Foro de Hislibris

Maundevar · Registrado: 07 Ene 2011 Mensajes: 162 Ubicación: Burgos

“…pan recién orneado le llegó a su pituitaria…”. Lo peor de ornear ya no es que le falte la hache, sino que sin ella significa rebuznar. Lo de pituitaria… No voy a andar con rodeos, rotundamente NO.

“Le costó acomodarse porque debajo de su túnica blanca que lucía la cruz roja sobre el hombro izquierdo”. ¿O sea que tenía pensado huir con todo el equipo de templario puesto? Pues vaya ocurrencia la de este caballero.

“El carromato se puso brevemente en movimiento…”. Mejor decir: “El carromato se puso al poco en movimiento…”, porque sino parece que el movimiento fue breve, no que estuviera poco tiempo parado.

“…se ponía a hacer ejercicios para estirar sus músculos”. Yo lo habría puesto de otra forma. Me parece una frase que me lleva a una sala de spinning.

“—¡Soy un templario!”… ¿De verdad que gritarías eso tras escapar oculto de una ciudad en la que te buscan para matarte? Suena a en plan: “Y ahora a ver si me pilláis”.

La explicación de corte cronístico sobre la absolución de los templarios que se escribe después de la huida del templario no me parece la mejor forma de explicar al lector ese hecho, y luego está la nota final del autor, que me sobra totalmente.

Ya lo siento autor. No me ha gustado este relato.

maria lozano · Publicado: Lun Dic 26, 2016 6:29 pm **Título del mensaje**:

La forma como logra escapar un templario de las garras bien largas del rey Felipe IV, quien contento no sólo con la eliminación de la Orden del Temple en Francia, quiere que también el rey de Aragón haga lo mismo. Una huida bien planeada que no levanta sospechas, no crea alguna tensión, ni pone en pie de guerra a otra persona que deteste a este templario: en pocas palabras, un escape facilito y comodito.
Esta clase de huida, como tema histórico-literario es interesante pues los templarios ya de por sí aportan ese glamour misterioso que a muchos lectores nos gusta, además de que siempre involucra al papa, al rey, a otros vasallos, riqueza, saberes secretos, costumbres extrañas, etc. El problema es cuando la mezcla de estos ingredientes apenas pasa por una calentadita sin punto de sal que sale algo desabrida. Se necesitaba un buen hervor que pusiera a este templario a sudar su huida.
Vi errores que atribuyo a falta de repaso y expresiones que prestan la misma función de un recoveco, como en esta frase que ejemplifica ambas cosas: «Un agradable olor a pan recién orneado le llegó a su pituitaria». Entiendo que la pituitaria se encarga de controlar la actividad de otras glándulas y de regular determinadas funciones del cuerpo, como el desarrollo o la actividad sexual, lo que lleva a pensar que este pan bien horneado pudo haber echado por la borda el plan de escape. Con esto lo que quiero señalarle al autor/a es que cuando se escribe no se puede prescindir del significado de las cosas, o de lo contrario se cae en frases huecas que resultan desafortunadas.
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Confía en el cuento, no en quien lo cuenta. (D.H. Lawrence)