ESPARTACO – Howard Fast

ESPARTACO - Howard FastEn 1951, Howard Fast (1914-2003) publicó, pagado de su propio bolsillo, una novela que hasta siete editoriales rechazaron: Espartaco (Edhasa, 2003). ¿Por qué? Pues porque Fast, militante del Partido Comunista de los Estados Unidos, había sido condenado por desacato al Congreso tras negarse a entregar al HUAC, siglas en inglés del temido Comité de Actividades Antiamericanas. Pasó varios meses entre rejas, ocasión que aprovechó para perfilar la que sería una de sus, sino la, novelas más conocidas. Las siete editoriales demostraron estar equivocadas, pues Fast vendió, a lo largo de cuatro décadas, varios millones de ejemplares (más de 40.000 ejemplares sólo en el año de su publicación). Se tradujo a 56 idiomas y, en 1960, se estrenó la película de Stanley Kubrick, gracias al empeño de Kirk Douglas, protagonista y productor,  y al guión de Dalton Trumbo (otro represaliado por McCarthy), que todos tenemos en la retina (así como fragmentos míticos de la misma como el momento en que, a lo Fuenteovejuna, todos dijeron ser Espartaco).

Trumbo, guionista de clarísimas tendencias izquierdistas (o liberales, en jerga estadounidense), autor de obras maestras como Johnny cogió su fusil, adaptó la novela de Fast componiendo una trama lineal que, desde el momento en que Espartaco fue comprado por Léntulo Baciato en una mina, relataba los antecedentes de la rebelión servil, las luchas contra los ejércitos romanos enviados contra el ejército de gladiadores nutrido de miles de esclavos, la derrota ante Craso y la ejecución de los supervivientes, Espartaco incluido. Pero la novela de Fast no tiene esta estructura lineal. De hecho, la acción se inicia en el año 71 a.C., cuando el joven Cayo Craso (pariente lejano del general Marco Licinio Craso) viaja a través de la Vía Apia a la finca unos amigos y familiares, acompañado de su hermana Helena y de una amiga de ambos, Claudia. Por el camino se encontrarán con el influyente senador Graco, un joven Cicerón, el propio Marco Licinio Craso o algunos familiares y amigos, conviviendo varios días en la Villa Salaria, o viajando después a Capua. A través de flashbacks, recuerdos y relatos, se construye la historia de Espartaco: esclavo tracio sacado de una mina de Nubia, al sur de Egipto, por un agente de Léntulo Baciato, lanista que posee una escuela de gladiadores a las afueras de Capua; Espartaco sobreviviendo a un combate mortal de dos parejas de gladiadores; Espartaco amante de la germana Varinia, que sería madre de un hijo suyo; Espartaco líder improvisado de la revuelta de los gladiadores contra Léntulo Baciato; Espartaco, jefe de un ejército que busca liberar a los esclavos subyugados por la voraz y cruel Roma; Espartaco, derrotado y muerto, y cuyo cadáver nunca fue encontrado. La leyenda sobre Espartaco se engrandece desde los primeros momentos, los personajes cuentan sus impresiones (y odios) respecto el personaje.

La novela, pues, seduce por una narración en la que Espartaco aparece y desaparece. Conocemos de él por lo que cuentan (o recuerdan) personajes como Léntulo Baciato, Craso (que nunca lo vio), Varinia o David, el compañero judío del tracio en la escuela de gladiadores y la revuelta, y último superviviente de la misma, crucificado en Capua para dar ejemplo; la propia historia de David, en la que Fast se recrea, nos ilustra acerca de la dureza de Roma, así como de la crudeza de la vida en un mundo en el que la opresión, la esclavitud, la miseria y la muerte son las constantes no idealizadas de un pasado lejano. La ejecución de David es la postrera demostración del dominio absoluto de Roma y un ejemplo que ésta trata de imponer a sangre y fuego con la crucifixión de más de seis mil prisioneros esclavos a lo largo de la Vía Apia, como las fuentes clásicas recuerdan.

Fast no trata de idealizar al personaje, como hiciera Arthur Koestler en Espartaco. Los gladiadores (1940). El Espartaco de Fast no es perfecto, no se envanece de su propia leyenda, no trata de demostrar ser un gran líder. Es humano, está lleno de odio hacia Roma y todo lo que representa. Pero también tiene el suficiente carisma para arrastrar a miles de esclavos con él; ama a Varinia, aunque sabe que finalmente será derrotado y ejecutado, pues Roma es demasiado poderosa para ser derrotada, por muchos ejércitos romanos que los esclavos derroten. Pero, como Koestler, también comunista, critica en su novela las desigualdades sociales, la opresión de Roma contra los pueblos que sojuzga y esclaviza.

A Fast no le importan los numerosos anacronismos (empezando por los nombres, casi todos ellos incorrectos) de la novela, o que la Roma que retrata sea más una construcción ideológica de un pasado mitificado por la propia lucha de clases que preconiza el materialismo histórico. Los personajes de la novela parecen poco romanos, no estamos acostumbrados a la crudeza de sus diálogos, a la ferocidad de sus impulsos o a la ambivalencia de sus comportamientos. Ya en la película de Kubrick, el Craso de Laurence Olivier reflexiona sobre la moralidad de su época y de sus propios impulsos sexuales en la famosa escena de las ostras y los caracoles con su esclavo Antonino; como el Craso de la novela de Fast, es explícitamente bisexual, toma aquello que desea, desea aquello que no puede tener por voluntad de los otros (caso de Varinia). En la película, hay una lucha abierta entre Craso y Graco, no tan declarada en la novela (y que finalmente estalla a causa de Varinia), mientras que la relación romántica entre Espartaco y Varinia tiene un cariz romántico que en la novela se convierte en una afinidad de caracteres, en la unión de dos almas libres que anhelan la libertad en común.

Fast, autor de novelas como Berenice, la  hija de Agripa, Mis gloriosos hermanos y El ciudadano Tom Paine, nos muestra, pues, un Espartaco que no depende tanto del mito forjado alrededor de sí mismo, como del recuerdo ominoso que deja entre sus contemporáneos. Su recuerdo es una amenaza permanente para Roma, para todo el mundo en general, se convierte en símbolo de la resistencia ante la opresión (no en balde Rosa Luxemburg y Kart Liebknecht llamaron Liga Espartaquista al movimiento revolucionario que sería el origen del KPD alemán).

Interesantísima novela, plagada de anacronismos, pero que se lee (se devora más bien) con enorme placer. Una recomendación en todos los sentidos, más ahora que contamos con una edición de bolsillo (Quinteto, 2010) al alcance de todo el mundo. No la dejéis pasar.

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32 comentarios en “ESPARTACO – Howard Fast

  1. Balbo dice:

    ¡¡¡YO SOY ESPARTACO!!!

    jejeje, es broma. Hace muchos años lei la novela de Fast y tengo muy buen recuerdo de ella. Reconozco que conoci la novela gracias a la pelicula y que cuando la lei posteriormente Kirk Douglas siempre fue mi espartaco. Me sorprendio el tratamiento que le dio Fast a Espartaco. Yo creia que tambien me iba a encontrar con un superluchador por la libertad, de cuerpo y mentalidad perfecta… pero no fue así. Espartaco era presentado como una persona normal con sus defectos y ventajas. Me gusto mucho y tal vez vuelva a leerla.
    Gracias por la reseña Farsalia, muy buena y completa ;-)

  2. Josep dice:

    Yo debo ser de los pocos que prefiere la de Köstler…
    No deja de ser curioso que los dos «Espartaco» de la literatura hayan sido escritos por militantes comunistas. En el caso de Köstler, me encanta cuando, desencantado y mayor, reconoció la influencia comunista de su relato y decidió no renegar ni negarla. «Éste era yo entonces, y punto».

  3. Antígono el Tuerto dice:

    «No deja de ser curioso que los dos “Espartaco” de la literatura hayan sido escritos por militantes comunistas.»
    Para nada curioso; Espartaco ya fue presentado por Marx como el primer luchador del proletariado en la Historia. De hecho las olimpiadas comunistas se llamaban espartaquíadas en honor a Espartaco.
    PD: Yo también soy Espartaco ;-)

  4. farsalia dice:

    Me gusta el Espartaco de Koestler, pero, claro, es otra cosa en comparación con el de Fast, mucho más cercano a ese ideal/mito/leyenda forjado por los comunistas. Otra reconstrucción/reinvención del personaje que incide más en el aspecto casi mesiánico del personaje.

  5. farsalia dice:

    Nanay, hoy por hoy, ¡yo soy Espartaco! :-D

  6. Lauso dice:

    Me gusto tu reseña Farsalia, pues lograste que me animara a leerla, la tengo en lista de espera desde hace algunos meses (como 24 creo) y debido a alguna hojeada me he resistido a iniciarla, pero ahora estoy más seguro.

    Por otra parte creo que es importante que en esta tan querida página, queden reseñas de libros que ya son clásicos (más aún por el hecho de estar apoyada por una pelicula tan famosa) por ello dobles felicitaciones Farsalia.

  7. metauro dice:

    Yo también…, nó, no soy Espartaco, digo que también yo ( gracias a tu buena reseña) voy a empezar con ella, adelantándola en la lista de espera. Aunque la tengo desde hace solamente unas dos semanas y es de las históricas que publicó El País.

  8. Lohengrin dice:

    Una duda que siempre me ha corroido sobre el Espartaco histórico. ¿Era tracio de Tracia, tracio de tipo de gladiador o ambas cosas a la vez?

  9. Vorimir dice:

    Según que autor leas te dice una cosa u otra, aunque parece que hay bastante más aceptación sobre la idea de que fuese tracio de origen.
    Por lo demás, lectura pendiente ya que sólo he leido el de Koestler (que me encantó) y desde hace tiempo me planteo leerme la de Fast, más aun desde que lei el complemento perfecto para estas lecturas:
    https://www.hislibris.com/la-rebelion-de-espartaco-carlos-javier-pacheco-lopez/

    Argf, sigo currando que no tengo ultimamente mucho tiempo para pulular por aquí.

  10. APV dice:

    Precisamente se ha publicado hace muy poco el libro de Barry Strauss sobre la guerra de Espartaco.

  11. Arauxo dice:

    Qué gran novela y qué gran escritor, Farsalia. Y qué buena idea rescatarla del limbo de la historia para reseñarla en Hislibris.

    Lo dije en su momento y lo repito ahora: siempre es un placer leer a Fast. Y sólo añado un par de opiniones (susceptiebles de crítica, como todas las opiniones, y acreedora de collejas, como las virtuales que me van a largar Josep y Vorimir…): Fast es infinitamente más entretenido -y no por ello frívolo- y mucho mejor escritor que Koestler, cuya obra se hace pesada y cansina. Y la diferencia radica, desde mi punto de vista, en la sutilidad, que es virtud difícil de practicar en el arte de escribir pero muy de agradecer en el vicio de leer. Mientras que Koestler escribe un panfleto ideológico con forma de novela, para el que la literatura no es sino la excusa, Fast escribe un novelón en el que (como siempre, como en todas sus obras, como hacen y han hecho los grandes escritores de todos los tiempos) prima la literatura, que se reviste sutilmente -tan sutilmente como profundamente- de su particular barniz ideológico. En ambos, Koestler y Fast, el pigmento es semejante; pero en aquel, parece denso y tosco bermellón que todo lo impregna (y que, como todo compuesto hecho de mercurio, al final resulta tóxico), y en Fast, sin embargo, brillante rojo amapola que salpica los campos… de la Apulia y la Campania.

    Feliz Navidad a todos.

    (Yo no soy Espartaco. Pero… sí soy vecino de Espartaco).

  12. farsalia dice:

    Gracias por vuestros parabienes. Aprovechad la edición de bolsillo (Quinteto) y leedla en días como los que vienen ahora.

    Eso es cierto: aun gustándome las dos novelas, el estilo de Fast, con todas las pegas que queramos ponerle a su novela (especialmente en lo que afecta a los anacronismos: por ejemplo, prácticamente todos los tria nomina son erróneos), es mucho más ameno que el de Koestler. Ojo, no es que Koestler sea un ladrillo, al contrario, pero en su caso la forma se supedita al fondo (el ideal de un Espartaco paradigma del socialismo, cuando no del comunismo; remitimos a la reseña de Rodrigo), y aunque tiene elementos más que notables (los capítulos dedicados al escriba romano Apronius, por ejemplo), el estilo es más espeso, más denso en la manera de contarnos la historia de su héroe.

    Como comenta Pepe Gutiérrez-Álvarez en un artículo on line, para Koestler:

    «su interés se desplazó (…) a las lecciones históricas y morales que nos daban la primera gran revolución proletaria. Fue aquél un siglo de intranquilidad social, de revoluciones abortadas y de violentos movimientos de masas que, comenzó con el levantamiento de los esclavos de Sicilia, llevaron a la crucifixión de veinte mil rebeldes a la revolución de Mario y Silas, a la rebelión de Sertorio y a la conspiración de Catilina; y en medio de todo eso Espartaco parecía la figura más importante y enigmática».

    Las lecciones de Fast son también morales, pero especialmente políticas, poniendo el énfasis en la situación romana del momento, en el papel de la nobilitas senatorial como cáncer del propio Estado romano; del mismo modo que McCarthy fue el cáncer que vivió la sociedad estadounidense en los primeros años cincuenta.

  13. JJSala dice:

    Felicidades y gracias por la reseña Farsalia.

    Hace muchos años que tengo la novela y siempre me he resistido a su lectura, con toda probabilidad debido a la película de Kubrick, la cual me gustó muchísimo cuando la ví, hace cuarenta años, pero, al mismo tiempo me produjo, con el tiempo, una cierta animadversión contra el personaje, tan mesiánico, tan cristiano «avant la lettre».

    En fin, gracias a tu reseña, empiezo a leerla en cuanto acabe alguno de los libros que estoy faenando.

    Saludos

  14. Arauxo dice:

    Estoooo… Farsalia, yo soy bastante torpe para estas cosas, pero podría jurar que al hacer click sobre el enlace a la reseña de Rodrigo que nos propones… sale un libro de la I Guerra Mundial reseñado por un tal Richar. Palabrita.

    1. Javi_LR dice:

      Eh… Prueba ahora, majo.

  15. Hagakure dice:

    Por lo que decís todos, me voy a decantar por Fast.

    Yo no soy Espartaco, pero tengo bastante de espartano.

  16. farsalia dice:

    La reseña del ensayo de Barry Strauss ya está enviada, así que tendremos empacho de Espartaco. :-D

  17. JJSala dice:

    El nombre de Espartaco fue utilizado por Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht para dar nombre a un partido político de índole anarquizante al que denominaron «La Liga Espartaquista»

    Adam Westhault, fundador de la secta masónica de los Iluminattis, tenía como nombre masónico Espartaco.

    En fin, que el personaje ha servido para alimentar toda clase de visiones mesiánicas.

  18. Antígono el Tuerto dice:

    Más que visiones mesiánicas (que también) yo añadiría visiones políticas; no olvidemos que para muchos revolucionarios (desde los jacobinos franceses a los comunistas del siglo XX) Espartaco era una especie de antecesor político, una especie de superhéroe contra una élite opresora, así que era normal que lo hiciesen suyo y le elevasen a los altares de sus ideologías, construyendo estatuas, dando su nombre a milicias, partidos, juegos, etc…

  19. JJSala dice:

    ……o sea, visiones mesiánicas.

  20. Antígono el Tuerto dice:

    Bueno…sí ;-)

  21. mataclanes dice:

    «Volveré. Y seré millones»
    Esta frase todavía me gusta más que la de «Yo soy Espartaco»

  22. Antígono el Tuerto dice:

    Esa frase es una clara referencia al movimiento obrero por parte de Fast, ahí es nada.

  23. hernando harb dice:

    Es una obra digna de figurar entre los clásicos. Es la lucha contra el Poder a pesar de la injusticia y el dominio del Poder. Lástima que no se cuerde que el maravilloso escritor Howard Fast abandonó el Partido Comunista (está documentado en su estupendo «E Dios desnudo» donbde confirmar su abandono a u un grupo extremo, que destrute libertades y que un escritor depende de la lectura censora de la secretario del PC. Muy lamentable. Cuando el libro se adaptó al cine, en una obra maestra, se mantuvo la actitud libertaria del senador (a cargo del gran Charles Laughton) que libera a Lavinia en la carreta del rol del maravilloso Peter Ustinov. La libertad es difícil de conseguir. En estos tiempos debemos insistir que los esxritores como Howard Fast no estén dominados por el autorismo ni por el esclavismo de ideas tan antiguas como las utopías lubertarias que ya han fracasado. Es un libro para leer con atención. Obra de un creador que no figura en best sellers, pñero que sí en los apasionados por la gran lectura.
    «Espartaco» es una obra maestra.Como lo es la maravillosa versión llevada al cine sin uso de edufemismos ni cortes deplorables.
    La democracia es por lo que lucha el esclavo, a la que se suman sus amados amigos y su esposa Lavinia, en cuyo vientre está la semilla de la independencia a la que aspiramos.
    Hernando Harb

  24. hernando harb dice:

    Es una obra digna de figurar entre los clásicos. Es la lucha contra el Poder a pesar de la injusticia y el dominio del Poder. Lástima que no se recuerde que el maravilloso escritor Howard Fast abandonó el Partido Comunista (está documentado en su estupendo ensayo “El Dios desnudo” donde confirmar su abandono a un grupo extremista, que destruye libertades. y Es un escritor que dependió de la lectura censora de la secretario del PC. Muy lamentable. Cuando el libro se adaptó al cine, en una obra maestra, se mantuvo la actitud libertaria del senador (a cargo del gran Charles Laughton) que libera a Lavinia en la carreta del rol del maravilloso Peter Ustinov. La libertad es difícil de conseguir. En estos tiempos debemos insistir en que los escritores como Howard Fast no estén dominados por el autorismo ni por el esclavismo de ideas tan antiguas como las utopías libertarias que ya han fracasado. Es un libro para leer con atención. Obra de un creador que no figura en best sellers, pero que sí amamos los apasionados por la gran lectura.
    “Espartaco” es una obra maestra.Como lo es la maravillosa versión llevada al cine sin uso de eufemismos ni cortes deplorables.
    La democracia es por lo que lucha el esclavo, a la que se suman sus amados amigos y su esposa Lavinia, en cuyo vientre está la semilla de la independencia a la que aspiramos.
    Hernando Harb

  25. Valeria dice:

    La he terminado ayer, y después de releer todo el hilo, creo que coincido con la opinión de Arauxo: una buena novela, entretenida y muy bien escrita, que sutilmente destila, en ocasiones, un barnicillo ideológico. Y una demostración innegable de que para hacer novelas históricas de calidad no se necesitan ni doscientas mil páginas, ni doscientos mil latinajos, ni doscientas mil explicaciones expertas de cómo eran las cosas en aquellos tiempos.

  26. Eduardo dice:

    Creo que la historia de todas las naciones tienen sus Spartacos, de una forma u otra alguien se rebeló contra las injusticias de su opresor, tal vez no fue seguido o tal vez si…pero la leyenda del Spartaco original, representa a todos aquellos personajes desconocidos del pasado y tambien del presente que diariamente se rebelan ante este sistema ilogico que nos tiene al vilo de las guerras y los desastres de las crisis economicas financieras.

  27. Txoto dice:

    Muy buena reseña, gracias porque hacéis más fácil la decisión de empezar la lectura de un libro o no. Hoy lo empiezo pues. Buscaba ese regustillo que me dejó Mis gloriosos hermanos, esa épica y ese sentimiento de lucha que le imprimió el autor en ese libro. Creo que aquí lo puedo encontrar.
    Gracias.

  28. iñigo dice:

    La estructura del libro sorprende pero resulta muy efectiva, ya que se habla de Espartaco en tercera persona, creo recordar, y así da la sensación de que tener un estilo casi periodístico, como si con las manifestaciones de los terceros que nos hablan del gladiador, supiéramos de él. Me gustó el estilo.

  29. Varinia dice:

    A mí me fascinó, me hizo llorar, me enamoró… y me inspiró para dejar un empleo que tenía en cautiverio a mi espíritu libre.

  30. Arturus dice:

    Curioseando el otro día en una librería me la encontré en la edición de bolsillo de Edhasa. Tras dudar un poco la cogí y, por la reseña y los comentarios, parece que no me he equivocado.
    Comentaremos…

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