Foro de Hislibris

[Valeria]

"El maestro del juicio final" de Leo Perutz

Viena, 1909. El célebre actor Eugen Bischoff aparece muerto en extrañas circunstancias. A pesar de que parece un suicidio, todas las sospechas se centran en el barón Von Yosch, oficial del ejército y antiguo amante de la mujer del difunto. Al verse repentinamente involucrado en el caso, el barón Von Yosch deberá emprender una investigación para poder demostrar su inocencia. Sus pesquisas le llevarán a investigar otras extrañas muertes acaecidas en las mismas fechas y a descubrir el extraño motivo que las relaciona: un misterioso asesino que parece, en realidad, un espectro surgido en tiempos inmemoriales, un «terrible enemigo» que está latente en cada uno de nosotros y siempre dispuesto a despertar de su letargo.

Leo Perutz, uno de los grandes narradores del siglo xx, firmó con El maestro del juicio final una apasionante novela, a medio camino entre el relato policiaco y la literatura fantástica, que acabaría dándole fama internacional y lo convertiría en un autor admirado por escritores como Graham Greene, Ian Fleming o Jorge Luis Borges

[Derfel]

De ese escritor yo leí el libro de cuentos entrelazados "De noche bajo el puente de piedra", ambientados en la Praga medieval, editado también por Libros del ASteroide, y que me gustó bastante.

[Derfel]

[INIGO]

[juanrio]

[Sangón]

Terminado Agnes Grey de Anne Brontë. La vida de una institutriz inglesa contada en primera persona por la menos conocida de las hermanas. Bien descrito el mundo de unas personas a mitad de camino entre los propietarios de la mansión y el servicio doméstico y sujetos al capricho de padres e hijos.
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En general, el arte de gobernar consiste en quitar la mayor cantidad posible de dinero a una parte de los ciudadanos para dársela a otros. Voltaire.

[INIGO]

[Derfel]

Le estuve echando un ojo y tiene una pinta estupenda...

[Calinca]

Yo con "El hereje", de Miguel Delibes, un libro que me está sorprendiendo agradablemente. Me gusta su manera de afrontar la novela hstórica. O más bien su maestría.
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https://twitter.com/tadeuscalinca

[Clodoveo11]

La religión gnóstica, de Hans Jonás. Voy por la mitad, pero suficiente para decir que es un libro acojonantemente bueno. Su análisis introductorio sobre las conexiones del gnosticismo con el helenismo cultural y éste con el orientalismo en general son impecables. Definitivo como no se tuerza.
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γνῶθι σεαυτόν... vaya, y sólo sé que no sé nada.

[INIGO]

[Antigono el Tuerto]

Azazel de Isaac Asimov.
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Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
Proverbio Hindú.

[Balbo]

Qué bueno el diablillo Azazel
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Viento del Este y niebla gris anuncian que viene lo que ha de venir (Mary Poppins)

[Rodrigo]

Sábado, de Ian McEwan (Anagrama, 2005).



Estupenda novela, como suelen ser las de este autor. No descubro nada nuevo al decir que McEwan es un maestro en lo de generar tensión: lo mantiene a uno en vilo a pesar de la relativa parsimonia con que despliega la trama, incluso regodeándose en la plasmación minuciosa de momentos aparentemente trivales, que en manos de otro escritor resultarían tediosos o, peor aun, superfluos (véase el partido de squash, o la cirugía craneal practicada por el protagonista, un neurocirujano de renombre; pasaje para el que McEwan ha debido documentarse a fondo). El climax semeja un estallido, una liberación explosiva de tensión acumulada, y lo mejor es que no lo resuelve todo: siempre queda algo más, un detalle en suspenso, la insinuación de una sospecha, la posibilidad de un giro inesperado o de un final abierto...


... Y una grata sorpresa: El mundo libre, de David Bezmozgis (RBA, 2012).



Bezmozgis es un escritor canadiense de origen judeo-letón, nacido en Riga (1974). Esta fue su primera novela -antes se había estrenado con un volumen de relatos-, y está bastante bien la verdad. Relata las peripecias de una familia letona de ascendencia judía que emigra de la URSS en 1978 y se establece de manera provisoria en Roma, a la espera de completar los trámites que le permitan trasladarse a Norteamérica (EE.UU. es el destino planeado pero pronto aparece Canadá como alternativa viable). La trama sigue los pasos de un terceto de personajes, uno de ellos, el sexagenario y rezongón Samuil, suerte de patriarca familiar; es un veterano condecorado de la Gran Guerra Patriótica y ex funcionario soviético de rango medio, comunista y ateo, quien se ha plegado a regañadientes a la emigración de su familia (la considera incluso una traición a la URSS). Los otros dos son su hijo menor, Alec, y su bella esposa rusa, Polina. Alec es un cabeza hueca, eterna decepción de su padre y mujeriego infatigable. Él y su mujer -lo mismo que Karl, el primogénito de Samuil, y su esposa Rosa- deben ocuparse en trabajos de ocasión en procura del sustento familiar, frecuentando a otros judíos soviéticos refugiados (incluyendo algunos ex convictos, rufianes llenos de tatuajes intimidantes, y un ex oficial tanquista, decepcionado tras tomar parte en la represión de la Primavera de Praga pero desencantado también de la vida en Israel) y a empleados de organizaciones judías de asistencia. Diversos flashbacks nos informan del pasado disímil de estos tres personajes, alternando entre el dramatismo de la historia de Samuil (cuyo padre fue asesinado por los blancos en los días de la guerra civil rusa, mientras que su madre lo fue por los nazis, veinte años después) y el tono relativamente más ligero que impregna la de los dos jóvenes, Alec y Polina. Severidad y una pizca de humor en dosis parejas, armoniosamente distribuidas. La trama fluye con entera naturalidad y se disfruta de cabo a rabo. La novela en sí respira el más saludable clasicismo narrativo. Recomendable, de todas maneras.

[INIGO]