ESPAÑA. CENTRO DEL MUNDO, 1519/1682 – Robert Goodwin

ESPAÑA-CENTRO-MUNDO-OK.inddEste es un libro concebido para un lector anglosajón (algo «perezoso»), pero que lectores hispanos también pueden disfrutar; un libro sobre la España de los siglos XVI y XVII —estrictamente, entre 1519 y 1665, que el autor alarga en el epílogo de su obra hasta 1682, fecha de la muerte del pintor Bartolomé Esteban Murillo—, el período que suele conocerse como el Siglo de Oro de las artes y la literatura española. Un siglo y medio de expansión y dominio (y a la postre de fracaso) de la Monarquía Hispánica en el mundo (occidental) y también de esplendor en las artes y las letras: de Garcilaso de la Vega a Cervantes y Góngora, del Greco a Velázquez, Zurbarán y Murillo; de la gloria en Carlos V a la «burocratización» de Felipe II como rey burócrata en el Quinientos, y de un valido corrupto, el duque de Lerma, a otro, obsesivo en el control del acceso a la figura real, el conde-duque de Olivares, como manos derecha de sus respectivos monarcas en el Seiscientos. Un libro que aúna política, instituciones y asuntos económicos, así como los aspectos militares, con otros muchos relacionados con la poesía, el teatro, la novela, la pintura, la escultura y la construcción arquitectónica (del Escorial con Felipe II al palacio del Buen Retiro con su nieto Felipe IV). 

Robert Goodwin, como desarrolla a lo largo de España. Centro del mundo, 1519-1682 (La esfera de los libros, 2016), se interesa por una historia épica, la de los españoles de los siglos XVI y XVII (Spaniards en el original en inglés), a través de una serie de retratos y semblanzas biográficas que, a su vez, conjugan la anécdota (sin caer necesariamente en un mero «anecdotario»), el humor y el drama, de modo que se realiza una amplia panorámica de la España de los Habsburgo que trata, a su vez, de plasmar la enormidad de su historia y cultura.  Pone especial énfasis el autor en una imperial story que forjaría el carácter de España y los españoles de la época, aquellos que fueron a América como conquistadores y colonos, que sirvieron como soldados en diversas campañas por Europa y que viajaron por el continente como comerciantes, diplomáticos, poetas y artistas. El cuadro pintado muestra a unos monarcas y unos súbditos interrelacionados en múltiples aspectos: las tensiones entre monarquía y un Estado moderno en construcción, entre aristócratas y un patriciado urbano, entre ciudad y campo, entre la Iglesia y sus «brazos armados» militantes (la Inquisición) y una población diversa que incluía cristianos, judíos, conversos y moriscos. En una primera lectura se podría pensar que Goodwin cae en la tópica estampa de un siglo XVI esplendoroso en lo político y económico, y un XVII de decadencia y corrupción; pero su retrato de la sociedad, la política, las armas y especialmente la cultura permite que se ponga el acento en la diversidad de esos Spaniards, de las interrelaciones entre las diversas esferas de poder y la permeabilidad de los compartimentos estancos que a menudo asumimos que fueron los estamentos, clases sociales y grupos religiosos de la España de los Habsburgo.

El libro se estructura en dos partes, «Oro» para el siglo XVI (1519-1598), y «Resplandor» para el XVII (1598-1665/1682), que a su vez se reparte en los reinados de los Austrias mayores y menores, respectivamente. Oro y purpurina (u oropel, para hacer más hispánica la dicotomía). Oro que remite a los aspectos militares, políticos y económicos, así como el papel de las instituciones y los tribunales de justicia, y oropel que enfatiza los aspectos literarios y artísticos de las principales figuras del Siglo de Oro. Sin embargo, no son estructuras cerradas, pues también Goodwin destaca la poesía y el arte en la primera parte, y la política y los aspectos militares, en la segunda; pero es cierto que lo que predomina en una (la gloria y la conquista) declina en la segunda a la vez que los logros culturales de aquella llegan a su esplendor en la otra. Resumimos los contenidos para que el lector se haga una idea de esa visión poliédrica y la pincelada biográfica que Goodwin imprime a su libro; un resumen que no escatima interés a las materias tratadas: al contrario, estimula su lectura.

La primera parte, «Oro», recorre los reinados de Carlos I de España / V de Alemania y Felipe II con especial hincapié en España como potencia mundial. En esta primera parte se entrecruzan (ahora aparecen, ahora desaparecen, para regresar más adelante) ambos reyes, reinas como Isabel de Portugal, aristócratas y militares como Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba, o Gonzalo Fernández de Oviedo; religiosos y especialistas en derecho como Bartolomé de las Casas, Francisco de Vitoria y Juan Ginés de Sepúlveda; poetas (y soldados) como Garcilaso de la Vega o Gómez Suárez de Figueroa (que pasaría a ser conocido más tarde como el Inca Garcilaso de la Vega); regidores y comuneros como Pedro Laso (hermano de Garcilaso) y Juan de Padilla; pintores como El Greco; escritores como Miguel de Cervantes (con numerosos detalles sobre su abuelo Juan, licenciado en leyes, que demandó judicialmente a un pariente del duque del Infantado en un episodio muy revelador sobre el estado de la justicia en la época); místicos y poetas como Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz o fray Luis de León; clérigos y humanistas como Agustín de Cazalla, acusado de crear un foco «iluminista» en Valladolid en la década de 1550. Cuestiones como la elección imperial de Carlos V, las campañas militares de este monarca, la Inquisición y la persecución de cristianos nuevos (acusados de judaizar) y herejes (luteranos o iluministas), la Carrera de Indias y la conquista del continente (brevemente), la guerra en Flandes de 1566 a 1575, la (cruenta por los abusos cometidos contra la población civil) conquista de Portugal por el duque de Alba, la Gran Armada de 1588, el final del reinado de Felipe II… son temas de fondo sobre los que trazar la senda biográfica de estos personajes.

Por su parte, «Resplandor» narra un siglo XVII  centrado en los artistas, poetas y escritores, más que en los hombres de acción. La sucesión de andanzas biográficas es también variada: militares como Gaspar Pérez de Villagrá en Nuevo México y ministros como el duque de Lerma (valido de Felipe III); Cervantes y la publicación de El Quijote (y el retrato de la España de su tiempo, de la Inquisición a los pecheros castellanos, la miseria económica, el desgaste de las campañas en Europa y cómo afectan a los «españoles», la cuestión de la expulsión de los moriscos, el bandolerismo en Cataluña,…); el escultor Juan Martínez Montañés y el pintor Francisco Pacheco (y el arte religioso y la mirada sobre la Semana Santa sevillana), que se entrecruzan con los pintores Diego de Velázquez y Francisco de Zurbarán (y la pintura de la primera mitad del siglo XVII); poetas enfrentados como Luis de Góngora y Francisco de Quevedo, a su vez coetáneos de Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde-duque de Olivares (y que remite a la desastrosa política de éste durante el reinado de Felipe IV); el asesinato del poeta y aristócrata cortesano Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana; pinceladas sobre los dramaturgos Lope de Vega y Tirso de Molina (Don Juan o El burlador de Sevilla), y la mirada al teatro y los corrales; el episodio de la visita (secreta, hasta que fue descubierto) del príncipe de Gales, Carlos, y el duque de Buckingham en 1623 (para concertar un infructuoso enlace matrimonial con los Habsburgos españoles); los triunfos y desastres de Olivares durante el reinado de Felipe IV (de Breda a la revuelta catalana), pasando por la construcción del palacio del Buen Retiro y los cuadros que Velázquez pintara para decorar sus amplios salones; el teatro de Pedro Calderón de la Barca y, ya en el epílogo, la muerte de Felipe IV y la desaparición progresiva de los grandes artistas del Siglo de Oro.

Ante este amplio retrato coral, el libro destaca por su enorme amenidad y seduce a un lector no especializado pero curioso. Mucho de lo que narra Goodwin ya es conocido por lectores hispanos, pero es interesante como la (aparentemente) desapasionada mirada de un autor anglosajón consigue dotar al relato de una viveza que trasciende etiquetas como objetividad o imparcialidad. Goodwin se deja seducir por Cervantes y don Quijote, pone su acento en la visión que destilan las páginas de la novela de este autor y en los cuadros de los grandes pintores del Siglo de Oro, y a partir de ahí traza un relato de altas esferas políticas y de las sencillas clases populares, de las campañas militares y la poesía (quizá no haya una figura que aúne ambos elementos como Garcilaso de la Vega), del dogma religioso católico (la inmaculada Concepción) y la religiosidad de la Semana Santa, visualizada en las tallas de Martínez Montañés, así como los cuadros de Zurbarán y Murillo; gloria militar y propaganda política en Velázquez frente a las obras teatrales de Lope de Vega y Calderón de la Barca, que enfatizan miradas más populares.

Se podría decir que el libro de Goodwin refleja con amplitud las cuestiones importantes que subyacen en los libros académicos sobre la España de los Habsburgo, de John Elliott a Bartolomé Bennassar, pasando por Joseph Pérez, Antonio-Miguel Bernal, Antonio Domínguez Ortiz, Francisco Tomás y Valiente o Bartolomé Yun; historiadores que han tratado la biografía de los grandes personajes de ambos siglos, la política y las armas, las instituciones, la sociedad, la religión y la economía… y las artes. Este libro recoge de esos autores (y de otros muchos) para, utilizando las semblanzas biográficas de un par de docenas de personajes, situar la óptica en un plano medio en el que conviven monarcas, ministros, funcionarios, militares, religiosos, poetas, dramaturgos y pintores. Estamos, pues, ante un libro sobre la España del Siglo de Oro que, aunque parezca un tema trillado, va más allá de hazañas y desastres y muestra una pléyade de «españoles» en un espacio y un tiempo determinados. Algunos errores de traducción («Parlamento de Cataluña» en lugar de Cortes catalanas o «virrey de Castilla en Barcelona» en lugar de virrey castellano), o que Goodwin ubique el origen del croissant en el asedio de Viena de 1529 (cuando fue en el de 1683) no empañan la calidad de un libro mucho más interesante y «profundo» de lo que pudiera parecer a primera vista.

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16 comentarios en “ESPAÑA. CENTRO DEL MUNDO, 1519/1682 – Robert Goodwin

  1. Farsalia dice:

    [i]Lapsus mei[/i]: asedio otomano de Viena en 1529, no 1630.

  2. Yllanes dice:

    Excelente reseña. Yo también creo que, pese a esa aparente orientación a un lector no muy informado, el libro es más profundo de lo que parece. De hecho, me atrevería a decir que esa concepción que mencionas como un libro para un lector anglosajón «perezoso» es casi una excusa para poder evitar enfangarse en detalles como las diferencias territoriales, que no son el tema del libro. No me creo que un anglosajón perezoso lea este libro, no con aprovechamiento. De hecho, si uno lee las críticas a la versión inglesa en amazon.com bien se puede ver que el lector desinformado se ha aburrido con el libro, especialmente con su segunda parte, a la que acusan de carecer de un «hilo narrativo» (no enlazo para evitar caer en la moderación). Mientras tanto, los reseñadores mejor informados sobre la historia europea son los que han disfrutado con el libro.

    Por esto a mí (que había leído la versión original) me sorprendió un poco el prefacio a la edición española (hojeado en una reciente visita a Madrid). Entiendo que está escrito tongue-in-cheek, pero me parece que el libro es más adecuado al lector medio español (ya suficientemente bien informado) que al anglosajón (las aclaraciones verdaderamente superfluas son bastante superficiales).

    Pero todo eso es algo opinable. Lo que sí puedo decir es que, a este lector nada perezoso , el libro le ha encantado, no por descubrirle nada totalmente nuevo, sino por su enfoque y su forma de crear una imagen muy viva y completa de una época. En este sentido, como bien dices, las pequeñas semblanzas biográficas y anécdotas, bien elegidas, no son solo una forma de amenizar la lectura sino una forma muy eficiente de completar el cuadro y de «muestrear» un vasto panorama histórico y cultural.

  3. Farsalia dice:

    Gracias, Yllanes. Cuando leí el original en inglés pensé: «vaya, un británico contándole el Siglo de Oro a sus paisanos…» y temblé. Pero enseguida quedé atrapado por su narración. En general me cuenta cosas que ya conozco… pero siempre queda la oportunidad de conocer cosas «nuevas»: el aumento de los procesos judiciales a mediados del siglo XVI, por ejemplo, con la querella del abuelo de Cervantes con (una rama de) la familia Mendoza como «excusa argumental»; o el rol (ora de un lado, ora de otro) de Pedro Laso, hermano de Garcilaso. Leyendo su libro dan ganas de leer (o releer) obras de otros autores; o deseas que se reediten libros como el de Jonathan Brown y John Elliott sobre el palacio del Buen Retiro. El enfoque de Goodwin es el de un curioso que se deja llevar por su propia curiosidad… y que te contagia ese interés.

    No cuenta una historia trillada (aunque lo parezca) y en muchos aspectos trata aspectos a vuelapluma, como sui el lector ya los conociera, siquiera superficialmente, y no fuera a contarle otra vez lo mismo; es muy interesante, por ejemplo, el retrato de la Sevilla del cambio de siglo, de su aumento de población, su vitalidad cultural, sus idiosincrasias (la querella por la Inmaculada Concepción, por ejemplo). Y su fijación por algunas cuestiones, ya sean el Quijote, las Soledades de Góngora (y su estilo poético, el uso de esas metáforas tan alambicadas en ocasiones… y aparentemente), algunos cuadros de Velázquez, Zurbarán y Murillo (podrían haber puesto más láminas de cuadros que se comentan en detalle), o El burlador de Sevilla de Tirso de Molina, entre otros muchos más.

    Un muy buen libro, pues, muy recomendable. Disfrutadlo.

  4. Arturus dice:

    Precisamente ayer lo estuve hojeando y, aunque me decidí por el «Todo Alatriste», este va a caer seguro en breve.
    Buena reseña.

  5. Farsalia dice:

    Una estupenda lectura, no te la pierdas.

  6. Arturus dice:

    De hecho va a caer para mi cumple;)

  7. Arturus dice:

    Acabo de terminarlo. Estupendo libro, la verdad es que no tiene desperdicio esta crónica del Siglo de Oro visto a través de las vidas de reyes, emperadores, políticos, militares, religiosos, escritores y artistas. Un lujo.

  8. temax dice:

    Pues despues de leer vuestros comentarios, me habéis convencido a comprarlo :)

  9. Farsalia dice:

    A ver qué te parece…

  10. Vorimir dice:

    Lo he comenzado después de desayunar y llevo ya 100 páginas, muy ameno.
    Eso sí, ya ha repetido unos 4 veces la palabra «turbamulta» XD
    Y bueno, en una comparación entre la sal que se echó en Toledo y Cartago nos dice que Escipión, conquistador de Cartago, era un general a las órdenes de Julio César. Aunque sea un detalle de una anécdota… es un patinazo.

    Pero bueno, el libro pinta muy bien y aun me queda lectura…

  11. Concha dice:

    ¿ Fernando el astuto viejo catalán? Que yo sepa Sos del rey católico es municipio de la comarca de las Cinco Villas provincia de Zaragoza y por lo tanto es Aragón.
    Gran error del autor en la página 16 del libro y que no ha sido reseñado.

    1. Farsalia dice:

      Una errata sin más trascendencia y a la que darán importancia quienes se quedan,no ya con los árboles, sino los matorrales en lugar de ver el bosque.

      1. Concha Montoya dice:

        Sabe cuál es mi problema ? Qué me gustan las cosas como son. Por eso nunca diré que estoy en un » bosque» de abetos cuando es un olivar.
        ¿ No me diga que el autor del libro no se ha documentado en una cosa tan sencilla como el origen de un monarca. ?

      2. Farsalia dice:

        Ya le repito que para mí es una errata sin más importancia y que miro el bosque, no un matojo. Tampoco le daría mayor importancia a un belga que se rasgara las vestiduras porque se llame español a Carlos V, habiendo nacido en Gante.

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