DEVOTIO – Gabriel Castelló
La presente narración, editada exclusivamente en e-book, continúa la saga de los Antonios iniciada en una novela anterior, Valentia. Tito Antonio Rutilo, anciano magistrado emérito de Valentia, recibe como regalo durante la fiesta de Strenalia, unos viejos textos, encontrados por su hijo Cneo en la basílica de Útica, (el Túnez actual) En esos viejos rollos, su ancestro Lucio Antonio Naso, tres siglos atrás, escribe a su padre, Cayo Antonio Naso, para contarle las aventuras bélicas vividas durante los años (49-45 a.C.) en los que, siguiendo al ejército de Pompeyo, luchó contra las tropas de Julio César. Este es el bloque central de la novela: las crónicas de la guerra civil. Paralelas a los comentarios de Cesar, comunes en cuanto a hechos y cronología, pero con una importante diferencia: están escritos desde el otro lado, el lado de los derrotados, el de Pompeyo y seguidores, principalmente Lucio Afranio (legado de Pompeyo en Hispania).
Contada por el joven Antonio, la crónica se inicia desde su Beronia natal (la actual Rioja); tras alistarse en las tropas de su tío Lucio Afranio con su primo Aulo como compañero de andanzas, Lucio Antonio, criado entre los indígenas e incluso adoptado nombre (Turibas), formará parte del ejército indígena que se enfrentará a César en Ilerda y más adelante en Dirrachio, Farsalia, Tapsos y Munda, sufriendo terribles derrotas. Lucio Antonio será testigo de toda una serie de muertes: la de Pompeyo y otras muchas, entre ellas la de el propio hijo de Pompeyo, Cneo. El compromiso que asume de defender la causa republicana, —que era la legalidad vigente— cuyo orden había subvertido César desde que cruzó el Rubicón, es un compromiso que funciona como la devotio celtibera.
Devotio es, pues, el concepto que impregna toda la novela, que unifica la acción, el principio que rige las vidas de los protagonistas de las dos narraciones que se intercalan a lo largo de las páginas del libro. Devotio es el concepto de lealtad a una causa, lealtad hasta la muerte. Matar o morir para defender las propias convicciones, morales o políticas.
Alternando con la narración de Antonio Naso, hay otro discurso, narrado en tercera persona, que desarrolla otra devotio: aquella que representaban los primeros cristianos cuando empezaron a ser perseguidos cruelmente. De hecho, la novela comienza con un aperitivo amargo: la matanza de cristianos ordenada por Diocleciano en Nicomedia, en 303 d.C., donde muere torturado el tribuno de la cohorte palatina Gerontio (más conocido como San Jorge), tras negarse a oficiar los sacrificios a los dioses romanos. Esata matanza da comienzo a una etapa de terribles persecuciones en todo el imperio. Desplazando la acción a Hispania, el descendiente de los Antonios de Valentia, participa como defensor en el proceso que Publio Daciano, gobernador de la Tarraconense, inicia contra los sacerdotes cristianos Valerio y Eutiquio de Osca (luego llamado Vicente/Vincentius, «el vencedor»), perseguidos por sus ideas religiosas contrarias a la religión oficial del Estado, resultando Eutiquio finalmente torturado y muerto a causa de esa lealtad. El paralelismo de la lealtad de Eutiquio —y de todos los cristianos— a sus ideas, tres siglos más tarde, con la lealtad de Lucio Antonio a la causa republicana de Pompeyo, está servido.
En el epílogo final, destaca el autor lo que supuso la entrada en la escena política de la Iglesia, ya legalizada: una vez en situación de poder, perseguían a aquellos contrarios a la fe cristiana, tanto presentes como pasados (documentos, historias, información) olvidando que siglos antes habían sufrido en sus carnes una persecución a causa de sus ideas.
Así, la estructura de la novela oscila entre dos lealtades, pero el peso mayor lo lleva la guerra civil entre romanos. César aparece como un grandísimo estratega, pero a la vez, como un enemigo terrible, odioso y odiado, al que los defensores del orden anterior, tanto militares como senadores, detestan y temen. Los conflictos entre los mandos y los generales afines a Pompeyo, Varo, Metelo Escipión, el senador Marco Porcio Catón, el legado Cayo Escribonio, Léntulo, Tiberio Pacidio; el caos tras la muerte de Pompeyo, las tensiones internas, la conflictiva alianza con Juba, rey de Numidia, la traición del rey mauretano Ben Bocco, etc. todo ello recrea el clima vivido entre las filas republicanas, reagrupándose derrota tras derrota, y siempre con la imagen de César tras sus huellas, siempre apareciendo cuando menos se le espera, como un espectro demasiado real. Las batallas están descritas de modo inteligible, verosímil y fácil seguimiento.
En suma, una interesante visión de la guerra civil, una muestra del mundo romano, y los pueblos relacionados con ellos. Y una lúcida reflexión sobre la lealtad. O las lealtades, con el contrapunto de la traición y la venganza, la persecución y el odio al diferente, al que «no piensa como yo».
Entrando en la cuestión estilística, es en este aspecto en el que la novela adolece de ciertas irregularidades. La densidad que ya de por sí tiene un contenido que abarca tantos personajes y distintas épocas, (a pesar de incluir un extensísimo listado de personajes, lo cual es un acierto) implica una dificultad de seguimiento. A esa dificultad le sumamos la sobreabundancia de términos en latín, a mi juicio innecesarios en una gran mayoría, sobre todo para una lectura desde un idioma románico. Sin embargo, algunos nombres en latín son muy distintos y requieren una aclaración, y de ahí las notas a pie de página. Podrían haberse colocado las traducciones entre paréntesis, para eliminar las notas. El sistema de e-book implica que la nota queda al final del capítulo y la consulta es rápida si uno lo requiere, pero aún así, muchas se hubieran evitado de poner el equivalente al nombre latino. En cuanto a los personajes de ficción, están bien imbricados con los reales, las situaciones imaginadas son verosímiles. Sin embargo, las descripciones son, a mi juicio, algo prolijas en su realismo. Sobre todo las de las torturas y martirios cristianos, en mi opinión, demasiado vívidas y cruentas, creando un verdadero malestar, porque salpican.
La otra cuestión, y esto ya no depende tanto del autor, sino de la editorial, radica en la propia edición: en un libro digital es muy fácil hacer correcciones, al contrario que en el libro físico, que requiere una nueva tirada. Sin embargo, la edición contiene bastantes erratas, que fácilmente se podrían haber subsanado si hubiera habido un corrector eficaz. Esto es algo que deben plantearse las editoriales que optan por ediciones digitales en sustitución del papel. Como el tema de los mapas. Aunque sea un e-book, incluir un mapa hubiera sido una excelente idea…desafortunadamente, ignorada.
En resumen: una novelación histórica que recrea bastante bien las épocas que trata, sumergiendo al lector en ellas, a veces abrumándole por la cantidad de datos, donde la ficción y la realidad se complementan bien. La emoción de muchos pasajes se transmite al lector, salpicada de algunos detalles que nos chirrían, y que podrían mejorarse en una futura edición en papel o simplemente en la propia edición digital.
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¡Menuda reseña Ariodante! Es estupenda. Me gusta cuando se comenta tanto lo bueno del libro como lo menos favorable. Más aún cuando el autor es bien conocido por los lectores valencianos. Yo tengo de Gabriel Castelló su primera novela «Valentia» todavía sin leer.
Las tengo las dos en la pila de pendientes, esta novela y la anterior, y la verdad, les tengo muchas ganas. Han de caer en breve :)
Reincidiendo en los defectos habituales del género, ¿no? Me lo temía…
Supongo, Farsalia, que te refieres a las notas y a los términos latinos…Veamos, hay otros que también citan términos latinos (mismamente Negrete, acabo de leerme su Hija del Nilo) pero no tan abundantemente. En fin, cada uno tiene su estilo,…
Es decir, que sí, como en Valentia. Y todo eso en un e-book…
Merci.
Admirado Farsalia (lo de admirado te lo digo por las magníficas reseñas que realizas), creo que el torrente de informcación sobre la guerra civil que nos facilita Gabriel Castelló es digno de tener en cuenta. Otra cosa es que la historia ficticia o la prosa del autor te seduzca o no. Por tu seudónimo intuyo que habrás devorado todo lo que ha llegado a tu alcance y mucho más sobre el tema de la novela y que será dificil sorprenderte, pero creeme que para tí Devotio te resultará mejor novela que Valentia (para mi lo ha sido). En fin, no quiero empujarte a leer algo que no te apetece, pero si lo haces y te resulta un full de libro cuando nos veamos algún dia te invitaré al equivalente del coste del ebook al cuadrado, en cervezas o cocacolas. Para mi sin duda alguna el lastre de esta novela es que no se ha editado en papel, y todo lo que ello ha conllevado por el motivo «X».
Saludos a todos y nos vemos en el museo L´Iber en octubre.
Muchas gracias, Ario, por la reseña, y enhorabuena a Gabriel por la nueva novela.
Es curiosa e interesante la descripción de la batalla de Farsalia desde el punto de vista de los que van a perder. Negrete, por ejemplo, la describe muy bien en su Hija del Nilo, pero desde el angulo vencedor, como es habitual. Aunque solo fuera por eso, Farsal, deberías echarle un vistazo. Y a ver quien paga las cervezas. Tiglath ¿vienes a las Jornadas? Estupendo. ¿Y tú, Farsal?
I can’t…
¿Cantdemorrrr?
Claro que voy a las jornadas del museo Ariodante, ante la ausencia de Guild, voy en representación de la mejor novela histórica que se ha escrito. En cuanto a lo de las cervezas está claro, las pago yo le guste o no Devotio a Farsalia, si no en octubre cuando sea.
Perdón! LAS JORNADAS DE HISLIBRIS EN EL MUSEO.
Buena aclaración, Tiglath.
Estaría chulo, un museo Ariodante.
Toodo llegará, Pamplinas, ¿quien sabe? Eso para cuando sea mayorrr
No seas modesta, Fuensanta. Tú bien mereces estar en un museo (de arte contemporáneo, claro, que no eres para nada mayor).
OOOOOLÉEEEE!! Josep, te mereces un par de ….cervezas!
Buena reseña Ario. Debe ser el primer libro exclusivo en E-book que se reseña, ¿no?
Parce una novela por lo menos correcta. :D
Creo que sí, que es el primer e-book reseñado, pero no me hagas mucho caso. La novela es, por supuesto, correcta e interesante. Y se deja leer en el e-reader casi mejor que apoyándote las 500 y pico págs. (si las hubiera en papel) en el estómago.