EL PRIMER HOMBRE DE ROMA – Colleen McCullough

Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis porque todos los tontos se unen contra él. (Jonathan Swift)

Conozco tres clases de aficionados a la novela histórica: los que casi veneran a Colleen McCullough, los que la detestan y los que aún no la conocen. Para los primeros, la lectura de “El Primer Hombre de Roma” constituyó posiblemente un auténtico hallazgo, un feliz encuentro que los impulsó a leer inexorablemente (como si algún escondido resorte hubiese saltado al iniciar su lectura), las nada menos que 5.000 páginas que integran una de las más famosas y comentadas series de “novelas de romanos”. Los segundos naufragaron probablemente entre docenas de personajes, vertiginosos cambios de escenario, constantes digresiones explicativas y un rosario de acontecimientos históricos que parece no tener fin. Y los terceros… han vivido, con toda seguridad, en algún planeta lejano durante los últimos años.

Porque la serie de McCullough no suele dejar indiferente a ningún aficionado al género. Y aunque sólo sea por la magnitud de la empresa y por el titánico esfuerzo de la autora, su obra debe ser adecuadamente ponderada y, al menos, respetada. La serie no constituye, desde luego, una obra de referencia para interpretar la Historia de Roma, pese a que el lector perciba con frecuencia la sensación de estar leyendo una versión novelada de la monumental obra de Mommsen y pese a que algunos, desde una perspectiva tan subjetiva como hiperbólica, lo pretendan . No. La serie es, al fin y al cabo, narrativa y ficción. Pero, al mismo tiempo, es producto no sólo de un profundo conocimiento de las fuentes y de la historiografía republicanas, sino del loable empeño de la autora en respetar absolutamente la verdad de los acontecimientos. En realidad, McCullough propone al lector un ejercicio de prosopopeya, en el que aquéllos que fueron los protagonistas reales de la República cobran vida ante sus ojos, ofreciendo su rostro más humano, y aproximándolo a lo que pudieron ser (subráyese el carácter probabilístico) sus pasiones, sus ambiciones, sus sentimientos, sus frustraciones…

Y es que todo en “El Primer Hombre de Roma” fue real… o pudo serlo. Por eso, la novela adolece del mismo defecto que el de sus secuelas: es tan compleja como lo fue la mismísima realidad histórica que le sirve de escenario. Lejos de ofrecer un argumento más o menos lineal, aun con sus correspondientes ramificaciones, la autora construye un puzzle de infinitas piezas que a duras penas encajan…, del mismo modo que la realidad suele ser confusa, enmarañada e inabarcable. Y así, más que ante una obra coral o polifónica, el lector se encuentra ante una auténtica sinfonía politonal donde conviven, yuxtapuestas, prolijas aclaraciones sobre el origen y funcionamiento de las instituciones republicanas; intensos y enconados debates senatoriales; descripciones pormenorizadas de escaramuzas, batallas y campañas militares; encuentros, acuerdos y discursos en el Foro; frecuentes aproximaciones a las costumbres y creencias de la Roma republicana y de sus pueblos limítrofes; y todo ello aderezado con un despliegue casi impúdico de relaciones humanas y sociales entre los protagonistas tan complejas como lo fueron realmente las redes clientelares romanas. Naturalmente, el conjunto acaba por asustar al inocente lector que busca una sencilla historia con la que entretenerse durante algunos ratos de ocio…

Pero, pese a la superposición de elementos, “El Primer Hombre de Roma” no es, en absoluto, una obra caótica ni una mera exposición de acontecimientos. Muy al contrario, McCullough logra envolver al lector capaz de vencer las inercias iniciales en una aventura emocionante que lo cautiva hasta el final de sus casi 900 páginas y casi lo hipnotiza para los volúmenes siguientes de la serie. Porque no hay asepsia, ambigüedad ni frialdad calculada en la obra de la australiana, maestra, por otra parte, en urdir tramas de corte romántico. Aun sin declararlo explícitamente la autora toma partido, casi desde la primera página, por el bando de los políticos “populares” durante la Crisis de la República. Y de hecho, el anómalo “cursus honorum” de Cayo Mario, uno de sus más insignes representantes en la generación anterior a la de César, y su creciente rivalidad con Lucio Cornelio Sila, su futuro encarnizado enemigo, es el eje vertebrador de la novela.

En la identificación emocional con uno de los bandos habita precisamente el alma de “El Primer Hombre de Roma” y de sus continuaciones. Si la novela merece tal nombre es exactamente por la capacidad que demuestra para embaucar sentimentalmente al lector, predisponiéndolo hacia la figura del insigne arpinata, de su causa política y de sus ambiciones personales. De la mano de McCullough el lector se involucra en el ascenso social y político de Mario, y acaba identificándose con su carrera hasta la consecución del glorioso destino anunciado por Marta (la pitonisa de origen sirio que predijo al general sus siete consulados), decantándose rápidamente a su favor e incrementando, a medida que avanza la lectura, la aversión hacia sus enemigos. Y una empatía similar hacia el mismo bando, pronto representado en la figura de César, embarga al lector a lo largo de toda la serie, que en este caso y muy apropiadamente cabría denominar “saga”.

Pero como suele ser habitual, en las virtudes residen agazapados los defectos. Y el riesgo –literario e histórico- de un planteamiento semejante es, sin duda, el maniqueísmo. De hecho, el carácter promariano y procesarista de la obra es, aunque disimulado, tan innegable como su latente animadversión hacia los “optimates”, especialmente hacia Sila, Catón, Pompeyo, el clan de los Metelo e incluso Cicerón. Sin embargo, tanto desde la perspectiva literaria como histórica, una interpretación parcial -¿partidista?- como la que McCullough propone es plenamente legítima, mucho más si nace desde el respeto a los hechos y a las fuentes, como es el caso.

La polarización de las opiniones tiñe de riesgo, al fin y al cabo, la tarea de valorar una obra como “El Primer Hombre de Roma” y la serie que inauguró, tanto por las discrepancias que puede suscitar una valoración concreta como por la dificultad de establecer un balance objetivo. Porque confieso encontrarme bastante más cerca de los admiradores que de los detractores. De hecho, no puedo sino recomendar encarecidamente la obra a los amantes de la Antigüedad, porque disfrutarán siguiendo la pista a Mario y, poco después, a su sobrino, el joven César, en una de las recreaciones más coloridas (¡y largas, desde luego!) que se hayan escrito jamás sobre uno de los periodos más fascinantes de la Historia.

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342 comentarios en “EL PRIMER HOMBRE DE ROMA – Colleen McCullough

  1. Urogallo dice:

    Hombre, si solo me dejas la opción de venerarla me veo un poco forzado…por que no la odio, ni la desconozco :D.

  2. cavilius dice:

    Yo, de esta señora de apellido peligroso, sólo he leído «La canción de Troya», y tengo un buen recuerdo. Pero para zambullirme en su enciclopedia novelada de la historia de Roma necesitaría reunir fuerzas… y tiempo.

  3. Ascaniekes dice:

    Pues cuando le metí mano a este libro por primera vez, reconozco que se me atragantó un poco, pero no porque no me gustara, sino porque no estaba preparada para tal avalancha de datos. Pasado unos meses, volví a retomarlo, y ya fui incapaz de parar. Tanto me gustó que me compré todos los que le seguían, y me los leí todos de un tirón. Ya me gustaba la historia de Roma por aquel entonces, pero he de reconocer que después de haberme leído los 6 libros, soy una loca de Roma, y sobre todo de la época de la República. De hecho, cuando estaba terminando la serie, me entraban ganas de volver a empezar, porque es una obra tan «mastodóntica» pero en el buen sentido, que tengo la sensación (y la seguridad) de que se me han escapado miles de datos y matices, a pesar de que puse mis cinco sentidos en que no se me escapara nada.
    Hay por ahí en otro hilo (creo que en Numancia de Corral) alguien que decía que el problema de leer novela histórica, era que uno conocía el desenlace de los hechos, y que eso le quitaba interés a la trama.
    En este caso, he de reconocer que, a pesar de que la trama es archiconocida por todos, los libros son tan buenos (magistrales diría yo, pero mi es mi opinión, claro) que en el último, llegó un momento que tuve la secreta esperanza de que la conspiración para asesinar a César fracasara…
    La recreación de la vida cotidiana, de la política, de las intrigas, de las batallas, de los asedios, es excepcional, y he de reconocer que al principio, cuando ví por primera vez quién era la autora, pensé que una escritora de literatura romántica no podía crear unas novelas medianamente fiables en el terreno histórico. Es evidente que me equivoqué de cabo a rabo.
    Y para los que hayan leído este libro en concreto, destacar el pasaje de los caracoles. Magnífico (como todo lo demás).
    Ya véis que destaco por mi imparcialidad, pero si todos los que escribimos aquí fuésemos imparciales, qué aburrimiento, ¿verdad?

  4. Uther dice:

    Magnífica reseña Arauxo. Soy de los admiradores de la saga; mi hermana me regaló hace ya años él primer volumen de la saga, y lo tuve «ad cautelam» en espera, por su volumen y autora (sólo la conocía del Pájaro espino …) pero una vez que empecé a leerlo tuve la suerte de sumergirme en un mundo enorme y vivo.

    Por poner un pero a la reseña, no me parece tan maniqueista la obra; por ejemplo el personaje de Sila me parece soberbio.

  5. Germánico dice:

    Pues nada, otro que coincide, en términos generales, con lo expuesto. De esta serie (y ya estamos hablando de la serie completa, hay que ver), me quedo con los dos primeros volúmenes. La obra de documentación hecha por la autora y la «dramatización» de ese periodo histórico, creo que son de gran mérito. Y el modo en que muestra el funcionamiento práctico del Derecho público romano, hace merecedora a la obra de ser de lectura obligada para alumnos de Derecho romano. cosa que, por supuesto, no hacen. Faltaría más.

    Y, ciertamente, hay quien se toma esta obra como un elemento de referencia histórica. Grave error. Es una novela, muy documentada, bien hilvanada, fiel a los hechos, pero es creación, básicamente. ¿Os imagináis a alguien defendiendo la tesis de la hija germana de Sila, por ejemplo, basándose en esta obra? Sería ridículo. Sin embargo, para mí tiene bastante más fiabilidad que algunos elementos que, en esta red de redes, se han convertido, incomprensiblemente, en referencia para la Historia de Roma. Estoy pensando en alguien en concreto, pero me reservo el nombre. A buen entendedor…

    Saludos.

  6. pepe dice:

    Arauxo, enhorabuena por la reseña. Yo soy de los que han vivido en un planeta lejano y no ha leido nada de esta mujer. Sin embargo, como valoro tu opinión (y también la de los demás parroquianos), después de leerte la mía sobre McCullough ha mejorado sensiblemente. El escéptico sobre la novela histórica basada en hechos archiconocidos que menciona Ascanio más arriba soy yo así que, para comprar el libro, tendré que encontrar una oferta de esas que no se pueden rechazar. Hace algún tiempo encontré en el Rastro de Madrid uno de los libros de la serie de Michael Clynes (protagonizados por Benjamin Daunbey y el díscolo Roger Shallot) editados en Edhasa (20 euros). Era de segunda mano pero estaba muy bien conservado. Costaba 5 euros pero yo no estaba muy seguro de si el primer libro (Los crímenes de la rosa blanca) me había gustado o no. El vendedor, al verme dudar -y sin que yo dijera nada- dijo «venga, hombre, llévatelo que te lo dejo en 3 euros». Bien, eso es una oferta irrechazable.

    Saludos,

    Pepe.

  7. cavilius dice:

    Caramba, pepe, preséntame a ese vendedor. Valdría la pena un viajecito a Madrid sólo por «saquearle» la parada.

  8. capitantrueno dice:

    Saludos.

    Felicidades Arauxo, de mayor quiero escribir magníficas reseñas como haces tú.

    He leído varios libros de esta saga de McCullough, en concreto he terminado recientemente «El Caballo de César». Creo que no por el hecho de ser el último de la saga el nivel de esta autora haya sido más bajo, es más, creo que como novela histórica es igual de magnífico que los anteriores.

    Puede ser que los lectores que comienzan con estos libros, y no tienen unos conocimientos básicos de la época republicana romana, se les atraganten un poco, debido sobretodo a la cantidad de datos y personajes que se aportan, pero pienso sinceramente que a medida que se avanza en la lectura y comienzan a ser familiares los nombres y situaciones, estas obras se hacen tremendamente amenas, hasta el punto, me atrevo a decir, que la mayoría de lectores acaban enganchándose rápidamente.

    Entiendo, por otra parte, que se trata de novela histórica, y que la autora pretende no otra cosa que hacer pasar un buen rato al lector, haciéndonos partícipes de los extensos conocimientos que posee sobre un trozo de la historia de Roma, como es la época republicana, e intentanto ajustarse lo más posible a la realidad, pero sin perder el toque novelesco y por tanto de fantasía que como novela debe poseer.

    No creo que nadie que se haya deleitado con la lectura de cualquier libro de esta saga se haya creido desde la A hasta la Z, pues una cosa son los datos históricos que se puedan aportar y otra los diálogos y situaciones cotidianas que se reflejen y que lógicamente parten de la imaginación de la autora.

    En fin, que recomiendo su lectura, a pesar de las críticas que esto me va a suponer, e importante también, tener un mapa a mano (aunque la autora los suele incluir en los libros) para poder hacerles un seguimiento a los distintos acontecimientos que se desarrollan en tan disparidad de lugares.

    Saludos de nuevo.

  9. pepe dice:

    Caviluis: si quieres venir a Madrid será un placer recorrer contigo el Rastro o la Cuesta de Moyano (que ya no es tal, desde que se las casetas se han trasladado al paseo del Prado), a ver qué encontramos. No siempre hay gangas pero sí de vez en cuando.

    Saludos,

    Pepe.

  10. Valeria dice:

    Yo creo que la saga de la McCullough es de lo mejor que se ha escrito en novela histórica, aunque no se si lo mío llega a ser veneración. Tiene esta saga lo que yo le pido a un autor: que la historia, sea ficticia o «historia novelada», se desarrolle en un trasfondo histórico riguroso, y que la acción sea creíble en ese marco temporal. Si es creíble que Sila tuviera con una bárbara un hijo al que llamara Cornel, no me molesta. Pero me rechinan los dientes si mencionan los juegos de gladiadores del Coliseo en una novela que trascurre en la época en que gobernaba Neron (gazapo que acabo de encontrar en La boca del Nilo). McCullough llega al extremo de razonar y argumentar en uno de sus libros por qué un determino evento (un juicio) ella lo coloca en un determinado momento temporal, en contra de lo que opinan otros autores, en base a su interpretación de datos históricos.

    Me gustaría añadir que creo que su último libro a veces parece menos bueno en gran medida por la penosa traducción del mismo. Empezando por el título, que no sé a cuento de qué tuvieron que cambiar, desapareciendo «El Caballo de Octubre», cargado de significado, por «El caballo de César», que me resulta especialmente absurdo, y recuerdo también que incluso a algún personaje le asignaban dos nombres diferentes en la novela, por citar algunas de las gracias de esa horrible traducción, que creo que afectó a la agilidad de la narración.

    En fin, como dijo Arauxo, una aventura emocionante embarcarse en la lectura de esta saga sobre la Roma republicana. Ojalá hubiera muchas más como esta.

    Un saludo a todos.

  11. Julio dice:

    Yo estaría en una 4ta clasificación Arauxo, no venero, no detesto ni desconozco a McCoullough: me encantó La Canción de Troya pero me costó la serie de Roma (al menos el libro que intenté). Creo que esa categorización que mencionas sería más aplicable a la serie que a la propia autora.

    Por cierto me encantan leer tus reseñas, ya se está haciendo toda una tradición en Hislibris.

    Saludos,

    Julio

  12. Poveda dice:

    Saludos a todos los amantes de la Historia y sus historias. Desde luego la cantidad de documentación que Colleen ( la tuteo y así me evito el engorro que es su cognomen) vierte en su saga romana (porque como bien ha señalado Germánico se acaba hablando de toda la serie) es enorme, y quizás como manual no pero como «guía» me parece magnífica para tener una amplia perspectiva del periodo tardorepublicano y las guerras civiles.

    Eso sí, hay una serie de factores que no me gustan: el más severo lastre que le encuentro a la serie es la deificación y devoción de Colleen por su héroe particular: Julio César. Mientras que él y sus partidarios son caracterizados de manera ampliamente positiva sus enemigos son vistos como una panda de malvados: uno borracho, otro pederastra en fin…

    Evidentemente estamos hablando de novelas y ahi entra el componente de ficción que el autor desarrolla a su gusto, pero creo que Colleen carece de la sutilidad y elegancia a la hora de escribir que puede tener, por poner un ejemplo, Robert Graves.

    En Yo, Claudio vemos a Livia y a Tiberio (a Calígula lo pongo aparte porque lo suyo no tiene vuelta de hoja) como personajes crueles y siniestros, quizás las fuentes (Suetonio, Tácito…) efectivamente los caractericen así pero eso no excluye que se les dé un trato mesurado y, incluso dentro de su «malvado» proceder, que se les den ciertos toques de humanidad que permitan al lector hasta cierto punto comprender sus acciones e incluso admitir que el objetivo último de Livia de mantener un orden de sucesión pacífico era algo razonable e incluso beneficioso para el pueblo llano.

    No obstante, gente tan respetable como el incorruptible Catón recibe la enemistad eterna de la autora y es caracterizado como un talibán con toga, de hecho cada vez que abre la boca hay que leer la apostilla «-ladró/rugió/bramó Catón»; el taimado y astuto Pompeyo aparece como un tonto del culo; a Cicerón le rebaja su capacidad oratoria (esa es otra, mientras que la autora fabrica magníficos discursos para César, los de sus enemigos o son omitidos o rebajados, así en las Mujeres de César la obra maestra que son las catilinarias son pasadas por alto y en cambio la autora se recrea en intrascendentes discursos de César en pos de agrandar su figura); Bruto participa en la conjura para asesinar a César no por su cada vez más evidente megalomanía sino por rencor personal, y un largo etcétera.

    Repito: entiendo que es ficción y que Colleen es muy libre de tomar partido como quiera, pero creo que lo hace de una manera muy basta y poco elegante.

    También he de decir que literariamente no me parece una lumbrera, de hecho tiene ciertos tics narrativos que me molestan un poco como por ejemplo que sus personajes a cada poco o estén llorando o carcajeándose, o que (al menos me dió esa sensación) 3/4 partes de los romanos sean rubios de ojos azules (otra de sus manías: ojos azules con un azul más intenso en la parte interior). También me parece que en sus relaciones personales sus personajes actuan de un modo bastante cursi, lo de Sila y su hijo parecía sacado de Médico de Familia.

    Parecería tras estos comentarios que la saga no me ha gustado; no es así en absoluto. He disfrutado mucho de su lectura pero creo que no hay que afrontarla con expectativas demasiado elevadas en cuanto a la calidad de la narrativa. En cambio es muy divertida y como ya se ha comentado muy instructiva (yo almenos he aprendido un montón sobre los procesos legales romanos).

    Saludos a todos.

  13. Poveda dice:

    Se me olvidó comentar que Colleen ha concluido recientemente el séptimo y último libro de su saga romana titulado «Queen of Beasts», que tratará el periodo del enfrentamiento final entre Octavio y Marco Antonio.

  14. hector dice:

    no voy a entrar en polemicas con mi amigo poveda donde hemos cambiado de opinion sobre esta serie en pero me declaro claramente un «neocon» de Colleen, no tengo que hacerle ninguna critica, cada libro suyo tanto de esta serie como La Cancion de Troya ha colmado mis expectativas, claramente es la mejor serie de Romanos en el mercado , novela ficcion o novela historica, la mejor de todas

    saludos
    hector

  15. cavilius dice:

    Gracias, pepe, por el ofrecimiento. Apuntado queda.

  16. Arauxo dice:

    He de reconocer (en justo intercambio de confesiones, queridos Cavilius, Julio o Pepe), que yo no he leído “La canción de Troya”. No sé muy bien por qué, pero creo que algo de miedo a verme decepcionado debe haber. Así que agradezco vuestras opiniones al respecto, porque, al parecer, merece la pena intentarlo. Cualquier día de estos me lanzo…

    A veces, Askaniekes (por cierto, me gusta más tu otro lado, el de Ascanio; este de Askaniekes es más adusto y más gruñón. Y demasiado serio y formal), a veces, digo, somos como dos gotas de agua. Y este es el caso. No sólo no puedo llevarte la contraria (ya me gustaría, ya…), sino que suscribo tu aportación de principio a fin. Sólo añadiría un pequeño comentario que no he querido introducir en la reseña porque el objeto de la misma era la novela y no la serie. En mi opinión (¿de quién, si no?) y si exceptuamos el sexto y último volumen, la serie ofrece el perfil de una “V”, es decir, la calidad y el interés son inversamente proporcionales a su proximidad al ecuador de la obra. Dicho de otro modo, creo que “El Primer Hombre de Roma” y “César” son los mejores; “La Corona de Hierba” y “Las mujeres de César” están bien, pero son algo menos interesantes; y “Favoritos de la Fortuna” es el más flojo. Es lógico, si se tiene en cuenta el discurrir de los acontecimientos históricos que vertebran la serie.

    Y he hecho la excepción del último (“El caballo de César”, que vaya Ud. a saber, efectivamente querida Valeria, porqué lo tradujeron tan absolutamente mal, por Júpiter Optimus Máximum), dado que el libro me aburrió y, pese a la estelar colaboración de Cleopatra y todos sus encantos,… ¡lo dejé por la mitad! Lo siento, Capitantrueno, pero, como verás, discrepo respetuosamente –faltaría más- de tu valoración, porque a mí el último… no me parece tan magnífico. Dicho todo esto, cierro el balance diciendo que, como en casi todas las series y sagas, el primer volumen es el mejor; en este caso, ofrece además el atractivo de la originalidad y ejerce una atracción magnética considerablemente superior al resto de la serie. Pero en fin, opiniones habrá para todos los gustos…

  17. Arauxo dice:

    La saga es sustancialmente maniquea, Uther. Me remito al acertado comentario de Poveda algo más arriba sobre el trato que la autora dispensa a Pompeyo, Cicerón y, sobre todo, a Catón. Y por abundar un poco más, podría recordarse también el enfoque sesgado que ofrece sobre un personaje tan carismático como Marco Emilio Escauro o la ridiculización permanente del clan de los Metelo. De modo inversamente simétrico, las simpatías de la autora hacia, por ejemplo, Marco Livio Druso o Quinto Sertorio también son evidentes. Pero, por supuesto y como ya dije en la reseña, a mí esto no me molesta siempre que los hechos se respeten. No me molesta, entiéndase, en una novela, claro.

    Germánico: ¡no tengo nada que discutir contigo! ¿Será posible? ¿Estaremos enfermos? Suscribo, por supuesto lo del Derecho Romano, que yo hago extensivo a otras instituciones: sociales, económicas, religiosas. Lo cierto es que leer la serie es un buen ejercicio de aproximación práctica a la Historia de las Instituciones de la República Romana. Ir más allá o pretender otras cosas…; en fin, termino tu frase: … pocas palabras bastan.

    En lo del mapa, Capitantrueno, tienes toda la razón. Es más: si el lector curioso quiere aprovechar la oportunidad para aprender (o recordar) la Historia de la República le convendría apoyarse, más que en un mapa, en un Atlas Histórico. Y, además eso ofrece otra ventaja: el atlas le sirve para tapar los horrendos dibujitos con los que la autora, con crueldad y sadismo inconmensurables, se empeña en castigar la vista del pobre lector.

    Y sobre al estilo de la autora, Poveda, tienes más razón que un santo. Suelo incluir algún comentario al respecto en todas las reseñas, pero esta vez he preferido obviarlo, porque ya era suficientemente larga, porque estoy batiendo todas las marcas y porque a las traducciones de libros escritos en otras lenguas no les dedico demasiado tiempo… salvo a las honrosas excepciones que sí lo merezcan. Pero tus aportaciones son tan acertadas como bienvenidas.

    Un saludo.

    P.S: Bueeeeeeeeeno, introduciremos una cuarta categoría para Julio, Urogallo y, quizás, Cavilius: el grupo de «los de la tónica Schweppes», que no la han probado lo suficiente (pero qué antiguo soy…)

    Y gracias a todos por la coba, porque estoy realmente embadurnado. He engordado 6 kilos desde que se publicó. Y sin embargo, no he conseguido ni un poquito de peloteo de Ascanio o Germánico, cuyo amor platónico es el motor de mi existencia imaginaria… ¿Será envidia? ¿O es que, simplemente, me ignoran?

    Aparte de coñas: gracias por las felicitaciones que agradezco sinceramente. Julio; casi me haces llorar de emoción…

  18. Ascanio dice:

    es que Ascanio está todavía recuperándose de aquello de:
    «Lo dicho, Ascanio: que te quiero un montón, aunque sueñes habitualmente conmigo».
    Desde entonces estoy tirada de espaldas en el suelo patas arriba como una cucaracha.

  19. cavilius dice:

    Pues la verdad es que la tónica Schweppes no la he probado en mi vida, que yo recuerde, así que podría hacer un intento y tomarme una mientras leo algo más de la Colinmaculoj, que creo que tengo algún otro libro suyo por casa. El experimento puede resultar catastrófico o apoteósico, etimológicamente hablando.

    Me recuerda esto a cuando yo no era más que un efebo y en clase de gimnasia nos hacían saltar el plinto; cual ordalía medieval, ese salto dividía la clase en tres tipologías humanas: los que lo saltaban sin problemas, los que ni con grúa eran capaces, y los de «la banda del moco», yo incluido, que lo saltábamos con más pena que gloria. Era más humillante ser de la «banda del moco» que no poder saltarlo, qué cosas…

    En cualquier caso, puedo probar a leer a la australiana en cuestión mientras me tomo… una Fanta. Naranja, por supuesto.

    Saludos

  20. Arauxo dice:

    A ti lo que te pasa, Ascanio, es que has leído demasiado a Kafka…

    Un saludo apaciguador.

  21. Ascanio dice:

    yo era de las que se quedaba con el pie enganchao en las espalderas y me desmembraba cual hereje torturado en el potro de la Inquisición.
    y volviendo a nuestra amiga Colín, un humilde consejo a los que se atrevan a hincarle el diente a sus libros: con la guía de Ed. Acento de «Quien es quien en la antigua Roma» se lee mejor. El empacho de tanto praenomen, cognomen y arroz-nomen se hace más llevadero.

  22. Arauxo dice:

    Pese a las apariencias, Caviius, yo era también de la «banda del moco» o su equivalente. Pero, en cualquier caso, te animo en tu propósito, con Fanta, con Schweppes, con Cola del Lidl o con tinto de verano del Mercadona…

  23. Germánico dice:

    Bueno, a ver: un amago de pelea.

    Me parece detestable la imagen que presenta esta serie sobre el joven César. Jamás vi algo más parecido al Repelente Niño Vicente. Dios… la verdad es que casi dejo ese libro en concreto por ello.

    Por cierto, ¿ese volumen, Cleopatra vs Antonio, del que habláis se integra en la serie? Tenía entendido que ya la había dado por terminada… ¿No será una novela romántica independiente?

    Saludos.

  24. Ascanio dice:

    Guay! voy a buscar una Cocacola y unas palomitas que esto se pone interesante.

  25. Poveda dice:

    Germánico, admite que te corroe la envidia porque a ti, al contrario que al joven César, no te hace más viril la depilación corporal.

    Por ahundar un poco más en los «tics» de Colleen, creo que es de la opinion de que no es que todos los griegos fueran homosexuales: es que eran unas locazas que ni en Chueca. Y cierta tendencia a la tontificación de las culturas con que se cruza Roma; cuando en «La Corona de Hierba» Sila se entrevista con los embajadores partos sentí un poco de vergüenza ajena.

  26. Poveda dice:

    Por cierto Arauxo, ya que mencionas a Escauro: no se si te lo habrá parecido a ti pero creo que Colleen tiene un modelo «madurito conservador»; leyendo declamaciones de Escauro, Hortensio y Cátulo me da la sensación de que es el mismo señor que aprovecha los descansos en el senado para cambiarse de peluca.

  27. Urogallo dice:

    Sinceramente, prefiero «el caballo de césar» y estoy deseando ver la siguiente novela (¡Sí!,¡La saga no termina!) para ver si sigue el mismo camino hacía la concrección en menos personajes…

    De «Yo,Claudio» hay que decir que aunque acepta acríticamente las fuentes, al menos tiene el buen gusto de afirmar:

    «Pero no quiero perder de vista el conjunto. Estas locuras y crueldades afectaron como mucho a unas 200 familias que vivían en Roma, lo cierto es que con Tiberio las provincias prosperaron y progresaron, libres de impuetos abusivos, gobernadores venales y jueces corruptos.»

  28. Germánico dice:

    Je, je: Poveda, me pillaste.

    Por seguir con polémicas: ¡alto ahí! ¡»Yo Claudio» y «Claudio, el Dios» son mis novelas históricas preferidas! Y sus fallos y errores las hacen aún más entrañables…

    Saludos.

  29. Valeria dice:

    Pues a mi Cicerón siempre se me atragantó, como Roberto, el niño perfecto. Es que lo de «hasta cuando, Catilina, abusarás de nuestra paciencia….» me puede. Y eso que cuando estudiaba latín dejamos en paz al pobre Catilina para centrarnos en Yugurta.

  30. Urogallo dice:

    Yo, como nunca me enteré de nada en latín, no tengo enemistad alguna contra los clásicos.

  31. richar dice:

    Pues me incorporo al hilo, tarde, pero me incorporo (esto de currar no le deja a uno tiempo para lo importante…).

    En fin, comento que a mi estilo de bicho raro, tampoco creo que me encuentre entre las tipologías descritas por Arauxo (ya ves compañero, que creas unas categorías para clasificarnos, y la mitad nos salimos del tiesto).

    Sólo he leído el primero y la mitad del segundo, y he de decir que me gustaron, pero no los recuerdo con grandísima ilusión. Me gustaron sin más. Así no tengo demasiada opinión sobre la autora ni la saga.

    A ver si un día de estos me leo los demás en una tardecita soleada y ya, si eso, os comento mi opinión general…

    Por cierto, creo que ya lo conté en algún otro lugar, pero el hecho de que el segundo se me quedara por la mitad no fue porque no me estuviera gustando, sino porque a mi perra le encantó y se lo zampó… tal vez le pida a ella que haga una reseña…

    En fin, gracias por este buen post, Arauxo, y a los demás por completarlo hasta crear otra de las conversaciones para guardar.

    Un saludo,
    Richar.

  32. hector dice:

    solo quiero hacer un comentario acerca algunas palabras de Arauxo
    Dice:»La saga es sustancialmente maniquea, Uther. Me remito al acertado comentario de Poveda algo más arriba sobre el trato que la autora dispensa a Pompeyo, Cicerón y, sobre todo, a Catón.»

    acaso no sabemos como era Caton?? el 100% de los testimonios clasicos coinciden , si lo imaginaramos contemporaneo nuestro, acaso no lo ubicariamos mas a «derecha» del libertador del mundo George Bush? No seria mas intolerante que esos fanaticos que se educan en las escuelitas de pakistan o arabia saudita?

    Sobre Ciceron.. que decir, habra sido un buen abogado, etc etc etc.. pero basta leer sus cartas para darse cuenta que era iba para donde calienta el sol, en algunas cartas apoya a Cesar , en otras dice que es un monstruo, etc etc…. un debil que privilegio sus intereses como integrante de una clase dirigente oligarca y terrateniente y llevo a Roma a la guerra civil

    Colleen puede tomar claramente partido por Cesar pero digamos que no inventa demasiado.. acaso Gerard Walter , Mommsen o el mismo Lucio Canfora cuando hablan de estos personajes ( no voy a olvidar de mencionar a Bibulo Bruto y otros ) matices mas matices menos, nos hacen saber que eran tambien de una calaña similar a la que nos presenta Colleen

    hector

  33. Arauxo dice:

    ¡Hombre, Hector, esto se pone interesante! Vamos por partes.

    1. “Acaso no sabemos como era Catón?? el 100% de los testimonios clásicos coinciden” Pues… no sé si las ediciones que tú manejas tienen traducciones muy extrañas, pero en las mías, Salustio reverencia a Catón en la misma medida que critica a César, asignando a aquél una ristra de calificativos entre los que se incluyen generoso, honorable, virtuoso, austero, comedido, moderado y representa el ejemplo encarnado del ideal romano frente a un César que es libertino, depravado, ambicioso, manipulador y no sé decirte ahora mismo cuántas cosas más; el poeta Lucano, ilustre defensor del ideal republicano en época de los últimos julio-claudios, lo eleva a la categoría de héroe en “Farsalia”, su inconclusa epopeya; Cicerón se deshace en elogios hacia el personaje, aunque ya veo que entre los “testimonios clásicos” pareces no querer incluirlo… Pero entonces no incluirás a Plutarco ¿Verdad? Porque si prescindimos de las fuentes “subjetivas” o interesadas”, Plutarco es claramente procesarista y en sus escritos repite a César, y se hace eco de su campaña (tan inteligente campaña como despiadada y desproporcionada) contra Catón, en la que lo convirtió en un personaje ridículo.

    Lo siento, pero yo no veo por ninguna parte lo de las coincidencias de las fuentes clásicas. Y lo que “no vale” (al menos desde el punto de vista del rigor intelectual) es aceptar unas y rechazar otras porque pertenezcan o no a uno de los bandos. ..

    2. Cierón era “…un débil que privilegió sus intereses como integrante de una clase dirigente oligarca y terrateniente”. Hombre, Héctor, eso, sencillamente… no es cierto, por Vesta y todas sus vestales. Que Cicerón era “débil”… podemos discutirlo, aunque yo preferiría usar el término veleidoso, voluble o asustadizo. Pero no era, en absoluto, integrante de una clase dirigente oligarca y terrateniente (no, al menos, más que César o Mario). Cicerón es uno de los mejores ejemplos (Cayo Mario sería el mejor) de ascenso social cimentado en el talento personal, excepcional para ser exactos en lo que a oratoria y derecho se refiere (del mismo modo que el talento militar de Mario lo llevó también a las más altas cumbres del Estado). La familia de Cicerón no era especialmente rica ni poderosa, sino una de tantas familias acomodadas de provincias que no pintaban un bledo en los asuntos del Estado. Ni era miembros de la oligarquía senatorial ni era terrateniente especialmente rico. Otra cosa es que apostara por el bando de los “optimates”, entre otras cosas, por convencimiento personal. César, sin embargo y aunque no era rico en absoluto, era, por derecho de nacimiento, miembro de la más selecta aristocracia. Y, si es por riqueza, en el bando “popular” (y asociado normalmente con César) estaba Craso, el hombre más podridamente rico de la República.

    3. ¿Que Cicerón provocó la Guerra Civil? ¿Cóoooooooooomorrrr? Eso, Hector, me lo vas a tener que explicar con más detalle… Pero te recuerdo que ni Cicerón dio ultimatum alguno a César ni cruzó Rubicón alguno tampoco. Es más, posiblemente haya sido el político romano que más haya intentado la reconciliación de las partes, entre otras cosas porque intuyó que la dichosa guerra haría saltar lo que quedaba de su querida República por los aires… Y en eso, como en otras cosas, fue absolutamente clarividente.

    4. Pero lo que ya me parece salido de una película de Star Trek es el comentario de que “si lo imaginaramos [a Catón] contemporáneo nuestro, acaso no lo ubicaríamos mas a “derecha” del libertador del mundo George Bush? No sería más intolerante que esos fanáticos que se educan en las escuelitas de Pakistán o Arabia saudita?” ¿¿¿¿¿¿¿¿…. (estoy sin palabras, recuperándome) … ?????????? Supongo que ese ejercicio de imaginación sería estupendo para parir un guión con viajes en el tiempo, “terminators” vengadores actuando en nombre del pueblo soberano, Superprogreman y otros héroes de Marvel. Pero en Historia… eso no es aceptable. Te recuerdo que los términos “derecha” e “izquierda” nacieron en la Francia revolucionaria… Te recuerdo, además, que la “derecha” romana, como tú la llamas, defendió la legalidad de la República frente al poder personalizado y basado en la fuerza militar de determinados personajes, como César precisamente. Y te recuerdo también que quien ejerció de libertador del mundo –ese que tú llamas George Bush- fue la “izquierda” (uso el término por analogía), es decir, César, Craso y, mientras fue uno de sus aliados, Pompeyo, que desarrollaron sus ambiciones personales gracias a políticas expansionistas con las que enriquecerse o consolidar su “auctoritas”. De hecho y por ejemplo, los optimates –supongo que, a tus ojos, una partida de fachas de cuidado- recriminaron a César el comienzo, sin causa justificada, de la guerra en las Galias….

    Pero, aunque sólo sea por aceptar el reto, estoy dispuesto a participar en tu “juego ideológico”. Así que reflexionemos. Perdió la guerra la “derecha”, integrada por los defensores de la República y de sus valores tradicionales (valientes carcas) y acabó ganando la “izquierda”, cuyo “partido” se apoyaba en el pueblo (gente progre guay) para alcanzar el poder y perpetuarse en él, evolucionando rápidamente hacia una dictadura militar herditaria… que terminó con los escasos derechos políticos del pueblo romano. Curiosas las lecciones que ofrece la Historia ¿Verdad?

    Un saludo muy maniqueo.

  34. Ascanio dice:

    crsh , crsh, crsh (ruido de Ascanio comiendo palomitas mientras observa el devenir de los acontecimientos)
    glup, glup (la cocacola)

  35. Urogallo dice:

    Una de las cosas que me gusta de la saga, es, precisamente, que se olvida bastante del tema de las simpatías «populares» de César, en mi opinión muy exageradas, precisamente para situarlo dentro de la política actual.

  36. hector dice:

    Arauxo, un placer leer tu respuesta (como las de poveda y los chicos de hislibris) hacen que no pueda dejar de visitar este sitio diariamente

    solo quiero hacer algunas aclaraciones menores y si tienes interes podriamos seguir estos temas directamente en el foro asi dejamos este espacio para comentarios sobre el libro.

    Cuando me haces referencia a Cesar, opino lo mismo, claramente tenia los mismos «vicios» que sus cotemporaneos, y hasta uno mas grande como ser el responsable de la muerte de 1.000.000 de galos, despues de esto todas las palabras sobran..

    Caton.. bueno.. no te gusta que lo clasifique metaforicamente de derecha, entonces te dejo mi opinion sobre este personaje…..claramente era un fanatico intolerante.. que alguien diga que era el ejemplo del ideal romano.. mmmm..sabes.. me asustan los extremos.. vivo en un pais q se desangro en los años 70 bajo bandas procubanas y gob militares… no se porque cuando leo la pababra «CATON» me viene a la mente los fanaticos evangelistas del Oeste Americano.. Texas para ubicarnos geograficamente… tambien dicen ellos que son el ejemplo ideal de hombre occidental…

    Sobre Ciceron, para mayor documentacion me remito al excelente libro de Luciano Canfora , JC un dictador democratico, donde dedica cantidad de hojas a los vaivenes politicos de este abogado. este libro (aunque es una biografia de cesar) es particularmente interesante para conocer quien fue realmente Ciceron, citando carta por carta de este sr, su actuacion durante aquellos años. Quiza nuestras universidades de derecho sigan «idolatrando» a este personaje.. pero bueno, espero q tambien les enseñen a nuestros futuros abogados que El hizo ejecutar a ciudadados romanos violando todo tipo de leyes ( catilina etc)

    ops..supongo que te referias a la ejecucion de Catilina cuando citas que la derecha romana defendio la legalidad en Roma….mm ahora tambien recuerdo el caso del robo del famoso oro de toloza…

    Sobre las causas de la guerra civil, quiza me he expresado mal, cuando mencionaba como causante de la guerra civil a Ciceron, hablada de todo su grupito de Optimates , como tu dices Ciceron no tiene un Origen Patricio pero claramente se comporto como tal

    aqui la polemica esta abierta todavia, cruzar el rubicon fue la causa de la guerra civil ? mmmm antes se desencadenaron miles de situaciones donde los optimates querian la cabeza de Cesar a toda costa, por temor q a que convierta en otro Sila , por envidia , por politica o lo que fuera….

    tambien podriamos discutir sobre el legado de Cesar… sobre la dictadura militar hereditaria que empezo con Augusto, perdon, con la dictadura de Cesar para ser exactos, si a nosotros nos ha llegado solo la historia romana que Augusto diseño.. si Augusto traiciono a los populares, cientos de interrogantes abiertos y apasionantes

    pero dejemos a Colleen en paz.. puede novelar.. puede exagerar..puede ser demasiado o exageradamente Cesarista pero no esta muy lejos su vision acerca de estos personajes

    saludos, Hec

  37. cavilius dice:

    Ey, no me había fijado: la frase de Jonathan Swift con la que empieza la reseña de Arauxo es la misma que se cita al inicio de «La conjura de los necios», de John Kennedy Toole, un libro muy recomendable que algunos equiparan incluso al Quijote.

  38. Ascanio dice:

    Pues yo no creo que la saga se olvide de las simpatías populares hacia César, de hecho creo que hasta le hacían la ola cuando pasaba por el barrio de Subura.

  39. Urogallo dice:

    Una cosa son las observaciones sobre el nacimiento de César, y otra lo popular: Sobre todo McCullough insiste en que el nacimiento de César en el Subura le permite conocer diversos idiomas y tipos humanos. Es más bien una apología de la interculturalidad que del pueblo llano.

  40. Javi_LR dice:

    Me ocurre lo mismo que a Richar, mierda de trabajo que sólo me deja leeros. Cada vez que tenía tiempo para hacerlo, otro se me había adelantado con similares comentarios. Así me parecen todos, respetables, comprensibles y no carentes de razón.

    En la medida de que soy un fiel seguidor de la obra y vida de Cicerón, me reconozco ecléctico, término muchas veces confundido con cobardía, falta de personalidad y otras lindezas. Es por eso que el comentario de Arauxo me parece formidable, igual que la primera intervención de Poveda (sencillamente, una crítica con mucho fondo y sensibilidad). Es por lo mismo que me parece Catón un intransigente costumbrista y un tío respetable, al igual que a César le veo como un audaz (y tenaz, y eficaz) político y un demagogo, a veces crudelísimo, otras sin escrúpulos y las más como un grandísimo personaje. Es por esto, como decía, que comprendo las intervenciones de Héctor, y aún más las respuestas de Arauxo (es cierto que las fuentes clásicas son más benévolas con Catón, incluso cercanas. Es curioso, en este discurso maniqueo de derechas e izquierdas, que los intelectuales contemporáneos se ubiquen, en la mayoría de los casos, a la “izquierda”, mientras que los romanos se inclinaban hacia los “optimates”).

    En cuanto a las causas de esa y otras sangrantes guerras civiles, o más propiamente dicho, en cuanto a los culpables, daré mi opinión. No creo que nadie en su sano juicio desee una guerra, sino que son las diferentes circunstancias las que abocan a ella (siempre las hay más comprensibles). El paso del Rubicón, si bien es cierto que Cesar se vio obligado, no lo es menos que Él puso de su parte para llegar a este extremo en su lucha contra el Senado y, por qué no, el Pueblo de Roma.

    El hecho, Arauxo, de que el Senado recriminase a César el inicio de las confrontaciones en La Galia, fue oportunismo político. Hubo muchas campañas anteriores similares, o incluso menos comprensibles, que el Senado aplaudió. En resumidas cuentas, no dejaba de ser todo POLÍTICA.

    En cuanto a mis impresiones del libro, que se supone que es de lo que se trata, fueron buenas, bastante buenas, aunque en muchos puntos, como dije, coincida con Poveda. Mi caso fue curioso, ya que empecé con el tercer título, y fue el que me enganchó y el que mejor recuerdo. Quizá fuera sólo ese famoso componente emocional-temporal, que tanto incide en que te guste o no una obra. El caso es que para mi gusto (y ahora que reflexiono, también repercutirá el hecho de que se narren los acontecimientos menos contrastados con la historiografía) son los tres primeros libros los que más me gustaron. El que menos, sin duda, “El caballo del César”.

  41. Popediscus dice:

    Cavilius, no me compares a Ignatius O’Reilly con el ingenioso hidalgo…reventandose granos delante del espejo y masturbandose por las esquinas por haber cruzado una mirada con la vecina.

    Yo lo compararia con Torrente, como mucho.

    A nivel libro me pareció deprimente, me dejó muy flojo.

    Buen dia..

  42. cavilius dice:

    La comparación no es mía; si no recuerdo mal, es del prologuista de la edición que leí, hace ya como 15 años. Difiero contigo, a mí me gustó bastante. No creo que esté a la altura del Quijote, ni mucho menos, pero no estuvo mal la lectura.
    Tengamos en cuenta que lo leí mientras hacía la «mili», o sea, que mis facultades mentales estaban un poco tocadas…

  43. Popediscus dice:

    Ok, yo también lo leí en mi larga experiencia en la Armada Española (6 años)…

    No digo que no me gustará…Con lo de deprimente me refiero a que el personaje es deprimente, como Torrente, a mi me dejó muy flojo por estar también en situación de facultades mentales ‘tocadas’.

    Chao.

  44. Germánico dice:

    Es uno de mis libros preferidos. Desesperado y lúcido. De lo mejorcito.

    Saludos.

  45. Enrique dice:

    Me he leido la saga completa. Me enganchó desde el principio. Casi lo que más me gusta es como al empezar la saga te parece que es casi imposible seguirla, muchos personajes, cómo funcionaba la sociedad romana, las jerarquías, etc., pero poco a poco vas cogiendo el hilo y te enteras de todo perfectamente. Cuando habla de cualquier personaje, comprendes como actúa y porqué según su clase social, cosa que al principio era imposible.
    Algo que me ha decepcionado un poco, es que veo a la escritora demasiado partidista según qué personajes. Por ejemplo Cesar. Acepto que fuese excepcional, pero nadie puede ser tan bueno en todo y sus enemigos tan malos. Acepto que nunca perdiese una batalla, pero es que además era el más culto, el más guapo, el más….. Por ejemplo, si todo lo que dice es verdad, Cesar era un engreido de M.
    Conociendo al ser humano, seguro que sus enemigos le odiaban a muerte, pero también es seguro que entre sus amigos levantaba más de una envidia y comentarios negativos.
    Catón algo bueno tuvo que hacer.
    Desde luego la recomiendo al 100%.

  46. hector dice:

    enrique
    quiza si o seguramente si fue un engreido..pero porque no pudo haber sido claramente excepcionales frente a sus contemporaneos.. acaso cada uno en lo suyo, Alejandro Magno.. Anibal Barca….Ramses….Napoleon no lo fueron ? porque no Cesar?

    hector

  47. Arauxo dice:

    Salve, Hislibreros.

    Pido disculpas por mi tardanza en responder, especialmente a los que me aluden de modo directo, pero a uno le cuesta trabajo recuperar el resuello entre las muchas expediciones de exploración que Hislibris se merece.

    Me sugieres, Héctor, que sigamos las conversaciones sobre “estos temas” en el foro y dejar libre la línea para “comentarios sobre el libro”… Yo, dicho sea con el mayor de los respetos, discrepo absolutamente. Primero porque lo del foro sigue siendo para mí, paradigma de torpes y recalcitrante decimonónico, un mundo misterioso y enigmático. Y, segundo, porque yo, al menos, me he dedicado a hablar de Mario, Sila, César, Cicerón, Catón, Pompeyo, Craso… y del enfoque que McCullough propone sobre cada uno de ellos. Si no hablamos de eso en la reseña de “El Primer Hombre de Roma” ¿De qué puñetas vamos a hablar? ¿Del grosor de cada volumen y los dibujitos tan preciosos que nos regala la autora?

    Me comentas, Héctor, que César “tenía los mismos vicios que sus contemporáneos y hasta uno mas grande como ser el responsable de la muerte de 1.000.000 de galos, después de esto todas las palabras sobran”. Efectivamente, César, como TODOS los personajes históricos, era un hombre de su tiempo, con sus defectos y sus virtudes, con sus estructuras mentales y sus esquemas morales. Porque ¿seguro que César fue el responsable de un millón de muertos en la Galia? ¿Las propias estructuras de la Roma antigua no alentaban la expansión territorial como mecanismo de desarrollo económico, de estabilidad política, de ascenso social? Es más, ¿no era el mecanismo habitual de supervivencia en TODAS las civilizaciones antiguas? Y más aún, el llamado “derecho de conquista” (que actualmente no es, por supuesto, un “derecho”, pero, subrayo, actualmente) o la violencia infligida contra los pueblos conquistados ¿No era una manera de actuar generalizada? ¿Algún contemporáneo tachó a César de genocida? ¿Algún compatriota vio con malos ojos, soslayando la crítica política del Senado (por supuesto que interesada y oportunista, Javi_LR, no he pretendido decir nunca lo contrario; oportunista e interesada exactamente igual que la de sus rivales) la consolidación de las conquista de la Galia, su incorporación como provincia romana y el incremento indiscutible de la gloria de Roma… pese al hedor de los muertos? Y con ello no quiero decir, Héctor, que nadie sea responsable moral de sus actos. Lo que trato de decir es que resulta tan fácil como falaz enjuiciar la Historia (y la Historia la hacen los hombres) desde la perspectiva que el tiempo proporciona y con los planteamientos éticos del siglo XXI. No deja de ser un mero ejercicio especulativo que, aunque yo mismo pueda practicarlo, ofrece resultados incontrastables y engañosos.

    Cambio y corto, para que nadie se atragante.

  48. Arauxo dice:

    Yo, Héctor, respecto profundamente –faltaría más- tu experiencia personal-familiar en tu propio país. Pero no puedes –en realidad, no debes, porque lo que es poder, uno puede hacer lo que le venga en gana- utilizar tus categorías emocionales y tus prejuicios (que todos tenemos, pero que conviene sublimar) para interpretar la historia con cierta ecuanimidad. Y siento insistir en que tu idea sobre CATÓN (¿fanático intolerante?) responde a un concepto sesgado y elaborado desde el prejuicio, no desde la aproximación imparcial a la Historia.

    Algo parecido cabe decir sobre el Cicerón que tú criticas. Para empezar, el libro de Canfora es, como tú sabes, una muy buena biografía de César, pero no de Cicerón. Éste ha sido objeto de cientos de biografías y miles de estudios por sí sólo. Si quieres aproximarte con imparcialidad a Cicerón, puedes leer muchas biografías, pero una de las más recientes y equilibradas es la de Pina Polo, que además es profesor en la Universidad de Zaragoza. De hecho, estoy preparando, previo repaso de mis notas, una reseña de este libro (misterio desvelado prematuramente, Aquiles…) para Hislibris, por lo que, en esta ocasión me corresponde a mí sugerir que remitamos allá los comentarios sobre una figura tan excepcional (supongo que te gustará, Javi_LR, participar en la “tertulia” cuando llegue el momento) y quien suplica, antes, un poco de paciencia…

    Supongo que te referías a la ejecución de Catilina cuando citas que la derecha romana defendió la legalidad en Roma….mm ahora también recuerdo el caso del robo del famoso oro de toloza…” No, Héctor, eso… es hacer trampas. Lo que yo dije exactamente es que “la derecha romana [usando tu terminología]… defendió la legalidad de la República frente al poder personalizado y basado en la fuerza militar de determinados personajes, como César precisamente”. Y eso implica, en primer lugar, la identificación de la “derecha” romana con la oligarquía senatorial y con la facción de los “optimates”, en términos genéricos e independientemente de las actuaciones más o menos legítimas o delictivas de muchos de sus miembros. Y, además, pretende significar que, en efecto, dicha facción fue la defensora –insisto, por encima de coyunturas individuales- de la constitución romana, entre otras cosas porque la República estaba configurada como un Estado en gran medida aristocrático sobre un precario equilibrio entre las fuerzas que tradicionalmente se habían identificado con la monarquía, la oligarquía y la democracia. En realidad, los “populares” se apoyaron en ésta (la democracia) para reventar a ésa (la oligarquía) y reinstaurar aquélla (la monarquía). Yo no entro –en este momento- a discutir si esto fue una evolución “natural” o si formó parte de un plan preconcebido. Lo que digo es que, al fin y al cabo y frente a los “populares”, los “optimates” defendían el régimen republicano, que se identificaba, claro está, con sus intereses oligárquicos.

    Cambio y corto de nuevo.

  49. Arauxo dice:

    Yo no he dicho nunca, Héctor, nunca, que “cruzar el Rubicón” (hay que ver que hermosa metáfora quedó incorporada a la Historia y a nuestra lengua tras este acontecimiento…) fuese la causa de la guerra civil, entre otras cosas porque estoy convencido de que la guerra empezó mucho antes, con el tribunado de los Graco, si bien permaneció latente en muchos momentos hasta el Principado de Augusto. El Rubicón fue, en todo caso, el detonante de la “campaña” principal de un enfrentamiento que duró más de un siglo. Lo que digo –y ratifico- es que Cicerón NI DE COÑA provocó la guerra.

    Querido Javier_LR: ¡Pues claro que es maniqueo el discurso de “izquierda” y “derecha”! ¡Tan maniqueo como anacrónico! Y ese es precisamente el eje de mi primera crítica (la del 18 de octubre, para ser exactos) y de mi comentario sobre la novela de McCullough. Pero más allá… Tengo que confesarte que, en realidad, Javier, me importa un bledo donde se sitúen la mayoría de los autodenominados intelectuales de hoy o del pasado, sobre todo si donde se sitúan es dentro de un conjunto borroso llamado “izquierda” que nadie sabe exactamente qué es lo que alberga y qué principios defiende… frente a otro conjunto borroso llamado “derecha” tan indefinido como aquél. Una confrontación, en fin, que lo único que genera es precisamente el objeto denunciado: una interpretación maniquea de la vida, tan maniquea como falsa e interesada. O Como tú dices: TODO ES POLÍTICA.

    Cambio y corto definitivamente.

    Un saludo antimaniqueo.

  50. Ascanio dice:

    Richar, ¿eras tú el que tenía toda la colección completa de Núñez Alonso pero te faltaba algún volumen? ¿o era Celedonio? ¿o era el abuelo cebolleta? En fin, me da igual, quien sea. Es que he visto en la Feria del libro antiguo y de ocasión todos los volúmenes (creo que están todos) a unos 15 euros c/uno. Si alguien quiere alguno y le merece la pena el precio (tened en cuenta que son de 2ª mano, pero a primera vista no me parecen que estén demasiado mal) se lo compro y luego se lo mando por correo. Calculadle también los gatos de envío. Decidme lo que sea, rápido, porque el viernes es el último día de la Feria.
    Ya sé que este comentario no viene a cuento aquí, pero como buscar algo en esta maraña hislibreña, sobre todo cuando no hay una reseña concreta del libro es casi (digo CASI) tan difícil como descifrar las encuestas de Germánico, pues aquí mismo lo planto. Total, todos los caminos conducen a Roma.
    Hasta luego, Lucas. Y ya sabéis, los interesados contestadme YA.

  51. richar dice:

    Pues no, Ascanio, no era yo. Me suena a Germánico.

    Saludos,
    Richar.

  52. Arauxo dice:

    Mil gracias, Ascanio. Era yo el susodicho y parece mentira que olvides tan pronto mis deseos y anhelos, porque yo sólo respiro para verte feliz…

    Lo cierto es que encontré el tomo que me faltaba hace unos días en Iberlibro (supongo que conoces esta maravillosa página para los raros como nosotros, los que compramos libros con toda su mugre incorporada) y ya he reunido -trabajito me ha costado- la serie completa.

    Un saludo muy, muy, muy agradecido y muy, muy muy decepcionado por tu desinterés…

    PS: Si el libro (o la serie) no tiene una «reseña concreta» en Hislibris, LA CULPA ES DE RICHAR. Pregúntale, pregúntale…

  53. Ascanio dice:

    snif…¿estás decepcionado?… snif… ¿conmigo?….snif…¿de verdad?….
    ¿me perdonas?…snif…
    [Germánico, ataca, que este comentario es una mina]

  54. Germánico dice:

    Ando bajo de reflejos estos días, Ascanio. El curro me tiene un poco agobiado. Dile algo así como que lo ves muy sensible, que deje los culebrones (o el morapio, su oculta pasión).

    Saludos.

  55. Ascanio dice:

    ¿Qué es el morapio? ¿un apio morado?

  56. Germánico dice:

    Pregúntale, pregúntale,…

  57. Arauxo dice:

    No, Celedonio.

    Mi vicio no es el morapio. Tú sabes que es… el zumo de cebada bien fresquito.

  58. Germánico dice:

    Esas cañitas…

  59. Ascanio dice:

    Aishhhh…¿¿¿¿pero qué es el morapio???? Qué intriga, qué dudas, qué desesperación…
    Arauxo…snif…snif…¿sigues sin perdonarme?…¿ya no me hablas?….snif.

  60. Germánico dice:

    El morapio es el vino de mala calidad, Ascanio.

    Saludos.

  61. hector dice:

    para poveda
    recuerdo un comentario tuyo sobre que no podias aguantar como Colleen presentaba en un grado de perfeccion casi total a Cesar , por lo menos en los primeros libros

    aqui encontre nada menos que a T.Mommsen, en Historia de Roma, Vol3, ed 1856
    «Se puede juzgar su personalidad mas o menos superficial o profunda, pero todas las interpretaciones no diferiran demasiado, todos los investigadores han recalcado casi los mismos rasgos de este genio, pero ninguno a conseguido todavia fijar su personalidad de manera definitiva. El secreto reside en su perfeccion:desde el punto de vista humano e historico, Cesar se situa en el punto en que las grandes contradicciones o fuerzas antagonicas de la existencia se neutralizan o equilibran mutuamante…..»

    sigue la frase con mas elogios… y termina asi:

    «Es logico que no hallemos en el los denominados rasgos caracteristicos de los personajes historicos, ya que aquellos no son otra cosa que extrapolaciones o desviaciones de la evolucion del hombre natural»

    hasta aqui con quien yo considero el que mejor supo retratar la historia romana.

    Para mi amigo optimate Arauxo:

    sobre tu frase del 31Oct : «En realidad, los “populares” se apoyaron en ésta (la democracia) para reventar a ésa (la oligarquía) y reinstaurar aquélla (la monarquía).»

    como llegas a esta conclusion?
    puedo aceptar que los aduladores de turno cuando Cesar era Dictador , como el mismo Antonio o aquellos que lo llamaron «Rex» ( aqui tenemos la famosa respuesta «Me llamo Cesar» o cuando se saco la corona que le pusieron tambien delante de la gente, cuando Cesar era dictador pero que los populares querian instaurar una monarquia?

    Mario??? Cina? vamos Arauxo , tu eres mas inteligente como para caer en este error tan simple, todavia los historiadores no se ponen de acuerdo en las intenciones politicas del mismo Cesar!!

    aqui se despide Hector desde un comite politico del partido Popular ( romano.. ehh nadie vaya a confundir con otra cosa….) a punto de despachar a Clodio y su banda para hacer una visita a nuestro amigo el «moralista» Caton que se encuentra pasado de copas de un delicioso vino griego saborizado con anis como siempre que no se encuentra en el senado

    hector

  62. Arauxo dice:

    Hombre, querido amigo popular Héctor, esto estaba empezando a resultar aburrido…

    Me veo obligado a realizar varias puntualizaciones, sobre todo para que no me encasilles con tanta ligereza (tentación fácil pero simplista, dicho sea sin ánimo alguno de ofensa, Dios me libre…):

    1. El que suscribe no es optimate ni nada que se le parezca. Entre otras cosas, porque considerarse optimate es como… declararse públicamente partidario de los Infantes de la Cerda frente a las aspiraciones del futuro Sancho IV de Castilla… O sea, una estupidez, por lo anacrónico del planteamiento.

    2. Es verdad que el estudio de la Historia concita simpatías y antipatías hacia determinados personajes o hacia sus trayectorias o sus planteamientos (como, por ejemplo, en tu caso, por tu devoción hacia los populares). Pero ello no implica necesariamente alinearse ideológicamente con tales personajes porque, insisto, es una simpleza anacrónica. A mí siempre se me han hecho simpáticos determinados personajes como Aníbal, Pedro I, Juana la Beltraneja, Boabdil, el Conde Duque de Olivares… o el propio Germánico (salve, compañero), entre otras cosas porque los «perdedores» suelen suscitar mis simpatías con notable facilidad. Pero, hombre (¡y por San Hermengildo!), eso no conlleva automáticamente la identificación ideológica con sus «causas»….

    3. En el caso que nos ocupa, tanto Cicerón como César me parecen personajes interesantísimos, desde la perspectiva intelectual y desde la empatía emocional, entre otras cosas porque ambos (aunque mucho más el primero que el segundo), y en cierto sentido, fueron «perdedores». Y lo mismo me ocurre con Mario o con Catón. Y ni te cuento con los hermanos Graco… Más antipáticos me resultan Sila y Pompeyo, y, respecto a Clodio, casi lo desprecio… por otras razones de las que hablaremos algún día si te interesan.

    4. Lo que importa ahora es decidir, después de esta “declaración de afinidades”, a qué “bando” pertenezco. Porque te lo he puesto difícil, ¿Verdad? Claro. Porque como yo no soy un romano de la Roma republicana, no pertenezco a ninguno. Si hace falta, puedo hasta jurar sobre el oráculo de la sibila que ninguno me financia y que no tengo intereses espurios que a ninguno me vinculen… pero ¿de verdad que es necesario me parece ridículo tener que llegar a tales extremos, igual que me parece ridículo identificar a los malos (para ti, los optimates) con la “derecha” y a los buenos (los populares, según tu perspectiva) con la “izquierda”. Lo siento, Héctor, pero eso, además de un puro anacronismo, es síntoma de una interpretación maniquea de la Historia, que a su vez deriva de una interpretación maniquea de la realidad actual, tan maniquea como sectaria y falsa. Y Arauxo no quiere entrar en ese juego.

    Cambio.

  63. Arauxo dice:

    5. ¿Por qué he defendido a los optimates algo más arriba? Pues sencillamente, porque tú los atacaste, identificándolos además con los malos malísimos del mundo de hoy. Y lo que pretendía denunciar, al hacerlo, eran las interpretaciones simplistas y maniqueas tanto del pasado (con lo que además se incurre en flagrante anacronismo) como del presente (con lo que además se suele incurrir en manipulación o incluso en gratuita ofensa…) A la vista está que no he alcanzado mi propósito ni he conseguido hacerme entender.

    6. ¡Pues claro que Mommsen elogia a César! ¡¡¡¡Pero si es un hecho (universalmente reconocido por todos loes especialistas) que Mommsen era partidario de César hasta los tuétanos!!!! Mommsen –a quien yo admiro profundamente- era tan gran historiador como apasionado en sus juicios, lo que no nunca debe olvidarse cuando uno se sumerge en su lectura. Por ello, conviene (en esta y en todas las ocasiones) contrastar sus opiniones con las de otros historiadores. Y si, como en el caso de Colleen McCulloug que ahora nos congrega, Mommsen constituye tu faro y guía, Héctor, no me extraña la opinión que tienes de Cicerón, teniendo en cuenta que el gran historiador germánico forjó la leyenda negra del cobarde y oportunista Cicerón. Pero, en Historia, Héctor, hay que acudir a fuentes variopintas y a interpretaciones diversas… para minimizar el riesgo de incurrir en sectarismo o parcialidad.

    7. Parece que te escandaliza (en términos intelectuales) el significado de mi aseveración: “En realidad, los “populares” se apoyaron en ésta (la democracia) para reventar a ésa (la oligarquía) y reinstaurar aquélla (la monarquía).” Pero no puedes sacarla de contexto. A continuación, añadí en su momento: Yo no entro –en este momento- a discutir si esto fue una evolución “natural” o si formó parte de un plan preconcebido. Lo que quiere decir que yo no estaba analizando los “porqués” de un proceso, sino su resultado final. Y el enfrentamiento entre optimates y populares se saldó con la victoria de éstos últimos y con la instauración de una monarquía absoluta. ¿Que César pretendiera o no realmente la instauración de una monarquía? No lo sé, probablemente no, pero tampoco importa. Porque lo cierto es que los populares, aunque escalaron peldaños al calor de las asambleas, en la práctica, se apoyaron en el ejército para mantenerse en la cúspide, consolidando así una tendencia hacia el poder personalizado de corte militar, frente al tradicional sistema oligárquico de la República. Si prefieres la expresión “poder personalizado de corte militar”, por mí estupendo, pero, salvando las prudentes distancias, ¿Qué es una dictadura o una monarquía absoluta sino un “poder personalizado de corte militar”? Y más, aún, Héctor: Octavio (el futuro Augusto) era y se declaraba heredero de César y su victoria sólo fue un instrumento para perpetuarse en el poder. ¿O es que pretendes que creamos que Octavio no era un popular? Lo era… hasta el gorro (o el casco, en este caso).

    8. No te preocupes, Héctor, por tu alusión al contemporáneo Partido Popular. Nadie en su sano juicio te alinearía a ti con ellos. Porque todos sabemos que, para ti, esos los malos malísimos de solemnidad. Hasta ahí podríamos llegar…

    Un saludo nada Clodiano, por supuesto.

    Cambio y corto.

  64. Uther dice:

    Pues bien mi admirado Arauxo,tras leer tus comentarios, no puedo dejar de estar de acuerdo contigo en casi todo. Pero, digo casi todo, porque yo no estoy tan seguro que Octavio fuera popular.

    Me referiero al César Augusto. Creo que él mismo, aunque declarado heredero de Julio César, no podía ser de otra forma, se preocupó de, poco a poco, cambiar los resortes políticos de la sociedad republicana y por tanto las características de la mísma hasta diluir en ella la clara contrapartida entre populares y optimates, surgiendo exclusivamente la figura del César.

    Un saludo.

  65. hector dice:

    amigo arauxo

    sobre tu frase:
    «Lo que quiere decir que yo no estaba analizando los “porqués” de un proceso, sino su resultado final. Y el enfrentamiento entre optimates y populares se saldó con la victoria de éstos últimos y con la instauración de una monarquía absoluta.»

    vamos…..siendo tu tan purista de los significados de las palabras, usas » monarquia absoluta»? donde lo has leido?

    sobre tu frase
    «¿O es que pretendes que creamos que Octavio no era un popular? Lo era… hasta el gorro»

    vamos de nuevo , como llegas a esa conclusion?

    Augusto fue el heredero legal de Cesar, un gran administrador para Roma, pero Popular??? censuro la obra de Cesar (como narra suetonio), se hizo un senado a su medida despues de pasarlo por el cuchillo,restringio la concesión de la nacionalidad romana proyectada por César ( muy lejos esto de la politica Popular, no?), monto una farsa con los aduladores de turno, T Livio, Virgilio etc sobre su persona), si bien es cierto que tuvo a los mismos enemigos que Cesar pero eso no lo hace «popular».
    en todo caso , diria que hizo de su politica, un 3er partido donde el fue amo y señor

    aqui voy a citar una frase de J.Lago (muy desprestigiado en este foro por su parcialidad pero con analisis muy inteligentes en algunos temas) que resume mejor que nadie esa epoca

    «Catón, el descendiente de esclavos extranjeros; Pompeyo, el descendiente de celtas de Picenum o Cicerón, el descendiente de arpinenses defendieron la segregación. Esto vuelve a demostrar ese viejo y sabio refrán castellano: «No hay peor inquisidor que el hereje converso».

    definitivamente has perdido el rumbo con esta parte de la historia o tanto admirar al Ciceron escritor tambien se te han pegado sus «vaivenes»

    Hector

    como tu dices , hay que acudir a fuentes variopintas y a interpretaciones diversas… para minimizar el riesgo de incurrir en sectarismo o parcialidad.

  66. richar dice:

    Sólo un pequeño inciso:

    hector, J.Lago no es muy desprestigiado en este foro. Sólo ha recibido críticas de un par de habituales, que no comparten sus puntos de vista. Nada más. De hecho, yo siempre he defendido que gracias a él y su web (una de las primeras que recuerdo de historia por la red) me empezé a enganchar a la Historia de Roma. Y recuerdo algún comentario similar de otros habituales.

    En cualquier caso, sólo aclarar que no hay una «postura oficial del blog», sino algunas opiniones en su contra, como en su favor.

    Conste, para que nadie piense cosas raras…

    Fin del inciso, y que siga el debate.

    Saludo,
    Richar.

  67. Urogallo dice:

    Que yo recuerde aquí solo se han hecho un par de menciones indirectas a «El triunfo de las Aguilas» y su bibliografía, así que en todo caso habría que concretar que incluso esos comentarios están relacionados solo con esa obra, y solo con la visión «angelical» de César, que comparte con Mac Cullough y otros autores, y no se han extendido nunca ni a su página ni al resto de su obra ( Ni a favor ni en contra).

  68. Germánico dice:

    Faltaría más: Hislibris no tiene una posición oficial sobre Lago. Ni sobre nada. Su página (la de Lago), meritoria (al menos en tiempo de dedicación) está abierta al público, y por tanto es susceptible de crítica. A mí no me gusta; me parece que el término «objetividad» no existe en ella. Pero al igual que él es muy libre de decir lo que le da la gana en ella (y quién sabe si no tendrá razón), los demás somos muy libres de criticarla. Y a ese derecho me acojo, y me seguiré acogiendo.

    Hay un matiz en internet que creo que el público no acaba de entender. Y es que las páginas son recintos privados de acceso público. Si alguien en su página (de él) dice «blanco», sabe que en cualquier momento puede entrar otra persona que, respetuosamente, le diga «negro», y no pasa nada: sabemos que el riesgo de que alguien nos contradiga es cierto, y beneficioso. En eso consiste el diálogo. Y si en otro ámbito, en otra página, se cita al susodicho, es por añadir una idea al diálogo. Si la idea es positiva, bien. Si es negativa, bien también. ¿Por qué se acepta sin mayor discusión que digamos aquí, como hemos dicho, que Suetonio es un cotilla, y sin embargo sienta mal que digamos que Lago habla a veces sin fundamento? No lo entiendo. No hay mala intención, en cualquier caso. En, también, cualquier caso, la idea es rebatible. Rebátela. Pero usa argumentos.

    Saludos.

  69. Messala dice:

    Excelente reseña y excelentes comentarios, Arauxo: ya tienes aquí un seguidor. Ya me gustaría a mí escribir así… sólo un poquito.

    De la serie de McCullough me he leido los dos primeros volúmenes y no seguí con los restantes simplemente porque me aburría. El primero me gustó. Me parece que está correctamente escrito y tiene al menos una trama sencilla: ascenso y caida de Mario. Con el segundo no pude (lo terminé, sí) pero no me gustó tanta diversificación en la historia (con minúsculas): contar los pormenores de cada personaje como si fuesen el centro de la trama me hastió y no quise comprar los siguientes no fuera que, al aumentar las fuentes, también aumentara el número de personajes protagonistas y terminase por necesitar una enciclopedia para saber por donde me estaba moviendo en la novela.

    Criticar la serie porque sea promariana o procesariana (no sé quien lo dijo más arriba, pero a mí me resulta repelente el jovencito César del final del segundo volúmen: todo un listillo), criticarla, decía, por ser promariana o procesariana no me parece acertado. De una novela histórica no se espera la objetividad, si no más bien la precisión histórica en los hechos y un cierto acercamiento a los probables pensamientos de los protagonistas. Sería como si alguien escribiese una novela sobre Pompeyo (¿las hay?) y se le acusase de ser propompeyano.

    Un saludo.

  70. Arauxo dice:

    Messala, estoy… abrumado por tu desmedida felicitación. Pero no tiene tanto mérito, amigo. Para «escribir así» (que tampoco es para tanto) sólo hay que intentarlo. Y saldrá… mejor de lo esperado. A veces mitificamos lo que nos inspira «respeto» o «vértigo», cuando sólo hay que acercarse un poquito para vencer el miedo… y perder… la ¿admiración?
    Pero en cualquier caso, te agradezco tu comentario y «tu profesión de fe» de hacerte seguidor. Espero que «sigas» a Hislibris y no… a Aruxo, por tu propio bien… Y, a propósito, tu último párrafo… parece salido de mi teclado y no del tuyo. La ficción es… ficción y la Historia… Historia. ¿Tan difícil resulta de entender?

    Uther: después de decirme lo de «admirado» Arauxo no puedo sino encajar el golpe y aceptar tu interpretación, que quizás sea bastante acertada (aunque… bueno, no me callo) A este paso me vais a hacer llorar entre todos (y sin embargo, de mis amores platónicos hislibreños, Germánico y Ascanio, ni una palabrita… snif)

    Mira, Héctor: hoy no tengo ganas de discutir contigo ni contestar a tus provocaciones, así que acepto el rol de voluble «Cicerón» que me asignas y pongo en mis labios las palabras del inigualable orador que utilizé para mi reseña de «Rubicón»: La libertad excesiva conduce pronto a la esclavitud. Es más: la asumo como presupuesto ideológico y como declaración de principios. Así que, fíjate si te estoy dando carnaza para las represalias, que diría Ascanio. Aprovecha, que hoy estoy tierno. Aunque donde creo que, de verdad, has resbalado, es en lo de Lago, colega: suscribo (para variar un poco) la intervención de Germánico.

    Un saludo emocionado y .. ¿apático?

  71. Arauxo dice:

    Parece que estoy escribiendo demasiado a la ligera, porque se me han colado varios gazapos… ortográficos y mentales. Mil perdones.

  72. Ascanio dice:

    [Psss,psss….Germánico…¿le decimos algo?…mira que se nos echa a llorar el pobre…]

  73. clío dice:

    hola a todos: podrias dar más datos sobre ese último libro de la saga romana que ha escrito Colleen

  74. Urogallo dice:

    Aún no hay demasiados datos, solo el anuncio de que contra lo que todo el mundo pensaba, McCullough publicará un libro para cerrar la saga, con el enfrentamiento de Marco Antonio y Octavio. Algo perfectamente lógico, si recordamos ( aunque el encanto de César nos los hace dificil) que la saga no tiene como objetivo narrar la epopeya cesariana, si no el ciclo que llevó la caida de la vieja República ( Cómo en Star Wars).

  75. Germánico dice:

    [Mejor no, Arauxo. Parece que responde con el nuevo tratamiento]

    Asunto de enorme interés, por otra parte. Me pregunto (con gran ilusión): ¿novelará también la época Julio-Claudia? No es una persona muy mayor, creo; o sea, que tiempo tiene. Sería fantástico. Y, encima, el enorme placer que sentiríamos al criticar y menospreciar todo su esfuerzo… Espero vivir para contarlo.

    Saludos.

  76. Ascanio dice:

    ¿Que no es muy mayor? Pero Germánico, ¿tú has visto la foto del foro? Tampoco es una chavala, que digamos…
    Pero yo me apuntaría sin dudar a comprarme (y leerme) todo lo que publicase. Eso sí, siempre y cuando no sea novela romántica.

  77. Germánico dice:

    Sí, Ascanio, pero vieja no es, creo. Creo…

    [Error de transmisión: donde en el mensaje anterior dice «Arauxo» debe decir «Ascanio]

  78. Valeria dice:

    Germánico, que te pierdes. Si a mí no me gusta un libro, lo digo y ya está. Les diré a mis amigos que me ha parecido una caca, y ya está, . Eso de sentir placer por criticar o menospreciar el esfuerzo de un escritor…. que mál me ha sonado.

  79. Urogallo dice:

    No sería descabellado que disponga de mucho material preparado para publicar, o trabajos previos que podrían «arreglarse» posteriormente como en el caso de Tolkien.

  80. hector dice:

    Leyendo El Macedonio de Guild ( en este momento por la mitad del libro),la figura casi perfecta que hasta ahora presenta Guild del mismo Filipo me trajo a la mente la perfeccion del Cesar de Colleen que todos con mas o menos matices criticamos. Tambien recuerdo el Ramses de Jacq ( este es perfecto hasta el final), el Alejandro de Manfredi, el Anibal de Haesf, el Hornblower (otro perfecto) de Forester , algun espartano de Pressfield hasta me animaria a mencionar algun personaje de Tolkien.. acaso todos estos modelos de heroes no tienen caracteristicas similares.. jovenes, atractivos , valientes, fuertes, amados por el pueblo, odiados o traicionados por los «malos», etc etc etc….

    la mayoria de los escritores caen en la misma situacion , bueno tenemos excepciones a la regla como el odiado Sharpe de B.Cornwell

    Colleen no hace otra cosa que repetir la formula como la mayoria de nuestros amados y preferidos escritores, un heroe, casi semidios, algunas esposas, traiciones en la corte, buenas batallas y un final triste o melancolico

    saludos, Hector

  81. Germánico dice:

    Valeria, que estaba en «mode» Ironía. Parece mentira, mujer….

    un abrazo.

  82. Urogallo dice:

    ¿Sharpe no es perfecto?. Sharpe es genial e ideal, hasta tuvo una novia sifilitica sin contagiarse…Si eso no es perfección.

  83. hector dice:

    uyy.. perdon Uro,

    me confundi de britanico .. quize poner Harry «el sucio» Flashman.. borrachin mujeriero traidor desleal etc

    saludos, Hector

  84. Urogallo dice:

    Dios, Harry Paget Flashman, Flashman Bahradur, el Héctor de Afganistán…Ese si que es perfecto, ¡Es el único que parece un ser humano de verdad!.

  85. hector dice:

    sii ..quiza demasiado ingles… jajaja tanto que parece que el principe Harry se quiere parecer a el….

    hector

  86. josé dice:

    1 es cierto que en collen hay exageraciones sobre Cesar, parece Supermán,tan bueno ,tan inteligente, tan rubio,tan alto,que hasta parece que ni mea. También niega categóricamente aquel asuntillo de Nicomedes,pienso que el personaje es bastante rico y algunas bolas no me las trago,no me parece interesante inventarle un hijo en las galias para afirmar que no podía tener hijos varones¿y al hijo con cleopatra?Donde lo dejamos?La figura de cesar como la de todos los grandes hombres tiene sus luces y sombras.
    2 No se puede negar el inmenso talento de collen como novelista,uno de los mejores comentarios que leí es que parece como si te mete en roma en esa epoca y parece que los personajes son todos conocidos como vecinos.
    3 yo recomiendo la lectura sinceramente,pero me parece que al que quiere saber realmente debe leer otros libros como vida de 12 césares de suetonio,comentarios de la guerra de las galias,dion casio etc
    4 el libro de cesar emperador de max gallo autor de una buena biografía de napoleón,me parecio mediocre,y con errores increibles,como el que cesar nació en una lujosa villa
    5 la polémica sobre Cesar ,sila,mario,caton,cicerón,catilina no va aterminar
    pero ¡sigan leyendo y escribiendo¡ me encanta saber que no soy el único boludo que me intereso por esta parte de la historia

  87. Urogallo dice:

    No está demostrado que Cesarión fuese hijo de César, es una historía que hemos aceptado, pero que César no confirmó jamás. Augusto lo elimina, pero es que hasta la leyenda puede ser peligrosa ( Recordemos al pastelero de Madrigal y otros tantos).

  88. Poveda dice:

    Saludos de nuevo, creo que no se ha mencionado aún algo bastante curioso: en «Las Mujeres de César» Colleen situa el juicio a Rabirio después de la conspiración de Catilina y no antes, amparándose en que la única referencia temporal que existe está en una carta de Cicerón (y, claro, ella de Cicerón no se fia- según le conviene, me parece). Qué opináis, ¿es una hipótesis bien fundamentada (en la nota que escribe al final del libro da una serie de razones) o simplemente trata de salvar la imagen de César a toda costa?

  89. hector dice:

    de Ciceron tampoco me fiaria… un personaje que pasa un dia de alabar a Cesar y al otro dia decir que es el enemigo de la libertad….de un pro Marcello a un Brutus….un tipo que ejecuto romanos sin juicio previo ( catilina y compania) violando todas las leyes… justo el que se decia el defensor de la libertad y la republica….. provinciano con ciudadania romana que se oponia a que Cesar les de la misma a muchos pueblos de Italia y Galia, etc etc etc.. un tipico parasito de estado…

    Hector

  90. Arauxo dice:

    Bueno, querido Héctor, parece que dispongo de algo de tiempo para contestarte por fin. Perdona el retraso, absolutamente indeseado.

    No he leído la expresión «monarquía absoluta» referida al Imperio Romano o al Principado de Augusto en ninguna parte o, al menos, no lo recuerdo. La he utilizado casi como metáfora o como referencia conceptual. Te lo explicaré y ya verás como no es tan difícil de entender, porque sólo es cuestión de no buscarle cinco pies al gato. Espero que puedas.

    Como espero que sabrás, el término «monarquía absoluta» ha sido adoptado por la historiografía para referirse al sistema político imperante, sobre todo, en la Europa Moderna y especialmente en la del siglo XVII. Parece existir bastante consenso entre los especialistas en considerar como paradigma de tal interpretación del poder a Luis XIV, el Rey Sol. Pero, como doctores tiene la Iglesia, someto mi cuña modernista al juicio siempre moderado y enriquecedor de Nando y otros camaradas hislibreños doctos en la materia.

    Si eres capaz de despojarte de tus rigoristas esquemas académicos -que no deben confundirse con el equivocado «purismo» al que haces referencia- advertirás que el término puede emplearse legítimamente, por analogía conceptual, a cualquier otra época. Porque el Principado de Augusto, independientemente de los ropajes con los que trató de disfrazarse, instauró un sistema de poder personal -unipersonal, si lo prefieres-, plenipotestario, omnímodo -ya, ya sé que la voz «omnímodo» sólo corresponde a la divinidad, hombre, pero haz un esfuerzo metafórico y verás como la vida resulta más bella- y hereditario -con sus peculiaridades y sometido a todos los cambios dinásticos que queramos citar- que encaja como anillo al dedo -es otra metáfora- con el significado (el significado ¿eh?, el sig-ni-fi-ca-do) de «monarquía» y «absoluta». Porque si el Imperio de los Julio-Claudios no fue una monarquía y no fue absoluta, tú, que sabes de esto un montón, ya me explicarás que es lo que fue… ¿tal vez una república presidencialista?

    Siento contradecirte, Héctor, pero yo no soy un purista. Tal vez en lo que se refiere a gustos musicales… sí, con matices. Pero en lo demás no. Te recuerdo que quien niega el carácter de novela histórica a los Idus de Wilder eres tú, no yo. Y no puedes deducirlo de mis comentarios sobre «optimates» y «populares», términos que no encuentran parangón con las corrientes ideológicas de hoy y que tú sí empleaste con meridiana ligereza, imputándome además la pertenencia a uno de los bandos, tan anacrónica como desafortunadamente.

    Héctor de mis entretelas, yo doy en la vida muchos vaivenes y, posiblemente, alguno más que Cicerón. Y puedo perder el rumbo de la conversación en muchos momentos. Posiblemente en mi referencia a la filiación «pupular» de Augusto resbalé. Pero, querido amigo, en la de Octavio, no. Y como sé que esto te resulta de lo más críptico, espero que suscite mucho más debate y mucho más estudio, que para eso está Hislibris.

    Y respecto a los vaivenes de Cicerón, coincido contigo, cómo no. Quería emplazarte a mantener esa conversación en una futura reseña que preparo para estas páginas. Pero te adelanto algo. Cicerón fue un hombre en gran medida veleidoso, como ya he comentado en otros lugares. No fue precisamente un hombre arrojado, al menos, en muchos momentos de su vida. Lo cual no resta mérito alguno a su trayectoria ni a sus firmes convicciones. Porque, al decir de Pina Polo, la preservación del orden establecido era para Cicerón el supremo argumento. ¿que esto no te gusta o no gusta en determinados ambientes? Pues lo sentimos de verdad y podemos entonar un mea culpa en su nombre y en el de toda su descendencia. Pero Cicerón era asi: «conservador» y defensor a ultranza del status quo oligárquico de la república. Lo de los conversos y demás gaitas lo someto mejor a la consideración de los inquisidores de vocación y tribunales varios de inspiración estalinista que juzgan a los protagonistas de la Historia en función de su ascendencia social. Yo lo siento, pero no me encuentro entre ellos.

    Y respecto a las fuentes (dejo para otro gozoso momento los comentarios que puedan suscitarme los tuyos posteriores) sólo quiero añadir un dato a tus sugerencias, por si te suscita alguna reflexión: ¿te has planteado, querido Héctor, que Cicerón es el personaje de la Antigüedad que mejor conocemos y a enorme distancia del resto? Conocemos sus discursos, sus escritos, sus cartas a familiares, a amigos -Ay, Ático-… y en estas últimas, la Historia descubre a un Cicerón íntimo y humano… como ningún otro contemporáneo suyo. ¿Estás seguro, Héctor, de que el veredicto que hoy emitiría la Historia sobre otros de sus protagonistas si hubiésemos conocido sus angustias, sus miedos, su desesperanza, sus preocupaciones, sería el que hoy es y no otro? ¿Pensaríamos lo que pensamos… de ti mismo si conociéramos todas tus miserias? Porque todos las tenemos, Héctor, TODOS las tenemos…

    Un saludo.

    Ps: Jomío, a uno, que es viejo y torpe, le cuesta una barbaridad entender el lenguaje moderno y juvenil de los móviles y demás endriagos electrónicos. Uno está chapado a la antigua y precisa de signos de puntuación y consistencia gramatical para entender las cosas… y a veces he de leerme algunos comentarios varias veces para enterarme…

  91. Urogallo dice:

    Joe, a lo mejor los Idus de Marzo no es novela histórica. ¡Es ficción histórica!. :D

  92. hector dice:

    arauxo

    con gusto espero esa prometida reseña sobre Ciceron y ademas si me llega a estos lugares tambien poder leer el libro,

    solo quiero aclararte sobre el tema : Cuando opino sobre Ciceron, lo hago sobre el Ciceron politico , su actuacion como Consul como senador, que hizo durante la caida de la republica , de su eterno «oficialismo» para con el gobernante de turno. Me resulta muy dificil relacionar sus escritos con su vida real… como alguien puede estar con Caton, con Cesar con Pompeyo con Bruto y finalmente haber pactado con Octavio, me resulta muy dificil comprender como que alguien se cansa de hablar de libertad , de justicia haya ejecutado ciudadanos romanos sin juicio previo como establecian las leyes de la epoca. Definitivamente este hombre tuvo dos caras, una su actuacion en la vida politica, la otra totalmente distinta ,su genial trabajo como orador como abogado como escritor.

    quiza uno de los problemas que tenemos actualmente es que todavia en las universidades solo nos muestran al Ciceron escritor orador abogado y se «olvidan» de la otra cara. Por suerte cada vez mas historiadores revisionistas nos muestran al verdadero Ciceron

    sobre los Idus de Marzo, volvi a leer este libro despues de casi 10 años. Me encanto la primera parte , en realidad me ha causado mucha risa , en especial las cartas «ironicas» de Clodia, despues se convierte en un thriller psicologico muy lento y aburrido donde se cometen cantidad de «horrores» historicos ( muchas mas de los que se anuncian en el prologo). En realidad, no genera una credibilidad con el lector , casi no describe ambientes o lugares , solo un poco la fiesta de la Buena Diosa, desaprovecha personajes claves como Clodio, en mi opinion solo usa los nombres de algunos personajes historicos para hacer una novela , creo q es demasiado poco para catalogarla como historica, ficcion , thriller psicologico etc pero no usaria la palabra historica

    me gustaria dado q no te gusta nada nada Scarrow si pudieras dejar alguna o algunas preguntas para el escritor, siempre es gratificante poder leer puntos de vista diferentes

    buen fin de semana , Hector

  93. hector dice:

    leyendo «El caballo de Cesar» encuentro la mejor definicion de Bruto.
    Colleen las pone en boca de una Servilia , super enojada por el casamiento de su hijo con Porcia:

    «Bruto, el cobarde que se escabullia de la instruccion , y que tiro la espada en Farsalia! El Prestamista que mata a viejos de hambre! El que se divorcia de una mujer intachable despues de 9 años de casados, y le niega una compensacion!»

    solo yo le agregaria «el traidor y asesino!»

    acaso no es la mejor definicion de Bruto ????
    ese republicano que decia defender la republica vaya uno a saber de quien o que…

    cosas como estas , sencillas y perdidas por sus libros hacen a Colleen la mejor y mas grande de todas…..

    hector

  94. Sólo quisiera añadir en mis comentarios que leyendo los cinco primeros libros he visto sombras tanto en Mario (su obsesión por el séptimo consulado, su «traición» a César, …) como César (su falta de humildad, sus explosiones, etc). Y tampoco considero que la autora trate mal a Sila. Es un precedente de César arrastrado por su humillante pasado, sus bajas pasiones, pero excelente militar y gestor. Su momento de gloria ante los partos, o su consecución de la Corona de Hierba («¡Imperator!») son de los mejores momentos de la serie.

  95. hector dice:

    sotomonte

    bueno de Mario no deberia llamarte la atencion, porque en sus ultimos años de vida «tiro» su prestigio a la basura..

    incapacidad fisica incapacidad mental quiza la vejez lo afecto demasiado… se convirtio en un «asesino» mientras Sila estuvo fuera de Roma … ojo, Sila fue peor todavia…

    y si …Cesar tenia esos ataques de «histeria» y explotaba, sobre todo cuando lo traicionaban, recuerdo en la Galia, hizo cortar las manos a unos cuantos miles de galos , no recuerdo ahora el nombre de la tribu que habia pactado con El y despues lo traicionaron

    saludos, Hector

  96. richar dice:

    Saludos Sr. Sotomonte -genial tu nick-, y bienvenido al blog.

    Un saludo,
    Richar.

  97. grasscrown dice:

    Yo, por los buenos ratos que me ha hecho pasar leyendo sus obras, entre comillas la adoro, la venero y lamento que su historia de la Republica romana sea solo una pentalogía.
    Me parece la mejor en su estilo, con rigor y agilidad en la manera de novelar los hechos históricos de manera atractiva y amena, sabe crear «suspense», engancha. Absolutamente recomendable para los aficionados a la novela historica.

  98. richar dice:

    Saludos grasscrown y bienvenido al blog,

    ¿la serie de McCullough no son seis libros? Ahora me quedo dudando…

    Un saludo,
    Richar.

  99. Josep dice:

    Coincido plenamente con Poveda. Esos romanos rubios y de ojos azules me hicieron pensar que Doña Colleen jamás ha estado en Italia o en otro país mediterráneo. El hecho de que el latín sea una lengua indoeuropea no implica la pureza aria racial de los romanos del siglo I A.C. Y esa es otra. Sus personajes tienen una obsesión por la pureza de la raza que resulta típicamente anglosajona, y muy alejada de la mentalidad meridional, donde el calor (de ambos tipos) suele ser más importante que la genética.
    Sólo he leído los tres primeros libros. El César que bajo ningún concepto podía ser homosexual (sólo lo son «los malos», como Sila) y tan encantador que todos, desde los bajos fondos hasta el rey Nicomedes, se rinden sin condiciones… En fin, me repugnó tanto que tuve que dejarlo.

  100. Urogallo de Cesaraugusta dice:

    No exageremos, romanos rubios y de ojos azules eran perfectamente posibles, los mitos sobre romanos bajitos y morenos son mas de nuestra propia epoca y determinados por todo tipo de migraciones que en aquella epoca no se habia producido. Yo creo que es un recurso para explicar la gran cantidad de sangre celta que muchos tenian, empezando por Pompeyo.

  101. Ascanio dice:

    Pues sin ánimo de meter cizaña, querido Josep, lamento decirte que aquí tienes a una andaluza de pura cepa pelirroja y de ojos verdes.
    Ni todos los romanos descritos por McCullough eran rubios y de ojos azules, ni creo que tuviesen una obsesión por la pureza de la raza.
    Al considerar que todos los latinos debemos ser morenos de piel y de ojos oscuros, caes en el mismo error que atribuyes a la autora.
    Por otro lado, y sobre las «tendencias sexuales» de los protagonistas, me parece que no cabe ninguna duda acerca de las «aficiones» de Sila, por lo que no considero que McCullough se haya atribuído ninguna licencia literaria, cosa que, por otra parte, es perfectamente normal teniendo en cuenta de que la serie es novela histórica, y como tal, el autor puede atribuir a sus personajes ciertas características «humanas» que en un tratado de Historia no cabría encontrar.
    Y además, ¿qué tiene de malo mostrar los aspectos más «encantadores» de la personalidad de un hombre que, por otra parte, no dudo que tuvo que ser «fascinante» realmente?
    Y ya por último, ¿qué significa en nuestra «mentalidad meridional» que el calor (de ambos tipos) es más importante que la genética ? Estoy en ascuas…

  102. Urogallo de Cesaraugusta dice:

    Abundando en los topicos, al fin y al cabo Andalucia es Vandalusia, la tierra de los vandalos…

  103. Ascanio dice:

    Otra duda, Josep…si tanto te repugnó la serie, ¿cómo aguantaste tres libros de 900 páginas cada uno?

  104. Arauxo dice:

    Era en su figura rubio y de ojos azules, como lo dio a entender, no mostrándosele muy aficionado, el que hizo este epigrama: A ese rubio, mordaz, de ojos azules, a Porcio, aun muerto, estoy que en el infierno no le ha de recibir la hija de Ceres

    Plutarco. Vidas paralelas (refiriéndose a Catón)

  105. Poveda dice:

    Aunque la pregunta vaya para Josep, respondiendo a Ascanio yo aborrezco las maneras narrativas de Colleen, sus tics narrativos («soy un favorito de la fortuna», «rubio de ojos azules con un azul mas intenso por el exterior» etc etc ad nauseam), la caracterización de los personajes tan maniquea y cansina (recuerdo en César, cuando presenta a Bruto, que se tira unas 6 o 7 páginas con lo increiblemente feo que es, la cantidad de granos que tiene, que si no destaca en nada, que si va de intelectual pero es mas bien cortito, que si no es alto, que si anda encorvado y es torpe, que si Julia lo despreciaba, oooootra vez con los granos; que ya lo hemos pillado señora, que es horroroso y malo y lo odias, vale ya cohones. Ni que decir de Catón y sus «Catón ladró», «Catón aulló», «Catón rebuznó» y su afición al vino, Colleen parece escribir para alguien con un ligero Alzheimer porque cada vez que aparece Catón nos recuerdo lo increiblemente frio y estoico que es, que vendió a su mujer; por no hablar ya de su afición al vino, es increible que no pueda escribirle una maldita linea de diálogo sin luego apostillar que se tomo una copa de vino sin aguar etcetc).

    Y aun así me he leído 5 libros y pronto caerá el 6º, y no me arrepiento, son viciantes son claros en su exposición y la escala del relato es muy grande, puedo soportar 200 páginas de babeo por César (al que efectivamente defiende en su virilidad heterosexual hasta cotas risibles, creo que no he leído cosa mas absurda e increible que lo de sus asuntos con Nicomedes de Bitinia, bueno sí, en cierto artículo de la pagina aquella de historialago… ) si luego disfruto del sitio de Alesia o del enfrentamiento entre Milón y Clodio o de la carta de Casio sobre el fiasco parto de Craso o de la locura final de Mario o… quiero decir que personalmente, aun con sus taras la saga me compensa. Pero teniendo claro que Colleen es una poco torpe escribiendo y que a veces pretende que el lector comulgue con piedras de molino.

    Saludetes.

  106. hector dice:

    que tendriamos que opinar sobre el Filipo de Guild, El Ramses de Jacq, el Hornblower de Forester, el Belisario de Graves , el Alejandro de Manfredi solo por nombrar algunos poquitos ejemplos de personajes que los autores nos presentan «casi o totalmente perfectos»????

    criticar a Colleen por estos detalles minimos es tapar el bosque con un arbol, la calidad de su obra es hasta ahora insuperable

  107. Urogallo de Pompaelo dice:

    El Alexandros de Manfredi se lleva la palma :D

  108. Nacho dice:

    Hola a todos. Llevaba un tiempo dudando de si empezar esta titánica empresa de leer la serie de Colleen… y despues de leer vuestras opiniones me he decidido a hacerlo.
    Arauxo me ha gustado mucho tu comentario del libro…parece muy objetivo.
    ¿Me podriais recomendar algunos titulos mas de novela histórica sobre Roma?.Os quedaría muy agradecido.
    Un saludo.

  109. Germánico dice:

    Uf, Nacho… Pásate por el foro, que por allí hay dispersa mucha de esa información.

    Saludos.

  110. Arauxo dice:

    Hola, Nacho.

    Gracias por tu comentario. Aparte de la pertinente sugerencia de Germánico, se han recomendado (yo también) bastantes novelas de romanos en la reseña sobre Rubicón, que puedes consultar en este enlace:

    https://www.hislibris.com/?p=228

    Un saludo.

  111. aretes dice:

    (Esta reseña también es de Arauxo)

  112. Josep dice:

    Disculpad que no haya respondido antes, pero soy un «analfamático» y entro en Internet de higos a brevas.
    a) No defiendo que TODOS los latinos seamos bajitos, morenos, feos y calvos (yo no soy bajito aunque cumplo el expediente con el resto). Pero Collen hace un retrato excesivamente indoeuropeizante de la región. En el caso concreto de César, él mismo dice en De Bello Gallico (¿cómo se pone aquí la cursiva?) que «los galos se burlan de nosotros por nuestra baja estatura».
    b) Efectivamente, no existe una sola raza pura en ninguna parte (por suerte). Pero, en el caso de la república romana, las migraciones posteriores la han indoeuropeizado cada vez más, como a España, y no menos. Es de suponer que los italianos del siglo I AC serían aún más mediterráneos que los del XX DC: Vide Supra la cita de César. En esa época, el componente ítalo y etrusco podría ser muy superior al latino indoeuropeo, y casi ningún pueblo nómada que se sedentariza conserva durante mucho tiempo sus características originales. No hay más que echar un vistazo a la mayoría de los griegos (indoeuropeos) o turcos (asiáticos de las estepas). ¿Hay griegos rubios y turcos con rasgos mongoloides? Seguro, pero no deben ser considerados como la norma estadística.
    c) La obsesión de Collen por la pureza racial es una constante en la saga, incluyendo inverosímiles debates senatoriales al respecto y amargas quejas sobre cuál debe ser el tono exacto de rubio del cabello de un romano. Por cierto, se distingue intencionadamente el «rubio romano» del «rubio celta» y ello es particularmente llamativo en la descripción de Pompeyo (otro malo al que hay que demonizar). Si aún dudáis, echad un vistazo al denigrante trato que recibe el «mestizo del Júcar».
    d) No me molesta que se cite la bisexualidad de Sila. Disfruto de ella por escrito tanto como durante el ballet «espartaco». Me molesta que se reserve a «los malos» y se niegue en «los buenos». Por un lado, supone una idealización falsificatoria de un personaje; por otro, una demonización de una práctica que no nos incumbe.
    e) Llegué al tercer tomo porque me interesaba el personaje de Sila y la época de las primeras guerras civiles. El tercero me gustó menos que el segundo, y éste menos que el primero. Suponiendo una tendencia descendente y desaparecido mi personaje favorito, abandoné. La babeante descripción del encantador Cesarín sólo fue la gota decisiva. ¿Cuánta agua hace falta para reventar una presa? Una gota.
    f) Lamento no poder hacer una crítica mejor. Cito de memoria, y leí la serie hace demasiado.

  113. hector dice:

    josep

    estas haciendo un analisis como si esto fuera un libro de historia y no es mas que una novela.

    en todo caso el mismo Mommsen, el mejor historiador de Roma, premio Nobel, pone en su obra, textual, que Cesar era perfecto. Hace tiempo copie el parrafo textual no recuerdo si aqui mismo o en el foro

    Colleen hace lo mismo que el resto, ni mas ni menos. El Filippo de Guild, el Alejandro de Manfrefi , Pressfield o Haefs, Ramses de Jacq, Hornblower de Forester, el Belisario de Graves, el Tiberio de Massie y miles de ejemplos mas, todos personajes casi semi o completamente perfectos..

    sobre Sila, sospecho que Colleen se quedo corta es los rasgos negativos , porque este personaje fue mucho mas tenebroso , de los peores junto a Neron y Caligula

    creo que Colleen despierta tantos amores u odios, sin terminos medios, porque en el fondo estamos juzgando su posicion historica sobre Cesar y esto no nos deja apreciar la calidad de su obra, que en resumen no deja de ser una NOVELA asi que no la juzquemos por otra cosa

    hector

  114. Josep dice:

    Tienes razón: es una novela.
    Me limito a decir por qué no me gustó.
    De todos modos, la fidelidad a la historia es una de las cosas que yo considero importantes en una novela que acepte ese apellido.
    Sobre la divinización del protagonista,: sí, tienes razón al citar a otros autores. El Alejandro de Gisbert Haefs es tan perfecto que hasta perfuma con su sudor. Con Belisario de Graves no estoy tan de acuerdo: tiene sus debilidades (ultraortodoxia religiosa, fe ciega en su mujer y su emperador) que compensan humanamente sus virtudes. Ídem con el Alcibíades de Pressfield en «Vientos de Guerra»; su Alejandro es otra cosa, nos está contando la Guerra de Iraq en el siglo IV AC. En cualquier caso, Haefs o Graves hacen que la novela en conjunto valga la pena. Ya he dicho que sólo fue la gota que me hico abandonar la serie.

    Un cordial saludo: Josep.

  115. Josep dice:

    Donde dice «hico» léase «hizo».
    No sólo soy un analfabeto de la informática; también soy un pésimo mecanógrafo.

  116. Arauxo dice:

    «Estás haciendo un análisis como si esto fuera un libro de historia y no es mas que una novela… esto no nos deja apreciar la calidad de su obra, que en resumen no deja de ser una NOVELA asi que no la juzquemos por otra cosa«. Vaya, Héctor, eso parece un comentario de Arauxo discutiendo con Héctor en la reseña de Los Idus de marzo. Quién te ha visto y quién te ve…

    Un saludo amistoso aunque algo impertinente…

  117. hector dice:

    y si Arauxo te robe la frase…espero no me conviertas en un Bucay

    aunque sigo pensando q los Idus no es una novela historica sino una novela de ciencia ficcion

    T.W. en los Idus no solo se toma licencias de las q avisa, sino dentro del mismo libro hay cantidad de errores increibles, Asterix peleando en su Galia tiene un marco historico mas creible

    no deberiamos ser tan exigentes para juzgar a un autor si este ve a un personaje rubio ojos celestes o perfecto, sino el marco historico en general y en eso Colleen es insuperable.

    se la critica porque toma partido por Cesar pero que historiador no se inclina un poquito para alguna de las partes ,

    He pedido el libro de Pina sobre Ciceron, pero recien de aqui a 30 dias lo tendre en mis manos y otro tanto para leerlo, ultimamente estoy muy adicto a la vida de este hombre, mas lo conozco mas lo rechazo como dirigente politico..

    hector

  118. Fabián dice:

    -Buen comentario de Arauxo…

    De casualidad llegue a conocer esta saga, un dia calló a mis manos el libro: Las mujeres de César». Lamentablemente me di cuenta q era el cuarto libro de la saga, pero como ya lo habia empezado a leer, lo terminé. Me gusto el libro, aunque debo confesar que con tantos personajes y tantas familias involucradas me perdi un poco. Entonces decidi leer «el primer hombre de roma»

    -el primer hombre de roma, me parecio un libro fascinante, con buenas descripciones de ambientes y forma de vivir de la antigua Roma. Solo encontre q la autora le tiene poco agrado a «los boni».

    -Ahora empezare la corona de hierva, espero q este libro, sea igual de bueno como el primero

  119. hector dice:

    Fabi
    asi es, Colleen es claramente cesarista y maltrata bastante a los opositores a Cesar, y presenta a un joven Cesar casi perfecto, pero bueno ,hasta el Nobel Mommsen escribio textual que Cesar era perfecto, que Colleen tome partido es un «pecado» de muchos novelistas, salvo Waltari que nos hace sufrir constantemente con sus personajes

    Te recomiendo tambien El caballo de Cesar, el ultimo de la serie, al no tener tantos personajes y cuestiones politicas densas, es el mas dinamico de todos

    hec

  120. Arauxo dice:

    Salve, Fabián, y bienvenido a Hislibris (porque creo que eres nuevo ¿no?)

    Me alegra que la serie haya empezado a gustarte al leer El primer Hombre de Roma. Lo cierto es que si lees antes cualquiera de los volúmenes siguientes, debe quedarte una sensación extraña parecida a la de llegar tarde al cine. Así que si has empezado «correctamente» espero que ahora disfrutes la serie como Dios manda. Hombre, la corona de hierba no está nada mal, pero en mi opinión -como habrás deducido al leer mi reseña o mis comentarios-, ninguno de los libros es comparable al primero, excepto posiblemente el quinto, César, sobre todo porque los acontecimientos políticos se precipitan tanto en aquél como en éste. Pero eso no implica que vayas a aburrirte, ni mucho menos. Todo lo contrario…

    Dices también que «la autora le tiene poco agrado a “los boni”. No puedo estar más de acuerdo contigo. De hecho, si lees los comentarios que han seguido a la reseña, descubrirás que justamente ésa ha sido una de las cuestiones más debatidas en este hilo. Creo que pueden interesarte.

    Un saludo.

  121. Arauxo dice:

    Yo te confieso, Héctor, que cada día te entiendo menos. ¿De modo que Colleen es claramente cesarista y maltrata bastante a los opositores a Cesar? ¿Y eso se diferencia mucho de aquel comentario que hice el 17 de octubre –La saga es sustancialmente maniquea. Me remito al acertado comentario de Poveda algo más arriba sobre el trato que la autora dispensa a Pompeyo, Cicerón y, sobre todo, a Catón.”…- que tú te empeñaste de rebatir y del que derivó después una discusión ad nausean no sólo en esta reseña, sino también en la de Rubicón de Tom Holland?

    Primero realizas un vehemente análisis de la novela Los Idus de marzo -en su correspondiente reseña- como si fuera un libro de Historia y la pones verde, enjuiciándola no como una novela sino como otra cosa. Despúes, en esta misma reseña, «protestas» porque alguien está haciendo un análisis como si esto fuera un libro de historia y no es mas que una novela… asi que no la juzquemos por otra cosa, es decir, exactamente lo contrario…

    Primero me discutes (a mí y a Poveda) que la serie de McCullough sea maniquea y que la autora dispense un trato desfavorable a Pompeyo, Cicerón y Catón; y a los pocos meses le dices a Fabián -que no hace sino sumarse a nuestra opinión- que la autora maltrata bastante a los opositores a Cesar, que es exactamente lo que Poveda y yo decíamos…

    Y yo me pregunto… ¿Cuál es la opinión y cuales los argumentos de Héctor? ¿Aquélla y aquellos… o ésta y estos? ¿Es que Héctor ha evolucionado y ya no piensa como pensaba? ¿O es que Héctor es como Jano. El dios de las dos caras?

    En fin, la verdad es que uno no sabe a qué atenerse…

    Un saludo algo confuso.

  122. hector dice:

    arauxo

    siempre reconoci que Colleen toma partido, estas cambiando con mala intencion el eje de la discusion, quiza con animo de riña.

    lo que se discutia en ese momento era si Colleen nos presenta una imagen de los bonis creible o no, de acuerdo a los documentos que nos llegaron de esa epoca y aqui si estoy de acuerdo con Colleen

    realmente , a esta altura, ya no me deberia interesar aclararte nada debido a los escasos conociemientos que tenes de esa epoca ( me remito a las discusiones con sobre caton, la cita de plutarco, triunvirato, detenciones ilegales, etc) , pero como es lunes y veo que te has levantado con el pie izquierdo…hago el ultimo intento

    saludos, como era aquella frase.. a si ahora recuerdo » saludos apaticos»

  123. hector dice:

    y hablando de mirar la paja en el ojo ajeno.. digo de «contradicciones» en criollo….

    en los idus , tu frase fue : «Viva la novela histórica! Y el que quiera leer
    Historia que se compre un libro… de Historia»

    en Emperador, las puertas de Roma,
    !Pero si este tío… ¡¡No tiene ni idea de Historia Antigua!…

    vamos acaso le damos licencia a Wilder en los Idus para que invente cualquier cosa y no a Iggulden , independientemente de su resultado? o la mismisima y «malisima» Colleen por hacer a los boni malos entre los «malos»

    como decia mi abuela, primero en uno, despues la paja en el ojo ajeno

    en fin, saludos mas apaticos y cambio final de mi parte a este polemica

  124. Arauxo dice:

    Lamento profundamente, querido Héctor, que mis escasos conocimientos no estén a la altura de tus expectativas. Intentaré estudiar mucho más en el futuro aunque sólo sea para ganarme tu respeto personal. Y espero que encuentres en Hislibris a gente con muchísimos conocimientos sobre las materias y épocas que te interesan, con los que te merezca la pena realizar el esfuerzo de debatir, y cuyos comentarios resulten satisfactorios a tu inteligencia y a tu cultura.

    En fin, sólo puedo expresar mi consternación por mi ignorancia. Y lamento, igualmente, mi mala intención, mi pie izquierdo y mi ánimo de riña. No debes preocuparte más al respecto. Arauxo jamás volverá a cruzarse en tu camino, porque lo que no tendría perdón de Dios es que alguien con escasos conocimientos se dedicara a hacer perder el tiempo a los especialistas de Hislibris. A ver si cualquiera que se asome por aquí va a pensar que todo el monte es orégano y que en Hislibris escribe cualquiera…

    En fin, un saludo y hasta siempre, Héctor. Y siento la molestia, hombre.

  125. ignacio el argentino dice:

    Tranquilo muchachos. No se enojen y escriban cosas que luego se arrepientan.
    saludos

  126. Epaminondas dice:

    Hola queridos amigos hislibreños,

    Esta es la primera vez que escribo en esta web aunque hace ya un tiempo que os leo con gran interés. Acabé el pasado año la saga completa de la Sra. McCullough, ciertamente me encantó y la seguí con enorme interés (a pesar de que el último volumen por alguna razón, entre las que quizá esté su traducción, no me gusto tanto).

    Soy en mis ratos libres desde este pasado año estudiante de Historia en la UNED (a paso de tortuga) y la lectura de la obra que nos ocupa, supongo que por divertirme extraordinariamente, fijó en mi mente de una forma clarísima el devenir de los acontecimientos de la república tardía de tal forma que la posterior lectura de manuales y textos diversos ha ido complementando, reorientando, matizando, variando aspectos de un esqueleto muy firme; como veis, para mí (y creo que para cualquiera que haya leído esta magna obra), ha tenido un doble efecto placentero y tremendamente didáctico.

    Arauxo, he seguido tus comentarios con notable interés, te animo para que no desfallezcas en tú empresa de defensa de la libertad contra el rodillo monocolor del “pensamiento único” y la progresía LOGSEática. Te felicito por tu erudición y claridad expositiva, la búsqueda de la verdad es mucho más compleja y difícil que la repetición de clichés preconcebidos o el análisis desde un punto de vista sin ninguna perspectiva.

    Saludos a todos.

  127. Ascanio dice:

    Hola, Epaminondas, me alegra ser la primera en darte la bienvenida, y espero que sigas mucho tiempo con nosotros.
    Estoy totalmente de acuerdo en el aspecto «didáctico» de la serie de McCullough. En mi caso, creo que no he aprendido tanto sobre la Roma tardorrepublicana en ningún sitio como leyendo esas novelas, exceptuando, quizás, Rubicón, de Tom Holland. Y apartando las licencias literarias de la autora, porque, y como menciona Arauxo, no debemos olvidar que son «best sellers» a pesar de su mastodóntico trabajo de documentación.
    Un saludo de bienvenida.

  128. Arauxo dice:

    Bienvenida, Epaminondas y muchas gracias por tus elogios. Y, aunque tengo ciertamente mucha menos erudición de la que me atribuyes, sí coincido contigo en que la verdad es mucho más compleja de lo que permiten descubrir los estereotipos y encorsetamientos derivados de prejuicios ideológicos o de eslóganes simplistas; y, sobre todo, es mucho más polícroma y prismática de lo que se vislumbra desde la adscripción anacrónica y artificial a cualquier bando, grupo, orden, clase, partido o estamento del pasado. Dicho de otro modo, es virtualmente imposible construir un modelo histórico (algo parecido a la maqueta de una época concreta) que recree en toda su complejidad un tiempo pretérito si el autor del diseño se alinea o identifica con alguno de los protagonistas de la época. En el momento en que eso ocurre, como tú bien dices, se pierde la perspectiva y el historiador abjura del principio que debe inspirar su quehacer, es decir, la búsqueda de la objetividad, e incurre en el peor de los vicios: la subjetividad, la manipulación -consciente o inconsciente- de los hechos, la falsedad, la media verdad o, en definitiva, la toma de partido. En ese mismo instante, el historiador pierde la que debiera ser su vocación de espectador y deviene en protagonista de los hechos y en propagandista ideológico. Anacrónico, a destiempo, artificial… pero protagonista y propagandista sin ningún género de dudas.

    En fin, vaya rollo que te he largado el primer día… Espero que no haya sido suficiente como para espantarte y que podamos disfrutar de tu compañía en Hislibris durante mucho tiempo. Reitero la bienvenida y mis mejores deseos para el nuevo proyecto que acabas de empezar, en el que, como en tantas otras circunstancias, no importa la velocidad (de tortuga o de caracol) sino la seguridad y solidez de lo que aprendas y, sobre todo, tu propia satisfacción personal.

    Un saludo.

    PS: casi huelga decirte que si necesitas ayuda en cualquier momento y siempre que este pobre reseñero esté en condiciones de proporcionártela, sólo tienes que pedirla.

  129. Epaminondas el beotarca dice:

    Gracias por vuestras amables palabras de bienvenida,

    Oh!… no será tan fácil espantarme pues yo mismo (soy varón) gusto de tales disquisiciones y tengo por principal afición no solo el conocimiento de hechos del pasado sino (lo que es mucho más difícil y pretencioso) la comprensión de los mismos.

    En efecto el historiador debe actuar con rigor científico e intentar dejar sus prejuicios en el presente (en su casa) para poder juzgar con objetividad los hechos que estudie, poniéndose en la piel (y en la mente) de aquellos a quien estudia. Evidentemente esto es muy difícil, dificilísimo, sin duda, ¿pero quien que al menos no lo intente puede definirse como historiador?.

    Lo natural entre estudiosos es la disparidad en los pareceres, el debate sin duda nos acerca a la verdad, o al menos nos expone alternativas. Ahora bien ¿es este el ambiente que reina en nuestras universidades, en nuestro sistema educativo en general?….

    Mi opinión al respecto es por propia experiencia muy negativa, la universidad hace ya muchos decenios que fue tomada masivamente por el marxismo, y aun habiéndose mostrado este como un análisis como mínimo muy cuestionable, nada parece haber cambiado en las inmutables testas de nuestras cumbres intelectuales. Yo soy economista, y hasta en esta especialidad del saber esta tendencia era mayoritaria (y excluyente además), digo esto porqué es justo en la economía donde el marxismo se ha demostrado más equivocado (siendo sin embargo lo económico su principal razón de ser).

    No soy por definición anti marxista pero estoy harto del pensamiento único y del rodillo “progre” que parecen aplanar toda la intelectualidad, así que espero pasar unos buenos ratos con vosotros “mentes libres”.

    Saludos

  130. richar dice:

    Saludos Epaminondas y bienvenida al blog (Arauxo, digo bienvenida porque tú lo has dicho, aunque no he visto signo de que Epaminondas sea chica o chico).

    Yo también soy estudiante de historia por la UNED desde hace unos años, aunuqe lo tengo en stand by desde que nacieran mis dos enanas, así que volveré cuando tenga tiempo.

    En fin, un saludo y esperamos tus aportaciones más a menudo.

    Richar.

  131. Fabián dice:

    -Hola.

    Bueno, primero q todo, gracias Arauxo por las palabras de bienvenida.

    Vuelvo a comentar en el foro debido que terminé «La corona de hierba», me parecio igual de fascinante que el primero, creo que me gustó porque aborda mucho más, q la vez anterior a Sila.

    El aspecto sicológico de Sila q realizó McCullough me pareció espectacular. Sin ánimo de seguir con la discusion de q si trata mal o no, a los boni o adversarios de su querido César, debido a ello, Sila me parecio el antagonista q debido a su personalidad, inteligencia y ansias de poder mea sea mucho mas recordado q cualquier otro(hasta el momento)

    Bueno, hay que reconocer que McCullough aparte de su tic narrativo de partidismo, es una buena autora(según mi humilde opinión)ya que, describe muy bien el entorno y el «mos maiorum» de Roma.

    Saludos.

  132. Arauxo dice:

    Como tu apuntas, Fabián, McCullough utiliza la figura histórica de Sila para asignarle las funciones de antagonista, uno de esos agentes propios de la narrativa que suele ser indispensable para el desarrollo de cualquier relato en el que el autor pretenda recrear una cierta tensión dramática. Y como tú también comentas, por su fuerte personalidad, su indestructible determinación, su carisma arrollador y su desmedida ambición, Sila es… el antagonista perfecto.

    El problema es que, en una obra de las dimensiones de la de McCullough y con un escenario temporal tan amplio (de varios decenios), la recreación dramática de los hechos exige la sucesión ininterrumpida de protagonistas y antagonistas para mantener viva la llama de la tensión y el adecuado pulso argumental. Y la autora lo tiene claro desde el primer momento: escoge sus protagonistas en el bando o partido popular (Mario y César fundamentalmente, pero también y entre ellos, ejerciendo como «secundarios» de excepción, Marco Livio Druso, Quinto Sertorio, Cinna, Quinto Cicerón, Craso, Pompeyo -en su etapa de aliado de César y triunviro- Marco Antonio, Octaviano…) y a sus antagonistas en el de los boni u optimates (el clan de los Metelo, Marco Emilio Escauro, Sila, Cicerón, Catón, Pompeyo -desde el momento de su alianza con los boni-…) El resultado es, como ya comenté bastante más arriba, un relato sustancialmente maniqueo, en el que buenos y malos están perfectamente identificados durante toda la serie y adscritos, respectivamente -pero sin mixturas- a una de las dos facciones.

    ¿Es esto admisible literariamente? Claro que sí. En realidad, la pregunta es más evidente formulada a la inversa: ¿Podría mantenerse el interés del lector durante las casi 5.000 páginas de la serie sin esta clara delimitación y sin proponerle su identificación con uno de los bandos? Seguramente es posible… pero mucho más difícil. Y esto lo saben muy bien los escritores de best sellers, cuyos argumentos suelen siempre ser maniqueos, para facilitar la adscripción anímica y emotiva del lector con el/los protagonista/s, creando así una complicidad -facilona y simplista, pero efectiva- que envuelve y atrapa rápidamente al «incauto» lector hasta las últimas páginas del libro. Y McCullough hace lo propio, porque es lo fácil. Nada malo hay en ello y sólo responde a una estrategia narrativa que, en el caso que nos ocupa, cumple perfectamente su función. Es exactamente lo mismo que ocurre, por recurrir a un ejemplo de actualidad, en la película 300, en la que no existe la menior duda sobre quiénes son los buenos y quiénes los malos y en la que el espectador, desde el primer momento, apuesta emocionalmente por los espartiatas… y disfruta viendo a estos machacar a cuantos persas se ponen en su camino.

    Pero si el recurso al maniqueismo es perfectamente admisible desde la perspectiva literaria, no lo es desde la perspectiva histórica. Y sobre eso he tratado de llamar la atención desde el principio en los comentarios de esta reseña. El lector de la serie debe estar avisado y comprender que la Historia real no suele ser maniquea y que la verdad, como bien apuntaba Epaminondas (perdón, porque veo que eres hislibreñO, y no hislibreñA), es poliédrica. Y entender así que el siglo final de la República romana es, en realidad, la descomposición de un régimen anquilosado que ya no respondía a las necesidades impuestas por las nuevas circunstancias de la Historia, en cuyo desarrollo colisionaron los intereses, las creencias, los valores y las ideas de individuos que, unas veces actuaron movidos por su propia ambición y por los más oscuros intereses y otras por los más altos y nobles sentimientos. Como la vida misma y como ha ocurrido en toda la Historia.

    Y, para comprenderlo, basta centrar la atención en dos protagonistas del momento radicalmente enfrentados: César y Catón. Si analiza sus comportamientos con frialdad y sin prejuicios ideológicos, el espectador descubrirá fácilmente en sus trayectorias la sucesión o alternancia de comportamientos mezquinos, crueles, ególatras, osados, nobles, valientes, heroicos…

    Y me callo ya, porque voy camino no sé si de las 5.000 páginas, pero sí de las 5.000 palabras, y hay por ahí algún griego al que le estoy dando motivos para fustigarme sin piedad…

    Un saludo.

  133. Epaminondas dice:

    Y ya se sabe …..“timeo danaos et dona ferentes” (desconfiad de los griegos aunque traigan regalos) según nos advirtio Virgilio.

    Saludos

  134. cavilius dice:

    Slash, slash… (es mi látigo fustigando).

  135. Epaminondas dice:

    Abundando o circunnavegando lo comentado por Arauxo:

    ¿Quién se atreve a juzgar exclusivamente con parámetros políticos fijos y partidistas la historia política humana de tiempos pretéritos o lugares diversos?

    Alguno hay que se atreve… Alguno hay que aplica sus laxos y progres principios morales como valores universales con los cuales juzgar el comportamiento de los hombres en cualquier época y lugar. De paso juzga al resto de mortales que no coinciden con su idílica interpretación.

    Perdón, pero no todos estamos de acuerdo con que la falta de libertad, el dirigismo, el intervensionismo, el pensamiento único, el “panem et circenses”, el gran hermano…etc, sea en todos los tiempos y lugares “la mejor de las políticas”.

    ¿Qué aportan tales individuos al global conocimiento, a la comprensión de los hechos de los hombres?.

    Poco, simplifican los hechos y sus consecuencias al igual que la función educativa en la España actual simplifica y teledirige las mentes para que con naturalidad se acepten unos preceptos como verdaderos y otros como falaces.

    ¿Me revelo yo como adscrito claramente a otra ideología opuesta a la que critico? (y por tanto soy igualmente partidista).

    En parte no y en parte si, desde luego en la que pueda pensar el aludido (si es que lo hay) NO, yo me coloco en medio y en ninguna parte, arriba y abajo, no estoy enteramente del lado nadie pues nadie está enteramente de mi lado (parafraseando a Bárbol). No me erijo en juez, pero si exijo mi derecho a exponer mi opinión, además desecho a aquel que si se atreve a erigirse en juez de los demás.

    Y con esto dejo el tema, como dijo alguién:

    “Quien tenga oídos que oiga”.

    Saludos compañeros.

  136. Urogallo dice:

    Yo también animo a Arauxo a permanecer, persistir y prevalecer ( ya ves, no felicito a los nuevos pero respeto a los antiguos). Aparte de eso, aunque me gusta la personalidad del Sila de la MacCullough, no es menos cierto que abusa mucho los escasos datos para forzar su Sila personal. Un ejemplo es Metrobio: De Metrobio solo tenemos un dato, que en su vejez ( de ambos, pero más acusada en Metrobio, el avenjetado travesti), Sila dijo de él que era «la única mujer que había amado jamás». Forzar la anécdota y convertirlo en un efebo actor, nunca travestido, ya sale de la pluma de la MacCullough…

    Acabo de terminar CÉSAR, el penúltimo de la saga. Impecable, con escenas estremecedoras ( César contemplando el oceano desde Britania), pero a la vez…ingrato en otros aspectos, Farsalia despachada en dos parrafos, y Labieno convertido en un monstruo espántoso.

  137. francisco dice:

    Creo que esta Sra. de apellido impronunciable, pero por lo que se ve de una inteligencia manifiesta,ha conseguido que muchos nos «enamoremos» de la Roma antigua, y sobre todo de la época republicana. Es indudable que toda la saga gira en torno a Cayo Julio Cesar; pero es que de verdad a mí me parece uno de los personajes mas importantes de toda la historia del mundo. Y mucho mas de la civilización occidental. Salvando las distancias, ya querríamos tener gobernantes y líderes políticos que se asemejasen un poco a este hombre que le dió un giro a la historia y preparó la cuna de todo lo que hoy nos suena a civilización.
    Hay que leer también a Mommsen, pero me felicito por haberme encontrado con Mccullough.

  138. hec dice:

    Bienvenido Francisco
    si pasas por el Foro vas a encontrar libros tan buenos como los de Colleen o mejores todavia

    saludos

  139. Arauxo dice:

    Saludos, Francisco y bienvenido seas.

    Celebro que la serie haya despertado tu interés por la Roma republicana. Lo cierto es que el siglo I a.C, constituye, en mi opinión, uno de los momentos más fascinantes de la Historia de la humanidad. McCullough sabe aprovechar esa circunstancia y la recrea acertadamente, generando todo un universo de ficción sobre sólidas bases históricas que atrae e incluso atrapa al lector con facilidad. Coincido absolutamente contigo en la valoración de César como «uno de los personajes más importantes de toda la historia del mundo«. Indudablemente, César siempre ocuparía un puesto relevante entre las 100 mayores personalidades de la Historia, y entre las 50, y entre las 20, y entre las 10… Con lo que ya no estaría tan de acuerdo es con que César preparase «la cuna de todo lo que hoy nos suena a civilización«, porque creo que la cuna fue forjada mucho antes de que César viniera al mundo y más al este de su Roma natal; y porque, ya dentro de sus fronteras culturales, muchos otros romanos colaboraron en la empresa, antes y después de César. Pero, por supuesto, eso no resta un ápice a la relevancia del personaje, indiscutida e indiscutible.

    Un saludo y esperamos verte a menudo por aquí.

  140. ORENS dice:

    ME ENGANCHÉ DESDE EL PRIMER DIA,ESTA MUJER ES IMPRESIONANTE.EN CADA LIBRO,EN CADA CAPITULO,EN CADA HOJA HAY UNA ENORME CANTIDAD DE INFORMACIÓN MUY BIEN DETALLADA.

    HAY UNA COSA QUE SE RECONOCE COMO UN SELLO EN LOS GRANDES AUTORES,LA GRAN CANTIDAD DE PERSONAJES QUE APARECEN EN SUS NOVELAS CON SU CORRESPONDIENTE CANTIDAD DE INFORMACION,Y EL MÉRITO DEL ESCRITOR RESIDE EN QUE CUANDO ESCRIBE ESTO LO ENTIENDES A LA PRIMERA,DE MANERA QUE LOS PERSONAJES Y SUS ACCIONES Y QUIENES SON NO SE TE OLVIDAN.

    ADEMÁS RECREA UN SINFIN DE SITUACIONES,SENTIMIENTOS TAN PAREJOS PERO DISTINTOS QUE ELLA SABE CÓMO PRESENTARLOS.

    LA PRIMERA NOVELA QUE LEÍ DE BLASCO IBAÑEZ FUE LA ARAÑA NEGRA,ME IMPRESIONÓ SU FACILIDAD NARRATIVA Y EL GRAN DOMINIO QUE HACE DE SUS INNUMERABLES PERSONAJES.CUANDO EMPECÉ CON ELLA TUVE LA MISMA IMPRESIÓN HASTA EL FINAL DE LAS SEIS NOVELAS.

    M QEDÉ CON LAS GANAS D Q INICIARA LA ETAPA IMPERIAL,TANTO ES ASÍ Q ROBERT GRAVES Y TRES AUTORES MÁS JUNTO CON ELLA CONFORMAN EN MI BIBLIOTECA 300 AÑOS DE HISTORIA ROMANA NOVELADA.

    ES UNA TIA IMPRESIONANTE

  141. hec dice:

    confirmado, en Septiembre de este año tenemos el ultimo de la saga.. «Antonio y Cleopatra»

    http://www.calitreview.com/Interviews/mccullough_8027.htm

  142. richar dice:

    Saludos Orens, coge tu número y ponte a la cola del club de fans de McCullough, que por aquí hay un buen porrón de ellos :-)

    En fin, bienvenido al blog y esperamos verte por aquí.

    Un saludo,
    Richar.

  143. clio dice:

    ¿Cuando llegará por aquí?, alguien ha leido el On, Off?

  144. hector dice:

    set/07 lanzamiento en ingles

  145. Aquiles dice:

    Creo que la saga de Collen deja con la boca abierta por su exactitud y pureza, de hecho si se le da solo una pasada a los textos historicos uno se da cuenta de la gran rigurosidad historica que Collen tuvo al escribir sus novelas, aun asi logra encantar con la humanidad de sus personajes, lo unico que todos los que queremos estos libros esperamos, creo, es que Collen se anime a escribir sobre el Joven Octavio divini filis y como termina su propia saga.

    un viudo de tus novelas Collen

    Aquiles, «prefiero arder a desvanecerme»

  146. ¡Maldito replicante! ¡Cómo te atreves a suplantar mi irrepetible personalidad! ¡Acentúa las palabras! ¡Es Colleen, no Collen! ¡A la salida te espero!

    Casado con muchas novelas, divorciado de otras tantas.

    Aquiles, «yo soy la otra»

  147. Ascanio dice:

    Uf, menos mal, Aquiles, qué peso me quitas de encima, jomío. Ya decía yo que no podías ser tú.

  148. No es la primera vez que en este foro se me intenta imitar. Son cosas de mi irresistible magnetismo personal…

    Aquiles, «me duele la cara de ser tan guapo»

  149. Arauxo dice:

    Venga ya, Aquiles, si todos conocemos tu esquizofrenia…

  150. Blueberry dice:

    Supongo que es algo comentado hasta la sociedad, pero para mi resulta de capital importancia, el partidismo que plasma en sus páginas y que a mi modo de ver le restan ciertos puntos a esta obra (Lo que no quiere decir que no posea relativa exactitud histórica).

    En otro orden de cosas, Aquiles, me ha echo gracia ver aquí las palabras de mr Young
    «It’s better to burn out
    Than to fade away»
    del mítico My My Hey Hey

    Un saludo

  151. Blueberry dice:

    evidentemente quería decir «hasta la saciedad»
    culpa mia

  152. Urogallo dice:

    Increible, he conseguido acabar «La corona de hierba», y como voy adelantado con CESAR, dire que hay un error: Afirma que las monturas de los galacios llevaban herraduras.

  153. Fabián dice:

    -Me quede estancado en «Las mujeres de César…» :(
    Creo que es mi destino (al conocer a Colleen por ese libro y terminar con el mismo? ) al no poder encontrar «César».

    fuck

  154. jerufa dice:

    Bueno, yo, como siempre, llego tarde a todas las cosas buenas en hislibris. Pero, como el célebre refrán, «nunca es tarde si la dicha es buena».
    Tal y como comenta Arauxo en su excelente reseña, yo me encuentro en los que están en el tercer grupo. O sea, ese conjunto de seres extraños que viven en otro planeta y desconocían -por pura lógica, claro está- su existencia.
    Pero, claro, para eso están las personas desprendidas que, de forma altruista- «donan» a la familia semejantes regalos para que luzcan hermosos en sus estanterías. Si, si…mi querida hermana Ascanio me ha «regalado» los seis volúmenes de la saga de Mc Cullough.
    Aunque ahora que lo pienso…¿lo habrá hecho de buena fe o será alguna represalia oculta en su mente hacia su pobre hermano?, porque pretender empaparse 5.000 páginas no está al alcance de cualquier mortal que disponga de un mínimo de tiempo.
    Sin embargo, sin embargo…
    he de reconocer que me estoy encontrando con una maravilla de novela hasta el punto de que no dudaré de que -pese a llevar leídas las primeras 250 páginas-, pasaré a engrosar ese afortunado primer grupo de lectores a los que Arauxo alude en su, de nuevo, cautivante reseña.
    Gracias a los dos por semejante obsequio. Sois fabulosos, de verdad.

  155. hector dice:

    bievenido al club Jerufa

    ya esta por salir en ingles, el ultimo y definitivo de la serie, creo q tenia fecha Oct07 de edicion

    como sabras, cada tanto se arma alguna polemica sobre esta obra, esperemos verte participar

    Arauxo, esto viene muy soso, deberiamos armar algun lio!!!! a ver si terminas eso que prometiste sobre Roma….

    Hec

  156. Arauxo dice:

    Sisisisisisisisí, no te falta razón, Héctor. Hace tiempo que no discutimos sobre las aportaciones del grandísimo Cicerón y sobre las aventurillas del personajillo ese de César y sus amigotes… pero todo se andará. Voy a pedirte un poquito más de paciencia, porque estoy retomando mis deberes -durante largo tiempo abandonados- y volveremos a montar el taco. Lo prometo.

    Se nota que tú eres un hombre de acción trepidante a raudales y yo… soy más relajaíto y acobardaillo… Y por eso nos peleamos por el mequetrefe de César y el polifémico Cicerón, claro…

    Un saludo y gracias por tu constante estímulo.

    (¿Me ha salido equilibrado, comedido e imparcial el comentario?)

  157. hector dice:

    Arauxo
    tampoco me gusto que por alli pusiste a Demostenes en la misma categoria de Lope y otros proceres…
    pero como esa area pertenece a los helenos, lo dejo pasar…

  158. Valeria dice:

    Pues imparcial, imparcial, no sabría que decirte, Arauxo. Mequetrefe es claro, pero ¿polifémico? No se, parece que mequetrefe es vulgo vulgaris, un insulto para la escoria de la plebe, y polifémico un calificativo que, aunque pretenda denostar (¿lo pretendes?) es propio de los boni, un dechado de cultura, siempre guardando las formas. Me temo que esto de la imparcialidad tienes que trabajarlo más.

    Y un comentario al margen, si me lo permiten. «Nunca es tarde si la dicha es buena» me parece que se utiliza comúnmente, pero de forma equivocada. La dicha siempre es buena, si no lo fuera, sería desdicha. ¿No será tal vez «nunca es tarde si la dicha LLEGA?

    Un saludo.

  159. Arauxo dice:

    ¡¡¡Pero Héctor!!! ¿Cómo infravaloras a Lope, Dios santo? ¡Pero si Lope es el mayor genio que ha dado nuestra lírica! ¡El Fenix de los ingenios! ¡Ya quisiera Demóstenes haber podido hablar en verso como el gran Lope, el Monstruo de la Naturaleza al decir de Cervantes! ¡Loor y Gloria al de Vega y Carpio!

  160. hector dice:

    no no no.. digo q no corresponde en esa categoria de proceres , poner a Demostenes, si al resto…

  161. Arauxo dice:

    Aaaaaaaaah, perdón, te había malinterpretado…
    ¿Quién fue Demóstenes, por cierto? ¿Era escultor? ¿Limpiabotas? ¿Regentaba algún lupanar? ¡¡Ínfórmanos, Cavilius, que estamos en ascuas!!

  162. Epaminondas dice:

    Alguién que intentó combatir la tiranía que venía de Macedonia, desafortunadamente sus resmas solo sirvieron para que el augusto hijo del magno Filipo limpiara con ellas sus regias posaderas.

    Alumno aventajado del viejo Epam fue este Filipo, pero solo quedaban palomas en el que fue nido de águilas…

  163. cavilius dice:

    Pues seguid, seguid en ascuas. Idos girando de vez en cuando para que os doréis por delante y por detrás, que luego haremos la costillada.

  164. Arauxo dice:

    ¡Ah, claro, Epaminondas! Demóstenes fue el de las Filipinas ¿no?

  165. Epaminondas dice:

    Efectivamente!, resistió durante nosecuantos meses en una pequeña misión perdida rodeado de hostiles tagalos mientras rechazaban sin balas los ataques furibundos al grito de ¡Viva España!

    ¿era este Cavi?…joer…¿me estaré confundiendo?

  166. cavilius dice:

    Clara confusión, Epaminondas: el grito era ¡Viva Iberia! El de «viva España» era un tal Manolus Escobárides, procónsul romano desterrado a la Tarraconensis por desacato a la Loba Capitolina, a la que llamó «hija de perra» en un ataque de ansiedad.

    Que lo ratifiquen hector o Arauxo, que estaban presentes en el momento de los hechos jugando a las tabas.

  167. Epaminondas dice:

    ahhhh!….ya me sonaba a mí.

    Esta bien eso de de tener testigos oculares, no sabía que los pitufos vivian tanto.

  168. Poveda dice:

    Buenas. Humor aparte, hace un par de días leía en unos artículos sobre la revolución americana que Catón era el ídolo de la de buena parte de los líderes revolucionarios. George Washington le tenía gran admiración y a menudo le citaba en su correspondencia privada, además su obra de teatro favorita era precisamente «Catón», de Joseph Addison; obra que mandó representar para «elevar el espíritu» de la tropa durante el terrible invierno que pasaron en Valley Forge.

  169. Arauxo dice:

    Pues no deja de ser curioso, porque el pensamiento catoniano se parece al revolucionario como un huevo a una castaña…

  170. jerufa dice:

    Valeria, tienes razón. Ese dicho está mal dicho. Mejor desdicha que dicha. He dicho.

    Adió, adió.

  171. Poveda dice:

    Pues sí arauxo, a mi también me sorprendió. De hecho gente a priori mucho más liberal que Washington, como Benjamin Franklin o Adam Smith también profesaban una gran admiración por Catón (y hablaban maravillas de de la tragedia que escribió Addison, he estado buscando infomación pero parece que no hay ninguna traducción al castellano disponible).

    Quizás más que el estoicismo o la propia causa optimate lo que les fascinaba era su determinación y cabezonería hasta sus últimas y trájicas consecuencias en defensa de la República. Porque hay que recordar que el estudio de la antigüedad en aquella época era más bien escaso y de erudición dudosa (con la honrosa excepción del gran Edward Gibbon). Así por asociación de términos la República representaba los ideales de libertad y justicia -(y Catón una especie de símbolo romántico de la resistencia contra la opresión del líder autócrata y su camarilla, en este caso el rey de Inglaterra)-, mientra que César era el tirano autócrata que la suprimía. Esta concepción empezó a invertirse principalmente a través de la obra de Mommsen, verdadero punto de inflexión en el tratamiento del tema.

  172. Arauxo dice:

    Absolutamente sí, Poveda. La obra de Mommsen fue, en efecto, determinante para invertir los términos. Hasta entonces (pero muy especialmente en los entornos ilustrados y en las proximidades del pensamiento revolucionario), los optimates habían gozado del beneplácito de la historiografía y la admiración política. Cicerón, Catón, Pompeyo e incluso Bruto eran considerados valientes luchadores tenaces en pro de la libertad y defensores a ultranza de la legitimidad constitucional frente a las ambiciones del dictador; y el tiranicidio de los idus de marzo era el ejemplo más sublime de gesta heróica para salvar la República, de sacrificio por la patria, por el pueblo y por la legalidad vigente. Mommsen le dio la vuelta a la tortilla, despertando un interés y una admiración por César inusitados hasta entonces, describiendo sus hazañas y su empeño personal en transformar la sociedad romana, y caracterizando al gran general y político como un patriota y un clarividente adelantado a su tiempo. Como contrapartida de esa interpretación, la actuación de los optimates aparecía miope y mezquina, movida siempre por sus intereses egoistas y atentos sólo a defender sus privilegios, aun poniendo en riesgo la supervivencia de la República.

    En realidad, ocurrió lo que tantas veces ha ocurrido con las escuelas historiográficas: la ley del péndulo. Y los buenos buenísimos se transformaron en malos malísimos (con su correspondiente viceversa). Afortunadamente, el tiempo acaba poniendo las cosas en su sitio. Los historiadores actuales suelen ser mucho más ponderados y equilibrados. Y aunque todos tienen sus simpatías, la interpretación maniquea de los acontecimientos ha dado paso a análisis mucho más asépticos en los que se reconoce la culpa que unos y otros tuvieron en el enfrentamiento civil que acabó dando al traste con el régimen republicano… sin renunciar a exponer las heroicidades o virtudes de unos y otros.

  173. MOLLETENSE dice:

    Hola. Compré recientemente un ejemplar de «el caballo de César» y lo mantenía reservado con cierta precaución. El tamaño me intimidaba.
    He topado casualmente con estos comentarios y me han animado a iniciar la lectura del citado libro.
    El entusiamo que aplicáis a vuestras intervenciones es contagioso. Son las 11 de la noche e inicio mi aventura en Roma. Ya os explicaré el resultado.
    Buenas noches y gracias por los consejos.

  174. Urogallo dice:

    No te arrepentirás, es el mejor de toda la saga.

  175. Arauxo dice:

    Te arrepentirás, es el peor de toda la saga.

  176. Urogallo dice:

    Te arrepentirás, Arauxo ha entrado en el hilo.

  177. Ascanio dice:

    Cierto, «El caballo de César» es el peor. Uro, ¿te has equivocado con el de la reseña o realmente te pareció el mejor?

  178. Arauxo dice:

    Te arrepentirás, Ascanio, Urogallo es el peor de toda su saga.

  179. Urogallo dice:

    No, pero Molletense dice que es el que tiene. De todas formas, como novela, me pareció el mejor, ahora bien, como novela histórica, el peor…Quizás por eso era el más ameno, por que se concentraba más en menos personajes.

  180. Arauxo dice:

    A mí, como novela histórica, me pareció la peor. Y como novela a secas, la peor. Como libro, en sí, el peor. Y como comentario, éste es el peor.

  181. Epaminondas dice:

    Los tres primeros son los….los dos primeros realmente son los….bueno, el primero es el mejor, creo (y opino).

  182. Urogallo dice:

    A mi los primeros me parecen más interesantes, pero peores novelas, demasiados personajes, imposible seguirles el paso a todos…Según avanza concentra mucho más la acción en menos personajes, y las novelas ganan en claridad.

  183. Ascanio dice:

    Zzzzzzzz….

  184. Epaminondas dice:

    Ascanio!, Ascanio!, que te duermes!.

  185. Arauxo dice:

    Pues a mí el último me pareció una novela carente de emoción. Narra los hechos, pero… sin chispa.

  186. marcelotodi dice:

    arauxo
    carente de emocion?
    no recuerdas la escena en que un conocido nuestro pierde las tripas en Utica?? como disfrute… una gozada.. magistral Colleen….

  187. Valeria dice:

    Pues a mí también me parece que El Caballo de Octubre (lo siento, pero me niego a usar la traducción oficial. Ya dije una vez que ese título me recuerda a la Mula Francis) es el más flojo de la saga. Pero si a Molletense le gusta o le sirve para leer los demás, mejor que mejor.

  188. jerufa dice:

    Un tonto más a la pandilla.
    Yo, como soy muy ordenado y siguiendo consejos familiares, estoy leyendo El primer hombre de roma, o sea, el primero de la saga y aunque es muy ameno, si soy de la opinión de Urogallo. Los que no estamos «duchos» en historia nos cuesta seguir tanto personaje y tanto vínculo de familia.
    Por lo demás, me está encantando.
    Adió, adió.

  189. Arauxo dice:

    Qué va, Marcelotodi.

    El único momento de la novela realmente emotivo es aquel en el que ciertos idealistas cosen a puñaladas a cierto ambicioso en ciertas escalinatas. Glorioso. Sublime. Aunque la Colin intente camuflarlo, todo un canto a la libertad. Qué guay, esto del tiranicidio…

  190. Derfel, el blanco dice:

    Creo que llego tardísimo a esta reseña, en fin…

    Estimado Arausho:

    Lo cierto es que he intentado leer uno de los libros la serie (El caballo del Cesar, creo que se llama, por recomendación de Urogallo), y lo hice tras releer Los Idus de Marzo, que creo que es uno de los libros que más te gustan. A mí me ocurre lo mismo.

    No me quiero poner en plan fisno, pero sinceramente: entre leer a Julio Cesar hablando por boca de T.Wilder a hacerlo por boca de esta señora, existe una moderada diferencia.

    ¿A parte de datos y amenidad, merece la pena leer a Collen McCullogh?

    Un saludo

  191. marcelotodi dice:

    arauxo

    no te imaginaba con ese «lado» sanguinario.. ja ja ja

    pero te justifico, ya Santo Thomas en su “Gobierno de los Príncipes” decia que el Tirano es quien desprecia el bien común y busca el bien privado; “se ha de proceder contra la maldad del tirano por autoridad publica”

  192. marcelotodi dice:

    perdon, «Santo Tomas», no se de diablos donde saque la «h»

  193. Ascanio dice:

    Derfel, eso te pasa por hacer caso a Urogallo, que es un liante de cuidado ;-)
    Empieza por donde hay que empezar, o sea, por el primero.

  194. Epaminondas dice:

    Definitivamente empieza por el primero, además es el mejor (opino).

  195. Derfel, el blanco dice:

    Gracias a todos por vuestros consejos.

    Un abrazo,

    Derfel

  196. jerufa dice:

    Yo estoy a punto de terminarlo. Me faltan una 20 páginas que machacaré con absoluto deleite en breve. Tiene, a mi parecer, una parte central un poquitín pesada pero en seguida vuelve a coger ritmo. Y tal y como comenté antes, si lo dejas de leer, te pierdes entre tanto nombre y tanta familia, pero es una interesantísima novela.
    Yo dispongo -por herencia de uniones de hecho- de los ejemplares de la saga que iré leendo con calma pero he de reconocer que después de zumbarme 900 páginas más o menos de letra pequeñita, pasaré a otros momentos estelares de la historia para desconectar.
    Adiodió.

  197. Arauxo dice:

    Querido Derfel:

    No me oirás decir nunca que la Colin pueda llegar a compararse a Wilder. Ni a su puñetera sombra, tampoco. Son cosas diferentes (y muy diferentes). Pero… no incompatibles. Aprecio las novelas de la Colin por el esfuerzo que suponen, por lo instructivas que resultan y por la dramatización -hasta la hipérbole- de aquellos -pocos- años y -muchos- personajes. Uno parece sumergirse en la Roma republicana con todos sus sentidos e inicia una laaaaaaarga aventura en muchos momentos emocionante. Y eso ya es mucho.

    Pero Wilder es Wilder, por Venus y Minerva. A la reseña de Los idus de marzo me remito, donde expresé mi opinión sobre el autor y su obra.

    Y haz caso a los demás: empieza por el primero.

    Un saludo también para ti.

  198. Dustinthewind dice:

    perdona mi ignorancia arauxo, Yo he leido a colin, pero no a Wilder, así que te agradecería bastante si me indicas un poco sobre por donde debo empezar y esas cosas

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