Foro de Hislibris

[farsalia]

Tony Scott (merecidamente) ha vivido (cinematográficamente hablando) siempre a la sombra de su hermano Ridley, pero no parece que le haya importado demasiado. Lo suyo es el cine de acción, puro y duro, y si no véase películas suyas como Top gun, Enemigo público o Déjà vu o Asalto al tren Pelham 123. Pero también productos más que estimables como Marea roja (fantástica película y mejor score de Hans Zimmer) o El último boy scout, y ha dirigido con buen pulso películas como Amor a quemarropa, con guión de Quentin Tarantino (aunque éste no estará muy de acuerdo...). Lo suyo es la adrenalina, la acción sin freno, el cine comercial sin aspavientos. Cuadrar cuentas entre lo que se invierte y lo que se recauda, dejar al espectador satisfecho con productos de rápido consumo (y olvido) y a otra cosa.

Y ahora nos trae Imparable, una película de relax (a pesar de su ritmo trepidante), de desconexión de la rutina diaria, inspirada en hechos reales y que en poco más de hora y media depara una dosis constante de entretenimiento. Un tren fuera de control lleva un cargamento peligroso, letal. Un descarrilamiento en una zona densamente poblada del sur de Pensilvania podría causar una catástrofe humana y ecológica. Dos maquinistas, Frank Barnes (Denzel Washington) y Will Colson (Chris Pine, el reciente y joven capitán Kirk del Star Trek de J.J. Abrams), se ven metidos en el fregado y tratarán de detener el tren. Dos personajes, además, antitéticos: el veterano maquinista frente a un joven (y enchufado) jefe de tren. Dos maneras distintas de ver el oficio. No nos preocupamos demasiado de reflejar su psique como de contemplar cómo actúan ante un imprevisto de proporciones épicas. Dos de esos héroes anónimos y cotidianos que tanto gustan al imaginario colectivo estadounidense, dispuestos a arriesgarlo todo por un bien mayor.

Como producto de entretenimiento, comercial a más no poder, la película de Scott funciona muy bien. Recuerda a un ya clásico filme como El tren del infierno (1985), con Jon Voight y Eric Roberts también al frente de un tren sin frenos, aunque en otras circunstancias. La película de Scott no da tiempo a pensar en las incoherencias de su guión o en la falacia de algunas situaciones. Como el tren desbocado, te dejas llevar por la acción y por la trepidante velocidad. No le pides más; de hecho, no te da tiempo a pedirle nada. La disfrutas como lo que es y la olvidarás pronto. Si acaso, te quedará el regusto de la música de un Harry Gregson-Williams, de la escuela Hans Zimmer, que cumple eficazmente, como siempre. Y ver a Rosario Dawson, que también cumple con su buen hacer, haga lo que haga.

En fin, una propuesta atractiva ideal para desconectar de los problemas cotidianos... que ojalá fueran en ese tren sin frenos y desaparecieran sin más.
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Esta noche la emite Tele5 (22:40h.). Ideal para desconectar del mundo...
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Vista de nuevo. Qué bien le salían a Tony Scott películas como esta, Déjà-vu o Asalto al tren Pelham 123: funcionales, tremendamente entretenidas, honestas. Y qué bien le pegan estos papeles a Denzel Washington.
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[INIGO]

Y lo que se le hecha a Tony de menos... Un artista del género.
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Esta noche la emite (otra vez...) Cuatro, a las 22:40h. Para desconectar del mundanal ruido...
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