LAYOS, LA HISTORIA DE UN MITO GRIEGO – Josep Asensi

LAYOS, LA HISTORIA DE UN MITO GRIEGO, Josep AsensiEn esta ocasión nuestros amigos de Evohé nos traen de la mano a Josep Asensi para que nos narre un mito griego: La historia de Layos.

Los varios helenófilos de Hislibris conocerán de sobra la trama en la que se basa este libro:

La vida de Layos, heredero al trono tebano (e injustamente en el exilio) cobijado por el buen amigo de su padre, el rey Pelops de Pisa. De cómo se hace amigo del hijo de este (Crisipos) y de cómo su amistad va generando una relación mucho más profunda: amor.

Los griegos ya en aquellos tiempos no tenían reparos en la homosexualidad, siempre que esta fuese con efebos; el amor entre dos varones adultos si que era considerado anormal/tabú.

Pues bien, el autor, usando de esta base narrativa nos lleva a la Grecia de la edad del bronce, dándole a la obra un aire «micénico» sobre todo en las cuidadas descripciones que hace de los edificios, los ornamentos, las armas y armaduras…

Narrada con un estilo fácil y un tipo de letra grande, las casi 250 páginas de este libro se dejan leer casi de una sentada (de hecho yo me lo leí en una tarde).

Se combinan entre sus páginas los mitos y las leyendas griegas de los grandes héroes pre-troyanos (Edipo, Tiresias, Yocasta, Hipodamia, Atreo, «La Esfinge», «El león de Nemea»,…) todos ellos muy bien situados en su contexto pero sin perder el aire de realismo e historicismo del conjunto, junto con multitud de elementos históricos y recreaciones muy cuidadas de la edad del bronce en la Grecia continental.

Otro tema, que a mí personalmente me gusta mucho, es el de las maldiciones y el «destino» que impregnan todos los mitos y leyendas griegos: por mucho que los personajes deseen romper con todo y evitarlo, finalmente el destino les da alcance y se cumplen irremisiblemente las profecías de la Pitia. Todo está escrito, las acciones de los mortales jamás pueden esquivar el devenir que les está marcado. Las maldiciones se traspasan de padres a hijos, y muchas veces estos deben pagar (y muy caro) por los crímenes de sus progenitores. El desconocimiento y la falta de premeditación de las acciones no disminuye ni un ápice la dureza del castigo recibido (esto siempre me ha parecido muy injusto).

Este es un libro que nos permite pasar un buen rato y, al mismo tiempo nos da a conocer muchas cosas de la etapa pre-clásica griega. Casi podría decirse que es un libro de texto encubierto en una novela (sin perder de vista que la propia historia «persé» ya resulta de lo más interesante y atractiva: una de las primeras veces que se habla abiertamente de relaciones homosexuales y pedofilia y, nada menos que en la realeza, en los héroes).

Un libro para aquellos a los que les gusta lo griego y para los que gustan de una buena historia sin importarles el trasfondo.

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48 comentarios en “LAYOS, LA HISTORIA DE UN MITO GRIEGO – Josep Asensi

  1. Ascanio dice:

    Hola, Max, cuánto tiempo…
    Una reseña bastante esclarecedora. Desde mi profunda ignorancia sobre la historia que cuenta, te pregunto: ¿la novela sólo habla de la adolescencia de Layos o también de su madurez? Bien, yo he deducido que se trata de un hijo adolescente, y que no muere, digamos a los 15 años, porque si no, me estoy cubriendo de gloria con esta pregunta…
    Me queda una pequeña dudilla con tu comentario: «casi podría decirse que es un libro de texto encubierto en una novela».
    ¿A qué te refieres exactamente? ¿Estamos ante una «historia novelada», como por ejemplo, los libros de Corral? Y que conste que no estoy comparando, Dios me libre, que yo le tengo aprecio a Josep…

  2. Richar dice:

    Pues yo tengo el libro en la mesilla, o lo que es lo mismo, la rampa de lanzamiento de la gran pila de libros, así que en breve dejaré por aquí mi opinión del libro.

    Eso sí, mi ignorancia de los mitos y dioses griegos es total, así que a saber qué pillo del tema…

    Saludos,
    Richar.

  3. juanrio dice:

    Al igual que los anteriores escribientes, mis conocimientos son escasos sobre el tema. Espero que el libro de Josep Asensi me saque del pozo de mi ignorancia y tras leerlo poder opinar sobre él. También espero que el reseñador se pase por la presentación y no cotize tan cara su presencia por aquí.

  4. Akawi dice:

    ¿Grecia de la Edad de Bronce?…ummm… Ni pajotera idea.

    Es decir, que tengo que comprarlo por narices, no puedo dejar pasar esta época tan oculta para mí.

    Me hubiera gustado ir a la presentación del libro y habérmelo llevado firmado por el amigo Josep, lo conseguiré en su próximo libro.

    Gracias por la reseña Max, estupenda.

  5. Ariodante dice:

    ¡¡¡Felices los ojos, Maxi!!! ¡Cuánto tiempo sin leerte…! En fin, estaba a la espera que alguien hiciera esta reseña, y finalmente has sido tú: mi enhorabuena. para mí, esa época llenó las horas de mi adolescencia y primera juventud (porque yo sigo siéndolo,¡faltaría más! aunque ya vaya por la quinta juventud, pero eso es otra historia). Como digo, en esos años me leí los clásicos griegos y muchas historias y mitos. Y durante la carrera de filosofía, la parte me más me interesó fue siempre la primera: del mito al logos, y los primeros filósofos, los griegos. Estoy segura de que aún asi, aprenderé y recordaré muchísimo con este libro, que tengo también en la pila de legibles, al ladito del de Cavilius, por supuesto, y de Fernando de Villena. Ya os comentaré más cuando lo lea.

  6. pepe dice:

    Felicidades por la reseña, Max, y enhorabuena a Josep por la publicación de la novela. Espero que sea un éxito de ventas y que los de Evohé tengan que sacar pronto una segunda edición. No sé nada de historia griega, pero creo que hay sobrados ejemplos de homosexualidad entre adultos. De hecho había unos soldados que combatían en pareja, si no recuerdo mal. Me ha resultado curioso saber que ese tipo de relaciones estaban mal vistas. Si he entendido bien, no es así cuando se trata de un adulto con un efebo. Eso me recuerda, Anima vagula blandula, la maravillosa novela de Marguerite Yourcenar en la que el emperador Adriano habla, entre otras cosas, de su pasión por el efebo Antinoo, que le llevo a poner su nombre a no sé cuántas ciudades. ¿Y qué hay de la homosexualidad entre mujeres? Tengo por algún sitio un libro que se titula Safo de Lesbos, comprado en una época en la que sobrevaloraba mi capacidad lectora, pero del que no leí más que la primera página. Perdón por las digresiones y felicidades, una vez más, al autor, al editor y al reseñador.

  7. cavilius dice:

    Debe de ser el Safo de Lesbos de Peter Green, gran helenista británico; lo leí hace una eternidad y apenas recuerdo nada más salvo que me gustó mucho.

    Buena reseña de Max y buena novela de Josep. De lectura dinámica y ágil, bien hilvanada toda la trama, hay que reconocerle al autor el mérito de atreverse a novelar mitos, asunto bastante delicado y que requiere no pasarse ni quedarse corto en las concesiones a lo mítico por un lado y a lo histórico por otro. Hace unos meses leí El guerrero de bronce, de George Shipway (el de Lanceros), que trata de la vida de Agamenón antes de embarcarse hacia Troya, y también es una novela que navega en las aguas de lo mítico y lo histórico; novela entretenida, pero que en mi opinión naufraga en esa travesía . El Layos de Asensi en cambio no lo hace, como dice Max, y la racionalización de los mitos tebanos sobre el padre de Edipo se sostiene sin problema.

  8. Ariodante dice:

    Pues respecto a cómo estaba vista la homosexualidad en Grecia, hay un libro de Mary Renault (Alexias de Atenas) en el que narra la vida cotidiana de este ficticio personaje, y a la vez, claro, la vida de la ciudad y sus costumbres. Y ciertamente, lo que al parecer estaba al uso era la amistad entre efebos y la amistad -que no excluía el sexo- entre un adulto y un efebo. En el momento el que el efebo o adolescente ya entraba en la edad adulta, desaparecia el contacto, y el adulto buscaba mujer para formar su familia. Esto, digamos, que era lo que usualmente se consideraba normal, en la opinión de Mary Renault. Y por otros libros que he leido de Gore Vidal y de Robert Graves, parecen corroborarlo. No sé lo que opinarán los historiadores…

  9. Ariodante dice:

    Por cierto, Cavi, ahora que te leo: enhorabuena por tu libro; anoche me leí el primer capítulo, el de la olivita…y me pareció un buen aperitivo. Espero que el resto estará a la altura. La portada, preciosa.

  10. cavilius dice:

    Gracias, Ariodante. Y sí, la portada es muy bonita.

  11. Josep, el aedo de Benetússer, dice:

    Gracias a todos por vuestros comentarios. Lamento no haberme pasado antes por aquí, pero ya sabéis que no tengo Internet (sí, soy así de raro).
    Asacanio: Layos aparece en la novela con unos seis años y muere con casi cuarenta.
    Sobre la homosexualidad griega se ha escrito mucho. Si creemos a Aristófanes, el amor entre hombres adultos era algo ridículo. En cierto modo, muchos psicólogos os podrían decir que la pasión por muchachitos es una pseudohomosexualidad, dado que el objeto del deseo carece de rasgos sexuales secundarios; se consideraba una perversión buscar a un joven que ya luciese barba. Sin embargo, la relación con jovencitos de corta edad alcanzaba unos extremos que hoy consideraríamos perversos: véase las representaciones de adultos insinuándose a niños que todavía llevan juguetes en las manos.
    También hay un componente iniciático en la madurez, compartido por muchas otras culturas. Para ello (axioma de la Antropología) lo mejor es observar a los «primitivos actuales». El libro de Marvin Harris, «Nuestra especie», es muy bueno al respecto.
    De todos modos, las fuentes bibliográficas hacen siempre referencia a la época clásica. Tenemos que andar con cuidado si queremos extrapolar sus principios morales a una época situada mil años en el pasado.

  12. Max Staub dice:

    Gracias a todos por vuestros comentarios…
    Como veo que el mismísimo autor se ha puesto a dar las respuestas creo que lo ideal será dejarle.
    Respecto a la pregunta de Ascanio sobre «historia novelada», no, es un libro que nos habla principalmente de temas míticos pero que Josep a tratado de desvincular de las típicas historias de las leyendas homéricas y le ha dado un trasfondo mucho más histórico y realista, principalmente en los detalles y descripciones.
    Aunque el tema central del libro no deja de ser un mito/cuento/leyenda.

  13. Josep, el desconectado, dice:

    ¡Que no, que no! ¡Que no te vayas! ¡Que yo no tengo Internet y no podré contestar a todo! Además, sería de una absoluta falta de elegancia por mi parte quitarte tu espacio reseñístico…

  14. Ascanio dice:

    Josep, cuéntame cómo haces para poner comentarios sin tener Internet y te aseguro que te hago un bizcocho de chocolate. Pa ti solo.

  15. pepe dice:

    Y éso del bizcocho, Ascanio, ¿entraña mucha dificultad? Es que nunca he cocinado ninguno. Cuéntame, anda…

  16. Ascanio dice:

    Pues mira, Pepe. Lo del bizcocho es muy, pero que muy difícil si no tienes harina, huevos, levadura, aceite de girasol, un yogur, azúcar y chocolate. Sin estos ingredientes la cosa está complicadilla, pero se podría intentar, a ver qué sale. Eso sí, sin horno va a ser imposible.

  17. Ariodante dice:

    Y unas manitas que lo hagan….

  18. Koenig dice:

    El aceite de girasol y el yogur sobran.

    Por cierto que como ya tuve ocasión de decirle «in person» al susodicho, un libro interesante y con grandes cualidades.

    Opino.

  19. Josep, sin Internet, dice:

    Querida Ascanio, ve preparando el bizcocho…
    Yo no tengo Internet, PERO LOS DEMÁS SÍ.
    A) Se puede utilizar el ordenador del trabajo:
    A1) acudiendo 10 minutos antes;
    A2) aprovechando los descansos (ahora debería estar desayunando);
    A3) saliendo un poco después.
    B) Hay ciberotecas públicas, muchas de ellas gratuitas (ayuntamientos, cajas de ahorros, etc).
    C) Como último recurso, siempre se puede visitar a un amigo con conexión.
    Así es que propón fecha y hora, que me voy a poner coomo el Quico.

  20. Aretes dice:

    No te hagas ilusiones, que seguro que es del Mercadona y la receta la ha copiado de la etiqueta, Josep.

  21. Ascanio dice:

    ¿Pero nadie ha hecho la receta del bizcocho de yogur? Ishnorantes…
    Josep, haz una presentación en Sevilla de tu novela, y el bizcocho es tuyo.

  22. Koenig dice:

    Vaya, ya tiene dos razones para no ir.

  23. Max Staub dice:

    Anda que…

  24. sertorio dice:

    Eso, eso, vente pá Sevilla :P

  25. Antonio Penadés dice:

    Enhorabuena a Evohé por publicar esta novela y, sobre todo, al amigo Josep por poder ver el resultado de su trabajo en forma de libro. Coincido con Max en su predilección por el tema del destino, las maldiciones y la transmisión de la culpa de padres a hijos (un tema tan bien tratado por los autores griegos antiguos, sobre todo por los trágicos atenienses y por Heródoto). Admiro, además, esa capacidad para leer tan rápido (yo tardé unas cuantas tardes y noches).

    Josep demuestra controlar Grecia antigua a la perfección –en este caso, el periodo micénico- y, a pesar de que utiliza un tono didáctico, no abruma al lector con datos innecesarios para la trama. Al leer Layos, uno tiene la sensación de que tras esas líneas hay un montón de conocimientos que quedan semiocultos, que parecen no contribuir al resultado final de la novela, pero que ayudan a crear un clima de confianza en el lector. Eso es propio de novelas inteligentes y de autores honestos que tratan con respeto a sus posibles lectores.

    Por lo demás, eso de la racionalización de los mitos me parece una opción interesante y muy apropiada para ser tratada a través del género de la novela histórica. Si la novela está bien hecha, como esta, a través de la lectura uno consigue disfrutar con el argumento, aprender historia y, a la vez, encontrar una explicación coherente para una serie de pasajes mitológicos que, hasta entonces, se quedaban en eso, en meros cuentos deshilachados.

    Enhorabuena de nuevo, Josep, y que lo disfrutes.

  26. Ariodante dice:

    Bueno, como me acabo de terminar la lectura del libro, quiero aportar mi granito de arena.
    A mi me ha gustado, aunque ya le he comentado a Josep algunos pequeños detalles que no he apreciado demasiado. Me ha gustado porque me ha recordado el mito de Edipo, la pitonisa, Yocasta, etc. y además me ha gustado porque, sobre todo la primera parte ha sido novedosa para mi, ya que desconocia la historia de Layos propiamente. Sólo conocía su muerte a manos de Edipo, pero no la historia anterior. Y aunque me ha costado un poco hacerme con los personajes y sobre todo, con todo el asunto del nacimiento de los gemelos que luego usurpan el trono de Tebas, etc., luego poco a poco he ido entrando en la historia y la segunda parte ya me la he leido de una tirada y atrapadísima.
    Destaco la entrevista de Edipo con la sibila, y el tema del destino, como bien dice Max.
    Asi que auguro un futuro literario a Josep, si sigue por esta línea. ¡Buena suerte, Josep! ¡Y a por la segundita…!

  27. Clío dice:

    Bien, verdaderamente no se que más decir que no se haya dicho ya, a mí también me ha gustado el libro de Josep, de lectura fácil y didáctica, nos lleva a un mundo no muy conocido, pues lo que más sabemos todos es de los aqueos que fueron a Troya, pero de Layos y compañia, yo al menos, sabía bien poco, me ha emocionado el lamento de Crisipo y el resto de los llamémosles «monólogos» o interludios que se encuentran entremezclados a lo largo de los capítulos, son verdaderas joyitas literarias, llenas de emoción y sentimientos. Y también resalto la historia de amor entre Layo y Crisipo, narrada con naturalidad y sin concesiones a un falso pudor. No puedo más que felicitarte y desearte muchísima suerte.

  28. juanrio dice:

    Terminado y disfrutado. Me costó un poco entrar en la trama, pero una vez superadas las 50 primeras páginas la historia se desarrolla tan bien que uno casí no se da cuenta de lo mucho que ignora del tema. Conocía el mito y la maldición de Edipo pero poco más de su época. Se nota el gran trabajo de documentación que ha hecho el autor pero no por ello te abruma con el conocimiento que tiene de la Grecia del bronce.

    Felicidades, Josep y a por el siguiente, que ya me pica la curiosidad ese médico heleno.

  29. Richar dice:

    Saludos,

    pues ayer lo acabé y me ha gustado. Quizás se me ha hecho corto y creo que hay elementos de la trama que podían haberse estirado algo más sin problemas. No sé, es como si cada vez que me iba metiendo en el hilo de la narración, esta saltaba al siguiente punto, lo que me ha generado una cierta sensación de vacío, por así decirlo.

    Eso sí, se lee muy bien, se aprende bastante sin que la terminología nos abrume y para los que no teníamos ni idea de esta época y estos mitos sirve como un buen punto de partida.

    Mi enhorabuena a Josep y animarle para que siga contando buenas historias que nos puedan entretener a la vez que nos descubren algo nuevo.

    Un saludo,
    Richar.

  30. Josep, el sonrojado, dice:

    Gracias a todos por leer el libro y por vuestro apoyo.
    Amiga Ascanio, el 6 de mayo me voy para Graná. No sé si podrás traerme el bizcocho de chocolate, pero aún no tengo fecha para acercarme más a esa prometida delicia…

  31. juanrio dice:

    Que lastima, Josep, yo estaré en Granada los días 8 y 9. Suerte y a por las tapas (las que ponen en los bares).

  32. Ascanio dice:

    Ainch, Josep, pues Graná me cae una mijita lejos… Pero no te preocupes, que aquí estará esperando tu bizcocho (tranquilo, que no tiene fecha de caducidad).
    ¿Te gustaría que llevara dentro unas nuececillas?

  33. Josep, el goloso, dice:

    ¡Síiiiii!
    Preferiblemente sin cáscara, que mis otrora poderosos dientes ya no son lo que eran

  34. Es impresionante como encaja Josep Asensi todas las piezas del mito y de la historia, os dejo mi reseña de la novela por si alguno quiere conocer una opinion mas: http://www.novelahistorica.net/2009/04/layos-la-historia-de-un-mito-griego.html
    Un saludo,
    Ramon

  35. Sangón dice:

    Con un poco de retraso, pero me he leído el libro. La verdad es que me ha gustado mucho. Como ya sabes, Josep, yo soy lego en la materia y para adquirir un conocimiento básico me leí antes algún texto relacionado con el mito de Edipo. Los personajes me han parecido creíbles, la relación entre Layos y Crisipos está tratada con elegancia y mucha delicadeza, los secundarios como Periandros, el rey Pelops o Yocasta están bien dibujados y la “recreación” de la Esfinge como jefa de una banda de malhechores es estupenda.

    Como conclusión, la novela me ha hecho pasar unos buenos momentos y mis conocimientos de una parte, para mi poco conocida, de la historia griega han aumentado notablemente. La recomendaré efusivamente

  36. Valeria dice:

    Pues a mí también me ha gustado mucho Layos. Y me ha parecido muy meritorio cómo navega el aedo de Benetússer entre la historia y el mito de una manera tan coherente y creíble. Una lectura deliciosa.

    Quizás lo único que me ha resultado curioso ha sido que el personaje de Layos, obviando sus responsabilidades como wanax, se desentendiera tan alegremente del problema de su propia sucesión, de la necesidad de un heredero para el trono de Tebas, una vez quitado de en medio su vástago maldito. Me refiero a que no parecía causarle la menor preocupación, ni le dedicaba un pensamiento (otra cosa es que los hados marquen un camino que llega siempre a un destino establecido, y por eso Layos no debía de tener herederos).

    Y una curiosidad que pregunto a los especialistas: esa manía que tienen de horadar los talones (para colgar a Edipo, para enganchar a Héctor en el carro de Aquiles….) ¿tiene algún simbolismo especial? Hace años que me preguntaba esto.

  37. Josep, el anatómico, dice:

    Es un punto de máxima resistencia, eso es todo. Recuerda el talón con clavo hallado en Jerusalén en el cadáver de un crucificado, por ejemplo.
    ¡Ah! Y gracias por el comentario…

  38. Valeria dice:

    Pues no debía de estar yo por Jerusalén por entonces, porque no lo recuerdo.
    Es la edad, seguro ;-)

  39. Urogallo dice:

    «…con la habilidad y el método de un cirujano…»

    Esto era bastante obvio esperarlo.

    Por otro lado, despachado el primer capítulo. Bien escrito e interesante, original y con una trama rápida, para no aburrir con detalles innecesarios. Y un buen final, que promete futuros conflictos a lo largo de la novela.

    Por cierto, que en su día Josep me lo ofreció a mí para que se lo publicase. Pero como no lo hiciese con la impresora del curro…

  40. Josep, el escritor errante, dice:

    En realidad, mi primer intento de venta fue a la «ciclostil» de un instituto

  41. Urogallo dice:

    Otros denominarían esa primera y juvenil empresa como apropiación indebida de los bienes públicos.Pero al fin y al cabo toda propiedad, incluso la de una Big Mac, (coétanea tuya),es un robo.

    En cualquier caso, el 2º capítulo no me ha decepcionado. Seguiré buscando algo que criticar.

  42. Urogallo dice:

    Despachado, toca hacer comentarios más generales.

    De el libro me ha sorprendido una ruptura muy llamativa. Mientras Layos es el protagonista, la más rigida racionalidad domina la narración, pero en cuanto Edipo interviene, las profecías y las fuerzas paranormales resurgen.

    ¿Por qué?.

    ¿Se destruye el orden a favor de la barbarie?.

    Layos se presenta como un personaje bastante racional, pero en suma, con una nula capacidad de decisión. Los acontecimientos y las decisiones de los demás le arrastran. Excepto cuando decide sobre su único hijo. ¿Por qué?.¿Cómo príncipe aqueo no debería valorar la descendencia?.¿Qué le hace tomar esa decisión?. Es el único momento en el que no logré entender la motivación del personaje.

    Luego menciona Egipto. ¿Cuando viaja Layos a Egipto?. Afirma que su antiguo tutor le envió allí a aprender. ¿Eran comunes los viajes a Egipto en aquella época?. Su padre también había estado allí. ¿Pero no es Layos muy joven para haber viajado y vuelto a su edad?.¿Era asumible ese riesgo en una época tan peligrosa como la que se describe?.

    El personaje del amante masculino es el más prescindible en mi opinión. Su valor en la trama me parece nulo. Entiendo que ayuda a dibujar al protagonista, pero aparte de eso, suprimirlo, no alteraría ni un ápice la calidad de la historía.

    Por otro lado volver a mencionar el excelente planteamiento del ritmo narrativo. Aparte de eso, la división en capítulos cortos facilita enormemente la lectura, como ya había señalado Max. La historia va avanzando a la velocidad exacta, sin que los hechos se agolpen excesivamente, o se nos economicen sin sentido.

    Nada más que añadir. Incluso algunos pequeños errores, estilo al de Gemmell y sus aros de cobre como moneda, le serán disculpados en pro de la cohesión del relato.

    Y alguna matanzas más no le habrían venido mal.

  43. Josep, el respondedor, dice:

    Estimado Urogallo:
    Agradezco tus comentarios. Al respecto, haré un par de aclaraciones al por qué de algunos ítems. No voy a defender la novela: el lector siempre tiene razón. Sólo voy a intentar exponer los motivos por los que he optado por ciertas decisiones.
    No podemos hablar de «profecías y fuerzas paranormales» porque para los griegos era algo normal. No importa que nosotros no nos las creamos: ellos SÍ lo hacían. La presencia de Ares, Poseidón o Atenea en los campos frente a Troya era tan real como san Jorge o Santiago para los cristianos medievales. Las maldiciones y profecías marcaban a quien las recibía y condicionaban todos sus actos. Aún así, reconozco que la escena de la pitia es una concesión a dicho pensamiento en la que parece que el narrador tome partido por la interpretación prerracional, y entiendo así mismo que no guste a todos los lectores.
    Napoleón dijo en Waterloo: «¿Infantería? ¿Acaso cree que fabrico infantería?» Y así, unos cañones de importancia capital no pudieron ser retenidos tras su captura por la caballería. Hago esta cita sólo como ejemplo de que hay acciones irracionales que no pueden ser suprimidas de una historia. En una novela donde todos los personajes se comportasen de forma coherente, Napoleón hubiera retenido esos cañones y los hubiera vuelto contra los ingleses, pero hay un problema: sabemos que no sucedió así.
    En el caso de una novela mitológica no hay «hechos», pero sí narraciones que forman parte del mito en su tradición épica, en la trágica, o en las posteriores interpretaciones. Algunos son modificables con cierto margen, y ya me he permitido bastantes libertades, pero otras son intocables porque constituyen los pilares mismos de la historia (con minúscula).
    El abandono de Edipo es uno de esos fragmentos intocables. Hay una tradición que lo asocia a un miedo real a la maldición de Pélope, mientras que otra carga las tintas en una sospecha de ilegitimidad. Yo elegí la segunda opción, que me pareció más creíble y más acorde con las costumbres de la Antigüedad: a los bastardos se les expone en el monte. No podía elegir una opción en la que Edipo no fuera expuesto, porque es una de las bases del Ciclo Tebano en la que coinciden todas las versiones del mito. Más irracional es dejar a tu único hijo como rehén de un enemigo con el que estás a punto de entrar en guerra, y eso hizo Pedro el Católico de Aragón con su hijo Jaime, el cual, curiosamente, fue concebido exactamente del mismo modo y con la misma treta materna que Edipo.
    Los viajes a Egipto era MUY comunes, tanto a buenas como a malas. Barry Strauss ha definido a los griegos micénicos como «los vikingos de la edad del Bronce», lo cual puede resultar un tanto exagerado, pero es adecuado en algunos puntos. Eran magníficos mercaderes, pero también piratas «de desembarco» (no «de abordaje») y reputados y cotizados mercenarios. Los egipcios recurrieron en más de una ocasión a mercenarios «Tanayu» («Dánaos»), y sus inconfundibles cascos de colmillos aparecen representados de forma inequívoca. Por otra parte, los reyes indoeuropeos deben afrontar ese tipo de riesgos: es lo que se espera de ellos. Los príncipes se inician muy precozmente en el peligro: recuerda a Alejandro en Queronea.
    El amante masculino no puede ser suprimido de la historia por los mismos motivos que he apuntado para la exposición de Edipo: es un punto común de todas las versiones del mito, y la causa de la maldición de los labdácidas, que llegará a su punto culminante cuando Etéocles y Polínices se exterminen entre sí en la primera guerra de los Siete contra Tebas.
    Por otra parte, los protagonistas tienen siempre a su alrededor un nutrido reparto de secundarios, algunos de los cuales no aportan nada, pero que no pueden ser suprimidos porque todo el mundo tiene padres, hermanos, amigos y parejas. En la vida real también es así, y no eliminaríamos a la mujer de Einstein de su biografía por poco que nos aporte. De todos modos, es posible que a otro lector sí le guste el personaje de Crisipo.
    Agradecería que me señalases los errores tipo Gemmell porque, como ya dije en el foro, cada fallo que identifique en esta novela será un fallo menos en la siguiente. Nadie puede saberlo todo y yo soy plenamente consciente de mis limitaciones.
    Finalmente, tomo nota de la escasez de matanzas y prometo que en la próxima habrá más sangre. De hecho, la primera escena os revolverá las tripas.
    Te agradezco la lectura crítica y el interés que te has tomado. Espero corregir esas debilidades que no te han gustado, aunque para eso tendremos que esperar a la siguiente criatura.

    Un saludo: Josep.

  44. Urogallo dice:

    Solo uno llamativo: ¿Pueden existir escudos con «forma de ocho» cuando el guarismo arabe aún no se ha creado?.

    Lo siento, he sido demasiado Josep al fijarme en esto.

    Y respecto a la cuestión de lo que resulta racional o no en la historía real, hay que tener en cuenta también quién juzga esos actos. Otros muchos opinarán que en realidad Napoleón actuó de una forma muy coherente y sabía reteniendo su infantería en un momento en que se preveia la llegada de los prusianos por su flanco. Lo irracional es que Ney no hubiese coordinado antes sus ataques, o que no hubiesen llevado más clavos para cerrar sus fogones. El planteamiento de Napoleón, una vez más, fué magistral.

    Otra cosa es que Ney fuese un incompetente.

    ¿Einstein estuvo casado?.

    Sorprendente.

    Lo de revolverme las tripas lo tomaré como un desafio. Prometo comenzar a leer tu siguiente novela en ayunas.

    ¿Incluirás un combate en el muro de escudos?. Eso siempre funciona ( Por lo menos conmigo).

  45. Josep, también demasiado Josep, dice:

    La verdad es que yo también tuve mis dudas con el nombre del escudo, por las razones que apuntas, pero ningún personaje lo emplea, sólo el narrador. Es un «anacronismo lingüístico» que no supe cómo evitar, y por el cual pido disculpas.
    Aún no sé cómo describiré los combates, depende de la técnica y del narrador que elija (1ª o 3ª persona)

  46. Pentesilea dice:

    Einstein no solo estuvo casado una sino dos veces…

  47. Josep dice:

    Vale, pues donde dice «no eliminaríamos a la mujer de Einstein de su biografía por poco que nos aporte», diremos «las mujeres».

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