Jewish women were required to wind yellow linen around their heads, but in Pisa and Bologna this also became the symbol of a prostitute
.
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momper



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MensajePublicado: Mie Ene 22, 2020 10:46 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Reformation History and Political Mythology in the German Democratic Republic, 1949-1989, de Robert Walinski-Kiehl, de la Universidad de Portsmouth.

La historiografía de la RDA prestó mucha atención a la Reforma (algunos de cuyos principales eventos transcurrieron en territorios sajonturingios), en línea con el interés mostrado por Friedrich Engels, quien en 1850 introdujo con su ensayo «La Guerra de los Campesinos en Alemania» la perspectiva materialista en la Historia. Enfrentado a la abrumadora tarea de inculcar el marxismo en gentes que habían pasado por una década larga de adoctrinamiento anticomunista, el nuevo Estado convirtió la era de la Reforma en uno de sus mitos fundacionales; uno que le proporcionó, en particular, una herencia revolucionaria propia: la mencionada Guerra de los Campesinos «podía ser presentada como el primer intento radical del pueblo alemán por transformar la sociedad», además de ser utilizada para justificar una reforma agraria de corte colectivista.

En los cincuenta, con todavía pocos profesores versados en los principios del materialismo histórico y el marxismo-leninismo, el libro de Historia más influyente en la RDA era obra del ruso Moses M. Smirin y versaba sobre el caudillo de la revuelta, el pastor Thomas Müntzer (Die Volksreformation des Thomas Müntzer und der grosse Bauernkrieg, 1952). El tipo de soberanía popular por el que se luchó bajo su liderazgo parecía hacerse realidad en la RDA; Martín Lutero, en cambio, pese a haber desencadenado la Reforma, se había alineado con las élites principescas en su panfleto «Contra las hordas campesinas que roban y matan» (1525), y recibió, por tanto, la poca atención que cabe suponer a quien personificaba la contrarrevolución.
Para finales de la década las universidades ya tenían suficientes profesores formados en el paradigma ideológico impuesto, que veía en la lucha de clases la fuerza motriz (a través de las revoluciones) del desarrollo histórico; y en 1960 los medievalistas de la RDA celebraron un encuentro en Wernigerode donde recalcaron que los sucesos entre 1476 y 1535 en Alemania constituyeron una temprana revolución burguesa, algo que reforzaba el pedigrí del nuevo Estado socialista. Hasta entonces la allí preponderante historiografía soviética seguía al Engels de 1850, según el cual la economía preindustrial del país no permitía hablar de una revolución en el sentido marxista, soslayando que al final de su vida sus estudios lo llevaron a advertir un rápido desarrollo, en el s. XVI alemán, en los campos de la minería, la fundición y la industria textil, con lo que vio en la era de la Reforma «la primera de las decisivas batallas de la burguesía contra el feudalismo».
Sólo una minoría de los historiadores de la RDA permanecieron afines a la tesis de sus homólogos soviéticos: que la clase media capitalista alemana estaba entonces en un estado demasiado embrionario como para poderse hablar de «revolución burguesa». Para los demás, difficulties still remained in demonstrating that those citizens who undertook early capitalist activities usually held progressive, anti-feudal sentiments and were the driving force behind the Reformation. It was mostly those groups not engaged in early capitalism such as poor artisans and propertyless townsfolk who were especially hostile towards feudalism; con todo, la tesis, aunque perdió fuerza con los años, no se abandonó nunca.

En Wernigerode también se reconoció el papel precursor de un ninguneado Lutero, anticipando el proceso de recuperación de personajes históricos (como Goethe) que trajo, a mediados de los sesenta, la desestalinización y la relajación de la represión una vez que los ciudadanos se resignaron al «arresto domiciliario» masivo. Luther’s attack on Indulgences signalled the commencement of the revolution, because it created a national movement that unified social classes against the feudal, Catholic Church… For the East Germans, the Reformation was transformed from a theological struggle into a socio-economic conflict. Aunque «el reaccionario lacayo de los príncipes parecía un improbable candidato a formar parte del Salón de la Fama de la RDA», con motivo del 450º aniversario de la Reforma en 1967, se publicó una indulgente biografía a cargo de Gerhard Zschäbitz cuyo revelador subtítulo era Grösse und Grenze, Grandeza y Limitaciones; during the 1950s, it would have been an act of political heresy to describe Luther in terms of ‘Greatness’. La rehabilitación sirvió también para reconducir las relaciones con la comunidad luterana, muy conflictivas en los años cincuenta: a cambio de la lealtad al régimen, se les permitió —entre otras concesiones— un limitado acceso a los medios de comunicación, y en 1978 se reconoció oficialmente la autonomía de la Iglesia Protestante como institución social.

La conmemoración en 1983 (con presencia de mandatarios occidentales) del 500º aniversario del nacimiento de Lutero llevó a invertir millones de ostmarks en restaurar edificios y lugares asociados con la Reforma. Una nueva biografía publicada a la sazón lo presentaba como el artífice de una «revolución teológica» que desafiaba por primera vez la hegemonía de la Iglesia feudal, y en torno a la cual se unieron los intereses de quienes se oponían a la autoridad establecida. Su autor, Gerhard Brendler, firmaba también —entre otros— las quince «Tesis sobre Martín Lutero», pensadas para llegar a una más amplia audiencia y que recalcaban su contribución a la mejora educativa y su preocupación por los más humildes, así como su justificación de la confiscación de propiedades y tierras eclesiales y monásticas; la descripción que se hacía de su «ética social-humana» (sic) sugiere que by the early sixteenth century, Luther had already prescribed all the essential qualities required of the conformist, loyal, obedient GDR citizen. Por otra parte, en las Tesis sólo se mencionaban de pasada sus opiniones más inapropiadas, como la condena de la rebelión campesina.

Curiosamente, la rehabilitación de Lutero coincidió con un cierto deterioro de la imagen oficial de Müntzer (algo recibido con escepticismo en algunos círculos del régimen): en una dramatización televisiva en cinco partes de la vida del primero (emitida con poca audiencia en 1983), Müntzer made only a brief appearance and was portrayed as a fanatical, otherworldly, utopian idealist. By contrast, Luther was represented as a combative, shrewd realist – a portrayal reminiscent of Müntzer’s in the 1956 East German film about his life. La mejora de las relaciones con Occidente de principios de los setenta llevó a una «apertura mental» en los estudios históricos y, en consecuencia, a evaluaciones más matizadas de hechos abordados hasta entonces con un sesgo propagandístico.

The exchange of ideas was not solely in one direction. Some historians from the Federal Republic, such as Peter Blickle, demonstrated that they were receptive to East German notions. Unlike most of his West German colleagues who were reluctant to consider a socio-economic perspective because of its association with Marxism, Blickle was willing to embrace such an approach… Blickle also emphasised something that East German Marxists had constantly stressed: the close links between the Reformation and the Peasant War. Most Western scholars failed to see any connections between the two events, preferring instead to view the Reformation primarily as a theological occurrence totally divorced from social issues. Although Blickle’s work endorsed the East German claim that the Reformation and Peasants War were related, it needs to be emphasised that he did not subscribe to the view that both events were part of a single early bourgeois revolutionary process… In Blickle’s ‘common man’s revolution’, the Reformation was closely linked to the popular rebellion because the religious doctrines of the reformers provided the common people with a legitimating ideology for revolt: ‘To implement ‘godly’[Reformation] law, whatever the peasants may have understood by it in detail, became the aim of the revolution’.

En las celebraciones en 1989 del 500º aniversario del nacimiento de Thomas Müntzer, los historiadores germanorientales coincidieron con el enfoque convencional de sus colegas occidentales al verlo como un visionario religioso más que un revolucionario, lo que contradecía su imagen oficial de protocomunista. En septiembre de ese mismo año se inauguró en Frankenhausen (donde las tropas campesinas sufrieron su derrota final) el Museo del Panorama, específicamente erigido para albergar la pintura más grande del mundo (123 x 14 m): La primera revolución burguesa en Alemania, de Werner Tübke (que prescindió del realismo socialista y combinó varios estilos artísticos, lo que dificultó su comprensión). El monumental edificio pronto fue conocido como «el baño del elefante», y un trabajador de Görlitz escribió al ministro de Cultura:

I am only a simple worker, but one perhaps who has eyes to see and ears to hear. And a mouth that says what it thinks… Because we are supposed to be the greatest such a ridiculous thing [the Panorama-Museum] was made… We are a socialist country and don’t need a pilgrim site like in Jerusalem. That is only for believers and they should only build it if they need it, but not with our money…

Con todo, las lecciones que se querían dar con la utilización de estos personajes históricos se volvieron contra sus pergeñadores: todavía en 1989 se pregonaba el compromiso de Müntzer con el «derecho de la gente común a una radical eliminación de la injusticia y la opresión».
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Balbo



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MensajePublicado: Mie Mar 04, 2020 9:33 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Terminada la novela de Yasmina Khadra: Las golondrinas de Kabul...

... cualquier parecido con la película de animación francesa es pura coincidencia. Los del cine han cogido el título del libro y de pura suerte. Wink
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momper



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MensajePublicado: Vie Mar 20, 2020 10:13 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

A Prisoner of War in Russia, memoria de los cerca de tres años y medio que pasó el soldado Karl Hauger en campos de trabajo forzado soviéticos. Un testimonio que sorprende por la ecuanimidad con que juzga las duras experiencias sufridas:
For the sake of historical accuracy and fairness, I have to admit that neither the Soviet leadership nor Stalin had the intention of killing the German POWs or exterminating them as a result of hard labor. In the wake of the devastation in their own country, the Russians were overwhelmed and not in a position to accommodate and adequately feed the hordes of captives that they had suddenly amassed. The population of Russia was, at the time, suffering from supply shortages and what little there was had to be shared.

La ofensiva sobre Berlín del Ejército Rojo desbarató las unidades de defensa en las que servía entonces Hauger (de veintitrés años a la sazón), quien, como muchos otros, vio llegado el momento de buscar su suerte, pese a que la defección podía costarle un fusilamiento inmediato o una soga en el árbol más cercano. Como sea, no tardó nada en ser capturado por los soviéticos en plena arremetida contra la capital del Reich.
One [soldier] of them came up to me, lifted up his hand and yelled, “Urr-urr-urr!”. I knew right away that he was after my watch… He also took a medallion with the image of the Virgin Mother of Lourdes from my wallet, which a French girl had given me in St. Jeans de Luz on the Atlantic in 1941. At that time, I hadn’t realized that the town was a place of pilgrimage. The girl told me that the medallion had been consecrated in Lourdes by a bishop and that it would bring me luck. Although it had absolutely no material value, I kept it by my side for over four years—up until the young Russian soldier took it away. Frankly, when the girl gave me the thing, my attention was on her and not the Holy Virgin. I still hope to this day that the medallion brought luck to the Russian soldier that took it, and that he survived the war unharmed.

Su cautiverio empezó en un granero atestado desde el que se oían los gritos de las mujeres del lugar violadas. A la mañana siguiente, ante las burlonas provocaciones de un oficial, muchos afirmaron haber despreciado siempre a los nazis e incluso ser comunistas, una «patética escena» que el susodicho «probablemente ya había presenciado antes». Hauger reconoce que, aunque nunca quiso una guerra, lo embriagó la idea de tomar parte en los «nuevos e interesantes tiempos»: The beginning of the war was a test to see how each person, whether intelligent or dumb, could manage how to leave behind the past and segue successfully into the nebulous and unknown future.

Los prisioneros fueron separados en grupos de quince, y el dichoso oficial les dijo que iban a ser fusilados:
The first group was marched off and disappeared behind some houses. Feelings of anguish, fear and pure horror descended upon us. Was the propaganda we had heard on the last days of the war painting a realistic picture of our enemies after all?
The second group was marched off 10 minutes later. The rest of us listened intently for shots in the distance, but nothing was heard
.
Entonces aprendió sus primeras palabras en ruso, palabras que escucharía diariamente hasta el día de su liberación: davai y bystreiy. «Sumé dos y dos y me di cuenta de que significaban “Moveos más rápido”». Curiosamente, los soldados del frente los trataban con cierta humanidad en comparación con los que llegaban detrás; pese a los gritos, disparos al aire y golpes, apreció en muchos de sus guardas, «como en la mayoría de los rusos», un carácter bondadoso e incluso «un toque de inocencia»; continuamente les decían: Skoro domoy, «Pronto volveréis a casa», una compasión «por los oprimidos y torturados» que encontró después también en Rusia y que, nos dice, es la razón de que lograra sobrevivir.

Another thing that immediately caught my attention was the great number of women who also served in the units. Women of all ages, from young girls to older dames were present and it seemed that they were even treated as equals. Para su asombro, muchas servían como oficiales y, cual francesas, usaban pintalabios y lucían unos perfectos peinados. The average Russian woman was a bit plumper than her German counterpart and they weren’t at all nasty, but rather good-humored and friendly.

Se rumoreaba que quienes se rezagaban de la columna de cinco en fondo de varios miles de hombres con destino a Frankfurt (al Este, en definitiva) eran disparados in situ.
We soon passed the corpses of three infantry men lying on the back of a wagon. The three of them were covered in blood and the sight was terrifying. Immediately next to them was a sign that read: “This will be the fate of those that attempt to flee”. We were all horrified by the sight and started to reconsider our grand plans of escape.
Antes de partir hacia las profundidades de Rusia en trenes de ganado, el campo de Posen, que albergaba más de cien mil presos en las circunstancias que cabe suponer. Determining whether or not a prisoner was ill was a very straight forward process: the temperature would be taken and if it was above 38 then the prisoner was deemed ill and if it was below 38, he was deemed healthy, unless of course other injuries were clearly visible.
En la enfermería there were two men to every bed, laying head to foot, horrid conditions for aiding in recovery. There were plenty of medics [of varying nationalities] but not nearly enough medicine, no bandages, dirty bed sheets, little food, bugs, lice, and no hygienic facilities. The only thing that could be regarded as positive was the roof over our heads.

Sabían que serían empleados en la reconstrucción de la URSS, y que la tarea duraría años, si no décadas. En el cartel de una estación se leía: Smyert nemetzkim occupantam (Muerte al ocupante alemán). That didn’t seem an invitation for a nice summer holiday.
Un campo de prisioneros en Saratov, en el Volga, fue su primer destino. Era septiembre del 45. We were all taken down to the banks of the Volga in the late afternoon and were told we could bathe. It was the first time that water had touched my skin since I was captured in April. Las mujeres del lugar les arrojaban pan o fruta por encima de la valla a despecho de los guardas y de que su comida también estaba racionada: Such an act of charity aimed at defeated war prisoners would have been, in my opinion, unthinkable back at home in Germany, especially during the times of Hitler. It was incomprehensible to me considering all the destruction that the German military had caused in Russia and all the hate that came along with the war.

Hauger cuenta pormenorizadamente los avatares de la vida en los malos o peores campos por los que pasó, unas veces cortando árboles, otras construyendo edificios, manejando vagonetas en una cantera, cultivando campos, etc.; en todos, eso sí, sufriendo de los inevitables piojos y del hambre, hasta el punto de atreverse —como algún otro y corriendo muchos riesgos— a pedir pan en casas particulares (¡incluso de familias de militares!). Sobre su primera expedición nos dice: The feeling that came over me was indescribable. There wasn’t a single hint of bad conscience, of shame or of a hurt pride, just satisfaction for having found a way around death. For reasons of self-preservation and egoism, I didn’t tell a soul about my adventure... Almost instinctively, I was overcome with a feeling of calm: I had found a way to survive this dangerous and life-threatening situation that was sure to only get more difficult.
In the days that followed, I was again successful in gathering food. I then began to develop my techniques, taking it upon myself to expand my Russian vocabulary for the purpose of improved acquisition. I learned new words from our interpreter: Please, thanks, thanks a lot, hungry, food, hello, goodbye, prisoner of war, mister, miss, comrade — and many more. […] many of the expressions I once knew in Russian have since slipped my mind with the passing of time. Two expressions did however remain stick me, mostly likely because I found the way they sounded so nice: ‘spasiba’ for ‘thanks’ and the melodic ‘dosvidaniya’ for ‘see you again’. Rare was the case when I didn’t receive anything.
[…]
Women, their age, and their physical attractiveness were, given the conditions, not in the forefront of any of our thoughts. Though priority number one for most soldiers, women and their sexuality had, for the prisoners, lost their meaning and draw. The only thing that mattered, in regard to any woman, was what food she had to offer
.

Más tarde se atreverían, él y pocos más, a hacer algo aún más peligroso: robar de la madera que manejaban —una propiedad estatal al fin y al cabo— para venderla a particulares. Además de emplear los rublos obtenidos en el mercado negro, a veces se los prestaban a las mujeres que trabajaban en la misma construcción (!) si éstas no recibían su salario los viernes, el dinero les era devuelto sin falta cuando se les efectuaba el pago. A Hauger lo sorprendía que tutearan a su director.

Ser un hombre joven le permitió sobrellevar una malnutrición que costó la vida a muchos, pero la conciencia de su deterioro físico lo llevó al extremo de autolesionarse en una mano (dejó caer la tapa de una vagoneta sobre sus dedos) para escapar del trabajo extenuante en la cantera; la herida (que él agudizó golpeando sus dedos con una piedra) finalmente sólo le sirvió para ser abroncado (“Slacker, fascist, tramp, bitch, idiot, gypsy, scoundrel!”) y tener que trabajar vendado. Para consternación de los soldados rasos como él, los oficiales que había entre ellos recibieron mejor trato en esa patria del socialismo igualitario, y eso a pesar de que eran necesariamente más responsables de los crímenes nazis. Obviamente, los soviéticos tenían planes para formarlos como cuadros de la Alemania sovietizada.

I got to meet men that belonged to the organization ‘ANTIFA’ for the first time. I also came across the prisoner magazine, ‘Neues Deutschland’ (New Germany), also known as ‘Freies Deutschland’ (Free Germany), for the first time, which was published by the National Committee of Antifascists. The committee consisted of mostly long-term prisoners that had come to an agreement with the Soviets to work with them and help spread political ideology among the prisoners. Their acceptance was debated, however, as most ‘plennyjs’ [prisioneros] suspected that there were no actual political convictions in the writings of the ANTIFA, and that the men were collaborating in order to better their living conditions, which was pure optimism.
Members of the ANTIFA generally weren’t embraced by the other prisoners and were usually judged with envy and suspicion. The Russians never actually spoke of National Socialism or Nazism, but always of fascism, which wasn’t wholly accurate. Most of the prisoners were completely disinterested in politics. They were more preoccupied with their daily bread rations, the lacking nutrition, the hard work, and their uncertain futures. For this reason, a thorough political reeducation was not feasible. Most of the former soldiers had already gotten National Socialism out of their systems anyway
.

A mediados de 1947 pudo mandar, vía la Cruz Roja, una primera señal de vida a sus padres «de veinte a veinticinco palabras» (un mes después le llegó la respuesta). A principios de septiembre de ese año llegaron a Stalingrado para trabajar en la famosa Planta de Tractores, en un espacio «infernal» de enormidad imponente, oscuro y con presas «monstruosas» para aplastar el hierro, a ojos de este joven que «no había estado nunca en el Ruhr». Con todo, también aquí las herramientas usadas eran muy rudimentarias: We had to use what the Russians referred to as a ‘nosilki’, which was a container with two handlebars on either end that would be carried by two men. They were constructed with wood and were probably also used by the Chinese back when they built the Great Wall of China. We were constantly in awe of the primitiveness of the work tools that seemed to be in use all over Russia. Ya al hablar del trabajo en la cantera nos había advertido de que los rusos llamaban «especialista» a cualquiera who had even just a little more knowledge of something than those around him.

En la entrada al recinto, un cartel rezaba: «El traicionero ataque de las hordas fascistas fue detenido en este lugar por el glorioso Ejército Rojo, bajo el mando del general Stalin, y fue aquí donde comenzó la expulsión y destrucción del ejército alemán durante todo el camino de vuelta a Berlín». The text on the sign was of course in Russian, but all of us that had to pass by it daily were aware of its contents. The sign offered an opportunity for self-reflection, and for reconsideration of the past years, and about the sense and nonsense of the War and its victims. It was still unbelievable for the rest of us that we hadn’t experienced any real aversion, hate or feelings of revenge by the Russians. The only exception was the neglected minority of young kids who had not experienced the war and acted in the same manner as extreme left-thinking or right-thinking kids do today. There was also hatefulness to be heard on occasion from people under the influence of vodka, but this was targeted at their fellow countrymen as well as at us.

Uno de los aspectos más curiosos de su narración es que los rusos les proporcionaron instrumentos musicales en Saratov (guitarras, balalaikas y mandolinas) y apoyaron la creación de grupos de artistas cuyos ensayos facilitaban, eximiéndolos del trabajo si era necesario. En Stalingrado cada fin de semana ofrecían un concierto o una representación teatral (en ocasiones cómica), a los que a veces acudían los propios oficiales soviéticos con sus esposas.

Hauger redactó el libro ya en su vejez, casi cincuenta años después de su liberación, incitado por la desaparición de la URSS; y todavía pudo escribir: The traumatic fear of going hungry remains with me, like a thorn in my soul.
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MensajePublicado: Vie Mar 20, 2020 11:09 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Momper, si te apetece manda ese tipo de reseñas a la PAPRI para ver si te la publican.
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Casandro



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MensajePublicado: Vie Mar 20, 2020 4:54 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Yo voy a ser escueto. Amazonas, Adrienne Mayor. D.F. Editorial. Muy recomendable.
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momper



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MensajePublicado: Vie Mar 20, 2020 6:55 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

vorimir escribió:
Momper, si te apetece manda ese tipo de reseñas a la PAPRI para ver si te la publican.


Gracias por la sugerencia, Vorimir, pero creo que una reseña tiene que tener más fondo que un mero resumen: un contexto histórico y literario para el que me faltan muchas lecturas.
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vorimir



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MensajePublicado: Vie Mar 20, 2020 7:51 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Pues yo veo que son unos comentarios detallados de los libros y dan el nivel. Cool
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Casandro



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MensajePublicado: Sab Mar 21, 2020 11:45 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Una reseña es una noticia y examen de una obra literaria o científica. Yo creo que le merece la pena que otros juzguen si las sUyas cumplen, Sr. Momper.
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INIGO



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MensajePublicado: Sab Mar 21, 2020 1:06 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Opino igual que mis compañeros... Con permiso, pero aquí tus reseñas se pierden.
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Casandro



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MensajePublicado: Sab Mar 28, 2020 12:29 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

En un estilo diferente al del Sr. Momper, Adiós al caballo, un libro en el que se habla bastante de caballos, más de hombres, y mucho más de literatura, pintura, escultura y otras artes. También de filosofía. Me gusta que provenga del ámbito germánico. Muy interesante.
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Casandro



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MensajePublicado: Mar Abr 07, 2020 5:13 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Acabado La Alexíada. Las fuentes primarias no son lo mío, pero ha sido una sorpresa agradable, con el añadido de que autora sea mujer, aunque fuera una porfirogeneta. Un relato sentido y un punto de vista diferente para nosotros, los occidentales.
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Raskolnikov



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MensajePublicado: Mar Abr 07, 2020 5:33 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Casandro escribió:
En un estilo diferente al del Sr. Momper, Adiós al caballo, un libro en el que se habla bastante de caballos, más de hombres, y mucho más de literatura, pintura, escultura y otras artes. También de filosofía. Me gusta que provenga del ámbito germánico. Muy interesante.

Y tan interesante. Me lo he apuntado. Gracias por la recomendación Wink
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