ALEMANIA 1945 – Richard Bessel

2314g1945 fue, qué duda cabe, un año catastrófico para Alemania. La furia destructiva desatada por el país se tornó definitivamente en su contra, cebándose implacable en su ya lacerada carne. Con la patria en ruinas y a merced de unos ocupantes dispuestos a cobrarse revancha, muchos alemanes creyeron llegada la ocasión del borrón y cuenta nueva. Significativamente, circularon por doquier expresiones como “Hay que volver a Goethe”, “Yo no sabía” y “Hora cero”, ésta última un trasunto del sentir mayoritario de la población; la “Hora cero”, es decir, la denominación de un momento concebido como punto de inflexión en la historia de Alemania, con un sustrato material que remitía tanto al desmoronamiento del régimen nazi como a la magnitud de la derrota, tan absoluta y manifiesta que no daba pábulo a una nueva leyenda de la “puñalada por la espalda”. (No habría esta vez un Hindenburg o un Ludendorff que pudiesen eludir su responsabilidad en el fracaso militar, endosándoselo a presuntos enemigos internos.) Pero también escondía, dicha expresión, una faceta simbólica al tiempo que moral, relativa al anhelo de establecer un cierre y un distanciamiento con respecto al pasado inmediato, sórdido y demasiado cargado de complicidades. En otras palabras, escondía un afán de hacer tabla rasa, disociándose de las calamidades provocadas por un Tercer Reich que no mucho antes había disfrutado del consenso y la aprobación generalizada de los alemanes. El término “Hora cero”, por entonces corriente y vigente mucho tiempo después, habla del choque integral sufrido por un país devastado y de la consiguiente necesidad de resurgir, de empezar de nuevo; pero habla también de la mala conciencia de una sociedad. 

Alemania 1945 es la panorámica de aquel punto de inflexión, una obra sinóptica que retrata una sociedad dislocada, sometida a potencias extranjeras y abocada a la supervivencia. Su autor es Richard Bessel, nacido en 1948 y doctorado en Historia por la Universidad de Oxford; especializado en la historia de Alemania moderna, es autor de diversas publicaciones relativas al período de la República de Weimar y al auge y caída del nazismo. El libro que nos convoca describe el derrumbe del Tercer Reich y los acontecimientos inmediatamente posteriores al hundimiento, exponiendo las arduas condiciones en que arrancó la reconstrucción de la sociedad alemana y su inserción en el mundo de la posguerra. Es una obra de síntesis que comprende asuntos como la agonía de Alemania en los compases finales de la guerra (agonía cuyo mayor responsable fue la dirigencia del país); el frenesí homicida del nazismo volcándose sobre el propio pueblo alemán; el ajuste de cuentas de los aliados, desde las deportaciones masivas de individuos de etnia alemana en buena parte del continente hasta las violaciones, asesinatos y saqueos a que se vieron expuestos los civiles; la lucha por la supervivencia de la población alemana; las distintas actitudes de las cuatro potencias ocupantes no sólo ante el desafío de administrar un país arruinado sino ante el problema de encarrilar o controlar a una nación considerada problemática -histórica y políticamente anómala, se pensaba, causante primera de dos guerras mundiales-. La intención de Bessel es componer un cuadro general de la conmoción sufrida por Alemania en 1945; conmoción cuya naturaleza y alcances contrastan notoriamente con la derrota de 1918 y de la que, en el largo plazo, surgiría una Alemania muy distinta de la que siguió a la Primera Guerra Mundial.

Por descontado que la catástrofe alemana recreada por Bessel reviste proporciones dantescas. A la destrucción causada por los bombardeos aéreos se suman las batallas libradas en territorio patrio y el terror suministrado por el régimen, decidido a no rendirse y a no dar tregua a la extenuadísima nación alemana; obsesionados con su distorsionada visión del final de la Gran Guerra, los dirigentes nazis procuraron sofocar con el máximo rigor los brotes de derrotismo y de defección, dirigiendo su potencial homicida hacia los propios “camaradas raciales”. (Desde su punto de vista, convenía más un final apocalíptico para Alemania, un final tan espantoso que inspirase la ira vengadora de las futuras generaciones.) El paisaje nacional se vio hollado, además, por las llamadas “Marchas de la muerte”, último coletazo del ímpetu genocida del nazismo… El velo se desgarraba y la verdad quedaba más que nunca al descubierto. «El nazismo -apunta Richard Bessel- no ofreció a Alemania tanto una participación en el proceso político como una participación en la violencia; el ciudadano de la Alemania nazi era la persona capaz de cometer y aprovechar la violencia contra otros». Al borde del colapso, pues, el paroxismo de la violencia –absurda e inútil- era lo único que garantizaba el Tercer Reich a su población.

Consumada la derrota y con el país sumido en el caos, los horizontes existenciales de los alemanes quedaron constreñidos en los márgenes de una lucha cotidiana por la existencia. Una de las consecuencias de este terrible escenario fue el ensimismamiento de los alemanes en sus propias penurias y, por consiguiente, su acentuado victimismo. «Cuando salieron de la Segunda Guerra Mundial -escribe Bessel-, los alemanes recordaban no tanto el sufrimiento que su régimen había infligido a otros a partir de 1939 como el que habían experimentado ellos en 1945». Absorta en sus aflicciones, de ninguna manera triviales, la generalidad de la población alemana desarrolló la ilusión de una simetría moral entre vencedores y vencidos, un presunto empate que se reforzaba con la ilusión conexa de que la nación había sido embaucada por una camarilla de nazis fanáticos que la había arrastrado a la guerra. Los cadáveres y los supervivientes de los campos de concentración y de exterminio; los extranjeros que a duras penas sobrevivieron al régimen de esclavitud -presencia acusadora en tierra alemana-; los judíos, polacos, rusos, romaníes y gentes de otras etnias y nacionalidades que padecieron horrores bajo la supremacía alemana: todos ellos quedaron excluidos del registro mental de la época. La memoria de los crímenes fue reprimida.

En el fondo, homologar las ciudades bombardeadas con Auschwitz venía a ser un modo de considerar saldadas las cuentas morales, y el mito de una “Wehrmacht limpia” y radicalmente opuesta a las SS proporcionaba una suerte de auxilio ortopédico a la vapuleada conciencia de la nación. En su interesantísimo libro Vida y muerte en el Tercer Reich, el historiador Peter Fritzsche sintetiza bien el alcance de este singular mas no incomprensible giro. «Esta perspectiva -afirma-, (…) era eficaz desde un punto de vista político, pues no sólo restaba importancia al papel activo que los alemanes habían desempeñado en los crímenes de los nazis sino que, en primer lugar, convertía a los alemanes en víctimas. Concedía que los alemanes podían haber sido cómplices, pero su complicidad era consecuencia de su debilidad moral, no de una motivación criminal. La imaginería de las víctimas permitió asimismo que los alemanes de la posguerra recuperaran un pasado utilizable en que el nazismo no comprometiera por completo la historia y la cultura del país» (Ob. cit., p. 287). La posguerra, ciertamente, no era propicia a los gestos de contrición y de autoflagelación nacional. Mientras una parte de Alemania era secuestrada por la URSS, la otra canalizó sus energías hacia la reconstrucción, identificándose con un Occidente que ya se posicionaba en el incipiente contexto de la Guerra Fría.

Bessel, por su parte, hace hincapié en el trasfondo del término “hora cero”, de uso común entre los alemanes y que parecía trazar «una pulcra línea entre ellos mismos y lo que había ocurrido (y, por extensión, aquello en lo que habían estado implicados) durante los años del dominio nazi». No obstante, asegura, aun con su vertiente de mecanismo de disociación y ruta de escape de vergonzosas complicidades, el concepto de “hora cero” describe eficazmente lo que fue una ruptura con el pasado y punto de partida de una nueva Alemania.

– Richard Bessel, Alemania 1945. De la guerra a la paz. Ediciones B, Barcelona, 2009. 591 pp.

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8 comentarios en “ALEMANIA 1945 – Richard Bessel

  1. Joaquín dice:

    Me regalaron este libro hace unos años y tu reseña, Rodrigo, me ha recordado que tengo que leerlo cuanto antes. Con tu permiso, me gustaría invitar a tus lectores a leer mi reseña de ‘Continente salvaje’, un ensayo en el que Keith Lowe demuestra que la IIGM continuó más allá de mayo de 1945, cuando los nazis se rindieron, que el reinado del terror continuó cuando los cañones se callaron y las bombas dejaron de caer:
    http://despuesdelhipopotamo.com/2013/03/12/continente-salvaje/
    Un saludo cordial.

  2. Rosalia dice:

    ¡Qué instructivas siempre las reseñas de Rodrigo…!

  3. Rodrigo dice:

    Se hace lo que se puede…

    Gracias, Rosalía.

  4. Rodrigo dice:

    No nos es desconocido en Hislibris el libro de Keith Lowe, Joaquín. De hecho lo tenemos doblemente reseñado.

    Y sí, el de Buruma está en la mira. Del mismo autor conozco un par de libros, que a decir verdad son muy buenos antecedentes: Occidentalismo, breve y agudo ensayo sobre el sentimiento antioccidental (coescrito con Avishai Margalit), y El precio de la culpa, un excelente estudio sobre el problema de la culpa en Alemania y Japón. Imagino que los contenidos de este último enlazarán directamente con los de Año cero.

    Gracias por el aporte.

  5. Balbo dice:

    Libro interesante. Pardiez, que he de leerlo. Muchas gracias por la reseña ;-)

  6. Rodrigo dice:

    No te defraudará, Balbo.

  7. David L dice:

    ¡Qué buena reseña!, tengo el libro en mi biblioteca pero todavía no le he dado paso, a veces la publicación de las mencionadas reseñas favorecen el adelanto de lecturas que de momento dejabas para otro momento. El subtítulo lo dice todo…»de la guerra a la paz»…y ¡vaya paz! desde luego no muy buena para los alemanes a los que caería todo el peso del rencor y del odio acumulado por su responsabilidad ineludible en el estallido y posterior desarrollo de la IIGM. Uno no puede imaginarse lo que pensarían los millones de alemanes que habían visto como con el nacionalsocialismo, y con Hitler a la cabeza, dominaban los campos de batalla del mundo y ahora se veían como miserables derrotados a merced de soviéticos, norteamericanos, británicos y franceses. Creo que este libro va un poco en la línea del comentado anteriormente de Keith Lowe, aunque este está circunscrito solamente a las fronteras de Alemania. Habrá que leerlo.

    Un saludo.

  8. Rodrigo dice:

    La verdad es que muy encomiable este giro editorial hacia el tema de las postrimerías y consecuencias inmediatas de la SGM, cubriendo aspectos decisivos del ordenamiento internacional surgido del conflicto. El libro, pues, se merece una lectura.

    Muchas gracias, David.

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