Foro Primigenio de Hislibris

[espíritu del lanta futuro]

Yo, que me corto el pelo una y otra vez, se que me he pasado, por ejemplo, cuando m veo el casco al contraluz de cualquier espejo. Casi calvo, se que "me he pasao". O al córtame las uñas hasta la cutícula; se que "me he pasao"...



Y cuando uno compra un libro con la promesa de hincarle el diente, y pasan décadas si leerlo, "me he pasao".


Si al escribir algo, a nadie le importa un mojonaco, chungo, pero si al hacerlo tienes que cambiarte hasta de nombre por lo bocazas que eres; "es que te has pasao".

¿Se ha pasao uno cuando tiene tantas lecturas en casa, que ni en un par de vidas las acabaría? ¿O con los libros si valen los excesos?

_________________
Nariposa Nevenosa

[Raskolnikov]

[farsalia]

Sé que me he pasado...














































... cuando levanto la cabeza del libro en el bus y no sé dónde estoy.
_________________
Web personal

¡¡El Mesías!! ¡¡El Mesías!! ¡¡Muéstranos al Mesías!!

[espíritu del lanta futuro]

Y sospecho además que te pasas de parada a menudo.

Lo de las uñas trae cola, aunque yo, más que destroza-uñas soy de morderme el labio. Empiezo poco a poco mordisqueando la primera capa de la mucosa interna, siempre del inferior. Si ese día no acabo con un hoyo donde me quepa la puntita de la lengua, no me quedo tranquilo.
_________________
Nariposa Nevenosa

[lantaquet]

Feliz navidad amigos. Ayer se fue la luz eléctrica durante gran parte de la noche en un par de barrios de mi ciudad, solo con velas que los iluminaran, algunas familias pudieron hablar. A mi incluso me dejaron contar un par de historias:

Decepcioné a un perro:

Dicho así puede sonar anecdótico o incluso simple pero no lo es en absoluto, pues el perro defraudado era el mío. ¿Cómo se puede romper el corazón a tu propia mascota? Y más cuando esta era paradigma de la fidelidad canida hasta aquel fatídico momento.
No tiene nada que ver con celos perrunos, o algún cambio drástico de actitud en mi (el dueño), por ejemplo; cuando llega un bebé a una casa, y el pobre perrote se ve relegado al patio y a la cadena. No eso no, así no se consigue decepcionar a un perro, lo puedes tener ahí encadenado cien mil años, que cuando lo sueltes te dará un lametón en la toa la jeta.
Sin embargo yo si me gané la desconfianza, si no rencor de mi perro Trosky (en realidad era Trotski, pero nadie lo llamaba así, de hecho yo básicamente le decía “Osky”) los últimos años de su vida.
Era Navidad, no se cual pero él ya era un perro adulto y bastante bien acomodado con su nuevo “rol” en la familia tras la llegada de mi primer hijo. Se adaptó fenomenalmente al patio, sus grandes dimensiones (la de ambos) casaban a la perfección, y aunque el perro solo entraba allí para ladrar, con ese majestuoso ladrido digno del príncipe de los perros, a las palomas, puedo asegurar por su actitud posterior, que siempre sospechó que aquel sería el lugar de su retiro (y puede que la caseta para perros, su cacharro para la comida, cadena y demás utensilios, que siempre permanecieron allí, lo hicieran recelar algo). El caso es que, por muy grandote que fuera, siempre fue un mimado, y era de esos perros a los que les dan pánico los petardos, cohetes y demás parafernalia sonora sobrevenida en Navidades. Los odiaba, se escondía debajo de la mesa sin importarle tirar nada, quemarse con la estufa o ganarse alguna patada. Él odiaba los petardos.
Supongo que ya sabréis por donde irán los tiros, y es que ahora me pongo a pensar en lo diferente que era yo hace unos años. Diametralmente opuesto en muchos sentidos, incluso físicos, sencillamente. No se como me hice con uno de esos cohetes gordos con varilla, me fui con el Trosky para la calle, y en la plazoleta que hay mas cerca de casa planté la varilla en el fango que cercaba un charco. Él se acercó, olisqueó el artefacto justo cuando yo le acercaba la lumbre a la mecha. Aquello prendió y el fulminante salió disparado al cielo en su corto volar, porque su fin era explotar allá en lo alto. Mi mirada lo contempló satisfecha, cuando reparé en mi perro este iba por la mitad de la plaza huyendo de mi. Le grité, le silbé y le amenacé con tirarle piedras, pero él desapareció de mi vista al instante, y de mi casa un par de días. Lo había decepcionado, aún recuerdo su trote ágil y seguro sin mirar ni una sola vez atrás, con sus orejas al viento.
Volvió, y yo mismo pensé que con todo olvidado, pero las navidades siguientes llegaron. Y yo ansié que llegaran los primeros petardos para que mi perro me viera alli con él, y que recordara todo aquello como una estúpida pesadilla.
Pero cuando aquella primera bombita llegó él en vez de esconderse debajo de la mesa se vino hacía mi y empezó a tocarme con sus patas, tal como hacía siempre que quería algo de mi (hambre o sed casi siempre), daba la sensación de que quería que yo hiciera algo, al ver mi inoperancia mientras que el petardeo seguía en la calle, se enfadaba y me ladraba. Como si fuera yo el que tirara todos los petardos del mundo.

Oculto: 

Uploaded with ImageShack.us

Mi experiencia con fantasmas es esta:
Cuando tenía ocho o diez años, en mi barrio se puso muy de moda entre las madres con niños en edad escolar, ponernos en las minúsculas habitaciones una mesa plegable fija en una de las paredes del cuartito, con el fin de ganar espacio. Ya que un escritorio en aquellas estrecheces era impensable. Eso mismo sucedió en mi casa, yo además disponía de una de esas camas plegables que te permitían hacer más diáfano el espacio, en caso, por ejemplo, de querer jugar al Twister.
El colchón de esa cama era de muelles, y el somier donde este descansaba también, por lo que convertían aquello en una cama elástica casi. Yo, que era ya un niño grandón, desplegaba mi cama y mi mesa y sentado al borde de esta última, y encorvado como una larva empezaba a hacer mis primeras laminas con catetos e hipotenusas.
Era invierno, como buen chiquillo, postergaba hacer mis deberes a lo mas tarde de la tarde, pero ese día empecé aún con la luz del mortecino sol vespertino. Mi madre se sentó en el borde de la cama, detrás de mí para guardarme los calzoncillos y calcetines en el cajón de la mesita de noche, a lo lejos oía el rumor de las vecinas de planta (el segundo del 2 de la C/ Encofradores, era normal que las madres abrieran las puertas de las casa y departieran durante horas de cocina en cocina, de copa de vino en copa de vino, de croqueta en croqueta) parloteando mientras que cierto aroma a fritura me empezaba a soliviantar. Le dije:
―¿Qué vamos a cenar mama? ―Sin levantar la mirada de mis bisectrices y circunferencias.
No me respondió, seguí con lo mío, pero al momento sentí una terrible certidumbre, estaba solo. Me gire con eterna parsimonia para ver a mi madre, pero allí no estaba. De hecho lo único que pude ver es que toda mi casa estaba a oscuras menos mi habitación, hacía solo un instante era de día pero ya no. El terror se apoderó de mí, primero muy despacio salí al pasillo, pero ya allí corrí atravesando el salón como una exhalación y llegué a la cocina en menos de un segundo aunque a mi me parecieron mil. La cocina estaba vacía, los rumores que oía antes procedían de la casa de mi vecina del A (A, B, C era mi piso, y D). Fui para allá en otro segundo, allí la madre de mi amigo Nini me dijo que mi madre había bajado a por pan hacía media hora, y que en mi casa no había entrado ni salido nadie, ya que ellas estaban allí en la puerta, y lo habrían visto. Yo me negué a volver a entrar en mi casa, lo expliqué todo y tan convincente debí de ser, que para cuando mi madre llegó no solo era yo el que estaba aterrado. Al rato llegó el padre de Nini de trabajar, se le contó todo y con un cuchillo entró en casa con todas las madres y niños d la planta (que ya éramos casi diez en total) tras él. No había nadie.
Jamás me pude volver a concentrar allí tras aquello, creo que aún hoy tengo miedo al silencio por aquello. Soy literalmente incapaz de estar solo en silencio, esté donde esté siempre consigo escuchar o sentir lo que no debo.

Oculto: 

Los niños no han dormido en toda la noche con la mierda de las historietas del padre.
¡¡¡Bendita televisión!!! ¡¡¡Bendita luz electrica!!!


Los Bénder os desean Feliz entrada y salida de Año.

Oculto: 

Uploaded with ImageShack.us


Uploaded with ImageShack.us

(Bueno, estos son Lopekan, Uro, Saporo, mi mujer, Naus, Lucia y yo)
Pero son la familia ¡¡Que coño!!


¡Felises fiestas bró!
_________________
—Vengo por un anticipo
—Creo que se ha confundido, es la oficina de al lado
—Disculpe, es mi primer día

[INIGO]

Muy chulo todo... y la verdad eres un artistilla.
Espero que paséis una buena Noche Buena aunque sea entre velas y una Felíz Navidad.
Por cierto y ya se lo comenté a Lopekan por google+ a ver que hacía que no se le veía el pelo. Si le ves dale un abrazo y por supuestísimo besos a todas las chicas.
_________________
http://elpuentelejano.blogspot.com.es/

[lantaquet]

Uuuuuf menos mal que el Iñigo de los círculos Google eres tu.
Aún no me apaño yo bien con ello oye, lo de El Gran Wyoming mentándome todavía no lo entiendo.
_________________
—Vengo por un anticipo
—Creo que se ha confundido, es la oficina de al lado
—Disculpe, es mi primer día

[INIGO]

[Raskolnikov]

Maese Lopekán, no se haga usted de rogar y aparezca. Sigue contando con nuestra estima a pesar de sus pintorescas patillas.

[lantaquet]

Aaaaaay la perspectiva, que amiga tan sincera.

Aaaaaay la sinceridad, que perspectiva tan amiga...
_________________
—Vengo por un anticipo
—Creo que se ha confundido, es la oficina de al lado
—Disculpe, es mi primer día