EL IMPERIO DE HITLER – Mark Mazower

EL IMPERIO DE HITLER, de Mark MazowerYo creo que todos nos hemos preguntado alguna vez cómo se pudo mantener y dirigir durante tantos años el Imperio Romano. Pues bien, hace tan sólo 70 años se intentó de nuevo llevar a cabo en la vieja Europa la génesis de un nuevo imperio naciente; éste iba a ser el Imperio de los Mil Años y acabó siendo tan corto que apenas duró 6 años, pero que causó tanta destrucción y muerte que ha pasado a la Historia como uno de los períodos más negros de la humanidad. Mark Mazower intenta en esta majestuosa obra acercarnos a las entrañas de este nuevo Imperio… el Imperio de Hitler.

Mark Mazower (1958) es licenciado por la Universidad de Oxford en la que se doctoró en 1988. Ha sido profesor en las universidades de Londres, Essex y Princeton, siéndolo después en la Universidad de Columbia en Nueva York.

La obra se divide en tres grandes bloques: la primera parte de la misma está enfocada más desde un punto de vista político, describiendo cómo se fraguó el Imperio, cómo se comenzó a dirigir el mismo y cómo empezaron a surgir las luchas internas de poder para situarse en primera línea y acaparar el máximo de responsabilidades con respecto a este nuevo “lebensraun” o espacio vital. Es interesante comprobar cómo entre los jerarcas nazis existía un gran antagonismo a la hora de configurar las bases esenciales que debían dar forma a ese gran imperio. La dicotomía existente tenía dos vertientes: por un lado, estaban los que abogaban por la explotación económica de los territorios ocupados sin potenciar colaboración alguna con los habitantes de estos territorios. Hombres tan importantes como Goering, Bormann o el propio Himmler apostaban por esta medida a la hora de organizar las nuevas posesiones. Por otra parte, estaban los que veían favorablemente la potenciación de una colaboración política que llevara consigo una especie de tutela por parte de Alemania. Esto último, sobre todo, se quería aplicar en los territorios del este, fomentando el antibolchevismo entre las distintas nacionalidades que formaban aquel conglomerado de naciones que era la Unión Soviética. Hombres como Rosenberg o William Stuckart, secretario de Estado del Ministro de Interior y gran experto en darle una forma “legal” a las nuevas posesiones alemanas, apostaban por esta última opción. Uno puede pensar que estas dos fuerzas podrían estar niveladas, pero existía un peso pesado que apostaba por la primera de las posibilidades, la explotación económica sin colaboración alguna; éste no era otro que Adolf Hitler. La balanza se decantaba por el lado de la explotación inmisericorde. El Imperio y la pureza racial debían imponerse a cualquier consideración de tipo económico o humano.

La segunda parte de este gran libro está enfocado en una dirección más personal; es decir, aquí se habla de los ciudadanos de a pie que sufrieron, padecieron y disfrutaron de la supremacía nazi en toda Europa. La colaboración, que hubo y mucha, la oposición a este Nuevo Orden, que también existió y que sufrió las terribles consecuencias de sus actos, la Solución Final, etc… son tratados en este segundo bloque con gran detalle. Se analiza cómo y de qué manera actuaron los principales países de Europa ante la ocupación nazi, destacando el caso francés, en Europa Occidental, y el caso polaco y soviético en el este europeo. En cuanto a la Solución Final, el autor refleja cómo éstos fueron usados siempre como moneda de presión entre los propios dirigentes nazis, en su máximo apogeo de poder, y por sus aliados del Eje en las horas más bajas del nazismo. Cualquier negación a colaborar en la deportación de judíos era una manera sincera que tuvieron los húngaros, los italianos y otros países de indicar que su salida del Eje era algo que deseaban vistos los acontecimientos que se iban desarrollando.

Por último, la tercera y más corta parte de este libro, está dedicada a analizar en dos capítulos las perspectivas de un futuro no tan lejano que tenían los nazis para la organización de la nueva Europa. El ejemplo de los EEUU, aunque a veces fuera atacado por su variedad de razas existentes en su territorio, era elegido como ejemplo a seguir por Hitler a la hora de darle forma a su imperio racial. Colonos fuertes que acaban con las razas “inferiores”, medidas contra la inmigración, etc. Para el autor, Hitler no creía en una unión de estados-nación; se necesitaba una unión basada en la fuerza y en la pureza racial: quería gobernar Europa, pero no ser contaminado por ella.

Sobre mi opinión personal sobre el libro ésta no puede ser más favorable. Creo que estamos ante una obra de referencia para conocer detalladamente el Tercer Reich y su política exterior. Es un libro realmente interesante, con una magnífica narración, aunque a veces haya algún defecto de traducción que hace difícil el entendimiento de alguna frase, hecho que no desvirtúa al global de la obra. Casi 800 páginas para disfrute de todos aquellos aficionados a la Segunda Guerra Mundial.

El imperio de Hitler
Mark Mazower
ISBN: 9788474236255
Tapa dura
784 páginas
Editorial Crítica

[tags]Hitler, Roma, imperio, Alemania, Mark Mazower[/tags]

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28 comentarios en “EL IMPERIO DE HITLER – Mark Mazower

  1. richar dice:

    Gracias David,

    ¿hay algún tipo de referencia a la parte más marketiniana del asunto?

    Siempre me ha parecido que estos tipos sabían un rato largo de marketing y comunicación, y que trabajaban muchísimo la imagen, la simbología, la puesta en escena, los textos, etc, etc…

    Entiendo que a la hora de configurar un Imperio que pretendía ser longevo, tendrían, al menos esbozado, un posicionamiento sobre el que asentarlo y un plan de comunicación y marketing con el que transmitir sus mensajes claves y ganar nuevos adeptos.

    Un saludo,
    Richar.

  2. farsalia dice:

    Coincido con David, nos hallamos ante un libro que ya es de referencia respecto a temas como el nazismo (lo interesante que resulta el relato de los enfrentamientos entre los jerifaltes del régimen), la «Solución Final» (algo que, como ya sabíamos, se va construyendo poco a poco) y al Segunda Guerra Mundial. Lo que comenta Mazower sobre la política genocida de la Rumanía de Antonescu, por ejemplo, es fascinante: cómo, hasta cierto punto, «lograron» superar en barbarie a las propias SS nazis.

    Un libro muy recomendable, casi de obligada lectura para todos los interesados en el tema.

  3. Alex dice:

    Buena reseña, David.

    El libro parece muy interesante, trataré de leerlo si puedo conseguirlo por estos lares. O si no, lo tendré en cuenta, porque me gusta el tema.

  4. tico dice:

    Si David L, recomienda un libro , acerca del III Reich, y mas aun, de 800 PAGINAS…es que de verdad debe valer la pena. Por cierto acabo de terminarme «Valkyria» de Kniebe, y mmmm, no me fue muy convincente, lo mas rescatable el final. Estoy por empezar «El amigo de Hitler» de Kershaw.
    Saludos

  5. Aldo dice:

    Saludoa a todos…

    Respecto a lo que comenta Richar, es un punto absolutamente importante y que, en alguna medida, ha sido relegado -lo que no implica que haya sido olvidado- en los análisis sobre el surgimiento de la Alemania Nazi.

    Recordemos que, al menos desde el punto de vista técnico, la diferencia entre publicidad y propaganda está profundamente ligada a Himmler. Se ha dicho muchas veces que él es creador de la propaganda tal como la conocemos hoy. El marketing (aun cuando en aquellos años el concepto no tenía el mismo sustento teórico que hoy), la propaganda y la publicidad, fueron uno de los pilares más robustos entre los cimienos del sueño de Hitler.

    Si este libro, que por cierto se ve muy interesante, no hace mención al punto marketero o propagandístico del tercer Reich, hay otros textos que hacen hincapié en este punto. Lamentablemente no recuerdo sus nombres, pero sé que existen ya que los leí, hace unos 20 años atrás, cuando estudié publicidad.

    Aldo

  6. tico dice:

    Yo que he llevado cursos militares con respecto a la maquina propagandistica de el Reich, creo que este esta mas ligado a Goebbels, quien incluso ultilizo la pantalla grande para sus fines.Un hombre muy sagaz en lo que ello respecta, aunque al final hitler era quien tomaba las decisiones.

  7. David L dice:

    Nadie puede negar a los nazis el ser unos maestros en el arte de la propaganda, parafernalia y demás simbología, la cantidad tan grande de aficionados al coleccionismo sobre el Tercer Reich hoy en día justifica esta afirmación. Mazower cree que todo el plan imperial se basó siempre en un claro y, en algún aspecto, anárquico planteamiento fruto de las tremendas victorias alemanas en toda Europa; es decir, ni los alemanes mismos se creían en 1941 todo lo que habían conquistado hasta ese momento, al menos, no esperaban conseguirlo tan rápidamente. Una cosa es administrar las fronteras alemanas y, otra muy distinta, dirigir con un mínimo de criterio un Imperio tan extenso como el que habían conquistado los nazis. Uno puede pensar que otros imperios a lo largo de los tiempos sufrieron los mismos contratiempos, seguro que sí, pero algunos duraron lo suficiente como para conseguir poner en marcha una administración de los mismos con un mínimo de sentido de Estado. Los alemanes dispusieron de muy poco tiempo para poder llevar a cabo sus planes. En definitiva, Hitler adolecía de personal preparado para llevar a cabo tan ingente labor. ¿Quién la desarrolló? Muchas veces gauleiters que pasaban de dirigir una pequeña región de Alemania a dominar, y digo dominar en el sentido literal de la palabra, una cantidad de territorio enorme, en un estado de guerra, y en condiciones mucho más difíciles que las que se encontraban el las fronteras del país germano.

    En cuanto a lo que ha comentado farsalia sobre Rumanía comentar sólo un par de cosas. Antonescu, dictador rumano, dio rienda suelta al ejército y a las Unidades del Esalon Operativ del Servicio Screto( SSI) una especie de Einsatzgruppen rumana, junto al Ejército para llevar a cabo el genocidio hasta sus últimas consecuencias. Antonescu, representante del militar conservador, anticomunista y antisemita, coincidía en esto con las milicias más furibundamente revolucionarias y cercanas al nacionalsocialismo, la Guardia de Hierro rumana, pero a diferencia de estas últimas, no era partidario de “revoluciones”. Cumplió con creces con dos objetivos que agradaron a Hitler: mano de hierro en la dirección del país y colaboración máxima en el aspecto militar y antisemita.

    Un saludo.

  8. Urogallo dice:

    Fantastica reseña sobre un tema interesantísimo: El Imperio de Hitler.

    Opinión personal mía, el imperio se derrumbó por la presión exterior, por que podría haberse sostenido mil años tranquilamente. Está claro que la ocupación fué bastante caotica, y que dificilmente respondía a ningún plan más allá de «Vamos a llevarnos todo lo que podamos», pero han existido montones de imperios muy longevos con una base teórica más endeble todavía.

    Lo de la propaganda y el marketing, sin entrar en muchas complicaciones, les preocupó lo mínimo respecto a su imperio del este. En su imperio occidental si que emplearon muchísimos recursos propagandisticos, y estudiaron bastante las posibilidades de rendimiento e integración en la economia del Reich. Tony Judt señala por ejemplo, que en realidad la UE, sin saberlo, copió los planes alemanes para el desarrollo económico de la Francia ocupada y Petainista: Tecnologia industrial alemana manufactarada a cambio de productos agrícolas.

  9. Aldo dice:

    Tienes toda la razón, Tico. Me confundí al citar a los personajes. Me refería a Goebbels, no a Himmler.

    Gracias por la observación.

    Aldo

  10. richar dice:

    Pues pinta muy interesante. Otra cuestión, David, para los que no tenemos más que cuatro nociones sobre el tema, ¿es fácilmente digerible el libro? ¿se lee «a gusto»? que son muchas páginas… :-)

    Gracias,
    Richar.

  11. Acacio dice:

    Prefiero esperar más críticas de fuentes objetivas históricamente hablando. Empezar con un Libro de 800 páginas no es cualquier cosa si se quiere absorver en su plenitud. La mayoría de los libros publicados sobre el NS suelen ser decepcionantes, la repetición de los tópicos usuales te remiten al anteriormente leído. Creo que el historiador y escritor David Irving es el único que afronta la realización de sus libros con fuentes de archivo de primera mano. Desgraciadamente este autor está considerado como un revisionista (que no es cierto) y postergado al olvido pero si alguien quiere documentarse sobre el tema le recomiendo «La guerra de Hitler» editado recientemente por Ediciones Ojeda.

  12. David L dice:

    Para richar: Sobre si es de lectura fácil yo te contestaría que sí, no es nada farragoso, el autor va al grano y desarrolla de una manera muy clara cada una de las tesis que defiende sobre el Imperio de Hitler. Además, aunque esto pueda parecer superfluo, la tipografía es de un tamaño más bien grandecito, así que aunque son 800 páginas realmente podrían ser menos si la letra fuera un pelín más pequeña. Desde luego no asusta su lectura, yo creo que si lo leyeses opinarías lo mismo que yo.

    Para Acacio: está claro que mi opinión es sólo la de un lector aficionado al tema. El lector debe sacar sus propias conclusiones sobre el libro leído, conclusiones que nunca pueden ser definitivas en Historia. Yo te recomendaría que si has leído el libro de Irving lo compararas con el de Mazower para poder tener una visión más amplia sobre este peliagudo tema. El libro que comentas de David Irving, “La Guerra de Hitler”, es un libro que ha formado y forma parte de la bibliografía utilizada por muchos historiadores actuales, creo que nadie puede negarle al autor británico su excelente conocimiento del Tercer Reich, sobre todo gracias a poder basar muchos de sus testimonios en documentos difícilmente accesibles para otro historiador que no fuera él. Ahora bien, en mi opinión creo que Irving ha derrapado hacia posiciones demasiado radicales al afirmar con tanta rotundidad hechos como el desconocimiento de Hitler sobre el Holocausto, amparándose en el hecho de que no existe documento alguno firmado ( fuente primaria) que le implique en el mismo. No digo que todo lo que cuenta Irving en su libro sea mentira, ni mucho menos, pero desechar la culpabilidad de Hitler en el Holocausto deja su visión del Tercer Reich muy entredicho.

    Un saludo.

  13. richar dice:

    Gracias por la aclaración, David. Si lo veo igual le echo el guante.

    Saludos,
    Richar.

  14. Rodrigo dice:

    Como si no fuera revisionismo el intento de exonerar a Hitler de su responsabilidad en la llamada Solución Final (revisionismo del tipo más deshonesto y repulsivo, enfatizo).

    Sostener que Irving es el ÚNICO que trabaje con “fuentes de archivo de primera mano” es a estas alturas bastante… osado, por decir lo menos. Por no quedar corto: es afincarse en el error, de modo por lo demás tendencioso.

    No creo que baste con tener acceso directo a fuentes primarias en abundancia para hacer de alguien un buen historiador; también hay que saber manejar el material (cuestión de metodología: por algo es que la historiografía es una ciencia). Por no hablar de probidad, o del imperativo de no tergiversar fuentes, datos o hechos (cuestión de ética profesional).

    John Lukacs, historiador estadounidense, acusa a Irving de incurrir en el vicio de la “idolatría del documento”: basarse en un único documento o fragmentos del mismo para construir tesis cuestionables; cosa que, según entiendo, los historiadores profesionales honestos procuran evitar. Lukacs también pudo comprobar -por propia experiencia, es decir: acceso directo a fuentes primarias- que muchas de las referencias de archivo hechas por Irving son inexactas (números de archivo erróneos o incluso inexistentes) y que usualmente no prueban las afirmaciones de Irving o simplemente no tienen relación con ellas. O sea que Irving distorsiona las fuentes, atribuyendo significados falsos a algunos documentos, falseando la relevancia de otros o sacando esotros de su contexto original. Es decir, tergiversación por interpretación deliberadamente sesgada y por insuficiencia de referencias concretas y correctas. (Véase “El Hitler de la Historia” y “El duelo”, de J. Lukacs. Algo importante es que otros investigadores han hecho similares comprobaciones.)

    David, la reseña es estupenda y convincente. Me apunto al libro.

    Saludos.

  15. nando dice:

    Gran tema.

    Yo sigo pensando en el incuestionable valor ideológico que tenía el nacionalsocialismo a la hora, no sólo de crear un imperio con una feroz impronta racial, sino, sobre todo, de los medios para llevarlo a cabo.
    Es decir, el empleo de la guerra como vehículo para alcanzar ese imperio y que, a veces, da la impresión de que el propio medio se convirtió en el fin mismo del nacionalsocialismo.

    Pero no sólo una guerra cualquiera de simple ocupación de territorios bajo la necesidad del «espacio vital» sino una guerra que impl¡caba la superioridad racial, la dominación, sometimiento y exterminio, de pueblos inferiores y qué mejor forma de reafirmar esa superioridad que el empleo de la guerra, de una Guerra Total, entendida como el mejor mecanismo de justicia darwinista que ponía a cada pueblo en su sitio.

    A veces da la impresión de que el nacionalsocialismo sólo pretendía esa especie de estado de naturaleza de guerra sin límites e indefinida (o infinita incluso) que sólo por el mero hecho de poder llevarla a cabo como proyecto justificaba su aureola de superioridad.

    Qué ideología podía creer en un ideal de superioridad racial tan abrumador y devastador que pudiese justificase un tipo de guerra tan «novedosa» en el este de Europa. La sóla puesta en marcha de ese proyecto tan inmenso les justificaba como nación y sobre todo, como raza.
    Es curioso, porque creo que no fueron capaces de valorar los costes y la complejidad de administrar un proyecto tan inmenso. Creo, también, que ese ideal de la pureza racial y de la guerra como forma de ser una raza superior que eliminaba al resto, les distorsionó la realidad, el hecho de no ver que enfrente había otros hombres que, según ellos podían ser inferiores, pero que creían, y les hacían creer, en el Estado como en el principal protagonista de la vida de toda una sociedad, asumida dentro de él, y de todos los hombres.

    saludos

  16. David L dice:

    Es curioso, pero Mazower e Irving coinciden en la valoración que realizan sobre la jefatura de Hitler, ambos creen que a pesar del inmenso poder que tenía, este no era lo suficiente como para poder controlar todo lo que se movía en el Tercer Reich. Sus gauleiters dispusieron de mucha mano ancha para poder aplicar su particular visión del llamado Nuevo Orden. Ahora bien, la diferencia entre el enfoque que da Mazower y la ofrecida por Irving, sobre esta “supuesta” deficiencia en el mando de Hitler, es que el primero no desvincula en ningún momento la responsabilidad de la misma al propio dictador alemán, mientras que el segundo, desliza esta responsabilidad hacia subordinados como Himmler, Heydrich y Bormann, salvando en cierta manera la cara a Hitler. Como se puede ver, coinciden, pero el enfoque es totalmente diferente.

    Al hilo de lo que comenta nando sobre la cuestión racial, resulta sorprendente comprobar la tremenda controversia que empezaba a surgir en el Tercer Reich conforme iba ampliando sus territorios conquistados en el Este. Los alemanes pensaban colonizar y explotar económicamente los nuevos dominios del Este, pero se encontraban con un gran dilema: prosperidad y globalización, u homogeneidad étnica y el estancamiento económico resultante de ésta. Difícil elección la que debían realizar sobre el terreno y, además, sin una política común y unitaria dirigida desde Berlín. Demasiados intereses enfrentados, Partido nazi por un lado, las SS por otro, la posición personal de Hitler, el Ejército, etc..

    Un saludo.

  17. Enchumig dice:

    Enorabuena por la reseña David, este para la playita,,,, .
    Además de la reseña, he de decir que con los comentarios de los asiduos al foro, se le hace más apetecible la lectura de todos y cada uno de los libros que reseñais.

    Muchas gracias a todos y felices holidays.

  18. richar dice:

    Igualmente Enchumig, y nos vemos entre jamones a la vuelta :-)

    Saludos,
    Richar.

  19. juanrio dice:

    Por cierto, Richar ¿Estás seguro de que quieres leer éste libro? No es po meterte el dedo en el ojo, pero el de Kershaw se te hizo bola….

    David ¿Mejor éste o los de Evans?

  20. richar dice:

    jaja, buen punto. De ahí mis preguntas sobre la «ligereza» del texto. Efectivamente, el de Kershaw sobre Hitler se me hizo una bola terrible, pero es porque después de 150 páginas, Hitler todavía vestía pantalón corto e iba al cole. Uf, qué largo se me hizo…

    Saludos,
    Richar.

  21. David L dice:

    Juanrio, la obra de Evans sobre la historia del Tercer Reich está enfocada hacia el conocimiento de los aspectos político-sociales del nazismo prácticamente desde el final de la IGM hasta el final del mismo en 1945, mientras que el libro de Mazower se centra más en los aspectos organizativos de todos los territorios que iban incorporándose a lo largo de la guerra al Tercer Reich. Son dos enfoques totalmente diferentes. ¿Complementarios? Hombre, si a uno le encanta, como es mi caso, la historia del Tercer Reich, contestaría que sí; pero si lo que se desea conocer es la mencionada historia del nazismo alemán su libro es la trilogía de Richar J Evans.

    Un saludo.

  22. juanrio dice:

    Gracias, David, veo que coincides con Farsalia que me las recomienda cómo complemetarias. Veremos por donde comienzo, pero tendrán que esperar a que pase el verano.

  23. Malachi dice:

    Saludos. Me incorporo a la «tertulia» para recomendar encarecidamente el libro de Mazower, me parece magnífico y a pesar de sus ochocientas paginas se lee con facilidad. Entre Evans y Mazower recomiendo el segundo, si bien como señala David el primero trata más la construcción y desarrollo del nazismo en Alemania que su expansión posterior por Europa. Por cierto, encuentro un cierto antimarxismo muy primitivo en algunas partes del texto de Evans. Pero la diferencia entre los dos autores, para mi, es que el nivel de análisis de Mazower es más profundo, no sólo nos describe sino que intenta entrar en la entrañas de los hechos. Y la historia es, según dicen, analizar el pasado.

  24. manolo dice:

    Entro por primera vez y un saludo para todos.Queria comentar al respecto de los principales responsables del formidable «marketing» y puesta en escena que acompaño al tercer Reich,que ya antes de que Himmler y Goebels formaran parte del NSDAP,de hecho practicamente desde el momento en que el Deutsche Arbeiterpartei se convirtio el NSDAP ,y si la memoria no me falla en el primer mitin masivo en munich en 1920 ya se puso en practica la primera gran puesta en escena del desfile de miembros del partido con las banderas con la svastica.
    Asimismo solo hay que haber leido algunos de los discursos de Hitler en aquella epoca,sobre todo tras su primera detencion,para poder ver que el conceptp basico de la solucion final ya estaba en fase algo mas que embrionaria

  25. juanrio dice:

    Hola, Malachi y Manolo, me alegra mucho encontraros aquí. Malachi, veo que tu también me incitas a leer a Mazower y a Evans, así que tomo nota y vistos vuestros consejos haré lo que pueda, aunque tendrá que esperar a que pase el verano.

    Manolo, yo también tenía entendido que desde el principio se le dió mucha fuerza a la propaganda en el partido nazi y a la escenografía, lo que desconozco es desde cuando militaron en el mismo Goebels o Himmler. Lo del ataque a los judios fué una de las bases en las que se fundó el partido y de hecho diría que fué la piedra angular en la que se forjó el nazismo.

  26. David L dice:

    Himmler se afilió al Partido Nazi en agosto de 1923 con el número 42.404. Era uno de los hombres de la vieja guardia. Goebbels, no participó en el Putsch de noviembre de 1923 en Munich, entraría a formar parte del Partido un año más tarde que Himmler, en 1924.

    Un saludo.

  27. manolo dice:

    Por el año 1922 creo que el unico de los grandes conocidos que militaba en el NSDAP era Goering.
    Creo que es en la biografia de john Toland sobre Hitler que explica una anecdota que ilustra la importancia que ya entonces daba Hitler a la propaganda:segun esta anecdota Hitler solia ir acompañado de un militante del partido,musico de aficion o de profesion,no recuerdo que un dia le adapto una cancion que usaban las animadores de futbol americano,y de dicha adaptacion salio el ritmo del famoso sieg heil sieg heil sieg heil quedando Hitler entusiasmado con el resultado dando a entender que eran soluciones de ese estilo las que necesitaba para enfervorizar a las masas.(por aquella epoca los mitines de Hitler ya eran multitudinarios)

  28. enrigine dice:

    Me encuentro en plena lectura de este libro, voy por la página 300 y ¡¡lo que me queda!!.
    Alguna pequeña conclusión he sacado de las páginas que llevo leidas, y es la de que si en aquella Alemania del III Reich no hubiese predominado la obsesión por imponer su superioridad racial quizás hubiesen conseguido llegar a establecer aquel ansiado Imperio de los mil años con el que tanto soñaban.
    Idearios como el de Rosenberg, tan denostados por sus propios compañeros como estupideces, pudo haber sido la más lúcida de las semillas para poder fraguar un Imperio Estable; al final preponderaron las deportaciones y asesinatos masivos, llegando a abusar tanto del miedo hasta el punto de perder todo tipo de esperanza a sobrevivir, de ahí que los pueblos, principalmente el soviético, llegasen a reaccionar de una forma tan implacable, y el sueño de los mil años de poder no pasase de algo más que el de una noche de verano.

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