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Si alguna vez estas triste
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Autor Mensaje
Lopekan



Registrado: 16 Nov 2011
Mensajes: 2258
Ubicación: ILTVRIR

MensajePublicado: Vie Jul 06, 2012 6:22 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

cavilius escribió:
Me recuerda a...

Oculto: 


Embarassed
Ya quisiera ése dibujar tan bien en negro sobre naranja.
Además es un descuidaíllo que pinta en la primera hoja que se encuentra a mano: ¿habéis visto los números que hay arriba en la columna?. Ahhh, mis poderes precognitivos me comunican que son la cuenta de las páginas de más que tiene la edición en tapa dura del último libro de Forges Rolling Eyes
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leyendo Tiempo de leones, de J. Soto Chica
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lantaquet



Registrado: 04 Ene 2011
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MensajePublicado: Vie Jul 06, 2012 6:27 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

¿256/64?


Que raro el artista este, creo que me voy a tener quer buscar a otro, mas entregado al proyecto.
¿Que es eso de buscar cualquier papelucho para plasmar mi obra?
Lo salva que le gusta Forges que si no...
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—Vengo por un anticipo
—Creo que se ha confundido, es la oficina de al lado
—Disculpe, es mi primer día
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Horus-chan



Registrado: 13 Dic 2010
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Ubicación: A bordo de la Halbrane

MensajePublicado: Vie Jul 06, 2012 7:59 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Estupendo boceto. Si a lápices apenas definidos, queda asín, un trabajo acabado tiene que ser la leche. No se por qué, tengo ligeras sospechas de quién podría ser su autor... Cool

Lanta, yo no he leído el texto, ni estoy por feisbuk y tal. Tampoco tengo mucho tiempo libre, pero sin presión y gratuitamente trabajo bastante bien. Si necesitas algún dibujante más, pues ya sabes. Haremos lo que podamos...
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El que ha naufragado,
teme al mar aun calmado.
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lantaquet



Registrado: 04 Ene 2011
Mensajes: 10288

MensajePublicado: Vie Jul 06, 2012 8:14 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

¿Que pasa que tos los geólogos sabéis dibujar?

A buenas horas manga verde. Pásame tu correo plis...
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Lopekan



Registrado: 16 Nov 2011
Mensajes: 2258
Ubicación: ILTVRIR

MensajePublicado: Sab Jul 07, 2012 12:48 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Horus-chan escribió:
"sin presión y gratuitamente trabajo bastante bien"


Es nuestro lema, y lo llevamos grabado en el dorado bronce del mascarón de proa de nuestra corbeta, la "Hannón". Cool

PD: Él es —grafo, y no —logo Rolling Eyes
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lantaquet



Registrado: 04 Ene 2011
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MensajePublicado: Dom Jul 08, 2012 6:27 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

¿Como Randy Marchs?


[img]http://missingsequences.files.wordpress.com/2012/06/randy-marsh-geologist.jpg?w=450[/img]
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Ricardo Corazón de León



Registrado: 28 Ago 2012
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Ubicación: En la selva

MensajePublicado: Sab Sep 08, 2012 6:00 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Sad
Pues esto a mí no me sirve. Sad

¿Qué tal un chiste?

Porque ese que luchó tanto y que venció debió ser otro. Yo no me siento identificado con él. Y en cuanto a críticas literarias este es el primer año que, por fin me las han hecho en serio. Porque anteriormente solo lo leían amiguetes y familiares u otras personas sin tampoco mucha cultura literaria, a pesar de ser lectores compulsivos.
Este año las he recibido y me han dado que pensar. Así que me planteé, a raíz de eso, mi forma nada sencilla de plantear las historias que quería que contar y sin cambiar mi estilo que abusa de lo rebuscado y barroco, ha permitido que lo que escriba se entienda perfectamente.
Claro que aún estoy en "bragas" respecto a hacerlo medianamente normal.

Por eso, estoy impaciente porque empiecen todos los concursos en los que anónimamente se escribe y nominativamente se reciben las críticas. Esos son los mejores. Sin contaminación ninguna y llenos de buena intención (los que yo he recibido, claro).
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¡Estoy horrorizado! No sé si el mundo está lleno de hombres inteligentes que lo disimulan... o de imbéciles que no se recatan de serlo. M. Brickman.
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Ricardo Corazón de León



Registrado: 28 Ago 2012
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Ubicación: En la selva

MensajePublicado: Sab Sep 08, 2012 6:01 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Embarassed Repetido, mis disculpas.
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lantaquet



Registrado: 04 Ene 2011
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MensajePublicado: Dom Sep 09, 2012 1:11 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Ricardo Corazón de León escribió:
Sad
Pues esto a mí no me sirve. Sad

¿Qué tal un chiste?

Porque ese que luchó tanto y que venció debió ser otro. Yo no me siento identificado con él.

Pues a no ser que te fecundasen in vitro, lo eres Ric, lo eres...
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Ricardo Corazón de León



Registrado: 28 Ago 2012
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Ubicación: En la selva

MensajePublicado: Dom Sep 09, 2012 9:44 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Si, soylo, snif... Rolling Eyes
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lantaquet



Registrado: 04 Ene 2011
Mensajes: 10288

MensajePublicado: Dom Dic 23, 2012 2:47 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

A mi también me gustaria felicitaros estas fiestas.
Esto se me ocurrió.
El dibujo es del sutil e intuitivo Enrique Aka Lopekan.
Señores les presento en primicia: Si alguna vez estas triste (La pelicula).
Gracias por su atención.


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Y lo peor de todo es que es un tipo inteligente, que como he dicho escribe de puta madre, chorradas y decálogos de autoayuda, pero muy bien para ser sincero. Antes de conocerlo fantaseaba con la idea de que al menos fuera gordo, o calvo, o bajito, por no pedir que fuera las tres cosas a la vez. Pero nada de eso, el cabrón es un puto Adonis. Alto, atractivo y seguro que su torso estará moldeado como si el propio Miguel Ángel se lo hubiera cincelado con sus legendarias manos por efecto de algún extraño milagro… ¡Joder! Si solo por ese pelazo que tiene hasta yo mismo me metería en su cama. Pero dejando a un lado mis superficiales, lamentables y homoeroticos lapsus, diré que ya empezaba a incomodarme un poco con tanta espera. Mi presentación programada allí mismo ya iba con bastante retraso y me sorprendí irritado por la cuestión, algo que no me gustó nada descubrir de mi mismo, por lo que me entró mucha sed. Había tratado de no beber antes de mi charla, de hecho al registrarme en recepción ya me ofrecieron tomar algo mientras esperaba en la larga fila de nuevos huéspedes que me precedían, trago que yo colosalmente pude rechazar… Esfuerzo estéril
—¿Camarero! Un gin-tónic por favor.
El solícito camarero demostró que era todo un barman solo con la forma de atender la comanda. Cada uno de sus gestos pertenecían a un lenguaje tácitamente conocido solo por aquellos profesionales que me supieron soportar en esos momentos tan censurables, cuando no deshonrosos, por los que puede atravesar un etílico petimetre como es este humilde cuenta cosas. Así que este barman prometía.
Decidió sugerirme cierta ginebra que yo amablemente desestimé por mi marca favorita y deposité toda mi atención en su trabajo. Pero cuando eligió vaso yo volví a la carga.
—¡Eh, eh, eh! No se te ocurra ponerme el gin-tonic en esa copa tan gorda y tan fina.
Pónmelo, si no te importa (pasé a un tuteo decidido), en un vaso normal, uno de esos largos de tubo.
—Disculpe caballero pero solo tenemos la bohemia para los combinados, algunos vasos anchos para los güisquis y licores viejos también checos, y estos pequeños para algunos clientes que prefieren así el café.
—¿Y ese?
—¿Disculpe?
—Ese de ahí
—¿El de las flores?
—Ese
—Tendrá la amabilidad de disculparme el señor, pero ese vaso esta ahí con las dos rosas que dan nombre a este pequeño rincón del hotel, y su encanto reside precisamente en…
—No me jodas— Dijeron fulminantes mis cejas mientras que sutilmente apareció en la palma de mi mano un billete de diez, demostrándole mi capacidad jergal en asuntos así. De diez; ¿pero también mi tacañería o medida? Que él decidiese quien era yo ¿Un roñoso charlatán, o un experimentado y comedio borrachuzo?
Sin lugar a dudas las dos cosas pero ¿Quién sería esa noche para este tipo?
Dejé que se lo pensara, que lo rumiara bien. ¿Con cual de los esos dos “yo” querría pasar la velada poniendo copas el agradable barman? Si la noche y su absurda obsesión por la cristalería checa no cambiaban mucho todo apuntaba a que con ninguno de los dos…. Un par de segundos más tarde, “Barman”, ya le estaba buscando nueva ubicación a las jodidas rosas.

Mi memoria no alcanza a recordar que música sonaba en aquellos momentos en el Two Rosees, pero la autodestructiva espiral a la que sabía que me dirigía ese primer gin-tonic consiguió que fuese la música que fuese en mi cabeza cada vez con más fuerza solo sonaran los Pixies… «Where is my mind? Where is my mind?»
¿Saben que para Sócrates “la música” era la forma más elevada de filosofía? Aunque tratándose de un viejo chiflado y suicida tampoco es que sea un gran halago. El obispo de Roma de la música, el Rock, siempre me acompaña. Pero hay manías que definitivamente acabarán por volverme más loco que una cabra, es algo que parece que tengo muy claro. Hay veces que me abstraigo tanto que me veo a mi mismo como algún héroe del punk que por algún motivo no sabe ni cantar ni tocar la guitarra y nació demasiado tarde y demasiado lejos como para que ahora pueda serlo. O imbuido de alguno de sus espíritus, y lo peor era que últimamente andaba yo muy Ian Curtis por la vida. Aquel día a mi también me entraron ganas de ahorcarme todas las veces que tuve que pagar, escuchar mi propia voz con resaca, o la de la recepcionista se había equivocado esa misma mañana y me despertó a las seis…Hijalagramputa.

Un fantástico gin-tonic el del Ritz si señor, y presentado con austera sencillez exclusiva para mi, sin duda, como bien había comprendido Barman. En ese momento, al servirme la copa (vaso), la vi a ella. Cuando creí que por fin podría relajarme después de un más que estresante día, la vi, entonces supe que definitivamente ese momento no llegaría en toda la noche. No se que es lo que mas me sorprendió de verla, si su extremada belleza, o ser yo mismo el objeto de interés de la poseedora de tales atributos, al parecer llevaba un rato prestándome atención. Con esa actitud, y no se como explicarlo mejor, tan próxima a la noctámbula y canallesca camaradería propia de los que no han tenido más remedio que asumir la derrota alguna vez, todo muy sexy.
Sus ojos verdes y rasgados buscaban los míos sinceros, su piel blanca al contraste con su tez sonrojada gritaban que quizá algo podría haberla avergonzado. La sublimidad de su boca no terminaba de dibujar ninguna palabra, que yo sin sospecharlo un instante antes, ahora iracundo anhelaba. Jamás terminé de ver sus piernas y el brillo nafta de su melena casi me hizo perder el sentido en aquel mismo instante, y todavía hoy, solo su recuerdo aún me hace estremecer. ¡¡¡Saltan las Alarmas!!! Adiós Pixies, hasta la vista Ian Curtís. Pasamos a «def con dos»: Robert Plant se me acerca desde el otro lado del bar con un vaso en la mano y me recuerda algo sobre las mujeres... «Woman, stay away from meeee».
¡¡¡Oui le Ritz!!!

Mi primera inquietud fue la duda por saber cuanto rato me habría estado observando la chica, y si habría presenciado mi maniático numerito con el Barman pues en ese momento me preocupaba aparentar no ser muy gilipollas, aunque era consciente de lo difícil de la tarea… Pero ella solventó mis dudas de un plumazo.
¬—Te gustan los vasitos de tubo ¿No?
Lo dijo de la forma mas socarrona que nunca escuché en ningún ser parlante, y créanme he vivido con urracas muy cariñosas. La melodía de esas quince palabras, estarán para siempre grabadas en mi mente como la combinación de silabas más sensual que jamás oyesen mis alucinados oídos, que ya es triste. Parecía que en vez de mujer, me estuviera hablando una resplandeciente pantera negra con collar de brillantes desde su fantástica jaula de oro…Grrrrrrr.
«Tierra llamando a la luna. Tierra llamando a la luna»
— Pues si, —Por fin contesté —no soporto la idea de que me confundan con uno de esos mamarrachos que lo mismo beben un coñac de cincuenta años que una coca cola de esos modernos cálices.— y continué— Pavoneándose por ahí, —gesticulé ¡¡Error!! —con copas gordas como sus egos... —¡¡Dije egos!! Ella asintió divertida mientras meneaba el palito de su copa, me había calado. Seguro que una mujer tan inteligente como la puñetera Marla Becker adivinó que clase de tipo era yo al instante, pero aún así por algún maravilloso e insondable motivo siguió allí, y sonrió.
—Perdona no me he presentado soy…
—¿Estas de coña? Se perfectamente quien eres, sales en la tele. Y modulando patéticamente mi voz como la de un impostado presentador de informativos dije : —Y tenemos aquí con nosotros hoy, a la fantástica Marla Becker …. Qué ¿De nuevo entrevistando? —me atreví a preguntar, pues habían cancelado su ultimo programa hacía muy poco.
Ella, sin decir ni pió ni dejar de observarme curiosa abrió su amplio maletín en la barra y pude ver dentro un micrófono con el logotipo de su antiguo programa. El de reportajes estupidos sobre gente por lo general poco interesante, aunque aquel día…¡Bah! Gente poco interesante. Había vuelto a la calle, había vuelto a trabajar sin creerse demasiado todo aquello de la fama. Después de unos dulcísimos instantes de ficticio silencio ya que por lo visto éramos los dos únicos que nos habíamos vuelto sordos y mudos, a nuestro alrededor el run-run del bar iba en aumento. Instante que me permitió disfrutar de su olor y de sus ojos un poco más —Si, nos cancelaron —añadió seca —descarado respondí —Tampoco es que fuese un programa tan malo, solo es que os pusieron en una mierda de franja, bueno eso, y que ese tal Ismael Medina es un capullo integral que nadie quiere ver... «Cerca de algo tan bonito como tu», estuve a punto de añadir, aunque creo que no hizo falta.
«Al fin una tranquilizadora carcajada» que me sonó como fuente de agua en el desierto. Era mía… Tenía que ser mía.
Apuró su copa aceituna incluida, alzó la mirada y le hizo la señal de un “dos” a nuestro barman que a esas alturas de la noche ya no nos perdía ojo. Este, buscó mi aprobación con un rápido e insignificante, aunque incongruentemente cargado de significado, movimiento de cejas y yo asentí. Serio pero asentí. Ya llevaba dos copas en mi casillero cuando no debería de llevar ninguna. Y con respecto a Marla no sabría decir ¿Quién sabe? Puede que ese insólito interés por mi solo estuviera suscitado por el alcohol, quizá solo estaba borracha.
Pero a mi eso me daba igual.

Aquel, con treinta y muchos años o cuarenta y pocos, depende del documento, fue mi primer Martini y como es obvio jamás olvidaré.
Sin probar su copa dijo.
—Vale, sabes quien soy, pero ¿No me vas a decir quien eres tu? ¿Cual es tu nombre?
Yo señalé sin mucho entusiasmo el cartel que había al fondo de la sala detrás de unas mesas. Estaba colocado allí para el acto en el que se suponía que disertaría con periodistas y lectores sobre mi ultimo trabajo. En la triste y solitaria pancarta se podía leer mi nombre, el del libro, y un rótulo rojo vivo en diagonal subrayándolo todo que más que decir gritaba: “Presentación hoy a las 19:00”.
Se miró la muñeca, al comprobar que eran las ocho pasadas y que no había mucho ambiente dijo asintiendo y comprensiva.
—¿Te han jodido no?
—Pssss. Tampoco es que me apeteciera mucho venir, es un compromiso adquirido en el contrato por mi último libro. —¿De que va la novela? —Me dijo, y yo supe que responder—Bueno, no es ficción, es un trabajo de campo acerca de un mítico Rey caledonio, aunque tampoco es que con ello haya tratado de profundizar mucho en la figura del Rey Durban noveno del Clan del Arquero, el ultimo de los pictos en el exilio del Eire…. —En ese momento, el nostálgico sonido de un teléfono de los ochenta salió estridente desde su bolso. La llamaban. Y afortunadamente debo añadir, porque estaba a punto de soltarle todo ese rollo vanidoso y seudointelectualoide que expongo serio en cuanto me dan cuerda. No hay nada como eso para espantar a cualquier mujer, y conseguir que aunque ese fuese su último día de vida en la tierra se alejase de ti como de la zona.
Era una llamada de trabajo, ella la atendió educada por unos instantes y colgó el teléfono con los ojos cerrados.
Show must go on empezaba a sonar desde alguna insondable región de mi hipotálamo, pero calma calma calma Freddy, algo no va bien...
Ella recogió sus trastos y se volvió para clavarme una vez más sus preciosas esmeraldas en la cara para volverme loco de pasión, o eso, o simplemente soy un cretino con una pésima vida social.
Era oficial, me acababa de enamorar (otra vez), y ella se marchaba, todo sonaba sospechosamente a canción de los setenta. Me explicó porqué se iba mientras que yo sopesaba aún si todavía estaba soñando. —Nos quedan unas tomas del edificio y la entradilla del reportaje para que los compañeros puedan editar esta misma noche, creo que tendré que dejarte. Pero te prometo que si termino pronto y aún estas liado con lo tuyo, me quedaré a ver de que va tu Durban el Carnicero y terminar esta charla antes de irme a la cama.
«Ni borracha, seguro. Fue bonito mientras duró darling, adiós amor adiós..».
No era sino la disculpa amable de una mujer elegante y educada con la que había cruzado unas palabras en el bar «calma». Incluso puede que le resultara agradable y entretenido por unos instantes, todo muy normal... Un señor conoce a una señora y punto. Todo muy normal claro, salvo que Marla era una mujer capaz de producir síndrome de Stendhal a cualquier ser vivo sobre la faz de la tierra, casualmente por uno de esos cruces místicos de agujero de gusano quántico y transustanciar milagro católico; a mi. Aunque antes de irse, y para conseguir en mi un grado de excitación tal, solo comparable al de un caramelo Mentos en una lata de Cola Light, añadió:
—Camarero por favor, todo a la habitación 717, lo suyo incluido…—Faltaría más. Por encima de mi cadáver —me apresuré yo. Su carcajada además de sonarme espontánea, me supo a calor de la noche, a almohada húmeda y a ropa usada.... Estábamos cerca, estábamos muy cerca.
— 525 por favor, no haga caso a la señorita si es tan amable.
—717. Repitió ella. —Pero esa vez tuve la insólita sospecha de que no era al barman a quien se lo decía.
Otra vez las cejas del barman y las mías comenzaron a hablar, a esa alturas de la noche ya eran como hermanas y se entendieron a la perfección. No anotaría la cuenta a la habitación de Marla Becker ni aunque se lo pidiera en pelotas con un bolígrafo de oro. No era cosa de dinero, ni por motivos de profesionalidad o de trabajo, esto era un asunto de hombres y de bares, y los hombres de bares decidirían, así que la preciosa dama se marchó con la sonrisa en el rostro, el apoteósico rostro de Marla Bekcer. La repasé una vez más al alejarse elegantemente por el enmoquetado y estrecho pasillo que servía de entrada y salida del cavernoso bar.

Una vez insultados recíproca y elegantemente como de costumbre, mi editor Eddi Lomman y yo zanjamos el asunto con un fuerte apretón de brazos y un leve zarandeo mutuo. Acto seguido opté por despedirme aliviado de Tom Vidal antes de hablar con Eddi a solas. Vidal, igualmente de aliviado e hipócrita de lo que debí sonar yo, se excusó de no poderse quedar a la presentación. Fingió ser mi amigo, deseó efusivamente la mejor de las suertes para mi ultimo libro (interesante puntualización ¿Solo con el ultimo maldito envidioso?) y se desvaneció como un fantasma. Eddi, que después de todo no es mal tipo (con medio margarita ya me está abrazando, y al tercero llora como un colegial por un perro que se le murió entre los brazos en tercero de filosofía), decidió organizar rápidamente una pequeña mesa redonda para hablar de Durban el Carnicero con un par de periodistas y varios aficionados a mi serie de novelas cortas de Lantakio a los que estuvo engatusando con mi presencia allí durante todo el día, previsor Eddi. Lantakio, mi legendario guerrero alquimista, ese que lleva tantos años pagando mis facturas con sus matanzas y orgías en ese mundo mágico medieval (otro más), tan estereotipado y manido según algunos. Aunque, y todo hay que decirlo, no tanto como socorrido para un fantasioso y machista autor mediocre como yo. Gracias Tolkien. Dos preguntas por cada periodista y siete bostezos entre los dos, fueron muy educados eso si, y no me cabe duda que mis respuestas saldrán en algún sitio publicadas. Pero a los diez minutos de empezar ya ni sabían quien era yo y solo tenían ojos para un par de chicas checas a las que invitaron luego a dos elegantes Manhattans, parecía que en aquel bar no había ninguna bonita curva con un fino acabado que no fuera de la Bohemia.
A decir verdad, la “mesa redonda” sobre mi ultimo libro nunca llegó a nacer, pues en un periquete un par de morsas marinas afectadas de síndrome del túnel carpiano con ejemplares de; Lantakio: La ultima Aurora, Lantakio: Destino de Dioses, Lantakio: Batalla por Shangrilá, Lantakio: La sangre de los mártires, Lantakio: Cristal y Acero, Lantakio: Las malditas legiones, incluso con el más reciente de la saga, Lantakio: El regreso de Dios. Coparon casi todas las primeras preguntas durante el interminable rato en el que me expusieron muy efusivamente (como si sus vidas y mi carrera dependieran de ello) los tremendos errores y evidentes incongruencias que habían encontrado en cada uno de los tomos que traían. Piloto automático on.
Después de la primera hora más fans de las aventuras del Alquimista asesino pudieron meter baza, un puñado de “extraños islotes sociales”, “carne de zona” , no más de diez, todos hombres a excepción de la madre de un par de criajos de alrededor de doce años y su marido. La verdad es que no se si serían matrimonio, solo se que me dejaron a los niños sentados uno a cada lado mío, como si yo fuera el canguro de los sobrealimentados nenes, mientras que ellos se sentaron seis mesas más allá, y no parecieron mostrar ni el más mínimo interés por nada más que no fueran sus anchos y finos copones checos, servidos en este caso con forma de Mai Tai. También había sido un día largo para ellos sin duda.
Los niños eran unos resabiados y habían leído a Lantakio, que aparte de una absoluta negligencia paterna les otorgaba un sorprendente gusto literario a tan temprana edad, modestia aparte. Aún así, casi al instante demostraron que eran unos niñatos consentidos que se les notaba claramente como nunca nadie les había llevado la contraria. Y no es porque se estuvieran mofando del resto de “compañeros” continuamente por su desconocimiento al respecto de absurdos pasajes de los libros, que ni siquiera yo recordaría, ni por que sus mofas se extendieran también al aspecto físico y etcétera de los demás fans. Sino por los gritos empleados en sus chascarrillos que al parecer era su tono estándar para todos los ámbitos. En un santiamén, las morsas, que aunque mucho mayores que ese par de energúmenos más pequeños, demostraron tener la misma edad mental, y los cuatro se enzarzaron en una tremenda y estúpida contienda acerca del tamaño de los atributos del caballo de Lantakio; Jirón de Tormenta.
Parecían dos dobles versiones de si mismos gritando en una desquiciante parábola espaciotemporal. Las voces que daban con la riña hicieron girar varios cuellos en nuestra dirección y una ceja levantada se veía más allá detrás de la barra del bar, inquisidora. Era la ceja del barman que de lejos me llamaba la atención, a lo que yo respondí con mis brazos abiertos y una mueca en la cara. ¿Qué quería que hiciera? Ni podía ni quería controlar a nadie. Pero esta vez yo estaba confundido, esa ceja que levantaba mi barman no parecía del todo enojada con el jaleo formado por mi bizarra banda, esa ceja quería advertirme de algo más. Añadió un leve ladeo de cabeza a modo de sutil sugerencia, en dirección al “estrecho y enmoquetado pasillo que servía de entrada y salida del cavernoso bar de marras”, era ella.
Creo que mi corazón se paró ¿O fue el tiempo el que lo hizo? La vi descender lentamente los pocos escalones de la entrada al susodicho pasillo con la cadencia propia de un pura sangre en el paseo previo a las carreras de un sábado por la tarde en el Hipódromo Dadlidscotsch. Cuando impasible se contonea sabiéndose observado por el enfervorizado aunque exclusivo publico. Afortunadamente ella no era ningún corcel, ni la concurrencia del Two Rosees aquella noche veteranas señoras con ridículas pamelas.
La discusión entre morsas y niñatos, aunque moderándose en decibelios, no bajaba en intensidad.
—Tiene los huevos cortados.
—Enséñame donde está escrito eso.
—No hace falta que te lo enseñe, en el episodio doce de Lantakio: La garganta del Acero se puede leer, y aunque de memoria cito textualmente; (...) Si no fuera por ti mi fiel compañero no habría salido de esta. Ahora solo queda celebrarlo con cerveza y mujeres. Y aunque tu no puedas montar a yegua alguna, prometo que esta noche vas a emborracharte tanto como yo (...).
—¿Y eso que tiene que ver con que los tenga cortados? Eso simplemente explica que en Nueva Ninive después de la batalla contra los balbos, no habría yeguas vivas con las que Jirón de tormenta pudiera follar, joder.
—Por favor señores ¿Podrían moderar el tono? No creo que sean los términos más adecuados para dirigirse a un niño...—Interpelaba Eddi sin mucho entusiasmo, con lo que solo conseguía la ignorancia general a acepción de un «¡Que te calles ya joder enano cagón!» de uno de los “exquisitos nenes” a los que pretendía proteger. Mientras que sus padres ni se enteraron y el resto de la patulea me miraba ansiosa en búsqueda de una respuesta que al parecer desde hacía unos minutos era lo más importante del mundo Tiene los huevos cortados ¿o no? coño
¿¡Dioses como he llegado a esto!?
Con la firme intención de no volver a ver a tan esperpéntica panda en mi vida, tercié tratando de poner calma y acabar la pamplina cuanto antes:
—Chicos, chicos, chicos tranquilizaos, ¿De verdad importa eso? ¿Que más da si Jirón tiene huevos o no?
—Es que en Internet…
— Ni Internet ni leches, lo importante es que Jirón de Tormenta esté ahí siempre que lo necesite Lantakio para las próximas aventuras que vendrán, y con respecto a lo de los huevos ya se verá si los tiene o no. Os prometo que solo por este jaleo que estáis formando se merecéis esas respuestas, así que antes de lo que pensáis podréis descubrirlo, y si no me olvidaré de definir exactamente cuales serán las malditas dimensiones de los putos huevos del caballo, los de Lantakio, y hasta los del ultimo mono orco reptado que se degüelle en el libro, joder... Y en cuanto a tu pegunta te diré que si. No te preocupes, habrá una nueva entrega para el año que viene, y que muy posiblemente sea de las ultimas, llevará por nombre; Marlían: la mujer que acabó con Lantakio. —La cara de Eddi era un poema, hacía un par de años que trataba sin éxito de convencerme para que volviera con la saga, aunque fuera para despedirla con una trilogía «o incluso una tetralogía mucho mejor» sugirió contumaz Eddi durante meses. No tenía noticias de que yo fuera ha escribir nada más del héroe picto y mucho menos que ya le hubiese puesto nombre, pues como evidentemente sabía, era él el encargado de elegir nombre a los libros de Lantakio por contrato. Eddi era un tipo listo y algo se le estaba escapando, me examinó férreo por unos segundos hasta que se percató de como mi mirara involuntariamente se desviaba un instante hacía Marla. Siguió esa mirada impertérrito de manera que incluso se tuvo que girar en su silla para conseguirlo hasta que la vio. No solo Eddi Lomman se molestó en girarse para tratar de averiguar que cosa me había perturbado, todos lo hicieron, y se toparon con ese espectáculo visual casi de sorpresa. Su asombró fue aún mayor cuando constataron quien era ella y como concedía un elegante gesto a modo de saludo en nuestra dirección. Seguramente Marla habría tomado una ducha, o al menos eso di yo por sentado. Había sustituido sus jeans y su camisa blanca por una bonita y estrecha falda de tubo negra hasta las rodillas, con un jersey también negro de cuello alto y sin mangas. Bolso de mano, tacones, y cinturón rojos, a juego. Se acomodó en la barra a la distancia exacta para seguir pareciendo interesante y atenta, justo al lado de los periodistas que acababan de descubrir el libro de tarifas checo, y empezaban a abandonar la idea de pasar la noche con ninguna rubia.
Eddi, no se si lo hizo por mi o por él, pero el caso es que decidió que ya estaba todo el pescado vendido y que quizá ya venía siendo hora de acabar el día, así que se levantó y pidió al grupo que se “dispersara lo antes posible” de la forma más elegante que su cansancio mental le permitió.
—¡Señores se cerró el chiringuito! Amigos, creo que han sido un par de horas magnificas con el autor de Durban el Carnicero... y de toda la saga Lantakio, claro. Así que despidámonos de nuestro hombre por hoy pues a de irse pronto a descansar, quiero que sepan que mañana a partir de las diez firmaremos ejemplares en la planta catorce para todos... —Nadie le prestaba atención a Eddi, todos habían descubierto a esas alturas que “su hombre” había decidido emprender otro camino desde antes siquiera de que él empezara a hablar, el camino de la gloria...
Aquellos escasos metros que me separaban de Marla se hicieron perennes en mi mente, mi autoestima estaba disparada y además de los ojos curiosos de Barman y de Eddi clavados en mi espalda, sentía todos los del bar. Y no solo eso, esa noche conquistar Marla Becker no era solo por mi, era por todos hombres que no pueden conducir un Masserati pero que no necesitan tener que hacerlo para serlo. Sobre mis hombros recaía aquella noche una gran responsabilidad, aquella noche yo estaba allí en representación de todos los tipos con problemas del mundo para escalar Everest por su cara más preciosa y de este modo poderse reconciliar con el cosmos, aunque sea solo fuera por una noche. Por unos instantes fui Iggy Pop, él y los Stooges me llevaron cantando, tres dedos sobre el suelo, hasta ella. Como un esquelético elefante, que arrepentido abandona la senda al cementerio para darle una nueva oportunidad a la vida...
«So messed up I want you here. Now I wanna be your dog»


—Si te soy sincero no hubiese apostado nada a que vinieras..
—Me interesan las novelas históricas.
—No es una novela.
—Si es de ficción si.
—¿Como que de ficción?
—Bueno, de ese tal Durban, solo se tiene conocimiento por una carta atribuida a San Brandan, en la que además solo lo menciona de pasada, y ni la carta, ni siquiera San Brandan son históricos del todo. Así que todo lo demás...
—No solo de esa carta me imbuí para escribir este ensayo, he tenido la oportunidad de estudiar, allí mismo en Irlanda, ruinas, runas, y miles de piezas arqueológicas de distintos clanes que nos llevan a pensar que puede que haya algo más que un mito alrededor de Durban.
—El carnicero.
—Si el carnicero, encontramos muchos indicios acerca del exótico gusto de Durban por descuartizar piezas. Es curioso todo lo que se puede saber de las personas sin apenas conocerla —Y me tiré al charco:
—Por ejemplo, se de ti más de lo que imaginas.
—Ja, teniendo en cuenta que trabajo en televisión tampoco es que sea un gran merito.
—No me refiero a eso, verás; se que hoy casi no has tomado bocado; una mujer como tu no se comería la aceituna de su Martini de no ser que estuviera hambrienta. Se que aunque nunca has leído nada mió, ahora debes estar leyendo alguna novela histórica. Intuyo que has buscado algo sobre mi en Google, y que posiblemente lo que hayas encontrado no te ha parecido “muy elegante”, por decirlo de algún modo, así que quizá has dudado venir hasta el ultimo momento...¬ —Pausa exacta...— Y por ultimo; se que solo has usado jabón esta noche para ducharte...
—De Marsella
—Offcourse. —Gruñí lastimero.
—Pues lo que no sabes es que he quedado aquí con nuestro amigo en común, Tom Vidal. Hace alrededor de un año que no coincidíamos, y nos hemos cruzado por casualidad al salir del ascensor, cuando le he comentado que quizá vendría a ver tu presentación. Se ha reído mucho, me ha prometido que vendría charlar un rato y quizá a tomar algo, ha asegurado que te encantaría la idea.
«Bajada de tensión arterial, la sangre se dispersa sin control por todo mi cuerpo mientras la espalda se me transforma en tobogán acuático, el sudor empieza a perlar no solo mi frente. Son instantes en los que solo puedo imaginar a Ian Curtis yendo a comprar dos metros de soga un catorce de Mayo... »
Por unos instantes debí parecer un zombi, absorto, con la mirada fija en un indefinido punto del sillón de en frente. Imaginándome al puto Tom Vidal arruinándome la velada, con su perfil griego, su dentadura de catalogo, y su hipnótica verborrea .
—¡Otra buena noticia!. Dije sarcástico en exceso.
—¿Marlian? —Imagino que quiso saber ella tratando de desviar mi atención, pero...
—¿Eh? si Marlian, luego te explico pero... Perdona que te lo pregunte ¿De que conoces a Tom?
—¿De que va a ser? De galas, de fiestas, de otras convenciones, de la tele...Es un tipo majo.
—Si, majísimo. Y muy guapo. —Concluí.
Se rió, se rió muchísimo. Volvía a tener oportunidades, si se reía conmigo, ni Tom Vidal ni nadie me quitaría esa mujer al menos aquella noche.
Si ese petulante abrasacerebros había pensado que sería buena idea “ir a robar a la cárcel” es que no era tan listo después de todo, si por algo era yo conocido entre los colegas del mundillo era por pegar duro y por hacerlo muy abajo, demasiado a veces.
—Hombre Tom. No te imaginas lo contento que estoy de que te hayas decidido a venir...


EL BESO

«Raider on the storm, raider on the storm. Into this house we’re born Into this world we’re thrown Raider on the storm»

Empezaba a llover con mucha fuerza fuera y como no podía ser de otro modo una inyección musical me devolvió otra vez al mundo real, ya que desde que supe de la presencia de Vidal, aún cavilaba en lo más profundo de mi mente sin terminarme de decidir por gambito o contragambito, aunque finalmente templé ánimos y decidí que lo mejor sería una apertura abierta. Solo me quedaba esperar que Vidal no le gustase el ajedrez...
Mientras que Barman atendió seco y hasta cierto punto distante el pedido de Tom pensé como utilizar la pequeña ventaja que me otorgaba tener al camarero de mi parte, pero cuando Tom añadió un billete de cincuenta a la ecuación todo se fue al garete.
—¿El señor tomará?
—Güisqui, con cola. Y por favor sírvalo en un vaso decente. Dijo altivo señalando el mío.
—No se preocupe señor ¿Le apetece alguna marca en especial?
—Me da igual...Ponga la más cara.
Barman, contentísimo, se volvió hacía mi y añadió
—Y Uds. ¿Querrán tomar algo más?
—Si ¿Como no? Martini y Gin-Tonic por favor ¿Verdad querida?
—Gracias. Asintió Marla mientras que se incorporaba de su asiento, y ya de pie se excusó para ir al tocador. Vidal y yo quedamos sentados frente a frente y después de un incomodo instante, suspiramos los dos a la vez y nos avergonzamos por ello.
—¿Que tal Tom? ¿Como ha ido el día?
—¿Y Eddi? —Adoro a la gente que responde preguntando—Pues no se, creo que se ha debido marchar ya.
—Lo digo porque supongo que Eddi te habrá contado...
—Pues no, de hecho aunque me hubiese puesto al corriente no sería motivo por el cual dejar de tener interés en tu opinión sobre el desarrollo de la jornada y tal, cordialidad se llama.
—Pues bien, ya vamos por la tercera edición, y en menos de un año. No está mal para ser mi primera novela ¿Cuanto vendiste tu con la tuya?
—¿Con cual con la primera o con la décima?
—Evidentemente con la primera.
—Pues no lo se, pero seguro que Eddi si.
—Si no lo sabías ¿Por que hacer hincapié en el numero de ellas?
—¿Perdona?
—¿Que porque te refieres a algo que sabías de ante mano que no podrías responder?
—Bueno, si que te habría podido responder, se el numero que lleva vendida la ultima, “la décima” ya que es la más reciente y me suelen mandar reportes de datos desde la editorial, solo era por eso.
—¿Y?
—Ocho mil y pico. Dije sin atisbo de pudor ninguno, orgulloso casi.
—Vaya, es una cifra, si... Es una cifra ¿Y como era? ¿Sandaclio? ¿Atlankio? ¿Lantaquet?
—Lantakio
—Eso es, Lantakio, muy buenos libritos, tengo un sobrino que los devora furtivo con sus compañeros de clase. —Era extraño, pero siempre me había gustado pensar que las aventuras de Lantakio eran seguidas por maduros y varoniles hombres con inquietudes herméticas, cuando resultaba ser un héroe que gustaba más que nada a la imberbe muchachada. Así que empezé yo — Pero háblame de Los Doce pasos del hombre, es fantástico que lleves vendidas tres ediciones en un año ¿Y de cuanto es cada tirada?
—Diez mil.
—Me alegro, me alegro... —Debo reconocer que no fui sincero del todo.—Y eso no es todo —dijo empleando un tono cercano a la confesión. —Eddi ha vendido hoy los derechos para hacer la película. Isabel Corsé, quien por cierto dejó de fumar con Apestas a colilla. Los ha comprado por teléfono a Eddi, sin casi leer el libro.—Inteligente idea la de Isabel Corsé. Yo ya había leído Los doce pasos del hombre, y era el pedazo de mierda más gorda y chorreante que haya sostenido jamás entre mis manos. Me hubiese gustado decirle en ese momento; “mira Tom, se que escribes con el culo porque los reglones están torcidos, el papel está arrugado y los margenes manchados de excreciones anales”. Pero mentiría, el libro era una basura porque la historia era vanal y predecible, no precisamente porque estuviera mal escrita.
—Magnifica noticia Tom, magnifica noticia…
—Si, al parecer las primeras cien paginas la han fascinado, y hoy mismo ha llegado a un acuerdo con Lomann. No quieras saber por cuanto…—No se porqué pero sospechaba que no me haría falta preguntárselo—Tres millones —Efectivamente—Eddi empezó pidiendo cinco, pero ya le había dicho yo que nuestra cifra era dos, le ha sacado uno más a esa gorda neurótica codiciosa. —Dijo salivando el autor galardonado en los próximos Premios Peabody a la adaptación más cutre.
—¿Ahora sacas un estudio sobre un rey antiguo no? Dijo queriendo parecer amable y no copar por completo la cuota de buenas nuevas.
—Un ensayo
—Bueno un ensayo, un estudio, lo que sea. Perdidas de tiempo y perdona que te lo diga ¿De verdad crees que hay mucha demanda sobre el tema? ¿Crees que habrá muchas personas que verdaderamente se beneficien de tu trabajo? No sería mejor quizá escribir sobre conceptos más actuales o profundos, o las dos cosa a la vez que ayuden a la gente en algo. —¿Pero que insolencia era esa?
—¿De que coño me estás hablando Tom?
—De que esto es un negocio joder, la selva. Antes de que te des cuenta nadie sabrá quien cojones eres, ni siquiera esos gordos que leen la basura pornográfica que escribes.
Tu compones buenos personajes, creas enrevesadas tramas, tienes talento, y es una pena que lo malgastes escribiendo sobre reyes que nunca existieron o patéticas y fornicantes versiones de Conan con las que se pajean en los colegios internos ímprobos minihombres con las caras llenas de granos.
Joder este tío era bueno, este tío era muy bueno. O se había puesto hasta las cejas de crack o sería verdad que había vivió durante varios años en la zona, solo alli podría haber adquirido ese directo descaro, y tan despiadada saña y desprecio por todos los que no la habíamos visto ni siquiera de lejos.
—Que te jodan Vidal, no necesito ser millonario, escribo lo que me sale de la polla porque para eso puedo hacerlo. Mi pluma me lo permite.
—Ja ¿Tu pluma? «Mi pluma me lo permite» —me imitó cursi en exceso e hiriente
—¿Quién te crees que eres? ¿Dumas? He dicho que escribes bien, no que escribas de puta madre. Para vender millones hay que dominar muchos más artes y factores de los que tu no pasas ni de puntillas, como es evidente.
—Es que yo no quiero vender millones
—Pues no lo entiendo
—No necesito vender millones
—¿Entonces para que coño escribes?
—¿De verdad necesitas que te lo diga?
—Si no fuese así, no lo hubiese preguntado.
—Parece mentira que alguien que “domina” tan bien los intríngulis de la mente humana como tu, se pregunte esto.
—Bueno, yo se porqué lo haces, solo quiero escucharte decirlo.
—Para follar. —Mentí, o al menos eso creo.
—Exactamente; para echar polvos ¿Y sabes quien se lo va echar esta noche a la preciosa Marla Becker?
—¿Tu?... —Dije sonriendo, con la intención cada vez más desesperada de que esa sonrisa perturbara su arrolladora personalidad, allí desplegada —...¿Tan vanidoso eres?¿En serio crees que una mujer como Marla se sentiría atraída por alguien tan superficial como tu Tom Vidal?
—¿Acaso lo dudas?
—Por supuesto que si, —le dije— nadie le va a echar un polvo esta noche a Marla Beckrer, quizá alguien hoy le haga delicadamente el amor como nunca se lo han hecho, y por eliminación lógica queridísimo Tom Vidal; ese no eres tu. —Durante unos instantes nos observamos en silencio, noté como la animadversión por aquel hombre crecía en mi interior, y a través de sus ojos pude evidenciar que el sentimiento era mutuo. Tan hondo y visceral que me caló, y lo clasifiqué mentalmente de legendario, para siempre estará archivado en un oscuro cajón neuronal de mi mente. Era como si a lo largo de las edades del hombre, Vidal y yo tuviésemos citas ineludibles con el destino para acabar el uno con el otro. Lo imaginé cromagnon y a mi neardenthal, a mi Lot y a él sodomita, Aníbal y Escipión, a él güelfo y a mi gibelino, intocable y cipayo, Fisher y Spakssy, enemigos irreconciliables, polos opuestos de un mismo engranaje del que dependieran los designios del universo. Mero afán masturbatorio mental debido a mis múltiples y severas adicciones sin duda, puesto que ninguno de los dos éramos milenarios entes con forma humana, tan solo éramos dos pésimos hombres con, sin embargo, altísimos conceptos de si mismos. Nada me diferenciaba ya de las morsas con túnel carpiano , ni de los niñatos, había entrado al trapo, caí en la trampa de Tom, como un cegado adolescente me había dejado llevar por su defensa Grünfeld y a punto había estado de perder mi “dama”, el cabrón era versátil como nadie. Tendría que dejar de enrocarme si quería ganar aquel juego, tendría que empezar un movimiento de pantallas y pasar a un ataque de rayos X. Maldito Eddi Lomann y maldito El Ajedrez del Novato*.
—¿Cuántas horas de abdominales haces al día Tom? —Comenté justo cuando Marla volvía con nosotros.—Ninguna. —Contestó él impertérrito y contraatacó —¿Y tu sigues tomando una docena de gintonics al día? —Y mas…— Traté de zanjar, pero él se había venido arriba—¿Marihuana? ¿coca? ¿quizá algún chute de heroína de vez en cuando? Claro que si, mucho mejor que ir al gimnasio, seguro que ese atormentado alma de pega que se refugia en la artificiosa evasión de las drogas no es más que tu manera de verte a ti mismo como alguien superior. Pues perdona que te diga amiguito, no lo eres, es más me pareces tan estereotípico que das pena. Sabes que escribo mejor que tu, y lo que más te jode es que además tengo todo lo que tu quisiera tener.
—No te niego que prefiera una buena cogorza de vez en cuando a tener que ir a diario a oler las pelotas de un musculado efebo para sentirme el vientre duro… Y ojala pudiera drogarme como lo hacía antes, pero lo cierto es que mi cuerpo no lo resistiría, además prefiero dejar de destruir relaciones sociales desde hace exactamente hoy quince años, cuatro meses, y diez días,—dije recalcando la parte final de mi mentira acerca de mi sobriedad— y añadiré; que te jodan Vidal, no necesito ningún yate para ser feliz.
—La tensión era evidente, pero al parecer a nuestra chica no le apetecía ver ninguna pelea de gallos, aunque tampoco quería resignarse a pasar un mal rato. —Veo que se habéis puesto al día chicos, y creo que ya es suficiente ¿Por qué no dejáis los huevos en la mesa de al lado y pasáis un poco de todo ese rollo machista? Os advierto que un par de plumillas me acaban de invitar a una copa, y parecían tipos interesantes. —Vidal, con una sonrisa irónica y conciliadora, trató excusarse por los dos, —Entiendo que te sientas así Marla, ha sido una grosería por nuestra parte, creo que sabremos evitarlo a partir de ahora, no creo que haga falta que aceptes esa copa porque si te refieres a esos de ahí, créeme están desesperados, se nota— con lo que yo convine, tan solo con un gesto. Aunque añadí unos instantes de silencio después:
—Si, es cierto, antes andaban con un par de pilinguis rusas o suecas ¿Quien sabe? Rubias eran. —Creo que a Marla le debí resultar patético, porque quiso cambiar de tema en cuanto cerré la boca.
—¿Sabéis? He estado aquí todos los días que ha durado la convención. He entrevistado a mucha gente, incluso a compañeros, a dos del partido de La Unión, a algún subsecretario, a vuestro Eddi y varios editores más, a muchos autores y fans, y también he cubierto conferencias de prensa, como por ejemplo la tuya Tom. Pero todos los días yo y el equipo terminábamos de grabar y nos marchábamos de aquí. Sin embargo el fin de semana nos han pedido que nos quedemos, incluso nos han pagado la habitación y es curioso porque no a sido ni el canal ni la productora de mi programa. Parece que toda la prensa que ha estado por aquí esta la semana está ahora alojada. —Yo no supe que responder pero Vidal ¿Como no? —Todo esta a cargo del hotel. Es un modo de agradecer haber estado apareciendo durante toda la semana en los medios como es obvio. Solo tratan de que lo paséis bien , para que eso se note en los videos y así de paso a ver si le dais envidia a algún pez gordo que quiera venir aquí a tirarse a la querida. —Por lo menos tenia algo a mi favor, Tom no era un tipo precisamente “elegante”.

Ya no llovía; diluviaba. Los grandes ventanales de metacrilato que hacían a la vez de pared y muro exterior se convirtieron a nuestros ojos en una constante cortina de agua que seguro que podría incluso resultar relajante su mera observancia, pero a alguien que no fuera yo. Relámpagos en la noche evidenciaban durante nimios instantes la fuerza destructora de la tormenta en el exterior. Toda la extensión vegetal que rodeaba a hotel; plantas, árboles y setos parecían querer escapar de sus sempiternos emplazamientos con imposibles y violentos escorzos producidos por el terrible viento. En cambio, al otro lado del metacrilato, en el Two Rosees disfrutábamos de una perfecta combinación ambiental de temperatura y luminosidad gracias a el genial sistema de calefacción domótico del Ritz. Barman volvía a nuestra mesa a cada instante, pero fue a la enésima vez cuando le volvimos a pedir otra ronda, lo mismo para todos, y adiós a la esperanza del camarero de pillar otro billete de cincuenta, Vidal se hizo el sueco con su billetera, y yo con la mia; el sueco sordo y con anemia.
Todavía en lo peor de la tormenta, ella se sintió algo melancólica.
—No soporto la lluvia, me hace recordar mi niñez y la odio. Aunque a la vez me da pena y eso a veces me hace sentir muy triste…—Y allá que fue Vidal con su baza, parecía que lo estuviera esperando— Marla, la tristeza es una de las más bellas e imprescindibles herramientas del hombre, y de las mujeres claro. Sin la tristeza, la pena, el asco, la envidia, el odio, la ira y el amor nunca nos hubiésemos atrevido a bajar de los árboles y evolucionar hacía la especie que domina el planeta que somos hoy. Deja que te cuente una historia sobre ti, y si alguna vez estás triste, solo tendrás que recordarla para que te animes. —pero Marla no era ningún alma lánguida, y quiso saber más acerca de la propuesta:
—¿Una historia sobre mi?
—Si, y además seguro que no la recuerdas, deja que te la cuente—Vidal dio un buen trago al esplendido y carísimo güisqui contaminado con cocacola y se dispuso a contarla, o mejor dicho, a recitarla de memoria extraído de alguno de sus apestosos libros.
—Como decía; si alguna vez estas triste o te sientes sola, si en algún momento has mirado alrededor y sientes que eres insignificante como el resto de la gente, si a veces te preguntas como Mozart componía con siete años si tu no puedes ni tocar el banjo, en momentos en los que piensas que el problema que te acucia es lo más importante del mundo, — Algo me hacía pensar que era un discursito que se sabía de memoria— esos días en los que te gustaría tirar a alguien por la ventana (por no tirarte tu), ese día que no te aceptan el reportaje, ese día que te deje tu novio, porque siempre es él aunque pueda parecer lo contrario, si ha llegado el momento en el que has decidido que no merece la pena sufrir tanto, déjame que te cuente algo sobre ti. —¿No se daba cuenta de que se repetía? —Hubo un día en el que como todo buen soldado de un biológico e inmenso ejercito fuiste movilizada para la invasión masiva de un cuerpo extraño.
El número de iguales con el que viajaste fue de doscientos cincuenta millones aproximadamente. Tú y otro cuarto de billón de espermatozoides fuisteis, cuan fogosa brigada paracaidista, depositados tras la línea enemiga, exactamente en la vajina de tu madre después de una noche de amor. Nada más llegar, el sistema defensivo de ella empezó a trabajar, segregó un acido espérmico en forma de bomba química, acabando automáticamente con casi el noventa por ciento vuestros efectivos, ya que solo los espermatozoides mas impregnados en el alcaloide que forma el moco en el que viajaste, fuisteis capaces de sobrevivir a ese primer ataque (quizá diez millones). Y eso es solo el principio, a partir de aquí comenzará una despiadada carrera en busca de tu único objetivo, fecundar. —Parecía que Tom se animaba con su monserga, cada vez que hablaba de espermatozoides hacía el gesto de aparentar ser uno, nadando por el coño de la madre de Marla ¿Genio o gilipollas? «¡¡Foxy lady!!» Dije mentalmente, y el glorioso punteo de guitarra de Hendryx que sonó después en mi cabeza parecía estar diciendo;
« ¡Que te jodan Tom! La estás cagando». Pero él, entusiasmado, proseguía con su teatro y solo paraba para mojarse los labios con el mejunje aquel:
—Han pasado un par de horas, los supervivientes inician ahora una subida mortal que empieza por tratar de atravesar el laberíntico muro que es el cuello uterino, una tarea mortal si no eres un espermatozoide listo y con suerte. Ya en el Útero, el ejército de millones espermatozoides (cada uno con una información genética diferente por lo tanto una persona diferente, no te olvides de eso) se ve reducido a tan solo unos cientos de miles, y después de ocho horas las fuerzas del resto de tus compañeros empezaron a flaquear. Constantemente atacados por las defensas del cuerpo invadido, tan solo la rapidez y la fuerza de los espermatozoides más aptos no es lo único necesario par atravesar el intrincado valle de mucosa absorbente en el que se dirime esta infernal, oscura y húmeda batalla. Hace falta algo más, tener el tamaño adecuado, la orientación optima, y la chispa de fuerza vital—Acentuó mucho esto ultimo— necesaria para coronar la trompa de Falopio adecuada, pues imagínate que eres uno de esos miles de espermatozoide que después de atravesar el duro trance por el que has pasado hasta llegar allí, y mueres sin saber siquiera que te has equivocado de trompa. —Pues si, eso debe ser un palo— A las 12 horas desde la invasión ya estas en la trompa, te acompañan ya pocos elegidos, ¿Mil?, ¿Diez mil? no más de cincuenta mil emprenden la subida al ovario. Y aquí empieza lo bueno, un ejercito de miles de millones de linfocitos escoltan al ovulo, que es tu objetivo, pues resulta que él ya ha emprendido camino hacía el endometrio, más o menos aquí— y le señaló el vientre.
—Ya se donde está —Casi se defendió Marla, aunque Tom siguió con lo suyo, parecía que disfrutaba tanto escuchando su propia voz que no se daba cuenta del nefasto efecto que eso producía en sus probabilidades de llevarse a la dama a la cama — esos pequeños cabroncetes se masifican, por así decirlo, alrededor de todos los espermatozoides que quedáis para devoraros lenta e inexorablemente. Solo los mas fuertes y rápidos, esta vez si, son capaces de sobrevivir a esta desintegración paulatina a la que se ven sometidos. Ya una vez cerca del ovulo, este segrega un veneno que acaba con esos linfocitos, y con los espermatozoides más debilitados. Para ese momento, después de 20 horas del acto sexual entre tus padres, solo una docena de sujetos seguís con opciones de fecundar. Al ovulo lo protege una película tosca y filosa que impide que se le pueda "atacar", y es entonces cuando el mejor de todos los supervivientes decide que ha llegado su momento, se deshace de sus últimos compañeros y consigue penetrar definitivamente, mete la cabeza en el ovulo, y vomita toda su información genética, te vomita a ti. —Trago largo, pausa—En ese momento el ovulo emite una descarga eléctrica que deshace esa membrana externa tan dura, y ambos convertidos ya en "uno", en un embrión, es absorbido por la pared del útero y hay permaneciste alrededor de 9 meses hasta nacer. Así que recapitulemos: Sobreviviste al más peligroso de los desembarcos. Repeliste el primer ataque con solvencia innata. Conseguiste atravesar el muro. No te rendiste en el laberinto del útero y saliste victoriosa a la trompa adecuada. Luchaste por tu vida y ganaste contra linfocitos que te querían comer. Fuiste la mas rápido de todos, fuiste la mas fuerte de todos, fuiste la mas listo de todos, y jamás, repito JAMÁS te rendiste ante los peligros y atrocidades que te rodearon. ¿Que pasa que ahora porque estas fuera no vas a darte cuenta de lo fuerte que eres, y que siempre has sido? — gracias a los dioses parecía que había terminado, pero aún faltaba lo mejor.
Marla se levantó, me obligó a mí a hacer lo propio tirándome de la corbata, miró a Tom y le dijo: —Me fecundaron in vitro gilipollas. —Se volvió hacia mi, y me miró, yo rodeé su cintura con la solvencia magnética de un autómata, y como dije al principio de esta historia, besé decididamente a una mujer, no a una chica, sino a una mujer, hermosa hasta el asco…
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—Vengo por un anticipo
—Creo que se ha confundido, es la oficina de al lado
—Disculpe, es mi primer día
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Lucía



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Ubicación: Mirando al mar

MensajePublicado: Dom Dic 23, 2012 7:44 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

¡Vaya, Lanta, es la felicitación más larga que he leído nunca Wink !.



(Tu ya sabes que me ha gustado mucho)
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¿Por qué razón escriben los escritores? No lo saben muy bien, pero se darían cuenta si supieran que algún día, en la soledad de una habitación silenciosa llena de cosas de abuela, una niña abrirá su libro y quedará fascinada por lo que encuentra dentro.
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lantaquet



Registrado: 04 Ene 2011
Mensajes: 10288

MensajePublicado: Dom Dic 23, 2012 12:12 pm    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Lucía escribió:
¡Vaya, Lanta, es la felicitación más larga que he leído nunca Wink !.



(Tu ya sabes que me ha gustado mucho)


Ja ja . Si que es verdad.
Si te has fijado, te hice caso y le di sentido a que ella se comiera la aceituna de su martini.
Y también al Uro. Y también a Naus. Y Juario, Juanriver me dio un par de últimos consejos y le he metido la tijera.
Creo que así queda bien.
Gracias Lopekan por el dibujo. Y a ver si empiezo a darle caña al Horus para que me termine los mapas.
A ver si os gusta este primer capitulo.
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Horus-chan



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MensajePublicado: Lun Dic 24, 2012 1:11 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Joder, Lantaquet, primero de todo mil disculpas pues me había despreocupao de este asunto hasta el punto de lo intolerable. Qué desastre! Embarassed

Por otro lado, recuerdo haber recibido los textos, y haber empezado a leer, pero he estado revisando los mails de las fechas cercanas a este punto del hilo de mapas:

http://www.hislibris.com/foro-new/viewtopic.php?t=3059&start=45

... y no tengo nada! He formateado el ordenador un par de veces en los últimos meses (problemas técnicos irresolubles al parecer) y he perdido muchas cosas, así que tampoco he podido encontrarlos por allí. Si no te importa, envíamelo otra vez, please.

Respecto a la cartografía: cuando hablamos de ello empecé a preparar una base mapa-mundi, que sí conservo, pero que no vale mucho si no definimos algo más el contenido del mapa. También recuerdo haber hablado de un total de tres mapitas.

Por otra parte;

He leído el capítulo entero (felicidades, compadre, qué cambiazo respecto a "Capa de Sangre"), pero de momento no hay indicación alguna que me pueda servir para orientarme a empezar a trazar algo. Pero me gusta, joder, me gusta sobretodo el estilo. Más que el argumento, que aún está por definir, me gusta el estilo. Agresivo, potente, radical, y esas referencias continuas al mundillo rock...

Así que me alegro de poder colaborar en este asunto.
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Urogallo



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MensajePublicado: Lun Dic 24, 2012 2:06 am    Tí­tulo del mensaje: Responder citando

Aplaudo.

La verdad que la historia del espermatozoide siempre me había resultado tan cargante como a la Dra Becker.

¡Un aplauso para lo vencedores alternativos!
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—Tienes la palabra de un oficial romano —dijo—. Vale más que un juramento.-
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