«…Nos regalaron el poder. Que nosotros no hicimos sino recoger en nuestras manos cuidadosamente, amorosamente, pacíficamente, a España. A quien esos mismos hombres habían dejado caer en medio del arroyo.»

Miguel Maura, Así cayó Alfonso XIII (1962)

Aquella mañana España amaneció como un día cualquiera de un mes estival. Despejado y caluroso. Sin nubes y con un sol que ya anunciaba una jornada tórrida en la península. Pero en el ambiente, algo, alguna cosa, parecía querer romper la monotonía normal de un simple 14 de Abril. Por las calles empezaba a correr la gente en cualquier dirección portando banderas tricolores y puños en alto. Si uno miraba bien nada presagiaba que aquellos gritos y aquella algarabía fueran signo de alarma o lucha. No, eran de alegría. España comenzaba una nueva etapa de ilusión contenida y ese desenfreno eléctrico se transmitía a las cientos de personas que abarrotaban los balcones y los autobuses de línea que casi no podían andar por el peso de la esperanza. El país era un clamor de felicidad pues se había acostado la noche anterior siendo monárquico y se había levantado republicano. El horizonte parecía anunciar un mundo mejor para todos los habitantes de esta vieja piel de toro. El tiempo lo diría pero aquel 14 de Abril de 1931 seria un día para la Historia. Un recuerdo a atesorar en los corazones de todos los españoles. La Segunda República había llegado y todo sería esperanza.

España había entrado en una nueva etapa de su andar errante. Las elecciones municipales anunciaron la victoria de las fuerzas republicanas y de izquierdas en gran parte del país. En sí no parecía que la monarquía encarnada en la figura de Alfonso XIII estuviera en peligro pero como si se tratase de un frágil castillo de naipes los hechos se sucedieron con una rapidez alarmante. El rey dejó abandonado el Palacio Real y salió de España dejando a sus ciudadanos huérfanos frente al futuro. El rey no se sentía querido por sus súbditos. No se sentía con ganas de seguir al frente. Arrojó sus poderes al charco y estos fueron recogidos por una nueva clase de políticos que estaban hastiados de esa España podrida y llena de agujeros de carcoma que un indeciso siglo XIX y un vejatorio comienzo del XX habían producido en la nave española. Era el comienzo de la esperanza. Todo tenía arreglo y se podía levantar al país de su lecho enfermo. Los republicanos se encontraron ante una labor increíble. ¿Estarían a la altura que les exigiría la Historia? En un principio entre los años 1931 y 1933 todo parecía posible. Se realizaron numerosas reformas, tanto sociales y culturales, y se llevaron a cabo numerosos proyectos políticos tanto interiores como periféricos que hasta la llegada de Alcalá Zamora como primer Presidente de la República habían sido postergados. Algunos incidentes querían ensombrecer el ambiente pero con la ayuda de todos todavía se podían sacar adelante. Pero la gran tormenta llegó en el llamado Bienio Negro entre 1934 y 1936 en que, ya recuperadas las fuerzas de derecha y centro después del susto imprevisto de la proclamación de la República, las fuerzas opositoras a la izquierda alcanzaron la mayoría del poder. El sueño acababa de romperse en mil pedazos. Todos pugnaban por el poder y la voz de la oratoria dejaba paso a la voz de las pistolas. Todos acabaron con la República. Todos talaron el árbol de la concordia y dejaron que el tronco de la política se pudriera día a día. Aquel sueño del que hablaba antes no terminó despertando al dormido sino que declinó en pesadilla en aquel 18  de Julio de 1936. Un millón de muertos certificarían el entierro de la inteligencia.

¿Quién fue el responsable de que todo acabara? ¿Las derechas reaccionarias agrupadas en torno a grupos políticos como la CEDA? ¿La Iglesia que tenía miedo a perder todo su poder frente a las nuevas leyes laicas? ¿El ninguneado ejército con sus caducos sueños de gloria? ¿Las izquierdas revolucionarias que en vez de estar unidas se masacraban unas a otras en partidos y sindicatos irreconciliables? En conclusión, ni unos ni otros. Todos la quisieron ver muerta desde el principio. Ninguno creyó en ella de verdad, solo la quisieron de trampolín para conseguir sus fines. He ahí el final del sueño republicano. Esta es la base inicial del libro que en estos momentos tengo entre mis manos: Breve Historia de la Segunda República, escrito por Luis E. Iñigo Fernández y editado por Nowtilus. Nadie como este historiador para ofrecernos este conciso y riguroso paseo por uno de los momentos más emocionante de la historiografía española. Antes de proseguir permítanme que les ponga a tono con una breve semblanza del autor de tan excelente obra. Luis E. Iñigo Fernández es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid y ha recibido varios premios por su labor divulgativa en el campo histórico como es el Premio al Colegiado de mejor expediente universitario del Ilustre Colegio de Doctores y licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Madrid. Igualmente es Doctor en Historia por la UNED. A parte de los libros aquí mencionados también es autor de obras de historia como Melquíades Álvarez: un liberal en la Segunda República Española (2000), La derecha liberal en la Segunda República española (2000), España, Historia de una nación inacabada (2005) y La Historia de Occidente contada con sencillez (2008). Ha escrito también obras de ficción, como las novelas La Conspiración Púrpura (2009) y El Plan Malthus (2009). Con la editorial Nowtilus, les quisiera recordar también ha publicado Breve Historia de España I. Las Raíces, Breve Historia de España II. El Camino hacia la modernidad y Breve Historia de la Alquimia.

El que haya hecho un pequeño descanso en esta reseña sobre la Segunda República para hablarles un momento del autor no es un hecho baladí, ni una forma de perder el tiempo. Si se observa la bibliografía anteriormente citada vemos que Luis E. Iñigo Fernández es una persona preparadísima para enfocar el breve paréntesis republicano desde 1931 hasta 1936 y su derrota total en la guerra fraticida que sembró de sangre los campos y ciudades españolas hasta 1939. El autor es un gran conocedor del tema. Nos ofrece una visión panorámica y rigurosa de todos los asuntos históricos y sociales del sueño republicano. Fue una pequeña ruptura con las formas de gobierno que había tenido nuestro país desde sus orígenes demostrando que otra forma de conducir la política podía ser posible. Pero todo quedó en un intento fallido. Aquí podíamos decir que este o aquel tuvieron la culpa. Que las ansias de unos cuantos rompieron las ilusiones de los ciudadanos españoles. Aun así el autor, y este es uno de los elementos principales de este ensayo, no quiere hacer juicios de valor echándole la culpa de este triste final a personas determinadas o entidades políticas en concreto. Opina que todos participaron y que no sería justo poner el dedo acusador en una sola dirección. Todos colaboraron en ello. Pero aunque el escritor crea que es necesario que el propio lector se haga una idea clara y propia de la historia de la Segunda República, sí admite que todos fueron responsables y deben admitir su parte de castigo.

Aunque todos sabemos cómo acaba esta historia de la república española, Luis E. Iñigo Fernández hace que la vivamos con pasión manteniéndonos en vilo continuo como si al acabar la lectura nos fuéramos a llevar una sorpresa. Todo está vendido en el devenir de los republicanos en aquella época pero el autor no hace que la narración caiga en un aburrido ensayo de datos continuos y cansinos. Nos transmite todas las vivencias que pasaron los protagonistas tanto de una facción como de otra, de derechas e izquierdas, con una ilusión y fuerza desconocida en muchos libros que versan sobre el mismo tema. Es un libro muy ameno y didáctico que acerca a cualquier lector a la historia de la Segunda República Española sea de la idea política que sea. Ideal para leer por primera vez sobre este periodo tan importante en nuestra Historia Contemporánea.

Al igual que en otros trabajos que ha mantenido el autor con la editorial Nowtilus en este libro también hay que destacar el trabajo perfecto de la editorial al salpicarlo de excelentes impresiones gráficas por todo el texto haciendo que cada letra, cada frase y argumentación sean muy vívidas para el lector. Las fotografías nos muestran rostros, retratos, lugares y momentos decisivos en la historia republicana. La unión de texto y fotografía es impresionante. No hay mejor libro para celebrar los 50 títulos de la colección Breve Historia de… que este de Breve Historia de la Segunda República Española, no solo por la calidad de lo escrito por Luis E. Iñigo Fernández sino por lo cuidado de la edición y maquetación. Un libro que vale la pena conseguir porque llega, a lo mejor es una temeridad decirlo,  a ser necesario para conocer uno de los periodos más controvertidos pero fascinantes de nuestra historia. Un libro de gran valor y amenidad que le hará comprender cada momento del sueño republicano y cómo los españoles de ese periodo tuvieron el destino, por primera vez, en sus manos. Les recomiendo la lectura de este fascinante volumen. No se arrepentirán de ello. Se lo aseguro.

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Esta entrada fue enviada el miércoles, 16 d+02:00 febrero d+02:00 2011 a las 13:00 y está archivada bajo Historia de Esp., Historia de países, Historia por épocas. Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través de la fuente RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propia página.