Al principio pensé que el autor/a establecía un paralelismo entre los viajes que tuvieron que hacer los judíos y moriscos, y los que tienen que hacer ahora los africanos en sentido contrario. No sé si esa era la intención, pero es una línea que muere definitivamente en la playa de Chaima.
A partir de ahí, empieza una historia un tanto delirante (en el buen sentido) de aventuras de esta mujer, que me recordó un poco al "Aborto en la escuela" de Kathy Acker. La relación con el pirata buenorro
machoman tambén tiene su punto a lo 50 sombras de Grey que podría funcionar si el autor/a se quitara los complejos. Porque ese es el problema fundamental de este relato: que el autor/a no se moja.
Me explico: la relación con el pirata pide desarrollo y erotismo a gritos. Erotismo del duro. Hay un rollete sado ondeando en el horizonte... ¡pero necesita carnaza! Igual que la historia de aventuras necesita delirio. Está esbozado el recurso de la sucesión de infortunios, en plan "Raíces", pero no está jugado del todo, y los detonantes que la llevan de un infortunio/apasionante-aventura-sadoerótica-con-pirata-incluído no están trabajados.
Otro tema es el de Chaima y el niño, que son abandonados por el autor en una playa, y es por algo: no tienen trama.
Y al final, da la sensación de que el autor/a se cansó y decidió resumirlo todo.
En conclusión: a este relato le hace falta trabajo, pero la idea básica podría ser una novela de aventuras por el mediterráneo apasionante.
Mi más sincera enhorabuena por esta idea. Yo me pondría manos a la obra antes de que otro me la copiara